𝟎𝟐𝟏. conversaciones
CAPÍTULO VEINTIUNO
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Todo era confusión. Alina se encontraba en una encrucijada y lo sabía perfectamente desde el momento en que leyó el mensaje de Pedri la noche anterior. Y esta mañana, no había sido diferente.
Al despertar y percatarse de que estaba en la casa de los Páez, se arregló y bajó rápidamente, encontrándose con Aurora la cual se encontraba desayunando. Ambas, entablaron una pequeña conversación donde la sevillana le volvió a recordar que contaba con su apoyo y, que si necesitaba cualquier cosa en algún momento, que no dudase de llamarla.
Y es que a Alina le parecía todo muy peculiar: no tenía relación con Gavi más haya de ser el mejor amigo de Pedri (y bueno, aquel beso en la discoteca). Y le parecía muy amable de su parte el haberla dejado pasar la noche en su casa. Ella y el sevillano no habían compartido mucha conversación, incluso cuando él se ofreció a llevarla al mirador donde lo esperaba Pedri. Pero aún así, la mera presencia, el mero hecho de que le importó lo suficiente como para preocuparse de ella, significó mucho para Alina.
Y ahí, en el coche de Gavi, conduciendo por las calles de Barcelona, Alina no sabía qué hacer. Consultarlo con la almohada como había pretendido hacer la noche anterior, no le había servido de nada. Porque todos sus sueños incluían a Pedri, a sus besos, sus caricias y su risa. Pero también viéndolo besarse con otras chicas, tocándolas y diciéndoles que las quería.
Estaba confusa, dolida y enfadada. No quería una excusa, un mísero perdón o un beso. No, ella quería una explicación de toda la situación, el porqué nunca había mencionado nada a cerca de relaciones pasadas o porque nunca habían tocado el tema de ser algo más.
Alina sabía que Pedri, siendo un futbolista de clase a tan temprana edad, una relación seria sería lo último que quisiese. Pero joder, ¿No se habían comportado como una pareja estas últimas semanas?
Se merecía más. Y por mucho que fuese Pedri, no iba a perdonarle por su cara linda. Ni de coña.
— Hemos llegado. — dijo Gavi, mirando a Alina mientras apagaba el coche. — No tienes porqué ir si no quieres Alina. No creo que Pedri lo merezca.
— Lo sé créeme, tampoco es que me apetezca verle la cara ahora mismo. Pero si me merezco saber, me merezco una explicación a todo esto. — rebatió la morena.
Gavi, el cual la siguió mirando durante un instante, suspiró mirando al frente y volviendo a mirarla.
— Está bien. Si eso es lo que quieres, ve. Pero, si pasa cualquier cosa, o simplemente necesitas hablar, llámame o mándame un mensaje. Estaré pendiente del móvil.
Alina sonrió dulcemente. No sabía de dónde venía esta preocupación por ella pero, la verdad es que en ese instante el apoyo de Gavi fue lo que necesitó para salir del coche y enfrentarse a lo que el canario tuviese que decir.
Vio el coche del sevillano salir del parking y después de despedirse con la mano, se encaminó a la cima del mirador. Se mentalizó varias veces de que tenía que ser firme, dura. No podía dejarse caer por una simple mirada o puchero de su boca.
Pero cuando lo vio ahí, apoyado en la barandilla mirando las vistas, un pedazo del corazón de Alina se aceleró. Se quedó ahí, unos segundos mirándolo antes de que se percatase de su presencia.
Y es que no entendía como él, un simple ser humano, una persona más en este planeta, podía dejarla prendada tan fácilmente. Como podía hacer que incluso negarle el perdón le supusiera un castigo atroz. Como el roce de su piel con la suya hacía reaccionar todas las células que se encontraban en su cuerpo.
Alina sabía que superar a Pedri le iba a ser imposible. Porque a ver, ¿Quién supera a su primer amor por completo? Nadie.
Decidida a obtener sus respuestas, se acercó hasta él y se apoyó a su lado, mirando como la ciudad empezaba a florecer y sus habitantes a trabajar.
Notó su mirada sobre ella, pero por un instante, se quedaron ambos admirando el bullicio mañanero que se empezaba a crear en la capital catalana. Se permitieron disfrutar de esos últimos instantes en la compañía del otro. Porque sabían que después de esta conversación, las cosas no serían las mismas, las miradas no serían con el mismo amor, y el cariño que se tendrían, no sería con la misma intensidad.
— Creo que te debo una disculpa. — murmuró Pedri, tragando saliva, girándose hacia Alina la cual lo miró expectante. — Bueno, más de una. La verdad es que no sé por dónde empezar. Solo sé que ojalá no te hubieses enterado de esta forma y lo hubieras hecho por mi y por nadie más. Y por eso te pido perdón, te pido perdón por preferir obviar un tema crucial antes que hablarlo contigo en confianza. Lo siento muchísimo. — dijo, mirándola a los ojos con arrepentimiento.
Pero Alina solo pestañeó. Su semblante de indiferencia no se movió ni un segundo. Pedri, viendo que ninguna reacción había logrado, pudo notar los nervios recorrerle todo el cuerpo.
— Y hay más. Te mereces que te cuente sobre mi pasado y con quien estuve. — carraspeó, tragando saliva y pasándose una mano por su pelo en señal de nerviosismo. — Es cierto que estuve con chicas antes de conocerte. Desde que llegué a Barcelona y empecé a jugar en el equipo, mi reconocimiento fue subiendo. Sobretodo entre el género femenino. No era mucho de salir, pero cuando lo hacía, alguna que otra chica se acercaba a mi. No solía pasar nada, pero entonces llegó Tania. Yo no era muy consciente de que estaba con alguien, y si te soy sincero, tampoco es que ella me dijese nada. Y con las insistencias de Ferran y Eric, me lié con ella. Recuerdo poco de esa noche, pero después volví a quedar con ella un par de veces hasta que se desató todo el lío con el reality en el que participaba. Y ahí si que corté relación con ella. No quería verme en líos cuando no llevaba ni dos años en Barcelona.
— ¿Y ahora? — preguntó entonces Alina. Pedri la miró. — ¿Sigues manteniendo contacto con ella?
— ¿Con Tania? No. No he oído nada de ella desde aquella vez. — respondió el futbolista, a lo que Alina asintió, diciéndole que continuase. — Y desde eso, me corté todavía más. Tenía miedo de que algo así volviese a pasar. Por lo que casi no salía y si lo hacía, me mantenía al margen, hacía de chófer y simplemente pasaba tiempo con mis amigos. Estuve una temporada así, hasta que llegó Abril. Nos conocimos en un evento al que estuvo invitada. Me pareció una chica muy maja y al ser de aquí, me invitó a tomar algo. Y al principio fue así, una simple chica que conocí y con la cual pasaba un buen rato. Hasta que al coincidir varias veces en discotecas y pubs, pasó. Nos enrollamos. Pero solo fue eso, unos besos en las discotecas y alguno que otro fuera. Pero después de todo eso, aún me sentía vacío. No me veía saliendo con una influencer, y al final, corté lazos con ella.
— ¿Entonces porqué la sigues? ¿Porque tu hermano e incluso tus padres la siguen siguiendo? — preguntó Alina.
— Por eso, porque quedé con ella más de una vez y de estas se encontró con Fer y así siguió hasta que mis padres la debieron de seguir. Pero nada más, te lo prometo que no pasó nada más. — Alina, dispuesta a interrumpirlo otra vez, se cayó al ver que volvía a hablar. — Y antes de que lo digas, lo que dijo Ansu de la camiseta es mentira. No le di nunca ninguna de mis camisetas. Si la tiene es porque se la compró ella, no gracias a mi.
Alina asintió, sin poder negar que eso último le había alegrado. Pero aún así, no entendía porque no se lo había contado.
— ¿Y las palabras? ¿Este mismo mirador por ejemplo? También las trajiste aquí? — demandó saber la gallega, acercándose a él.
Pedri abrió ligeramente los ojos y se quedó mudo, durante unos instantes dudando qué responder y cómo hacerlo.
— Voy a serte sincero. Si que las traje aquí, y si, puede que alguna frase se las haya soltado a ellas también. — Alina rió sarcásticamente apartándose de él. Pero las manos de Pedri la agarraron de sus brazos con cautela, evitando que se separara demasiado. — Pero no todo lo que dije fue usado. Todo lo que mencioné sobre cómo me hacías sentir era verdad y era puro de mi corazón Alina. Y no te miento cuando digo que eres la única, la única, que hace que me sienta así, que me sienta completo por primera vez.
— Pero porqué Pedri, ¿Porqué traerme y decirme cosas que otras chicas han escuchado? — volvió a preguntar Alina, notando los ojos empezar a picarle.
— Porque estaba nervioso, ¿Vale? — admitió. — Me pones nervioso Alina. Nunca había experimentado tantas emociones por alguien, y me causan inseguridad porque no sé qué son. No sé cómo digerirlas o siguiera cómo acercarme a ti sin que se me salga el corazón del pecho. Y en ese momento, preso del pánico por cagarla, decidí usar lo que en el pasado me funcionó. Porque preferí hacerlo antes de que hiciera algo que te echara para atrás.
El canario tiró de ella hasta que estuvieron con las narices casi rozándose. Con cautela, acercó su mano a la cara de Alina, hasta pasar el mechón de pelo rebelde y colocarlo bien.
— Siento muchísimo todo el dolor que te pude haber causado. Porque no es ninguna tontería y es normal que te hayas molestado por ello. Debí contártelo antes, sabiendo que lo nuestro podría a ser algo más en el futuro. Pero estoy dispuesta a aprender, a conseguir merecerte Alina.
La mencionada lo miró, viendo sus ojos color café mirarla intensamente. Se quedó así, dudando y pensando qué hacer. Los segundos se convirtieron en minutos.
Pero entonces Alina apoyó ambas manos sobre el pecho del canario. Y poniendo fuerza, se apartó poco a poco del joven el cual notaba su corazón pararse.
La cabeza bajada y con las manos a ambos lados, la joven se apartó del futbolista.
— Sé que lo sientes Pedri, y sé que quieres una segunda oportunidad. Pero entiéndeme tú a mi. Me has mentido y me enteré por tus amigos en una cena en la que supuestamente me ibas a presentar. Y eso significaba que veías lo nuestro serio, o al menos me lo pareció a mi. Y no sólo eso, la otra noche en vez de explicármelo, decidiste quedarte callado como un niño pequeño. Y eso me dolió Pedri, me dolió porque yo siempre he sido sincera contigo, te he contado cosas sobre mi que muy poca gente sabe. — la voz de la joven se cortó, tragando las lágrimas que amenazaban con salirle. Pedri, la miró con la suyas en sus ojos. — ¿Como quieres que confíe en que no me harás lo mismo? ¿En que esto va a llegar a alguna parte o seguirás sin querer ponerle nombre? No puedo Pedri, no pienso pasar por eso.
— Déjame demostrártelo — pidió Pedri ahogado. Veía que Alina se escapaba de él, y con miedo, dio un paso en su dirección, alarmado y pidiendo lo imposible con tal de que no se fuera. — Una oportunidad, la última. Déjame demostrare que merezco la pena. Que esto es de verdad y que va a llegar a algo. Por favor, sé que no me debes nada, pero te lo pido igualmente. — agarró su mano, apretándola entre sus dedos. — Por favor Alina, déjame demostrare que he sido un gilipollas de manual y que me importas de verdad.
Y Alina lo notaba, notaba en su corazón la decisión tomada desde el primer por favor. Porque quería hacerse la dura y negarse a cualquier contacto. Pero como la enamoradiza que era, suspiró profundamente, esperando no arrepentirse.
— Muy bien, una última oportunidad. — una sonrisa en el rostro de Pedri empezó a asomarse. — Pero no te lo pondré fácil Pedro. Si de verdad quieres mi perdón, cúrrate lo porque no me merezco menos. Si de verdad te importo demuéstramelo no con palabritas de las tuyas ni con miraditas. Necesito acciones.
— Vale, todo lo que tú quieras. — respondió Pedri, acercándose más a ella.
— Ah, no no. No te pienso decir nada. Saca tu genio e ingéniatelas. Eres mayorcito para pensar por ti mismo y ya sabes todo lo que me gusta. — le guiñó un ojo, separándose de él. — Y puedes empezar por llevarme al hotel.
Y con eso, la joven se dio la vuelta, empezando a caminar al aparcamiento, dejando a un Pedri sonriendo, negando con la cabeza levemente.
Qué mujer, pensó el futbolista. Pero estaba dispuesto a lo que fuese. Porque Pedri sabía la suerte que tenía porque Alina le haya dado una oportunidad. Y no la iba a desperdiciar. Joder si no lo iba a hacer. Estaba seguro que Alina era la indicada. Y si tenía que demostrárselo todos los días hasta el fin, lo haría con una sonrisa en la cara. Porque le importaba, aquella gallega gruñona significaba más que cualquier cosa en el mundo.
Y Pedri no permitiría perderla. Ni hoy, ni nunca.
oh no!
epaaa estamos de vuelta!!
que tal estamos? espero que el verano sea de vuestro agrado y que lo estéis disfrutando :)
que nos ha parecido este capítulo? muy largo no es pero, os prometo que se vienen un Pedri de rodillas rogándole a Alina el perdón y a una Alina badass/un poco bitch.
pero os juro que os va a gustar, o por lo menos mis notas se ven muy jugosas JAJAJA ;)
gracias por todo el amor que le estáis dando a esta historia, sigue pareciéndome irreal que haya gente que le guste lo que escribo, me hacéis llorar 🥹🫶🏼
y para los que no lo sabéis, tengo otra historia llamada El mismo aire que podéis encontrar en mi perfil (es de Gavi) y me encantaría que me dijerais que opináis sobre ella y le dierais amor <3
pd: también tengo tiktok donde subo edits y adelantos de los capítulos, así que seguidme por ahí también (@leachalamett )❣️
y ya está! ya dejo de ser pesada y me despido 🫶🏼 nos vemos por aquí, besitos
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