Sexta parte.


— Éstas de aquí están bien…tal vez ésta…

— Ésa se ve bien, déjala…

— No es sólo cuestión de que se vea bien, Sam, tiene que tener armonía…

— …no entiendo nada de lo que dices.

Sam y Helmut estaban discutiendo ("constructivamente") sobre las fotos de Bucky. 

— ¿Por qué le cambiaron el color del cabello?— preguntó Sam respecto a James y su nuevo cambio de look.

— No estoy al tanto sobre éso, no es mi área, no es mi función.

— Pero crees que se verá …bien (?)

— Sinceramente no guardo espectativas. De todas formas, James es una persona de buena presencia.

— Hoy es el último día, qué harán mañana, ¿se irán directamente a Londres?. Es fin de semana, deberían hacer algo, darse un respiro…

— James quiere visitar a sus padres.

— ¿En serio? Éso es muy bueno. — comentó Sam gratamente asombrado. — Y tú qué harás.

— Soy un hombre misterioso, no te lo diré.

Sam levantó las cejas con fingida sorpresa y luego recordó la llamada que había recibido Zemo esa mañana desde Alemania.

— Entonces…¿emocionado por tu nuevo trabajo en Berlín? — le preguntó Sam 

— Claro, una gran oportunidad siempre es bien recibida. 

— ¿Y Bucky? — Sam no sabía por qué había preguntado éso. Tal vez porque cuando Zemo recibió aquella llamada, James estaba a su lado y, al escuchar que iba a marcharse alegremente a otro país, la expresión en su risueño rostro se volvió fría.

— Qué sucede con él. — dijo Zemo con indiferencia. — Supongo que seguirá trabajando y será exitoso. Ya tiene todas las armas y sabe cómo manejarlas, saldrá adelante.

Sam sólo asintió con lentitud y guardó silencio.

**********

Cuando Helmut regresó a su habitación, no encontró allí a James. Ya iba a ser hora de la última sesión fotográfica y no lo encontraba en ninguna parte, de un momento a otro había desaparecido.

Zemo, resignado o rendido, se sentó al lado de la ventana y se apoyó contra la pared para pensar. Tenía que analizar sus sentimientos y sus actitudes.

¿Por qué hacía sufrir a James?

Tal vez esa cuestionante podría desembocar a otra:

¿Qué sentía exactamente por James?

No quería responder esas preguntas, pero se sentía vacío y tal vez … triste. ¿Por qué era tan cruel? ¿Por qué no podía ser una persona normal que da cariño con amabilidad, o al menos con respeto? Ahora James ya no estaba, no sabía dónde estaba. Solo sabía que había desaparecido y sabía también que era su culpa.

Quería hacer algo bueno por James, porque éste era especial para él. Quería hacer las cosas bien…

Entonces supo dónde se encontraba.

*******

Helmut llegó hasta la terraza del hotel. El lugar estaba vacío y el clima era tranquilo. Allí encontró a James, pensativo, pasivo… Su cabello que antes era oscuro ahora tenía unos tintes rubios que brillaban con el sol.

— Hola, James. — lo saludó Zemo, con su posición altiva.

— Hola, Helmut. — respondió Bucky con tranquilidad.

Había una distancia entre ellos, una distancia de un metro y medio. James estaba sentado sobre un vistoso pero viejo mueble.

— En qué piensas. — ésta fue la mejor pregunta que Zemo escogió para comenzar su charla.

— ¿Pienso? — cuestionó Bucky — Yo siento. Siento que vayas a marcharte, entiendo que es tu trabajo y que…bueno, es lo que amas. 

— James…

— Es que fue tan … — Bucky ahora estaba apesadumbrado, pero resignado — … breve. No hubo tiempo…me hubiera gustado…— miró a Zemo a los ojos— Me hubiera gustado estar más tiempo contigo.

Ahora Zemo estaba ahogando esa sensación que ascendía desde su interior. Con una mueca miró a otra dirección y se pasó la mano por la boca. Cabizbajo, no supo qué decir, o si debía decirlo.

— Estarás bien.— dijo finalmente Zemo, mirándolo con frialdad, conteniendo firmemente sus emociones — Debes seguir adelante, lo sabes. Tienes mucho por delante, una gran carrera…

Entonces Bucky dejó escapar una risa de absurdez. Luego cambió rápidamente la expresión de su rostro: seriedad y tristeza…

— Sabes que sé perfectamente eso. — James estaba pálido — Todo eso está bien, perfectamente bien…pero yo no necesito eso.

Zemo ladeó su cabeza tratando de mirarlo con rudeza. Si se tratara de otra persona ya habría roto toda esperanza sin miramientos, pero se trataba de James. Y lo que estaba sintiendo lo estaba desconcertando porque nunca le había sido tan difícil dejar al alguien, ésto jamás lo había previsto ni había pensado que podría ocurrirle, siempre era él el que controlaba las situaciones y las relaciones, pero…James…

— Te necesito a ti, Helmut. Yo… — no debía pensarlo más, Bucky lo miró fijamente, era ahora o nunca, al final tal vez ya no tenía nada más que perder— … Yo te amo. 

Zemo levantó su mirada rápidamente al escuchar esa declaración y soltó una risa incrédula para afirmar:

— Tú no me amas…

— Qué…

— …Tú no puedes amarme, — siguió sonriendo Zemo con incredulidad —, eso es imposible…

— Por qué - dices - eso. — reclamó Bucky con seriedad.

— Por qué lo harías.

— Por qué NO lo haría.

Zemo lo siguió mirando, desconcertado, su sonrisa absurda se desdibujó en un nuevo rostro preocupado. 

— James…— Zemo volvió a pasarse la mano por la boca y se acercó un paso hacia Bucky, tenía que convencerlo (o convencerse) de que estaba equivocado, que estaba confundiendo las cosas, que éstas no eran así… 

— Qué. — respondió Bucky de mala gana.

— Tú no puedes amarme, porque el amor no es como crees, no es como en las películas. Esta es la vida real, no somos héroes ni villanos, sólo somos dos hombres comunes, y "el amor" no existe. 

— Hm, no existe…

— El amor en la vida real es una construcción, toma tiempo y dedicación. No puedes enamorarte de alguien de un día para otro, o… en tu caso…fueron solo meses. No puedes enamorarte de mí en …

— Cuatro meses, tres semanas, cinco días y nueve horas.

— Lo ves, es un tiempo insuficiente para que puedas afirmar que me amas.

— Helmut — Bucky habló con tranquilidad — Tú no puedes decirme lo que siento. Y tampoco puedes cambiar mi decisión.

— ¿Tú decisión?

— Concuerdo contigo cuando dices que el amor es una construcción, OK, es cierto. Pero antes de eso, también es una decisión. Y yo decidí amarte.

Zemo negó con la cabeza varias veces tratando de no aceptar esa declaración, ni lo que estaba sintiendo por dentro.

— Por qué…— fue lo único que pudo susurrar Zemo.

— ¿Por qué no, Helmut? ¿Acaso no te amas tú también? ¿No sabes quién eres y las razones por las que podrías ser valorado y amado por alguien?

Zemo cerró los ojos frunciendo su entrecejo, no podía procesarlo, no podía…

— Ahora te irás a Alemania, y yo no quiero que te vayas porque quiero estar contigo…Es decir, yo quería tener la oportunidad de construir ésto contigo. Pero, sabes… entiendo. Entiendo que quieras y debas irte. Sólo que quería que sepas por lo menos ésto, que te amo…

— No…

— Te - a - mo, Helmut.

— No.

— Sí.

— ¡No!

— Que sí te amo, no puedes hacer nada contra eso, ¿entiendes?.

Zemo se dió la vuelta rápidamente, y caminó en dirección al otro extremo de la terraza. Bucky cerró los ojos, su corazón le oprimía en el pecho por estar actuando así, en el fondo presentía que Zemo no volvería a hablarle ni a tratarlo como antes después de la escena que le estaba armando.

Zemo se apoyó con ambas sobre la baranda y miró el horizonte lejano del río Hudson. Contuvo el aire mientras una brisa cruzaba desordenando sus cabellos castaños.

Todo el tiempo estoy pensando en ti, en el brillo del sol y en un rincón del cielo…

Algo quería salir del interior de su pecho, quería gritarlo a todo el mundo, quería… No podía contenerlo más. 

— Agh. — fue lo único que pudo salir de su boca. Zemo dejó la baranda y se fue de la terraza bajando rápidamente por las escaleras.

Bucky, no necesito verlo, sabía que se había marchado. Entonces se dió la vuelta, apoyó los brazos sobre la baranda y dejó caer su cabeza. Solo le faltaría llorar para rematar su día. Nunca en su vida se había sentido tan patético.

Zemo se fué rápidamente a su habitación y cerró de golpe la puerta tras suyo. Tuvo serias ganas de marcharse en ese mismo momento, dejarlo todo…dejar a…James (?). La sola idea de dejarlo le hacía un hueco doloroso en su pecho. No podía hacerlo, no podía dejarlo…

Desde el momento en que lo vió por primera vez intuyó el peligro. Todo se lo decía… "Será tu penitencia". Con el tiempo supo que estaba tentando a su destino estando junto a James. Se resistió tanto a besarlo, a tener algo con él, a dejarse llevar… Pero finalmente lo inevitable sucedió, y James simplemente no ayudaba a su resistencia. Se terminó volviendo su condenada adicción. 

Y ahora… Ahora James le salía con esto del amor. "¿Cómo pudo enamorarse? ¡¿Cómo pudo hacerlo?!" se repetía en su interior. Era muy joven, James era muy joven aún, no sabía nada del amor, de seguro no sabía lo que estaba diciendo…

"Se le pasará" se dijo finalmente Zemo. "Lo olvidará con el tiempo, como todos…"

Pero entonces recordó que James no era como los demás. Era sincero y consiente de sus emociones. Incluso no podía olvidar la pizza…

"Él adora la pizza…" se dijo "…y a pesar de la dieta no ha podido olvidarla, es por eso que sigue reclamándola todos los días a la misma hora, sin importar que ya van dos semanas que no la prueba. No puede olvidar la pizza…no puede olvidarla… Entonces tampoco podrá olvidarme…" Y luego hundió la cabeza entre sus brazos sintiéndose patético por estarse comparando con una pizza.

Entonces la carpeta con las fotografías de James se resbalaron del borde de la cama y cayeron al suelo. Zemo levantó su cabeza al escuchar el ruido y miró la carpeta en el piso, se estiró para recogerla y la tomó entre sus manos. Sacó un par de fotografías y las miró, al principio apesadumbrado, y luego sonriente. Recordó todas las veces que lo fotografió, y todo lo que significaba para él.

¿Necesitaba caer? Estaría dispuesto…¿Podía apostar su vida por James?

"Si eso es lo que se necesita, podría hacerlo " Se dijo para sus adentros "Si nos tomamos el tiempo para hacerlo bien, lo lograremos. Si eso me lleva la vida entera, se lo demostraré. Si eso es lo que se necesita, éso es lo que haré" 

Se levantó de un solo movimiento dejando la carpeta de las fotos de James para tomar su portafolio fotográfico, el cual iba a enviar esa tarde a Berlín para el nuevo trabajo que le habían ofrecido. Subió corriendo hasta la terraza y, para su alivio, aún encontró a Bucky allí.

— James. — lo llamó con voz clara y firme.

Bucky, sorprendido, volteó hacia él y se levantó para acercarse. Zemo guardó, aún así, la distancia, y le dijo:

— Me cuesta mucho decir las cosas que quiero decir, respecto a lo que siento…

— Helmut…

— …No, espera. Soy un desastre, tengo que confesarlo, soy un desastre y a veces me paso de la raya. Y sí, es posible que sea cruel, manipulador y desgraciado… y promiscuo. 

Bucky lo miró extrañado, Zemo continuó:

— Pero cuando estoy contigo nada importa. Desde que te conocí, siento que…que puedo hacer las cosas de una mejor forma. Descubrí cosas sobre mí que desconocía.— Zemo tenía una expresión suplicante en su rostro, Bucky jamás lo había visto así, tan vulnerable. — Pero mientras tú creas… en mí, yo…yo siento que puedo hacerlo. Puedo ser mejor. 

Bucky no sabía qué decir, estaba desconcertado y estático mirando fijamente a Zemo. Éste último, sin esperar respuesta, se dirigió a la baranda y, para impresión de Bucky, lanzó las fotografías de su portafolio fotográfico al vacío.

— Qué, qué haces… — lo detuvo Bucky tomándolo por el brazo.

— A la m*rda…a la m*rda todo.— le dijo Zemo volteando a verlo — Me quedaré contigo.

Bucky se alejó un paso hacia atrás por la impresión ante esa declaración, y Zemo dejó caer su portafolio fotográfico al suelo para tomar entre sus manos el rostro de Bucky.

— Te amo, James. 

Se lo dijo mirándolo a los ojos, quería que él se convenciera de su declaración en el interior de su mirada.

Bucky miró a todos lados y una sonrisa inconsciente se dibujó en su rostro, es que había fantaseado tanto con este momento que simplemente ahora le parecía increíble. Entonces comenzó a reír de forma adorable, y Zemo sonrió al ver esa alegría iluminar su hermoso rostro, entonces se acercó para besarlo. Bucky correspondió a ese beso con ensoñación, la sensación de aquellos labios cálidos sobre los suyos le habían dado otro matiz a su vida, y el saber ahora que era correspondido en su amor le inundaba el interior de una dicha tan grande que le hacía sentir que nada más importaba, que no existía problema ni desgracia tan grande en el mundo que no pudiera ser solucionada, no había miedos ni preocupaciones…todo estaba bien, todo iba a estar bien, porque si al final el mundo se le cayera encima y tuviera aún el amor de Helmut podría seguir sonriendo, porque lo tendría a él a su lado. Entonces entendió las palabras de Zemo "Desde que estoy contigo, nada importa, puedo hacerlo, puedo ser mejor". Sí, se sentía como si pudieras salvar el mundo.

********

— Míralo sonreír — comentó Sam mientras Zemo fotografiaba a Bucky en el Brooklyn Bridge Park — Todo son sonrisas de un lado para otro, parece iluminado.

— Está brillando. 

Sam miró a Zemo, vió que también estaba sonriendo. ¿Se había perdido de algo?

Moieadush, cabeza arriba, sin sonreír…por un momento. — dijo Zemo a Bucky, a lo que éste le dedicó una última sonrisa antes de ponerse serio por un momento. 

Es cierto, estaba brillando.

Después de unos minutos, siguieron caminando en fila india, Bucky marcaba el paso por delante repartiendo sus sonrisas, detrás iba Zemo mirándolo con ensoñación, y finalmente Sam los escoltaba con una mueca de extrañeza en el rostro.

— Alma mía.

Bucky se detuvo en seco al escuchar la voz de Zemo decirle esto, en voz alta, a sus espaldas. La fila india se detuvo. Bucky se volteó y miró a Zemo. Lo encontró parado, con la cámara en una mano y una expresión de adoración en su rostro.

— Éso significa moja duše.(Moieadush) — dijo Zemo — "Alma mía"…Mi alma. — Y sonrió.

De pronto, Zemo se arrodilló frente a Bucky (y por supuesto, Sam estaba detrás mirando todo con sus grandes ojos bien abiertos) 

— Ja, ja ¿Qué estás haciendo? — preguntó Bucky sonriendo, mientras se quitaba las gafas oscuras.

— Tú eres mi alma, la escencia de mi ser. — le dijo Zemo, aún arrodillado, con una dulce sonrisa y mirándolo de costado. — Eres una persona maravillosa, mágica, con cualidades hermosas. Mírate, James Buchanan Barnes…eres sublime. — Bucky comenzó a reír de nerviosismo, mientras veía cómo la gente que pasaba se quedaba viéndolos.

— Qué loco eres… — dijo Bucky sonriendo.

En tus ojos el cielo es de un azul distinto — recitó Zemo — Y a veces me gustaría ser una cámara para tomarte una foto en mi mente. La enmarcaría para ti, para que puedas ver cuán hermoso eres para mí.             (1)

Helmut… — Bucky estaba demasiado conmovido.

— Eres perfecto, James.

Sam estaba confundido y Bucky no sabía qué decir, ni qué hacer. Zemo tomó su cámara y le tomó una foto de imprevisto.

— ¡Helmut! — le reprochó Bucky riendo.

— Qué, te ves genial, y el lugar es perfecto …

— La gente nos está mirando…

— Quiero que todos lo vean. — dijo Zemo, al cual ya no le importaba el dolor que sus rodillas, apoyadas contra el duro asfalto, pudieran sentir. — Quiero que todos sepan que te amo y que te adoro. Quiero vivir mi vida contigo. 

Al ver el desconcierto de Bucky, Zemo se levantó y se acercó a él. Le mostró el anillo de su dedo anular y luego se lo quitó frente a él. 

— Tú…— musitó Bucky desconcertado.

— ¿Quieres vivir conmigo y que todos sepan que nos amamos? — le preguntó Zemo sin apartar su intensa mirada de los ojos de Bucky. Éste último sólo pudo afirmar lentamente con la cabeza, aún anonadado.

— Entonces no tiene sentido que siga casado, ¿no crees?. — con una mano, Zemo tomó la mejilla de Bucky, y lo contempló con adoración.

Entonces, Zemo, depositó un suave beso en los labios de Bucky. Sam no podía creer lo que estaba viendo, aunque tuviese una sospecha nunca creyó que pudiera ser algo tan real. Las personas que pasaban a su lado no dejaban de mirarlos, algunos con curiosidad, otros con extrañeza y, quién sabe, tal vez…con rechazo.

— Ahora ya todos lo saben. — le susurró Zemo a Bucky, y éste, con el rostro iluminado, sonrió besándolo de nuevo. Jamás en su vida había sido tan feliz.

Nunca supe que tenía un sueño
hasta que ese sueño fuiste tú.
Cuando miro dentro de tus ojos
el cielo tiene un azul diferente.
Cruza mi corazón
Yo no estoy fingiendo
Si lo intenté, tu me hacías creer
que creías mis mentiras.

Te agradezco por amarme    (2)

********

Zemo reveló las últimas fotografías de Bucky y, ya entrada la tarde, comenzó a afinar los últimos detalles de la entrega de su trabajo. Luego, cuando ya había anochecido, comenzó a alistar todo su equipaje, ordenar todos los pendientes… No le gustaba estar contra el reloj pero a veces las cosas sucedían fueran de su control.

Mientras tanto, Bucky estaba tranquilo, recostado en el sofá. Acababa de darse un baño, se sentía extremadamente satisfecho con todo y la vida, hasta se puso a beber vino. Zemo pasaba por su lado y le echaba una mirada de rato en rato, sonreía al ver su tranquilidad. Sucede que James ya había ordenado y alistado todas sus cosas y ahora estaba despreocupado. 

En su último paso al lado de Bucky, Zemo lo encontró dormitando. Esa escena le causó gracia y ternura, así que tomó su cámara y lo fotografió.

— Ésta se irá para mí colección personal.

— ¿Qué? — Bucky se despertó de pronto.

— ¿Quieres jugar un juego?

— ¿Un juego? Y qué pasa si gano. — le dijo Bucky con picardía.

Zemo se acercó hasta él y comenzó a besar su rostro haciéndolo suspirar, y le dijo en un susurro:

— Ganarás de todas formas. 

Bucky lo besó, y de pronto sintió cómo Zemo deslizaba su mano sobre su muslo directamente hasta su entrepierna. Estaba cubierto sólo con una bata, y al sentir el contacto de Zemo sobre aquella parte tan sensible, se estremeció de inmediato, dejando escapar un sutil gemido. Zemo siguió repartiendo besos ardientes sobre sus labios, su rostro y su cuello, mientras comenzaba a masturbarlo con aquella mano firme, en movimientos que se acompasaban con sus jadeos suplicantes. No tardó en despojarlo de aquella bata, y de inmediato comenzó a repartir besos sobre su cuerpo. De pronto se detuvo, y le dijo:

— Oh, se me olvidó recoger mis cosas del cuarto de baño…— y luego lo miró fingiendo aflicción en su rostro —… qué pena…

— De qué hablas…— dijo Bucky desconcertado, Zemo se alejó de él con una sonrisa y fue retrocediendo — …oye, vuelve aquí, no puedes dejarme así… Helmut…— y Zemo le lanzó un beso coqueto al aire para escabullirse hacia el baño. — ¡Helmut! — James se levantó del sofá cubriéndose apenas con la bata. — Maldito infeliz… ¡Vuelve aquí!

Bucky escuchó una risa proveniente del baño y quiso ir a hacerle frente, tal vez podría "violarlo" para que nunca más ose dejarlo en plena excitación. Pero finalmente decidió irse a la habitación y vestirse de una vez. 

James estaba en pleno afán de colocarse su camiseta cuando escuchó una vocecita cantando a sus espaldas:

Last night a little dancer came dancin′ to my door.
Last night a little angel came pumping on my floor.             (3)

Se volteó y encontró a Zemo recargado contra el marco de la puerta. No había reparado en la vestimenta oscura que traía, tenía una camisa muy corta que, junto a unos pantalones que le llegaban apenas hasta la cadera, dejaban entrever parte de su región pélvica de forma provocativa y hasta un tanto descarada… descarado era él con esas poses arrogantes y sus juegos crueles.

— A qué se debe ese humor. — le cuestionó Bucky.

— No respondiste si querías jugar conmigo.

— No, no quiero jugar contigo. Eres mañoso — dijo Bucky dándole la vuelta a sus pijama para colocársela — Además tengo sueño, y…hoy no quiero que me molestes en la cama mientras duermo.

— Oh, bueno. — dijo Zemo con tranquilidad, adentrándose en la habitación y colocándose frente a Bucky. Mientras seguía tarareando su canción, Zemo comenzó a desabrocharse la camisa con lentitud.

— Qué - qué haces… — le dijo Bucky sintiendo un escalofrío al ver cómo Zemo dejaba entrever la blanca piel de su abdomen con cada botón desabrochado.

— Voy a ducharme antes de dormir. — dijo Zemo con una voz suave, y luego con tono fingido añadió — Tengo muuucho sueeeño… — y soltó un falso bostezo.

No sé había quitado aún la camisa cuando comenzó a desabrochar el cinturón de su pantalón. Al ver que Bucky no dejaba de verlo sonrojado, le dijo:

— Qué mira, Sargento Barnes. ¿No puedo acaso desvestirme en mi propia habitación? — se quitó el cinturón y lo lanzó sobre su cama. Llevó sus dedos hasta el primer botón de su pantalón y, de un solo movimiento, lo desabrochó dejando a la vista parte de su ropa interior. Siguió tarareando:

He said "Come on baby, I got a license for love…"

No intentes provocarme.— le dijo Bucky con una mueca de arrogancia — Eso no funcionará conmigo. — dijo con firmeza y pasó de largo junto a Zemo en dirección a la puerta. 

Zemo dejó escapar una risita maliciosa, y al escucharlo Bucky se dió la vuelta de inmediato y, dejándose llevar por sus instintos, se fue hacia Zemo y lo agarró bruscamente por detrás sujantándolo por las caderas. 

— Ahora sí veras…— le dijo Bucky mientras Zemo no dejaba de reír, pero el agarre de Bucky estaba comenzando a lastimarlo.

— Oye, suéltame, me lastimas…— protestó Zemo tratando de zafarse.

Bucky lo agarró con más fuerza rodeándolo con sus brazos, lo levantó del suelo y ambos comenzaron a forcejear. Una adrenalina comenzó a recorrer el cuerpo de Bucky por la forma en la que estaba sometiendo a Zemo, sus gruñidos lo excitaban, y el aroma de su nuca le nublaba los sentidos.

— Ya, suéltame…— refunfuñó Zemo.

Entonces Bucky lo lanzó contra la cama y se colocó sobre él aprisionándolo entre las piernas y sometiendo sus muñecas con ambas manos a cada lado de su cabeza.

— Haré que pagues, c*brón.— le dijo Bucky mirándolo con rabia y deseo. Entonces Zemo comenzó a reírse a carcajadas. — Eso, ríete, ríete mientras puedas… — Y clavó la boca sobre su cuello succionándolo tan fuerte que le terminó dejando un chupón. Luego siguió besándolo con rabia deslizándose por su pecho.

Dejándose llevar por el frenesí, Bucky llevó su mano a la garganta de Zemo y rodeó su cuello. ¿Quería ahorcarlo?. Helmut no se veía incómodo, sonreía y parecía hasta disfrutarlo. Se quedó mirandolo a los ojos…

— ¡Joder! — exclamó Bucky desmontadose y saliendo inmediatamente de la habitación.

Zemo se quedó clavado en la cama y no dejaba de reírse. Le encantaba jugar con Bucky de esa forma. Sabía que éste volvería. Y, efectivamente, no tardó en hacerlo. 

Bucky volvió con intenciones de someter de nuevo a Zemo, pero éste lo tomó desprevenido y lo volteó sobre la cama, aprisionándolo entre sus piernas le sonrió con malicia y se deslizó la camisa sobre su cabeza. Zemo comenzó a mover sus caderas sobre la erección de James en un vaiven maldito que le nubló los sentidos, Bucky deslizó sus manos por el pecho de Zemo y lo sujetó por la cintura.

Zemo se reclinó hasta rozar con sus labios la oreja de Bucky y, después de un beso de fuego, le susurró:

— ¿Quieres que te f*lle, Jamie?— tan solo escuchó un gemido  —¿Quieres que te f*lle duro?

— M*erda, sí… — gimió Bucky.

Zemo se irguió rápidamente, de un solo tirón le quitó la ropa interior, y hábilmente iberó su propia erección. De inmediato lo sujetó por ambas piernas con claras intenciones de…

— ¡¿No, estás loco?! — gritó Bucky asustado. Zemo se echó a reír. — No puedes metérmela así como si nada, maldita sea, ¡maldito lunático!

— ¿En serio creías que iba a hacerlo? — le susurró Zemo con esa maliciosa sonrisa suya. — Aunque sé que en el fondo lo deseas…

— Claro, pero veamos si yo te hago lo mismo y no me asesinas… Ten un poco más de…— Zemo le tapó la boca con un beso intenso. 

Bucky lo miró a los ojos cuando Zemo apoyó su frente sobre la de él. Y le susurró:

— Hay una diferencia entre que seas maldito y otra en que seas una bestia, ¿verdad?.

— Ése no es el punto.

— ¿No?

— No. El punto es que te amo, y jamás te haría daño, o al menos no es mi intención hacerlo. 

— Helmut…

— ¿Sí?

— …¿en serio me amas?

— Con todo mi ser.

Zemo cerró sus ojos y rozó sus labios con los de Bucky, dejando finalmente un dulce beso sobre ellos. Bucky sostuvo su cabeza y lo besó de vuelta sin intenciones de soltarlo, mientras Zemo acariciaba sus brazos con todos los sentidos perdidos en ese intenso contacto.

Quiero vivir mi vida contigo
Era la única frase que se le repetía en su mente, una y otra vez.

Sus erecciones se rozaban y entrelazaron sus piernas aprisionándose uno a otro, sin dejar de besarse con efusividad. No querían soltarse nunca más, querían unirse en un solo ser, compenetrarse hasta el último rincón de su existencia. 

La noche continuó, el tiempo siguió su curso deslizándose, intermitente, de sus manos. 

Aquellos días nunca volverán.

*******

(4)

— Oye, quita los pies de ahí, dónde están tus modales de alcurnia.

— ¿Qué modales? No j*das… — rió Zemo ante el reproche de Bucky.

Estaban en un auto descapotable, que Zemo había comprado sin mucha pena ni esfuerzo, en la carretera camino a Shelbyville. Bucky había convencido, sin lios, a Zemo de acompañarlo para ver a sus padres. Al final, él iba a ser su compañero de vida, sin contar con que era una persona demasiado especial para él y, como siempre lo había hecho, tenía que enseñárselo a todos sus seres queridos.

Zemo, le tomó otra foto imprevista a Bucky mientras éste conducía.

— M*rda, otra vez me tomaste otra foto…no puedo creerlo.

— Hay que aprovechar, además te ves muy contento. — le dijo Zemo apoyando su cabeza sobre el respaldar de su asiento. Tenía los pies apoyados sobre el tablero del auto y no pensaba quitarlos, mientras tanto, una brisa desordenaba sus cabellos.

Bucky sólo sonrió. Estaba feliz, sí. Jamás en su vida había sido tan feliz y temía no volver a serlo. Le echó un vistazo a Zemo, éste se había colocado sus gafas de sol, y parecía estar durmiendo. Bucky amaba que no se despegara de su cámara fotográfica, y que lo anduviera fotografiando a cada instante, en realidad amaba todo de él, cada gesto, cada virtud, hasta se sentía culpable por amar sus raros defectos.

Habían partido muy temprano para llegar a su destino en la tarde. El clima era tranquilo, y fue muy amable con ambos. Habían planificado su viaje de forma rápida pero muy conciente. Además, estaban en ese frenesí del amor temprano que los llevaba a no preocuparse tanto de las adversidades del camino.

— Bien, hora de tu segunda ingesta alimentaria. — dijo de pronto Zemo, ahora sí quitando sus pies del tablero y estirándose hasta el asiento trasero para tomar una bolsa. 

— ¿Qué es eso? — preguntó Bucky intrigado.

— Barras de quinua y cañahua.

— ¿¿Barras de qué??

— Quería traer pizza pero se me hizo muy tarde — dijo Zemo fingiendo una cara triste — Espero que puedas disculparme…

— Ja-ja, qué gracioso…— lo reprochó Bucky. 

— Ten, come.

— ¡Estoy conduciendo!

— Boca.

— Ahhh — Bucky abrió la boca y dejó que Zemo le encajara la barra de cereal. Mordió y masticó…

— Qué tal.

— Estoy… procesando… el sabor — dijo Bucky con la boca llena.

Zemo alzó sus cejas y lo miró con disimulada impaciencia.

— ¿Ya lo procesaste?

— Aún no lo trago…No, espera…ya está. Sí. No me gustó.

— Cielo santo… — susurró Zemo con resignación. 

— Quiero mi pizza.— exigió Bucky.

— Once y media…— dijo Zemo mirando su reloj —… cómo puedes ser tan puntual…

— Haré el mismo pedido a la misma hora todos los días de nuestras vidas hasta que me des mi j*dida pizza. 

— Al menos toma agua. — le dijo Zemo finalmente, acercando una botella de agua a su boca. 

Después de una hora, Bucky despertó a un dormido Zemo codeandolo para decirle:

— Oye, Mut, quiero orinar, y es tu culpa por encajarme tanta agua. Detendré el auto allá, ¿lo ves?

— Sí, lo veo. Luego comerás las barras de cereal, te guste o no. 

— Sí, sí… — Bucky detuvo el auto y se acercó a Zemo para besarlo tomándolo por sopresa. — Ya vuelvo.

Sucede que luego se quedaron varados ahí un rato, mientras Zemo trataba de encajarle las barras de cereal a Bucky y éste no paraba de hacer bromas. Zemo terminó contando unos chistes malísimos de los cuales Bucky se rió de todas formas. 

— M*rda, se nos hará tarde. ¿Cómo puedo perder mi tiempo contigo tan fácil?— dijo Bucky riendo.

— Espera. Te tomaré un par de fotos, sólo unas cuantas. 

— Oh Dios…bien, hazlo de una maldita vez. — respondió Bucky sonriendo.


Cuando entraron al auto, Zemo se acercó a Bucky para besarlo. Su beso, que comenzó siendo delicado, se intensificó hasta dejarlos sin aire. Zemo deslizó su mano hasta la entrepierna de Bucky…

— Oye, no aquí…— le susurró Bucky. — Estamos en una carretera en medio de la nada…

Zemo rió y siguió besándolo deslizandose hasta la comisura de sus labios. Bucky suspiró y, sintiendo que estaba perdiendo el control, apartó a Zemo de sí diciéndole:

— Eres muy… — no pudo terminar porque no encontró las palabras para describirlo en esa situación.

— Muy qué.

— No lo sé… — dijo Bucky sin poder dejar de mirarlo a los ojos, con la respiración entrecortada. — Bésame de nuevo.

Zemo sonrió, y le plantó un beso. Amaban el sabor de sus besos, era algo adictivo, era una especie de perdición. Porque nada más importaba, absolutamente nada.

La tarde comenzó a caer, triste y nostálgica, sobre las llanuras de Shelbyville, cuando llegaron a su destino. Zemo tenía apoyada la cabeza sobre el hombro de Bucky, despreocupado, adormecido… Podía imaginar su vida los próximos días, meses, años… Podía ver su desarrollo, podía ver a James ahí…era perfecto, todo era perfecto, todo era…
Cerró los ojos y dejó que las suaves brisas siguieran meciendo sus sueños.

**********

La anécdota de cuando Helmut Zemo conoció a los padres de Bucky Barnes es tal vez una de las más memorables. 

Bucky siempre había dicho que todos amaban a Zemo, hombres, mujeres, niños, ancianos, madres… Sí, su madre recibió a Zemo con simpatía, además de que éste no perdía tiempo en demostrar sus cualidades nobles propias de un príncipe de la realeza ante ella.

El padre de Bucky estaba en una diligencia y retornaría recién a casa al día siguiente. Así que ambos decidieron quedarse a dormir para esperarlo. Bucky se pasó la noche entera encontrando la mejor manera de decirle a sus padres que Zemo no era sólo "mi amigo Zemo", sino que era algo más… ¿Cómo lo llamaría? ¿La palabra "novio" estaba bien, o era muy chocante? ¿"Pareja" sonaba más chocante, o no? 
Zemo no estaba a su lado esa noche, obviamente, estaba durmiendo en el sofá de la sala, hay que mencionar que él mismo propuso éso, con la abnegación de un caballero.

Al día siguiente, Zemo no perdió tiempo en tomarle a Bucky un par de fotografías. Su faceta de chico de granja lo dejó más que fascinado y no podía disimularlo cada vez que lo miraba. La madre de Bucky comenzó a sospechar de que algo diferente había entre ellos dos.

Finalmente, aún en plena mañana, el padre de Bucky llegó a casa. Su esposa le había avisado por teléfono de la visita de su hijo y la peculiar compañía que traía consigo. Pero antes de todo éso, ya hace varias semanas atrás que Rebecca, la hermana de Bucky, le había estado comentando sobre la sospechosa relación que Bucky traía con un famoso fotógrafo en Londres. Así que cuando supo que su hijo había llegado acompañado de un tal Zemo, no tuvo dudas de quién se trataba y de qué situación se traía Bucky con este hombre.

El padre de Bucky ya había planeado en el camino qué haría una vez que llegara a su casa. No escatimaría, esta vez no.

— Papá…— lo saludó Bucky, con el rostro iluminado, cuando lo vió entrar a paso firme dentro de su casa. 

La sonrisa de Bucky se desvaneció cuando vió cómo su padre lo ignoraba por completo fijando su severa mirada en Zemo.

— Él… él es Helmut Zemo — dijo Bucky tratando de que su voz no sonara temblorosa. — Es…es mi… mi amigo de Londres. — y comenzó a sentir que le faltaba el aire.

En los ojos del padre de Bucky se percibía una furia apenas contenida, que se incrementaba a medida que observaba más a Zemo, y el por qué éste, a pesar de ser el foco de su mirada severa, no parecía inmutarse en absoluto, es más, sonreía… Sonreía con descaro, con una expresión tranquila pero altiva… 

Lo estaba desafiando, Helmut Zemo lo estaba desafiando.

— Es un verdadero gusto conocerlo finalmente, señor Barnes. — le dijo Zemo y sonrió con malicia.

— FUERA DE MI CASA — sentenció el padre de Bucky señalando a Helmut.

— Papá…— trató de intervenir Bucky. Pero su padre, sin perder más tiempo, tomó su rifle de una repisa y apuntó a Zemo.

— Fuera de mi casa o te mato.

— ¡Papá! — exclamó Bucky horrorizado.

— ¡George! — reclamó la madre de Bucky.

Y a Zemo no se le movía ni un pelo, seguía sonriendo a pesar de tener un cañón apuntadole a la cabeza. 

— ¡¡FUERA!! — le gritó el padre de Bucky. Y Zemo que, aunque era temerario, valoraba su vida, se escabulló de un salto hasta la puerta de salida sin dejar de sonreír.

Aún así, fue perseguido por el padre de Bucky hasta afuera, sin que nadie pudiese contenerlo. El hombre disparó tres veces tratando de darle a Zemo, sin pena ni remordimiento, pero el fotógrafo tuvo más suerte y pudo llegar triunfante, apenas despeinado, hasta su auto el cual arrancó sin dudar para finalmente perderse en la lejanía de la carretera.

— ¡¡Acaso estás loco!! — reclamó Bucky, exaltado, a su padre. — ¡Qué c*rajos sucede contigo!

— ¡Qué es lo que te sucede a ti! — le gritó su padre — ¡Cómo te atreves a traer a ese hombre aquí!

— ¡Cuál es el maldito problema!. Casi lo matas... ¡Ibas a matarlo!

— Y qué mal que no lo hice.

— Qué sucede contigo, cómo puedes decir...

— ¡Y te mataré a ti también si no niegas que tienes algo con ese tipo!

— ¡Eso, vamos mátame, comete filicidio...!

— ¡George, ya basta, baja el rifle! —exigió la madre de Bucky.

— No te metas en esto.— la regañó su padre.

— Claro que me meto, ¡No voy a dejar que apuntes a nuestro hijo con un arma!

— Él no es mi hijo hoy— dijo su padre mirándolo con rechazo.— Ahora, niega que tienes algo con ese hombre, niega que eres un jodido maricón o te mato...juro que lo hago, prefiero verte muerto antes...

— ¡Entonces mátame, porque no lo haré!...— le gritó Bucky con toda su rabia. —...Vamos, ¡¡mátame!!

— ¡George!. Irás a la cárcel, llamaré a la policía y testificaré en tu contra, lo juro por Dios, ¡Dame ese maldito rifle!— lo enfrentó su madre.

— ¡¡¡M*erda!!! — gritó con impotencia el padre de Bucky mientras lanzaba el rifle al otro extremo de la granja con toda su furia. — ¡Cómo pudiste hacer eso! ¡Cómo pudiste ensuciar tu vida y nuestro nombre de esta forma!

— ¡¿Crees que yo lo elegí?! — protestó Bucky — ¡¿Crees que yo elegí sufrir para que tú me termines apuntando con tu rifle?!. — lágrimas de rabia se desbordaban de sus ojos — ¡No!. Sólo sucede, no se puede evitar...  Y al menos tuve el valor de venir aquí a enfrentarlo. 

— Tú no eras así. Mírate, has cambiado. ¡Esa maldita ciudad te ha cambiado y ese hijo de p*#@ te ha corrompido!

— Nadie me influyó... ¡¿No lo entiendes?! — Bucky se llevó las manos a la cabeza con impotencia — ¡No lo estás entendiendo! Nadie me cambió, sigo siendo yo, sólo...

— ¡M*rda, no es cierto, James! —y lo apuntó con el dedo índice— Tú eres una decepción para mí.

— Yo estoy muy orgulloso y satisfecho de quien soy. — dijo Bucky tratando de recuperar su compostura — He logrado mucho todo este tiempo. Mi imagen está en el Times Square ahora, y en las revistas más importantes del mundo. Y el que está decepcionado soy yo, de ti, porque no valoras NI respetas ni a mí ni a MÍ trabajo. YO AMO LO QUE HAGO, AMO MI TRABAJO...y...lo amo a él. — no se sentía tan satisfecho de decir algo desde hace mucho tiempo. — Sí, amo a Helmut, y viviré con él...¡ante todo el mundo! 

Su padre jamás lo había mirado con tanto rechazo y decepción. Con voz baja y severa le dijo finalmente:

— Tú... tú ya no eres mi hijo. Yo no tengo un hijo. No sé quién eres. Ahora vete de mi casa, porque no eres bienvenido aquí, los extraños y los intrusos no son bienvenidos en mi casa.

Bucky sólo afirmó con la cabeza sin dejar de verlo a los ojos. No estaba sollozando, pero jamás se había sentido así...era muy injusto, no era justo, pero... qué más podía hacer. 

— Qué pena, papá. — susurró Bucky y se dió la vuelta para entrar a recoger su mochila.

— No me llames "papá"...yo ya...

— Y tú ya no vuelvas a hablarme. — sentenció Bucky señalando a su padre. — No hasta que realmente quieras comprender las cosas. 

Sacó sus cosas rápidamente y se disculpó con su madre, se despidió de ella de forma rápida con el corazón partido. Y salió de la casa sin mirar atrás, con paso firme y rápido. 

Caminó y caminó hacia la carretera y luego sobre ella sin saber qué haría exactamente. Las lágrimas que había contenido con tanto esfuerzo comenzaron a resbalarse por sus mejillas, su expresión era una mezcla de impotencia, dolor y rabia que iban taladrando su interior.

Hubiera querido llamar a Helmut pero no había señal en ese lugar, estaba preocupado por él, quería saber dónde estaba. Entonces divisó a la distancia un auto viniendo hacia él. Siguió caminando y, al ver que era el auto de Helmut, no pudo contenerse más y se echó a sollozar sin detener su paso.

Helmut había estado elaborando un perfecto plan de contingencia y/o rescate y/o afrontamiento para regresar a la casa de los padres de Bucky por Bucky, y finalmente ahí estaba, mental y físicamente preparado para hacer frente a la delicada situación. Hay que recalcar que tenía unas habilidades estrategas espeluznantes pero efectivas. Divisó a Bucky caminando a penas por la solitaria carretera y siguió conduciendo con tranquilidad, quería darle tiempo para asentar sus emociones, lo importante es que ya sabía que estaba ahí para él.

Cuando finalmente llegaron uno frente a otro, Zemo bajó ágilmente del auto de un solo movimiento, y se acercó a un cabizbajo Bucky el cual, en silencio, dejó caer la cabeza sobre su hombro. Zemo sabía que había llorado y que estaba sufriendo demasiado, entonces lo rodeó con sus brazos sujetandolo con firmeza mientras acariciaba su cabello en medio del desolado y triste atardecer de Indiana.

Había pasado poco más de una hora, y la tarde caía mientras Zemo conducía por la carretera. Bucky estaba recostado contra su hombro mirando al vacío. Ambos habían estado en silencio todo ese tiempo. Entonces Zemo pasó su brazo por debajo debajo de la espalda de Bucky y lo atrajo hacia sí para apoyar su cabeza sobre la de él. Quería transmitirle un poco de consuelo y tranquilidad.

Cuando casi comenzaba a anochecer, ambos se detuvieron a un lado de la carretera para beber agua y comer algo de las poderosas barras de cereal de Zemo. 

— Si puedes comer significa que no estás tan deprimido. — señaló Zemo rompiendo el silencio cuando vió a Bucky masticar las barras sin objeción.

— No estoy deprimido.— dijo Bucky con voz apagada — Y quiero vivir, si no como no viviré, quiero vivir. Tengo mucho por delante, hay tantas cosas que quiero hacer... 

Zemo lo observó sonriente, entonces tomó su mano deslizando, como siempre, su pulgar sobre el dorso. 

Luego comenzaron a hablar de lo que había sucedido con el padre de Bucky, todo lo demás, todo lo que pensaban y las cosas que podrían hacer a partir de entonces.

— Grita. — dijo de pronto Zemo.

— Qué.

— Grita. Grita alto. Hacia el final de la llanura ¿ves aquellos montes a lo lejos? — le dijo Zemo señalando el horizonte — Grita hacia ellos, con todas tus fuerzas.

Bucky lo miró extrañado, pero comprendió. Dió unos pasos al frente y volvió a mirarlo, entonces sonrió, después de todo... sonrió. Rápidamente se dió la vuelta hacia la llanura y lanzó un grito ensordecedor. Gritó y gritó más y más, sacando todo dentro de sí. Entonces Zemo se acercó a él y también comenzó a gritar. Ambos gritaban como desquiciados en medio de la nada y al final terminaron riéndose a carcajadas. Ni siquiera sabían por qué se reían exactamente, sólo no dejaban de hacerlo. De pronto Bucky se lanzó sobre Zemo y éste lo contuvo en un fuerte abrazo. Ambos se miraron uno al otro y apoyaron sus frentes sin dejar de sonreír.

— Te amo. — dijeron los dos al mismo tiempo y por ello volvieron a reírse. 

— Ya estamos conectados, eso está genial. — señaló Bucky. Y luego besó a Zemo con todas sus fuerzas. 

.......…........

"No sé cómo, pero aquí estamos, en medio de la nada, juntos, supuestamente en aras de enfrentarnos a medio mundo..."

Bucky escuchaba a penas lo que Zemo le estaba diciendo mientras seguía conduciendo, pues estaba tambaleándose de sueño con la cabeza aún apoyada contra el hombro de Helmut mientras éste no dejaba de hablar

"Y todavía hay tantas otras cosas que se nos presentarán en el camino... Aún hay que enfrentar otros desafíos..." 

Bucky ya tenía los ojos cerrados y la voz de Zemo era un eco en medio de sus sueños. 

"La semana pasada llamé a Suiza para saber de mi esposa... futura ex esposa, que por cierto..."

Bucky estaba soñando. En su sueño había una gran montaña que se elevaba frente a él en medio de un paraje solitario iluminado por el sol, el clima era demasiado agradable, y notó que estaba echado sobre un verde y suave pasto...

"Sam dijo que te mandaría...tiene tu correo... entonces yo le dije: sí, es genial... Luego... Llama, y llama...la llamé todo el día, OK no, fue solo una vez...le dije: Quiero hablar contigo... Cuántos rifles tiene tu padre, es increíble... Te juro no sentí nada cuando... Había una vaca, una vaca gigante mirándome...le tomé una foto, no a la vaca sino... Recuerdas aquella vez..."

En su sueño, podía sentir que no tenía que preocuparse por nada, todo los demás estaba en algún lugar olvidado, sólo era él y esa sensación de tranquilidad tan grande... Hasta que sintió que una mano acariciaba la suya. Se dió la vuelta y se encontró con los hermosos ojos marrones de Helmut iluminados por la luz de ese día perfecto. Lo miraba y sonreía, entonces una felicidad lo invadió completamente. Estaba inundado de felicidad y tranquilidad.

Hubiera querido que su vida fuera así para siempre. Muchos años después aún recordaba ese sueño, especialmente en los días difíciles. Y aquel día, aquel día ... aquel día lo recordó más que nunca, y lloró. Lloró con todo su dolor.

Dicen que uno no extraña a una persona, sino que extraña lo feliz que uno fue al lado de esa persona. Se extraña a sí mismo siendo feliz.

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(1) "Ugly" de Jon Bon Jovi
(2) "Thank you for loving me" de Bon Jovi.
(3) "Rebel Yell" de Billy Idol
(4) "Live to tell" de Madonna

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