Tengo todo lo que necesito

2012
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Doce años y el mundo no se había acabado, de nuevo.

De todas formas, Bucky Barnes y Helmut Zemo seguían enviándose correos electrónicos de tiempo en tiempo y con respuestas retrasadas. A veces solían encontrarse por casualidad, a veces les tocaba trabajar juntos, a veces se tomaban un trago y hablaban… hablaban y hablaban… Sus ojos solían tener la respuesta que buscaban uno de otro.

Helmut residía ahora en Francia, había llevado a Karl a vivir allí para alejarlo de los malos recuerdos. Estando allí y, de alguna forma, aprender el idioma del lugar ayudó mucho a su hijo a recuperar el dominio del habla. Helmut estaba tratando de sobrellevar su situación con mucho esfuerzo, porque en otrora ya se hubiera hundido en una devastadora depresión pero esta vez necesitaba ser fuerte, no tanto por él sino por Karl. 

Ahora, Helmut le estaba escribiendo un correo de agradecimiento a James por su última visita. Había venido a verlos y eso le iluminó el día —tal vez también la vida—. Amaba mucho a James y saber que para él también era importante le hacían sentir tranquilo y animado.

Envió el correo y no esperó ninguna respuesta pronta. Sabía que, incluso, podría pasar mucho tiempo para que James le escribiera de vuelta, y tal vez para entonces ellos ya se hubieran encontrado en otro lugar, todo por simple casualidad ya que muy pocas concretaban una cita. Eran amigos, y eso hacían los viejos amigos.
Helmut colocó las manos detrás su cabeza y estiró el cuello. Un suspiro y sabía que debía alistarse para llevar a Karl a su terapia rutinaria.

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2013

De: [email protected]
Para: [email protected]
Asunto: Mis noticias

Hola, Mut. Siento no haber escrito por siglos. ¡Mi vida ha estado tan alocada! Continuo actuando en esa serie y como sabrás todo se volvió una locura. Sí, mi popularidad va en aumento y no sé si preocuparme o estar contento, porque yo nunca busqué aquello, en fin. Luego, he estado siendo voluntario en la campaña de una organización que ayuda a animales vulnerables; ya sabes, me gusta mucho estar en ese tipo de cosas; esta vez lo hago recordando lo mucho que significa Alpine para mí (hey, por si acaso, ven a verla algún día, te echa de menos). Finalmente, mi vida de hombre de familia me exige demasiado; Morgan es muy traviesa y sólo Dios sabe cuánta paciencia me ha dado para mantener todo en calma, no quiero frustrar a Yelena, para ella todo lo que está sucediendo es muy difícil, quisiera que las cosas no fueran así y ser fuerte por ambos pero es muy complicado. Sólo puedo esperar a que al final, todo esté bien. De cualquier forma, qué va, cuéntame de ti ¡Cuéntame todo!

James.

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De: [email protected]

Para: [email protected]

(Sin asunto)

Hola James. No hay problema, he estado muy ocupado también. Hace un par de semanas se inauguró un espacio de arte en el ayuntamiento de Cataluña y expusieron algunas de mis fotografías allí, fue una experiencia interesante a decir verdad. A parte, la historia recurrente de siempre, tomo fotografías de toda índole en todas partes del mundo, es bueno, supongo. Este fin de mes fuí a visitar a Karl en su internado, él ha crecido mucho y su dominio del francés le ha permitido desenvolverse con tranquilidad allí, aún le cuesta pronunciar algunas palabras en nuestro idioma pero aún así me ha hecho saber cuánto le gustaría dedicarse a la cocina profesional lo cual me ha impresionado gratamente. Por tanto, tengo planificado llevarlo a conocer la gastronomía en varios sitios europeos este año y los venideros, pues estoy absolutamente convencido que el viajar por diferentes países y culturas es una experiencia enriquecedora para las habilidades culinarias que uno pretenda desarrollar. 

Sobre la difícil vida hogareña y de tabloides, sólo puedo apelar a ese carácter maravilloso que tienes para que puedas asumir las cosas con la calma correspondiente. Sé que lo harás bien, en todo, creo en ti.

A Alpine, mándale todo mi amor.

Helmut.

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Bucky caminó de mala gana, adentrándose al Hotel —bonito Hotel por cierto—. Hay papeles que pueden cambiar la vida de los actores, un boleto dorado o algo así. A Bucky le había llegado su turno, pues desde salió en aquel episodio de aquella serie cliché pero extremadamente popular, Bucky terminó volviéndose famoso. Hasta ya tenía un club de fans en Facebook; inclusive publicaban fanfics de su personaje en AO3. Era toda una celebridad. 

Ahora Bucky viajaba por Europa, le ofrecían muchos trabajos. Era modelo, era actor, era empresario, lo era todo. Esto terminó por molestar a Yelena porque ya no paraba mucho en casa y porque le daba urticaria los gajes de la fama. No podían salir a la calle como antes porque siempre los estaban fotografiando y no podían hacer nada sin que una especulación saliera publicada al día siguiente.
Bucky ya estaba acostumbrado a ello, pero Yelena jamás.

Entonces Bucky vió en la recepción al hombre de todos sus días. Se topó con Helmut y un sonriente Karl recargado sobre las maletas cuando les saludó. Zemo iba de salida y el de entrada, sus caminos siempre debían ser así al final de todo.

— Guten Tag Herr James —le saludó Karl mirándolo divertido.

— Habla… —le dijo sorprendido James a Helmut.

— Sí, lo hace muy bien en otros idiomas, especialmente en alemán, aunque usualmente habla francés —dijo Helmut recogiendo sus maletas.

— Vaya es… impresionante —musitó Bucky—, y… ¡Está tan grande!

— Sí, lo sé, creció demasiado y en muy poco tiempo…

— Tiene… siete…(?)

— Cumplirá siete en mayo.

— Es muy alto…

— Y muy revoltoso, a veces —sonrió Helmut— Aún tiene un poco de dificultad para pronunciar algunas palabras pero está progresando bastante. ¿Verdad, Karl?

— Je ne sais pas de quoi vous parlez —respondió Karl con una sonrisa agotada.

Bucky se quedó "buckyabierto" y sin palabras, tan sólo pudo mirar a Helmut con una sonrisa incrédula.

— ¿Y tu hija? —le preguntó Zemo.

— Es muy pequeña aún, pero sé que tiene el carácter de su madre —suspiró Bucky entonces—. Debería estar en casa con ella. 

— Viniste a filmar…

— Sí —respondió Bucky de mala gana—, en serio ya me estoy aburriendo y además…¡Odio caminar con estos jodidos zapatos!

— Nunca te gustaron los botines.

— No, tú me conoces, sabes que si pudiera andaría en chanclas por la vida.

— Usa los mocasines, como antes.

— No combinan.

— ¿Hm?

— Con estos pantalones, no combinan.

— Oh, claro —rió Helmut.

— A mí —intervino de pronto Karl— sí me gustan tus z-z-za-zapa…

Bucky separó ligeramente los labios y Zemo le hizo una señal de espera.

— …pa-zapat-tos me gustan tus z-a-za-zapatos —finalizó Karl con un suspiro—. Ils sont marron et ont un joli design.  J'aime la couleur marron.

— Moi aussi —se inclinó Bucky a Karl, recordando que de alguna forma él también había aprendido a hablar francés—. Quand tu seras grand, tu pourras porter beaucoup de chaussures… comme celles-ci.

— Ne sont-ils pas mal à l'aise?

— Ça dépend de toi.

— De mes pieds —corrigió Karl con una sonrisa.

— C'est vrai —le acarició el cabello Bucky—, bien sûr.

— Très bien —dijo Zemo finalmente,  con una sonrisa—. Se nos hará tarde para nuestro vuelo…

— ¿Portugal? —sondeó Bucky.

— Lisboa —especificó Zemo

— Ah, lo supuse —dijo Bucky—, por el Festival de Las Almejas.

— Hay algunas cosas que quiero mostrarle a Karl antes de que acaben sus vacaciones.

Bucky asintió y recibió a Zemo en un cálido abrazo, percibió su adorable aroma por última vez y le dedicó una mirada sosegada para que supiera todo. La respuesta siempre estaba en sus ojos.

— Bis bald Karl —se despidió Bucky del sonriente y simpático niño, recordando que él mismo también sabía algo de alemán.

— Ich wünsche Ihnen einen schönen Tag —le respondió Karl y se acercó para abrazarle por la cintura. Este acto derritió el corazón de Bucky e hizo que le correspondiera el abrazo dándole además un beso en la coronilla.

— Cuídate mucho —le susurró Bucky.

Le sonrió una vez más y luego los vió dirigirse a la salida del hotel. Bucky quiso perdurar ese momento un poco más pero, suspirando, supo que debía continuar con su propios asuntos.

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2014

— Oh, joder, no puedo hacer esto —se susurraba Bucky al espejo.

Tal vez podría parecer increíble, a estas alturas de su vida, pero a veces Bucky solía tener ataques de pánico o glosofobia, más cuando debía salir en vivo y directo ante miles de personas por TV abierta.

Sudaba y no podía dejar de mirarse en el espejo y encontrarse patético. Pensaba que él no había pedido esto, que él siempre había sido feliz estando tranquilo, en paz, con sus cosas, sus rutinas, sus pequeños y tontos sueños. ¿Por qué ahora al mundo le importaba? Dejaría todo esto muy pronto y volvería a donde jamás debió de haber salido: tras las bambalinas de un acogedor teatro.

Sin embargo, esta noche debía enfrentar esto por última vez. Se pasó las manos nerviosamente por el cabello y tomó aire tratando de recuperar la calma. De pronto, escuchó cómo la puerta del pequeño camerino donde se encontraba se abría sigilosamente. Casi se molestó, porque había hecho el pedido de que le dejaran sólo por un par de minutos antes de salir; pero, sus ojos se agradaron ante el espejo que le mostraban el reflejo de una figura familiar. Su corazón se detuvo, era Helmut, pero... qué hacía allí.

— Buenas noches James.

— ¿Hel-Helmut? —se volteó Bucky incrédulo— Qué-cómo, tú, aquí...

— No importa tanto, sólo es una de esas extrañas pero acertadas coincidencias...y justa, tal vez.

— O... —recordó Bucky sonriente— puede que hayan dos opciones...

— Una...

— ...que en realidad no estés aquí.

— Dos...

— ...Boo, un gran misterio por resolver.

— Qué buena memoria.

— Nunca lo olvidaré —le confesó Bucky en voz baja.                   (*)

 Helmut sonrió y se acercó a él con las manos en los bolsillos de un gran abrigo sin dejar de mirarlo con absoluta tranquilidad.

— Estoy en una situación de mierda, Mut —casi se burló de sí mismo Bucky—. Estoy a punto de salir en uno de esos programas tontos de la noche, me harán preguntas tontas y de seguro haré respuestas tontas también.

Helmut se detuvo hasta estar a unos pocos centímetros de distancia de James y, con una expresión pasiva, sacó una mano del bolsillo y la llevó hasta la mejilla de Bucky. Éste se crispó de inmediato y sintió un pequeño hormigueo en su abdomen.

Entonces Helmut lo contempló por un par de segundos, con la mirada abrillantada, todas sus emociones compasivas y llenas de amor se desbordaban de sus ojos marrones, esos ojos bonitos, esos ojos de siempre. James no se dió cuenta de que traía los labios separados otra vez, perdido en aquella mirada, cuando Helmut acercó su rostro al suyo y besó su piel suavemente, apenas en su mejilla y, en un susurro, le dijo:

— Eres suficiente.

El pecho de Bucky se oprimió y sus ojos se humedecieron al escuchar aquello. Entonces Helmut se separó de él y, en silencio, cabizbajo, salió del camerino. Tal como si hubiese sido tan sólo una aparición.

Bucky lloró por tres días en silencio después de aquello. Dejó de actuar en televisión cuando aquella bendita serie finalizó su temporada y, en cambio, volvió al teatro. Mejoró su vida familiar y siguió tomando cursos de todo tipo. Finalmente su vida había vuelto a la normalidad, incluyendo el recuerdo de Helmut siempre en su corazón.

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Ref:
(*) Guiño a esta escena ¿Lo recuerdas? Bucky siempre.


Y finalmente para romper tanta cosa sad, jajaja, este Tik Tok me recordó a Bucky 🤣 porque es "El Hombre Cursos" XDXD

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