Reencuentro

2010

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Bucky podía ser licenciado en comunicación social con una maestría en Bellas Artes en Actuación, pero nadie podría olvidar que su adorable perfil alguna vez apareció en las portadas de las revistas más importantes de la moda. Era un tipo muy guapo, aún lo era, pero sobretodo tenía talento innato para posar frente a una cámara. Ya saben, no importaba la circunstancia, Bucky siempre salía bien en las fotos, y ni tenía que peinarse.

Steve que, aunque hubiera bajado el ritmo a su trabajo, seguía participando en varias campañas de moda, fue quien finalmente convenció a Bucky para que se le uniera en un par de sesiones fotográficas. Pero entonces comenzaron a preguntar por Bucky, porque era muy bueno en las fotos:

"por qué no volvía a trabajar con ellos, por qué…por qué, por qué no…"

Tras ceder ante algunas ofertas pequeñas, Bucky, poco a poco fue retomando su antiguo trabajo como modelo. Eso sí, ya nada de pasarelas, eso ya sería demasiado, se sentía muy mayor para ello. 

— Bucky, sólo tienes 33 años… Prácticamente estás en la flor de tu edad, o eso dicen, anímate quieres. Hombre, cielo santo…

Sam no podía dejar de regañar a Bucky por sumarse la pesadez de años inexistentes sobre la espalda. Ambos seguían siendo tan buenos amigos como los días en los que se conocieron. Bucky podía sentir esa conexión. De todas formas ahora era un hombre realizado en todos los aspectos de su vida, pues tenía un buen trabajo, se dedicaba a lo que le gustaba, tenía un negocio exitoso con su novia a la que por cierto amaba con locura, su pequeña Alpine era feliz, sus amigos eran increíbles y leales… qué más podía pedir.

Claro, estaba el hecho de que no faltaba alguien que salía a preguntarle por Zemo. Bucky no se ponía incómodo, para nada, pero le causaba gracia… en serio nunca podría borrarlo de su vida, bueno, pues, tampoco quería hacerlo.

Bucky sabía que Zemo se había separado de Ikaris o algo así, pero que andaba de hombre enamorado con una joven modelo mucho menor que él. A Bucky no le sorprendía la actitud de Zemo pero sí le preocupaba la muchacha, pues era muy joven y al parecer estaba muy enamorada, lo que la hacía demasiado vulnerable. En el fondo, aunque no quisiera, Bucky sabía que Zemo terminaría haciendo algo tonto que podría lastimar y afectar mucho a la joven. Obviamente sabía que se trataba de la famosa Songbird, un nombre del cual Zemo era responsable, e incluso esa fama y toda la presión eran un peligro sobre ella. Bucky, finalmente, sólo podía hacer gestos de preocupación cada vez que recordaba esta situación.

"Helmut, Helmut…" pensaba entonces Bucky para sus adentros "…no hagas nada estúpido, haz las cosas bien…" 
Como si Zemo pudiera escuchar sus pensamientos…

***************

Finalmente el día había llegado. 

Ahora Zemo está en la estación, esperando el arrivo del tren que traerá a Bucky hasta él, bueno, hasta su trabajo. Le mandaron a esperarlo, ni siquiera tuvo tiempo de procesarlo. Trabajo, trabajo… quién diría que esta vez le tocaría fotografíar al famoso Bucky Barnes… Aunque, a decir verdad, desde que supo que éste había vuelto a modelar, ya contaba los días para que este reencuentro sucediera.

Ambos ya estaban informados de que trabajarían juntos esta vez. Las fotos serían tomadas en la zona de una parque suburbano cerca a Galicia, en plena primavera, bajo un cielo limpio con la luz de los días más brillantes y calmos de la temporada.

Bucky finalmente llega, y es todo lo que Zemo esperaba ver: Tranquilidad, sonrisas y buen humor. Claro, porque al final, ese siempre había sido James Buchanan Barnes.

Lo primero que Bucky ve es a Zemo, elegante y guapo como siempre, esperándolo al final del pasillo de arrivo con un ramo precioso de rosas amarillas y una nota de bienvenida. James, con el ceño fruncido, no puede evitar sonreír. Cuando llega cerca de su anfitrión, se quita los audífonos aún tarareando el último estribillo de su canción.

I don't know what week it's under
Ella... It gets old, It gets old.

Entonces Bucky llega hasta Zemo, con los brazos extendidos y la sonrisa más grande y hermosa del mundo; finalmente lo había conseguido, había logrado volver a ver a Helmut Zemo otra vez…y no se sentía cohibido, estaba increíblemente tranquilo…y genuinamente feliz.

— Hombre, ¿es una maldita broma? —sonrió Bucky—. ¿Tú no pierdes el humor, eh? —señaló las rosas. 

— Así, es —respondió Zemo con su voz suave—. Mire su majestad, rosas, para usted, y una banda…

— ¿Y los pájaros? —le siguió el juego Bucky, tomando el ramo con cuidado—.  No es una bienvenida real si no hay pájaros alrededor —le dijo a Zemo mirándolo fijamente y acercando las rosas a su nariz.

— Falta de presupuesto.

— Sí, claro. Que te corten la cabeza. 

— ¿Qué?

— Estás despedido.

— Bueno.

— Oye, huelen muy bien —comentó finalmente Bucky comenzando a caminar con Zemo a su lado.

— Son naturales y endémicas, no las importaron.

— Increíble —sonrió Bucky satisfecho—. Estás recontratado.

Caminaron en dirección a la salida con paso tranquilo uno al lado del otro, tal como si nunca hubiera pasado el tiempo sobre ellos y sus mejores días.

— ¿Oye, no quieres tomar algo? —le preguntó Bucky de pronto.

— Hmm, no estoy seguro…

— ¡Vamos! Ven, tomaremos algo en esa cafetería —lo animó Bucky llevándolo a una pequeña cafetería dentro la estación—. Hey, por cierto, no te saludé… —le miró de reojo divertido— Hola Helmut.

— Hola James —le correspondió Zemo asintiendo con la cabeza y una dulce sonrisa. 

Para Zemo era muy difícil asimilar cómo era posible que ambos pudieran tratarse de esta manera tan… casual, tal como si nunca hubiera sucedido nada. Y nada, era nada. ¿Cómo lo habían logrado?

*************

— ¿Listo? —le preguntó Zemo a Bucky mientras le arreglaba los pliegues de la camisa con absoluto profesionalismo.

A Bucky le encantaba ver esa mirada marrón severa y alerta sobre cualquier detalle. Meticuloso, perfeccionista… Helmut.

— A la orden —respondió Bucky, y estaba genuinamente dispuesto.

Ambos eran verdaderos y eficaces profesionales en sus labores. Hacían su trabajo con consciencia y seriedad. 

— Muy bien —dijo Zemo alejándose con la cámara en mano y un resoplido demasiado seductor y genuinamente inconsciente. Bucky trató de no prestar atención a ese detalle y miró abajo pensando "Helmut, típico".

Un pequeño flash y Bucky levantaba la mirada del suelo sin esforzarse ni un tanto.

— Oh Cristo, mira eso… —le comentó Zemo a su asistente— Cómo ¿Cómo lo hace? —sonrió incrédulo—, ni siquiera… sólo levantó la vista y …ya, mira, ya tenemos una foto de un millón de dólares.

Ambos rieron ante Bucky y éste sólo circundó los ojos divertido. Se puso las manos a la cadera y siguió haciendo poses un tanto burlescas para gracia de Zemo y los suyos. Sin embargo, la cámara nunca dejaría de amar a Bucky Barnes, en especial la cámara de Helmut Zemo.

— Ven, súbete aquí… —le indicó luego Zemo a Bucky, señalando una motocicleta de colección.

— Las gafas…

— Aquí tienes —le alcanzó Zemo con cuidado—. Trata de ponerte cómodo, bueno no tanto… tú ya sabes…

— Seré James Dean —sentenció Bucky con una sonrisa triunfante y ya subido sobre la motocicleta.

— Eso —dijo solamente Zemo algo distraído con que todo lo demás quedará perfecto.

Y le siguió tomando más fotografías en diferentes sitios del parque. Bucky salía a escena con uno y otro conjunto, y Zemo se ponía más serio cada vez. No sé intimidaba con su presencia, sólo quería hacer bien su trabajo como lo había hecho durante años; eso significaba reprimir su adoración por la imagen de Bucky, aunque tuviera que congelar su sentimiento por al menos un par de horas más.

— Mis fotos siempre salen bien contigo, son perfectas, me hacen sentir completamente satisfecho y ni siquiera tengo que esforzarme demasiado —le dijo Zemo a Bucky finalmente, cuando hubieron acabado y ya comenzaban a recoger sus cosas.

Bucky observó sus ojos tímidos bajo la luz brillante y recordó algo que no sabía exactamente de qué momento preciso provenía o si alguna vez fue real:

"Todos dicen que los ojos azules son los más lindos; pero, ¿alguna vez has visto la luz del sol resplandecer sobre un par de ojos marrones? Es lo más hermoso que podrías ver en tu vida"

Bucky sólo sonrió.

**************

Y la labor aún no culminaba. Al día siguiente debían tomar fotos en otra locación, esta vez con una guapa modelo danesa. No era tan increíble como Songbird, pero era lo suficiente como para que Zemo no perdiera oportunidad para coquetear con ella. Bucky veía esto a lo lejos con ojos calmos, sentado sobre la hierba verde, bebiendo su botella de agua a sorbos mientras esperaba la respuesta de Yelena a su mensaje en Messenger. Entonces reprochaba a Helmut en alguna parte de su interior, mientras otra le recordaba que él siempre había sido así.

De pronto, Bucky sintió que el sol era muy sofocante y decidió ir a sentarse en un mirador cerca al muelle, así podría también aprovechar para comer su sandwich de guacamole; ahora tenía su propia dieta, nadie le controlaba, era el dueño de sus decisiones y de lo que fuera mejor para él mismo pues, debido a su madurez y consciencia, esto no podía ser de otra manera.

Entonces, en un momento indeterminado e imprevisto, Zemo apareció a su lado. Bucky levantó su vista para encontrar a este hombre con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

— Hola… —le saludó Bucky con un tono algo infantil.

— Hola, James —respondió Zemo tomando asiento a su lado—. Qué hermosa vista ¿no lo crees?.

Bucky sólo asistió efusivamente mientras se concretaba en comer su sandwich. 

— La última vez que te tomé fotos, creo que las cosas salieron muy efusivas al final… —observó Zemo.

— Ahm, sí —balbuceó Bucky masticando su alimento.

— Tengo un buen presentimiento ahora, creo que estamos … ¿en paz?

Entonces Bucky tragó y lo miró de reojo con una sonrisa para decirle:

— Qué pasa Mut ¿No vas a llorar ahora, o sí?

— Oh, demonios, James, vete al infierno.

Entonces Bucky se echó a reír a carcajadas y Zemo descolocó su rostro en una sonrisa incrédula. Luego miró a Bucky y le mostró otra sonrisa, una más amplia y luminosa.

— Tal vez luego —respondió entonces Bucky recuperándose de su carcajada—, por el momento… me comeré esto —dijo, y se metió a la boca su último trozo de sandwich—. Joder, hombre, ¡este lugar es fantástico! Por qué nunca había venido aquí antes… ¿Hey, por qué nunca vinimos antes? Íbamos a tantos lugares, qué pasó, ¿por qué nunca vinimos aquí?

— Mucho trabajo —respondió Zemo en voz baja.

— Sí, eso siempre fue un problema. Por eso ahora estoy moderando todo esto…

— Sí, lo comprendo…

— …¿Te acuerdas de Natasha Romanov? Ella tiene una hermana, Yelena, que es mi novia; ahora estamos en esa etapa…

— …¿De las rosas, los arcoiris y fuegos artificiales?

— … No, ya pasamos eso, ahora todo es más tranquilo, ella ya sabe cómo soy y yo igual; por eso necesito hacer las cosas con más…¿Cuidado? 

— Entiendo.

— Mañana viene…

— ¿Quién?

— Mi novia, Yelena, viene para verme —sonrió Bucky—. La extraño mucho… creo ella tampoco puede perder muchas oportunidades para pasar tiempo conmigo.

— Sé lo que se siente —dijo Zemo y pensó si continuar—. Yo…tengo una…novia también, es decir, no sé…

— Cómo que no sabes.

— Es que se siente… algo extraño decirlo… "mi novia" Ya sabes.

— No seas bobo —le  dijo Bucky riendo— ¿Te gusta?

— ¿Ella? Sí, mucho… demasiado.

— ¿La am…

— No hagas esa pregunta.

— Por qué no —rió Bucky.

— No estoy listo para decirlo —dijo Zemo quedándose tieso—, no de nuevo.

— Está bien, eso está bien por ahora —le dijo Bucky apoyando su mano contra el hombro de Zemo amistosamente—. ¿Quieres que te diga algo?

— ¿Bueno?

— Pienso que no eres para ella.

Zemo se apartó un poco de Bucky para mirarlo con el ceño fruncido. Bucky también lo miró, no había bromas en su mirada y sólo mirar ésta le bastaba a Zemo para comprender su posición.

— Ya sé lo que piensas —le dijo entonces Zemo—. Todos piensan lo mismo, pero como verás no es algo que realmente esté dispuesto a considerar.

— Ajá…

— Sí, y cambiando de tema, me parece un gesto muy entrañable que tu novia venga a verte mañana, de hecho si gustas puedes traerla a la sesión de fotos, creo que le gustará observar tu faceta frente a la cámara.

— Mira eso… —observó divertido Bucky— Pero qué idea tan buena… Yo sí lo voy a considerar.

Ambos se quedaron mirando por un par de silenciosos segundos. Bucky no sabía por qué, pero le comenzaron a sudar las manos. 

— Supe que abriste un negocio con ella, tu novia, allá en Nueva York —dijo entonces Zemo rompiendo finalmente ese contacto visual para fijar su vista más allá el suelo.

— Sí, nos va muy bien. Supe que Ikaris está saliendo con un cantante Indie ¿Por qué no se han divorciado ustedes hasta ahora?

— Estamos jugando un juego de quién se mete en algún gran enredo antes que el otro —sonrió Zemo sarcástico.

— ¿Ah sí? Tal vez van empatados.

Entonces Bucky quería entender por qué a pesar de todo simplemente no podía dejar a Zemo pasar, ¿siempre estaría ahí? como un alfiler en su corazón. Y Zemo pensaba exactamente lo mismo, entonces suspiró. 

— ¿Realmente crees que… —titubeó Zemo.

— Hm?

— …yo, yo soy una mala persona, que nunca le haré bien a nadie?

— Oye, Mut, basta con eso.

— No le hago bien a nadie, por eso no soy para ella, por eso no soy para nadie.

— Helmut… —le advirtió Bucky.

— Sé que lo intentan, todos lo intentan…pero al final, la caída siempre llega.

— Hey —le susurró Bucky acercándose un poco más a él y deslizando su mano hasta su brazo—. Depende de ti, siempre. Si lo quieres, realmente, siempre se encuentra un modo.

Zemo levantó su rostro y se encontró con esos hermosos ojos azules mirándolo tan cerca, tan dulces, tan comprensivos. Bucky… él aún lo amaba, él nunca dejaría de hacerlo.

Helmut sonrió y quiso acariciar la mejilla de aquel hombre que ahora lo contemplaba con tanto cariño.

— James, tú no me odias…?

— ¿Por qué lo haría?

— Te hice mucho daño…

— Sí, pero también me hiciste muy feliz —y sonrió—. Nuestros momentos buenos realmente fueron los mejores; valía la pena luchar por ellos…

— No lo hice, no luché.

— En realidad creo que sí lo hicimos, de verdad, créeme. Hasta que ya no se pudo… A veces es muy difícil…

— Entonces, todo está bien ahora…¿Entre nosotros?

— Claro que sí —le aseguró Bucky aún sonriente.

— ¿Somos amigos?

— Siempre lo fuimos. Claro, ahora podemos ser más cercanos, creo que ya tenemos un rumbo en nuestras vidas, pero… sí. Tú y yo siempre seremos amigos. ¿Nos llevamos bien, o no?

— Sí —sonrió Zemo, tranquilo e iluminado. Entonces, sin pensarlo siquiera, acomodó su cabeza en el hueco entre la quijada y el hombro de Bucky. Éste, sorprendido pero feliz por el gesto, lo aferró más hasta poder rodearlo con sus brazos.

— James —le susurró a Bucky— ¿y, puedo besarte? —se estaba riendo.

— ¿Como un amigo con derechos? —rió Bucky—. Claro que no, ni lo intentes.

Zemo se apartó un poco y lo miró a los ojos con claras intenciones de hacer todo lo contrario, acercando su rostro cada vez más

— ¿Estás seguro? —se burló Zemo.

— ¿Está poniéndome a prueba, Barón? —le cuestionó Bucky divertido.

— Veamos…

Entonces Bucky no se contuvo más y se echó a reír a carcajadas alejándose de Zemo.

— ¡Helmut! me haces reír, no hagas eso.

— Oh, vamos, sólo era una broma…

— Qué payaso eres… —le dijo Bucky recuperándose—. No, no habrá besos esta vez, pero ven —le dijo extendiendo los brazos—, seré tu apoyo mientras pueda. Tienes mis brazos.

Zemo se dejó caer sobre su pecho para dejarse abrazar por Bucky. Entonces ambos, unidos de esa manera, se quedaron un rato más allí, contemplando el hermoso horizonte del Pacífico, las aguas más tranquilas del océano, con algunos comentarios tan triviales como los sucesos de un día cualquiera, un día más…uno más.

**************

Al día siguiente, Bucky, sonriente, traía de la mano a su amada Yelena ante Zemo. No es que ella no lo conociera de vista, pero esta era la primera vez que lo veía en persona. ¿Serían todas las leyendas ciertas?

Zemo estaba organizando todo para la sesión fotográfica cuando Bucky lo llamó a sus espaldas. Cuando volteó, allí los vió: Bucky, hermoso, iluminado en una sonrisa; y ella, Yelena, sencilla y bonita, con una personalidad tan fuerte que se imponía ante todo. El corazón de Zemo se estrujó un tanto mientras se acercaba a ellos; al llegar, saludó con la elegancia que lo caracterizaba con un caballero, e incluso se atrevió a tomar la mano de Yelena para depositar un suave beso en su dorso... ¿muy galán, eh?

— Oye, no intentes seducir a mi novia —le reclamó Bucky, tal vez en broma, tal vez en serio.

— No lo hago —se excusó Zemo.

— ¿Sientes que te coquetea? —le preguntó Bucky en voz baja a Yelena.

— Pues sí —afirmó Yelena con seriedad.

Entonces Bucky fijó su vista en Zemo y, con los ojos entrecerrados, le advirtió con seriedad renovada que no ose intentar seducir a su novia. Zemo, por su parte, sólo asintió con una sonrisa comedida.

Mientras Bucky pasaba el rato de descanso con Yelena, Zemo los observaba de reojo tratando de coquetear con la modelo danesa para disimular el interés que esta pareja deportaba en él.

Existía una conexión, confidencialidad y tierno cariño entre Bucky y Yelena que Zemo no podía dejar pasar ante sus ojos. Veía como ella le echaba los brazos al cuello y con su sien acariciaba la quijada de Bucky mientras cerraba los ojos dibujando una sonrisa en su rostro; por su parte, Bucky, la rodeaba con sus brazos y, con una expresión hermosamente contenta, apoyaba su cabeza sobre la de ella. Los ojos cerrados, las sonrisas, los besos suaves y dulces que parecían nunca estar satisfechos, las miradas anhelantes... En verdad se amaban tanto... Y Zemo los observaba a lo lejos, de reojo, tal vez haciendo avances con la modelo danesa, tal vez sólo sintiendo que un extraño sentimiento se apoderaba de él, un extraño sentimiento ligado a aquellos recuerdos que, al igual que flashbacks disparados contra su mente, le rememoraban que alguna vez fue él quien estaba en aquel lugar...en aquel lugar que ahora ocupaba ella, en aquel lugar donde era amado por Bucky de aquella manera adorable... Y hoy, hoy estaba aquí, lejos, sabiendo conscientemente que debía conformarse con un cariño sutil de amistad... Un amigo más, sólo uno más.

Y, sin embargo, Zemo... él, no sentía rabia ni celos, lo que sentía era... resignación. Una resignación comedida. Su cariño por Bucky era tan grande que, el verlo contento tal como siempre se lo había merecido, le compensaba cualquier sentimiento de pérdida; valía la pena verlo sonreír...con aquella sonrisa hermosa y los ojos azules iluminados, sí que lo valía. Y, además, qué más podía hacer.

Así que Zemo le tomó todas las fotografías a Bucky, lo sintió cercano y lejano a la vez, pues sabía que nunca más podría posar los dedos sobre sus labios en busca de un afecto perdido, ni acomodarle el cabello sabiendo que más tarde se lo desordenaria en medio de besos intensos e insaciables. James, su James ahora se iba, de la mano de su novia a vivir el sueño que él mismo había construido, se iba...y, aunque ahora era su amigo, no sabía cuándo volvería a verlo, tal vez pasarían semanas, meses...años. Ya nada lo ligaba a su vida, y de hecho viviría esa vida lejos de él... construiría una historia lejos de él, nuevos momentos, nuevas sensaciones, y en todas él ya no estaría. Tan sólo, tal vez... las fotos de Facebook, esas podrían ser un consuelo, claro, cuando se cansara de fingir consigo mismo que no lo extrañaba demasiado.

Y él le había dicho que... El amor no se acaba...no, no tan fácilmente. Pues, a pesar de la dificultad, a James ese amor ya se le había acabado; o, al menos, eso era lo que Helmut asumía y, qué más podría pensar.

*****************

Y, sin embargo, no pasaron muchos meses para que James le dejara un recado en su contestadora para felicitarlo por un reconocimiento que se le había otorgado recientemente. Helmut, emocionado, le había devuelto la llamada inmediatamente. Hablaron un par de minutos pero para él fueron horas...tal vez las mejores de su semana, sin querer desmerecer las llamadas de Songbird pero...James, James era James.

Y así, los próximos días, semanas, no importaba realmente el tiempo ni el momento, ambos siguieron en contacto amistoso. A veces, coincidían en alguna sesión fotográfica o en algún evento, y entonces hablaban, hablaban y hablaban, reían, se reían mucho. Eran tan buenos juntos, y sin embargo ambos estaban enamorados de otras personas, tal vez de otra forma, ni ellos mismos lo entendían... Pero cuando estaban juntos, estaban bien... Cuando estaban juntos era como regresar a un tiempo loco y entrañable, era como regresar a casa otra vez.

(*)
Tu secreto está a salvo aquí
Nunca se irá
Está en el sótano para ti, ya sabes a qué me refiero.
No buscará reemplazos.

Mi bailarín
Hay muchas caras en mi galería

Él...
no sé en qué semana hizo su parada.

Él...
esto envejece, envejece mientras los años transcurren.

Él...
telexteame, o puedes llamarme

Corazón galavantado.
No sé en qué semana hizo su parada.
Pero tu secreto está a salvo aquí.
Y nunca se irá.
Está en el sótano para ti.

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Ref:
(*) "Number 10" de Interpol.

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