Desde que puedo pensar cosas por mi mismo tengo la idea firme, el ideal de que cada quien viene aquí por una razón. No es como creer en Dios en si, no tiene que ver con creencias. Todos tenemos un rol para cumplir cuando llegamos al mundo, debes encontrar lo que viniste a hacer en esta vida...habrán personas en tu camino, pruebas que debes superar y gente que te usara y te desechara. Hay otros, que te mostrarán y te gustarán.

Siempre había pensado que hay personas fuera de lo común que están hechas para llegar a darle sentido a tu vida.
Como instintivamente saber que llegan por algo, como sentir a tu alma gemela solo.. diferente. Ellos, llegan a ti para cumplir un papel, lo sé, lo siento.

Y presentía que él era uno de ellos.
Ese hombre no era común.

—¿Cómo te fue la escuela?—preguntó revisando documentos en su tableta o cualquier otra mierda que fuera más importante que su hijo sentado al frente.

—La escuela estuvo bien.—respondí rápido y frío, sin dejarlo ver demasiado.

Aunque era una vil mentira.
Nada más que mentiras en esta casa. Odiaba la maldita escuela, a los chicos egocéntricos que viven bajo la sombra de un falso poder social, de un dinero que no trabajaron y de un estatus que les permitía pararse sobre otros que no podían contar ni con los mínimos recursos. Era una mierda total y para empeorar todo, me iba horrible.

—Quiero verte estudiando y no visitando a ese vago.—dijo con ese semblante serio que toda la vida le había caracterizado, y frío levantó la mirada al fin para verme.—En lo único que deberías concentrarte ahora es en tus estudios para tú examen. No pienses que tendrás otras oportunidades para aplicar a la universidad nacional Jeon.

Mordi mi labio inferior. Ojalá pudiera dejar de poner tanta presión sobre mi. ¡Estudiaba todo el maldito día!
¿Cuándo sería suficiente para ganarme su orgullo? ¿O al menos una sonrisa de satisfacción?

—No te decepcionaría, padre.—me limité a contestar.

—Eso espero.—finalizó y regreso la vista a su tableta.—Tu futuro vale algo Jeon, valóralo.

Ser un padre no solo es engendrar, no solo es verlo una vez al mes si tienes suerte y preguntarle muy de vez en cuando si la escuela va bien. Un padre realmente va más allá que eso

Ser padre es criar, confiar y valorar a tus hijos. Escucharlos, mimarlos, quererlos, amarlos, protegerlos, aconcejarlos, arrullarlos... Es formar parte de su vida y no solo lárgate a hacer dinero para darle todo lo indispensable cuando solo necesita amor y comprensión.

Siempre había sido un padre incompleto, siempre distante y frío creyendo que me gustaría más una buena consola de última generación antes de lo que realmente necesitaba: su atención.

Conforme pasaba el tiempo, nos hacíamos más distantes, ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que lo abracé, desde que se había vuelto hiriente con sus palabras a penas si quería verlo a la cara.

Aunque... tampoco quería decepcionarlo. Mi padre era un hombre quien había sacrificado muchas noches en vela trabajando para que no me faltara nada, cuidando de que creciera y me desarrollará en un buen ambiente con todas las comodidades posibles, con acceso a una buena y prestigiosa educación, la verdad... lo ultimo que deseaba era decepcionarlo.