Quinta parte.

Nueva York, primavera del 2000

— Helmut, me duelen los tobillos…

— Los botines son nuevos, se te pasará.

James caminaba apenas, tratando de seguirle el paso a Helmut mientras ambos se dirigían hacia el avión que los llevaría hasta su gran aventura en Nueva York.

Para ese entonces, Helmut Zemo Y Bucky Barnes ya eran amantes, y su relación también se solidificaba en el campo laboral. A su vez, Zemo había comenzado a abandonar su estilo bohemio por uno un tanto más atrevido, pues frecuentemente usaba prendas de cuero, y gafas oscuras los días soleados, así como más accesorios a comparación de su anterior estilo. Sí, andar casual no era algo tan casual para Zemo, pues él era en ese tiempo, e incluso el día de hoy, lo que actualmente podríamos llamar: un hombre ubersexual.

— Helmut…

— Qué. — Zemo se dió la vuelta, un tanto hastiado, cuando escuchó a James quejarse de nuevo. Estaba en el primer escalón en su subida al avión, desde ahí pudo ver a un James apenado, pero sobretodo, preocupado — Qué sucede.

— Sabes que estoy muy nervioso, tal vez inseguro, no sé…no sé si podré estar a la altura…yo…

— James. — Zemo tomó su mejilla con una mano, y lo miró con adoración para decirle con total firmeza— Eres hermoso. 

James levantó su mirada y se sonrojó con la calidez de esa mano sobre su mejilla. Y esa forma de hablarle…Zemo era tan seguro de sí mismo y de sus creencias…

— Lo harás bien, no te preocupes tanto. ¿Está bien? — le dijo Zemo, y le mostró una sonrisa evidentemente fingida, así era su actitud. Inmediatamente se dió la vuelta. — Ahora, vamos. 

Cuando arribaron al aeropuerto Kennedy, Zemo ya estaba con su cámara fotográfica Réflex tras Bucky.

— James…

Bucky se dió la vuelta y fue sorprendido con el flash de la cámara de Zemo. Se quedó estático… lo había tomado por sopresa. 

— Vamos, una sonrisa para el recuerdo… — le dijo Zemo sonriendo.

Entonces Bucky se acomodó y le sonrió apenas. Zemo capturó ese momento. Tenía el presentimiento de que cuando volvieran allí dentro de una semana, James ya no sería el mismo, y por ende él tampoco.

********

Sam Wilson era el supervisor de la campaña fotográfica de Ralph Lauren. Zemo y Bucky se reunieron con él y luego fueron guiados hasta su hotel. Se iban a hospedar en uno de los hoteles más caros y antiguos del distrito de Manhattan.

Antes de entrar a sus respectivas habitaciones, Bucky se volteó para ver a Zemo. Lo encontró con esa mirada… Esa mirada entonces oculta tras el enigma de sus gafas oscuras, tal como si ardiera tanto que pudiera quemar. Y ese cigarrillo deslizándose descaradamente por sus delgados y rosados labios…eran como una cerilla esperando ser encendida por el fuego de su boca. 

Zemo se apoyó despreocupadamente contra su puerta sin dejar de mirar fijamente a James. Le dió una calada a su cigarrillo y sonrió de lado. Sabía hace varias semanas que lo tenía a sus pies.

Y era verdad.

James otra vez se sintió perdido ante esa condenada presencia seductora. Habían trabajado brillantemente juntos los días anteriores; en las sesiones fotográficas, Zemo le había lanzado indirectas coquetas, y lo alentaba con sus sonrisas perversas, comunicándole sus deseos a través de aquella mirada cautivadora. Por supuesto, no habían podido dejar de verse todas las noches, sin importar el lugar ni las circunstancias, ambos se deshacían y se volvían a hacer en vaivenes de pasión y devoción.

Bucky, finalmente, respiró hondo y se volteó para ingresar en su habitación. Sería una locura sucumbir a esos deseos tan temprano y sin ni siquiera haber abierto sus maletas. Sin embargo, aún así, no cerró la puerta… 

No fue a propósito, fue porque todavía estaba un poco desconcertado.

Avanzó unos pasos dentro de su habitación y cerró los ojos… Entonces escuchó la puerta cerrarse. Su corazón comenzó a latir rápidamente, abrió los ojos y se dió la vuelta de inmediato.

Blue Jeans, camiseta blanca,
entras a la habitación, y sabes que haces arder mis ojos.
Como James Dean, seguro.
Seguro que eres tan descarado como la muerte,
y enfermizo como el cáncer.    (1)

— La decoración no es de mi agrado, pero la vista es hermosa. 

El comentario casual de Zemo no hizo ningún efecto sobre Bucky, pues seguía tieso. Entonces Helmut se quitó las gafas revelando la intensidad de su mirada. Y lo único que pudo decir Bucky finalmente fue:

— Qué.

En menos de un segundo Zemo se fue sobre James y lo besó con todas sus fuerzas sujetándolo por la cintura. Bucky recibió ese beso como un golpe de calor, y no pudo hacer otra cosa más que rodear a su perdición entre sus brazos. 

Ambos perdieron los estribos y el equilibrio ahí mismo. Bucky no sabía de dónde sostenerse y, con torpeza, hizo caer todos los ornamentos de la repisa mientras Helmut se lo devoraba a besos. Finalmente, resignados, ambos se dejaron caer sobre el suelo. Desesperados, se besaban como si su vida dependiera de ello.

Bucky se las arregló para quitarle la chaqueta de cuero a Zemo y así poder acariciar sus pectorales, mientras se dejaba aprisionar entre las piernas de Helmut el cual deslizaba los labios por su quijada y su cuello con un ardor incontrolable. 

Sin embargo, en pleno éxtasis, Zemo se detuvo para exclamar impresionado al ver un cuadro, apoyado contra un mueble, que Bucky dejó caer:

— Oh, mira, es un Korenveld met kraaien perfectamente replicado…

James giró su cuello para fijarse en el bendito cuadro, y se estiró rápidamente para voltearlo de cara contra el suelo retomando de inmediato los besos sobre la boca de Zemo, mientras se dejaba desvestir por éste ahí mismo, sobre aquella alfombra victoriana que sería testigo de sus jadeos impúdicos las últimas horas que quedaban antes de que el atardecer cediera ante la noche allí, en la ciudad de las luces brillantes.

********

Me gusta tu forma de hablar, me gustan las cosas que te pones.
Quiero tu número tatuado en mi brazo, lo juro.
Porque cuando llegue la mañana, sé que no estarás ahí.
Cada vez que volteo, te desapareces.
Quiero sorprenderte, solo ven conmigo, lo juro.
Te llevaré hacia a algún lugar cálido, sabes que j'adore la mer.
Porque cuando llegue la mañana, sé que no estarás ahí.

Mucho gusto en conocerte
(Tengo amor para darte).        (2)

Después de su encuentro apasionado, James convenció a Helmut de llevarlo a explorar la ciudad. Incluso alquiló una motocicleta y se lo cargo en la parte trasera.

— ¿Confías en mí, Helmut?

Bucky estaba a punto de arrancar, y Zemo lo veía sobre su hombro.

— Tengo que hacerlo, ¿no es así?

Bucky se volteó para echarle una mirada y rió.

— Entonces sujétate, porque tomaremos Manhattan.

— Wuu… — Zemo fingió sopresa y rodeó a Bucky por la cintura, haciendo que éste se sintiera extraordinariamente bien. Con la quijada apoyada sobre el hombro de su chico especial, lo contempló y le dijo al oído — Arranque, Sargento Barnes.

— Sí, Señor.— susurró Bucky con la mirada fija sobre la carretera.

Exploraron y admiraron los rincones más extraordinarios de Manhattan. Pasaron de lado al Río Hudson, cruzaron el puente de Brooklyn, rieron a más no poder en el Central Park, visitaron cada galería que encontraron a su paso, y llegaron hasta el Times Square.

— Algún día mi cara estará ahí.— dijo Bucky con total convencimiento.

— Sí, dentro de un par de semanas.— comentó Zemo con absoluta certeza.

Bucky lo miró sonriendo. ¿De verdad llegarían tan lejos?. Y…¿Por qué no? 

— Sé que nuestras fotos son las mejores. 

— Tú y yo podemos ser y hacer lo que queramos, ¿no es así?

— En cualquier realidad, espacio y tiempo…

Bucky quería creer en esas palabras, porque en el fondo tenía una ligera pena, pues… Helmut no era completamente suyo. Posiblemente jamás lo sería. Todos se lo habían dicho, él no era la primera ni la última conquista de Zemo, y aunque fuera tan especial para él… aún tenía ese anillo en el dedo anular, y jamás…y jamás había hecho evidente ni público su romance. Era éso, tan solo un amante…¿un amante más?…un amante al fin y al cabo.

Cuando retornaron a su hotel, subieron a la terraza, y ambos se pusieron a charlar de la vida y de cosas triviales. Zemo fumaba, y Bucky se preocupaba por ello, ya que lo había visto fumar demasiado últimamente.

Antes de que volviera a meterse el cigarrillo en la boca, James se lo arrebató con delicadeza para llevárselo a sus propios labios.

Zemo lo vió resignado y sólo se cruzó de brazos mientras se apoyaba contra la baranda de la terraza. Bucky se acercó allí y contempló la ciudad. Era hermoso, todo era fantástico, como una especie de sueño surrealista, imposible pero absolutamente real al mismo tiempo. Y las luces …

Corazón de neón, ojos de día, brillantes.
Una ciudad alumbrada por luciérnagas.
Que ponen anuncios en los cielos.
Para personas como nosotros.  (3)

Y de repente, otro flash. Ahí estaba, como siempre, Zemo, tomándole fotos en los momentos más inesperados. Bucky sólo podía reír con el cigarrillo entre los labios.

— Ésta vale oro…— comentó Zemo viendo la foto que acababa de tomar.

— Oye, me haces sentir como una cosa cuando dices éso.— dijo Bucky riendo.

Zemo lo miró, con sus ojos intensos que brillaban en la noche.

— James, ¿y tú confías en mí?.

Bucky volteó a verlo. Encontró su mirada penetrante y sus facciones adorables. Expulsó el humo del cigarro y respondió.

— Confío en tí.

Zemo tomó su rostro entre las manos y lo repasó con la mirada. Fruncía el entrecejo, éso expresaba algo importante…

Moieadush…

— Cuándo me dirás qué significa eso. — preguntó Bucky, aún perdido en aquellos ojos marrones.

La primera vez que lo escuchó decirle esa enigmática frase fue al día siguiente de su primera noche juntos. Entonces supo que debía ser algo especial, estaba en sokoviano, éso Helmut se lo había dicho, pero nunca le dijo el significado. Tan solo se lo decía una y otra vez, muchas veces se dirigía a él usando esa palabra… Moieadush. Bucky ni siquiera sabía cómo se escribía, pero sonaba así: Moieadush.

Sé que algún día lo averiguarás.— Zemo trató de arrebatarle el cigarrillo. —¿Puedes devolvérmelo?

— Tu cigarrillo murió.— le respondió Bucky, desafiante, presionando la colilla contra la baranda. — Supéralo.

Zemo acercó su rostro a él y le susurró:

— Sólo no te supero a ti. 

— Ya quisieras…

— La verdad no lo quiero. — le dijo Zemo depositando un suave beso sobre su quijada. 

Bucky lo apartó sujetando su cabeza con ambas manos. Lo analizó con la mirada y luego lo acercó lentamente hasta rozar con los labios su mejilla. Zemo ladeó su cabeza para besar a Bucky mientras lo aprisionaba entre sus brazos contra la baranda.

Esos besos eran cada vez más deliciosos para James, y por tanto, también eran adictivos. Zemo deslizó los labios por su mejilla hasta llegar a su cuello y lo besó con delicadeza. Un beso que le provocó una pequeña descarga eléctrica que recorrió su cuerpo dejándolo sin noción ni sentido… adormecido… James dejó caer lentamente su cabeza hacia atrás, mientras Zemo seguía besando con suavidad su cuello perdido en su fragancia encantadora.

Sintiéndose como si flotara en el vacío, Bucky extendió sus brazos, deslizando sus manos por la barandilla, a ambos lados. Era un éxtasis.

Y te extraño cuando no estás cerca
Me estoy preparando para despegar…
Ooh, oh, oh, oh…
Oh, te ves tan hermoso esta noche.
En la ciudad…de las luces brillantes.                    (3)

********

— Helmut. Quiere hablar contigo, es Sam Wilson…

— Espera. Quédate ahí..

Otra vez Zemo le estaba tomando otra foto, al parecer no se despegaba de su cámara apenas solo para dormir. Bucky sonrió gracioso y exageró sus expresiones.

— Más suave…No… no seas tan payaso, James.

— Te están buscando…vamos, contesta…— dijo Bucky encajandole el teléfono.

— Buen día.— contestó Helmut a regañadientes. — Sí, ya estamos de salida…

James lo vió alejarse haciendo esos ademanes sarcásticos que le gustaban tanto. Sonrió mientras miraba por la ventana. Después de un minuto escuchó esa voz llamarlo por detrás.

Moieadush, ten, toma el teléfono…

James tomó el teléfono creyendo que Sam quería hablar con él, pero se dió cuenta que estaba colgado y que era solo para posar.

— Oye, ¿es en serio?— cuestionó Bucky sonriendo. 

— Sí, ya sabes cómo soy, no me gusta dejar las cosas a medias. Vamos…

— Qué, quieres que sonría así…

— No… sólo hazlo natural…

— Perfecto. Con estas fotos me haré rico. Ahora vámonos.

Bucky lo siguió riendo a carcajadas mientras Zemo caminaba con su característico porte elegante y casi arrogante.

*******

— Qué se supone que estamos haciendo aquí…

Esa fue la primera gran cuestionante de Sam Wilson cuando se encontró con Zemo en planes de fotografiar a Bucky en medio de la atestada calle. A lo que Zemo respondió con absoluta naturalidad:

— Esta es una cámara fotográfica, yo soy un fotógrafo, allá está un modelo, y aquí estamos tú y yo.

— Oye, oye… Ralph Lauren quiere que…

— Yo sé lo que quiere Ralph Lauren, por eso me contrataron. Ellos saben exactamente cómo hago mi trabajo, y tengo libertad creativa para…

— Pero, en medio de la calle…

— Y qué tiene. ¿No se supone que las personas lucirán sus magníficas prendas por las hermosísimas calles de Manhattan…?

— No seas sarcástico conmigo, Zemo…

— No estoy siendo sarcástico. Es en serio.

— ¿Todo está bien allí? — exclamó Bucky al otro lado de la calle al verlos discutir.

— ¡Quédate así, James! — le dijo Zemo comenzando a fotografiarlo. — Cabeza, arriba… medio, medio…¡ahí!. Ahora, cuerpo, derecha. Brazo, 30°… ¡Perfecto!. Las piernas…¡Muy bien, Moieadush!. Acabamos, ven.

Sam miró a Zemo incrédulo, mientras Bucky cruzaba la calle para reunirse con ellos.

— Espera, espera…¡¿éso es todo?! — exclamó Sam.

— Sí. — respondió Zemo con arrogancia.

— Qué tal todo.— saludó Bucky.

— Hola, Moieadush. — le respondió Zemo casi indiferente, mientras alzaba la mano para llamar a un Taxi— ¡TAXI!

— ¿Taxi? — volvió a cuestionar Sam.

— Sí. — dijo Zemo ingresando a un Taxi que acababa de detenerse — Ésto es Manhattan.

Sam y Bucky lo miraron incrédulos. Tardaron en reaccionar y seguirle el ritmo.

El resto de la jornada anduvieron por las calles. De rato en rato, Bucky se cambiaba de indumentaria (no pregunten dónde y cómo porque ésa es otra historia muy compleja y demasiado graciosa para ser relataba aquí :u), y Zemo le tomaba fotos mientras caminaba riéndose internamente por sus expresiones asustadas o sus poses imprevistas. Esas fotos se las guardaría para él.

— Ten-gohamBRE!! — Protestó Bucky cerca del medio día. Zemo ya sabía que se ponía irritable a esas horas y más desde que comenzó una estricta dieta impuesta por su nutricionista de cabecera; y por ello, es que no le daba importancia.

Sin embargo, Sam no estaba al tanto de ésto, y andar escuchando las protestas exageradas de Bucky lo sobresaltaba con preocupación.

— Deberíamos comer algo…— se atrevió a sugerir. Pero Zemo le contestó indiferente:

— James no puede comer todavía.— miró su reloj de muñeca — Falta una hora y 23 minutos para su próxima ingesta alimentaria.

— Maldita sea…¡tengo hambre! — volvió a protestar Bucky a sus espaldas, asustando a las personas a su alrededor.

— Pe-pero él…— señaló Sam sobresaltado.

— Ya se le pasará…— dijo Zemo dándose la vuelta y encontrando a Bucky en un puesto de snacks.—…¡Pero qué estas haciendo! 

— Tengo hambre.— le contestó  desafiante Bucky.

— Deja éso AHORA.

— Noloharé.

— Déjalo.

— Noloharé.

— ¡James!

Bucky lo miró de reojo y no le hizo caso, recibió su hot dog y pagó por él frente a Zemo.

— No lo hagas…¡James!

— ¡Ya lo hice! 

— Dame éso, no te comerás éso, dámelo…

Sam los miraba intercaldamente un poco asustado. Bucky se metió el hot dog a la boca y le dió un gran mordisco.

— No lo trages…No-lo-hag…

Pero Bucky no solo se lo tragó, sino que se terminó por encajar el resto del hot dog en su boca. Zemo, lo miró con desaprobación y se volteó resignado. 

Sam entonces sugirió que deberían comer algo, ya que Bucky había roto su dieta por enésima vez. 

Finalizada su inusual jornada de sesiones fotográficas. Helmut y James volvieron a su hotel, y escogieron sin muchas vueltas la habitación de Zemo. Se bañaron juntos mientras hablaban de cosas triviales, al parecer Helmut no estaba tan molesto con James por haber roto su dieta, seguramente porque ya se estaba acostumbrado; a veces hacían bromas y se reían; y luego sólo se quedaban en silencio, sin sentir ninguna incomodidad al respecto.

Los próximos días, después de las sesiones fotográficas, se turnaban para dormir en la habitación de uno o de otro, se preparaban su comida, veían televisión; o sólo se echaban juntos al atardecer, mientras Zemo leía un libro en voz alta y Bucky lo escuchaba haciendo origamis con papeles reciclados de la recepción. Claro que también tenían sus momentos pasionales, más que todo cuando sus besos se iban intensificando repentinamente, no tenían dominio sobre éso, sólo sucedía. Este conjunto de acciones cotidianas mezcladas con momentos de intensa actividad sexual llevaron a Bucky a anhelar con todas sus fuerzas vivir el resto de su vida al lado de Zemo, este anhelo se volvía frustración cuando por las noches acariciaba la mano que lo abrazaba encontrando ese anillo brillante en el dedo anular; y luego recordaba las palabras de Jhon, el cual resultó no ser tan melosamente amable cuando no estaba frente a Zemo, que le decían que él no era más que una de sus tantas conquistas, y que más tarde seguramente Zemo se iría desecantando de él, y otra persona finalmente ocuparía su lugar. 

Ésto lo ponía triste de vez en cuando, aunque luchaba por creer que no era así, que realmente él podría ser especial, que podría ser diferente con él. Porque cuando Zemo lo miraba con esa intensidad, cuando tomaba su mano deslizando su pulgar, cuando le besaba los párpados por las mañanas, cuando lo miraba orgulloso después de fotografiarlo, cuando le acomodaba el cabello de rato en rato con total diligencia, cuando le llamaba Moieadush… No podía ser…no podía ser que él no le quisiera más que a "los demás", que no hubiera algo especial.

"Te amo más de lo que pudieron quererte todos 'ésos'…" se decía, y con "todos 'ésos' " se refería a todos esos hombres y mujeres que habían estado con él y que aún rondaban a su alrededor. Ninguno de ellos lo había amado tanto como él.

********

— ¿Crees que el maquillaje está bien? — le preguntó Bucky a Zemo justo antes de que lo fotografiara en un barrio de Brooklyn. 

— Sí, está bien — le dijo Zemo con tranquilidad mientras le acomodaba atentamente el cabello — A ver, mírame. Sí, está perfecto.

Sam ya se había acomodado a la situación y a menudo discutía constructivamente con Zemo sobre los planos y el mejor lugar para tomar las fotos. Tres días habían bastado para que se volvieran un equipo eficiente.

Casi todo iba a la perfección hasta que, camino al hotel, Zemo se topó con Heike.

Heike había sido uno de los amores pasionales que Helmut tuvo cuando estuvo en Nueva York hace un par de años. Ella jamás lo había superado, estaba loca por él, la distancia apenas la retenía, con solo verlo se había emocionado en extremo. Corrió hacia él para abrazarlo y recargarse sobre sus hombros rodeándolo fuertemente con sus brazos, como si no quisiera dejarlo ir nunca más. Sam y Bucky se quedaron impresionados, pero éste último se quedó en shock, más cuando ella no tardó en besar a Zemo con todas su fuerzas.

Helmut parecía contento de haberla encontrado, ambos sonreían y se miraban encantados. Y Bucky sentía que se estaba ahogando por dentro, estaba mareado, no podía procesar todo lo que estaba viendo.

— Vaya, hasta podría apostar que ella nos estuvo siguiendo el rastro estos días…— comentó Sam, al parecer, ya que conocía a Zemo, de seguro la conocía también a ella.— Hey Heike, cómo estás.

Ella y Zemo se voltearon y murmuraron algo hasta que Heike levantó su mano para saludar a Sam.

"Quién es él otro" escuchó James de la boca de ella. "Ése es el modelo de esta temporada" respondió indiferente Zemo. Y ésto último resquebrajó el corazón de Bucky. Nunca había sabido cómo se sentía… ahora ya lo sabía, ahora podía sentir que estaba a punto de "romperse su corazón".

Mientras caminaban, Sam hablaba y hablaba, y James ya no sabía lo que le decía, sólo asentía con la cabeza mientras los veía a ellos, a Zemo y a Heike, caminando por delante tomados de la mano, riendo con complicidad…

— ¿Quieren sentarse aquí un momento a tomar agua?— les consultó Zemo de repente dándose la vuelta hacia ellos.

— Haznos ese favor, Zemo. — se apresuró a responder Sam.

Pero Bucky no quería sentarse con ellos, no quería porque sus ojos se estaban comenzando a humedecer, y se sentía muy mal. Sólo quería irse, irse muy lejos… Se acercó a Sam para decirle en un murmullo:

— Me das un minuto, tengo que ir un rato hacia allá — dijo señalando un callejón — Ya vuelvo.

— Pe-pero, Buck, espera…

Pero Bucky ya se había marchado, sin mirar atrás, sin querer saber qué era lo que ahora estaban diciendo o pensando de él. Y tampoco creyó que alguno podría seguirlo, aunque imaginó que Zemo podría darse cuenta cuánto estaba sufriendo y dejaría a esa mujer para ir tras suyo, para aclararlo todo…pero sabía que Zemo no haría éso, y efectivamente no lo hizo.

Solo, en medio de un callejón, Bucky sintió cómo el ardor en sus fosas nasales se incrementaba, subiendo hasta sus lagrimales. Un par de débiles lágrimas se desbordaron de sus ojos azules, y él se las limpió de inmediato. ¿Quién era ella? ¿Por qué él no la rechazaba? ¿Porque era hermosa y atrevida? ¿La quería? ¿Y todo lo que habían vivido juntos, no significaba nada para Helmut? ¿No tenía un poco de consideración…? Realmente era verdad, no significaba nada especial para él.

— ¿Bucky? — no, ésa no era la voz que quería escuchar — ¿Te encuentras bien? Ya tenemos que irnos.

James respiró hondo y suavizó su expresión para darse la vuelta y, con la mirada baja, decirle a Sam:

— Sí, vámonos.

Sam no se atrevió a preguntarle qué le sucedía, sentía que sería muy invasivo de su parte, pero creyó que podría ser amable con él.

— ¿Quieres tomar un poco de agua?

— Sí, sí. Muchas gracias. — le dijo Bucky con una débil sonrisa, con sinceridad, y con absoluta gratitud.

Las cosas no se pusieron mejor, al volver a la plaza, vió que Zemo y Heike estaban esperándolos dentro de un taxi. Definitivamente Bucky no iba sentarse al lado de ellos, pero Sam, sin querer, se adelantó a él y se subió al asiento delantero. Con frialdad, Bucky se sentó al lado de Heike, Zemo estaba al lado de ella en el otro extremo.

En el camino, James se arrinconó lo más que pudo hacia la puerta del taxi y no quitó su mirada de la ventana. Había evitado ver cómo Heike abrazaba a Zemo pero no había podido enviar escucharlos. De haber podido se hubiera tapado los oídos, pero tuvo que escucharlos reír y hablar con complicidad y coquetería todo el camino hacia el hotel. Tenso, sólo podía endurecer su puño mientras respiraba con dificultad, aguantandose las lágrimas y las ganas de detener el taxi y salir corriendo.

Cuando finalmente llegaron al hotel, apenas el taxi se detuvo, Bucky abrió la puerta y se echó a correr hacia su habitación. Sam lo vió y se preocupó de inmediato.

— ¿Sabes qué le sucedió a James? — preguntó extrañado Zemo a Sam.

— Pues…no, supongo que… supongo que quería ir al baño.— respondió Sam fingiendo indiferencia — A veces sucede, ¿no?

— Ah. — Fue lo único que dijo Zemo.

*******

Bucky se encerró en su habitación y no quiso saber nada más. Fue al baño a mojarse la cara y luego hundió la cabeza en su almohada. Hasta que escuchó unos golpecitos tocar su puerta. ¿Sería Zemo? Pensó Bucky, y no se lo creyó.

No era Zemo, era Sam. Quería saber si se encontraba bien, y era sincero con su preocupación. Bucky lo recibió con amabilidad y le invitó a pasar para tomar algo. Sam se veía como un tipo bastante respetuoso y Bucky se convenció de que realmente era un hombre bueno, quiso ser su amigo.

Hablaron de diferentes cosas y hasta rieron. Bucky había comenzado a sentirse mejor, pero necesitaba saber sobre ella. Sam le dijo lo que sabía, y así Bucky supo la relación que Heike tenía con Zemo, y sintió un aplomo sobre su pecho. Finalmente quiso saber si ambos estaban juntos allá, en la habitación de Zemo que era contigua a la suya.

Sí, la respuesta era que sí.

Éso había sido todo. Bucky respiró hondo y se despidió de Sam con agradecimiento. Sonrió fingiendo satisfacción para que Sam se fuera tranquilo. Una vez solo, Bucky se tomó otro trago en seco y se colocó los audífonos de su MP3. Se echó sobre el piso, porque le gustaba echarse y sentarse en el suelo a menudo y más cuando estaba triste. Escuchó metal gótico mientras las lágrimas se iban deslizando por sus mejillas imaginando lo que Zemo y Heike podrían estar haciendo al otro lado de su habitación. 

Bucky se quedó dormido al cabo de un par de horas y cuando despertó ya todo estaba oscuro, la música ya no sonaba en sus oídos y sus lágrimas se habían secado. Se sentó a penas, un poco desconcertado sobre su situación. De pronto la alarma de su reloj de muñeca sonó. Era hora de su cena. Suspiró y se paró para salir afuera y respirar un poco de aire. Helmut estaba vetado de momento en su corazón, definitivamente no tenía intenciones de saber de él o lo que pudiera estar haciendo. Se cerró a todo.

Pero al salir, Bucky, se encontró con algo que no esperaba. Zemo estaba sentado apoyado contra su puerta casi dormido. Éste se sobresaltó cuando Bucky abrió la puerta y casi se va para atrás.

— ¿Helmut? Qué haces aquí… Está oscuro…¿estás loco?

Bucky estaba sorprendido pero no podía negar que se sentía un tanto conmovido de haberlo encontrado de esa forma. ¿Habría estado esperándolo?

— Lo siento, estaba esperándote.— le dijo Zemo levantándose del suelo y sacudiendo su pantalón.

— ¿To-tocaste?. Yo…no pude escucharte…

— Sí. Pero no te preocupes.

— ¿Estuviste esperando mucho?

— Lo suficiente, pero no quería irme, supuse que tarde o temprano saldrías así que me quedé esperando. ¿Ibas a algún lado?

— Sí…— Bucky estaba un poco confundido — … Quería ver qué había en la cafetería…

— Es tu hora de la cena, no comerás allí abajo. Ven, te preparé algo apropiado.

Mientras Zemo le preparaba una comida "apropiada", Bucky lo observaba confundido. Hace unas horas había estado llorando por ese hombre que tenía en frente y ahora…y…y quién sabe qué había sido de él.

— Sam vino a verme.

— Ah, sí, me lo dijo. Estábamos intrigados por tu actitud de ese entonces, pero al parecer todo fue por tus urgencias biológicas. Absolutamente comprensible.

— Y tú… tú y Heike…

— Quiero hablarte sobre éso.

"¿De verdad?" Pensó Bucky "Éso sería muy bueno"

— Bueno. — dijo Bucky solamente.

— Pero será después de la cena. Además supongo que Sam te proporcionó alguna base sobre el asunto.

— Supongo…¿Es tan importante? — dijo Bucky simulando indiferencia, pues no quería dar la impresión de ser una persona celosa o posesiva ya que no olvidaba que Zemo técnicamente no era "nada suyo", porque para empezar éste estaba casado y éso en que posición lo ponía a él…¿Un amante? ¿Y entonces qué era Heike? ¿Otra amante? ¿Un amante celoso de otra amante? Ésto no sonaba muy coherente para él.

— No tanto, pero es necesario. — respondió Zemo con tranquilidad.

Después de cenar, ambos se fueron a sentar sobre la amplia repisa de una gran ventana y comenzaron a hablar de cosas sin importancia. Estaban en penumbras, mirando por la ventana. Les gustaba estar así. 

— Tengo frío. — comentó Zemo moviendo sus pies descalzos.

— Permiso para calentar sus pies, Barón.

— Adelante, Sargento.

Bucky acercó sus pies, también descalzos, hasta los de Zemo y los colocó encima de forma protectora. La calidez de su contacto calmó a Zemo y se apoyó sobre las rodillas sin dejar mirar por la ventana. Entonces le contó sobre su intensa y extraña relación con Heike. Fue algo intenso sí, pero pasajero. Algo que estaba destinado a terminar desde el día que comenzó; sin embargo, Heike se sumió en la depresión y casi bordeó las tendencias suicidas cuando Zemo se marchó a Londres. Y ahora que la había visto de nuevo, ella confesó que efectivamente lo había estado siguiendo los anteriores días. Zemo quería aclarar las cosas con ella pero no podía hacerlo en la calle y, conociéndola, debía hacerlo de forma amable, porque ella era muy delicada emocionalmente, además de ser muy perfeccionista, era muy sensible, y se deprimía fácilmente.

— Y…¿Lo lograste? — le preguntó indiferente Bucky.

— Sí. Tuve que usar todas mis habilidades psíquicas. Sé cómo funciona su mente, es casi como hacer una cirugía — le explicó Zemo con sus ademanes particulares.

— ¿Es casi como una manipulación?

— Exactamente. Te diste cuenta qué clase de persona soy, ¿no es así?

— Manipulador…

— Sí…

— …con tendencias maquiavélicas…

— …Hm, interesante observación…

— … egocéntrico…

— …lo suficiente…

— … descarado… arrogante…

— …un poco…

— … ¿Loco?…

— … En cierta medida, como todo el mundo.

— …y todo lo demás. Pensándolo bien creo que tienes muchos defectos.

Zemo dejó de mirar la ventana y le echó una mirada de reojo sonriendo. Bucky añadió:

— Debería ser muy difícil quererte. Curiosamente todos te aman. Las mujeres te aman, los hombres te aman, los niños, los ancianos, las madres, los tíos, las tías…

— Un gran misterio de la naturaleza humana.

— Al menos para mí, es muy fácil quererte.

— Éso es curioso, porque tú tienes "un gran y puro corazón". 

— A qué te refieres.

Zemo entrecruzó sus piernas con las de Bucky y le dijo con seriedad:

— James, ya que sabes cómo soy…No creas que podrás cambiarme. Es muy poco probable que cambie a estas alturas de mi vida, sobretodo porque no puedes cambiar la naturaleza de una persona. No despertaré mañana o dentro de 10 años siendo un hombre bueno y puro como…como Sam…o como tú. Puedo mejorar y controlar mi actitud pero siempre seré yo. 

— Lo sé. — le dijo Bucky casi adormecido — Pero creo que todos podemos llegar a ser una mejor versión de uno mismo. Y…y creo que si algún día tú lo logras…lo harás no por mí, o por alguien…espero que lo hagas por ti,  porque realmente estés convencido de hacerlo, sólo por el hecho de ser alguien mejor para tu existencia y por tanto para la de los demás.

— Sí, pero no podrás cambiarme.

— Ni lo intentaría.

— Tú y yo no somos iguales.

— Nadie lo es.

Zemo apoyó su cabeza de lado contra la ventana y cerró los ojos. Bucky estaba con los brazos rendidos sobre los muslos y lo observó. En esa posición, Zemo se veía extremadamente dulce y vulnerable, parecía el alma más pura y santa de la tierra, como un ángel caído o algo así. Bucky sabía que no podía cambiarlo pero…lo amaba tanto…

— Helmut…

— ¿Hm?

— …yo…— quería decirle que lo amaba, todos los días quería hacerlo pero nunca lo lograba.—…yo te quiero…te quiero mucho.

Zemo sólo sonrió aún con los ojos cerrados. Y luego le dijo:

— Entonces abrázame, porque todavía tengo frío.

Bucky se reclinó y lo acercó a él tomándolo por los hombros. Lo rodeó con sus brazos y lo sostuvo contra su pecho mientras acariciaba su cabello. De verdad lo amaba tanto…

Ojalá lo supiera. Ojalá lo sintiera.

Y sé que el amor es cruel, y que el amor duele,
pero todavía recuerdo
aquel día en diciembre en que nos conocimos.

Te amaré hasta el fin de los tiempos,
esperaría un millón de años,
promete que recordarás que eres mío.
Cariño, ¿puedes ver a través de las lágrimas?
te quiero más que lo que te quisieron esas p*#@#,
dime que lo recordarás, cariño, di que te acordarás.

Te amaré hasta el fin de los tiempos.                         (1)

********

Al día siguiente Zemo, imprevisible como siempre, sorprendió a todos decidiendo tomar las fotos en el mismo hotel. 

— ¿Te aburrieron las calles, Zemo?

— Me da pena la insolación.— le respondió sarcástico Zemo.

— ¿O te da pena encontrarte con otra Heike?

— ¿Te gusta el vino, Sam? 

— Depende la circunstancia.

— Porque iremos a tomar las fotos en la bodega

— Dios… por qué eres tan excéntrico…

A Bucky le cambiaron el look de su cabello y luego casi se mata de risa cuando supo dónde lo iba a fotografiar Zemo. Hasta éso amaba de él.

— ¿Ya te dije que me haré rico con tus fotos? — le dijo Zemo mientras lo estaba fotografiando.

— Sí, y no creo que te hagas más rico de lo que ya eres. Además él que se volverá famoso y adorado seré yo. Gracias por ello, Barón.


Zemo no respondió y siguió concentrandose en su trabajo con ahínco. Hasta comenzó a sudar y tuvo que quitarse la camiseta impresionando a Sam y haciendo reír a Bucky. 

— Él siempre es así.— aclaró James aún sonriendo.

— Sí, lo sé, pero me sorprende que cada vez se ponga peor.— dijo Sam

— Le apasiona su trabajo. — agregó Bucky tratando de no reírse.

Luego, James fue sometido a otro cambio de look, y esta vez Zemo procuró que todo estuviera perfecto y en su debido lugar. Las fotos las tomaron en el recibidor de la suite principal. Zemo estaba encantado con la belleza de Bucky y lo único que quería era tomarle las mejores fotos, unas que fueran dignas de él.


El trabajo fue arduo. Y al finalizar el día todavía tenían que reunirse con Tony Stark, el presidente y director ejecutivo de Ralph Lauren. Éste los recibió desafiante con una evidente crítica sarcástica hacia su trabajo. En ese mismo instante había tenido una reunión con Steve Rogers. Rogers era el modelo cumbre del medio actual de ese entonces, se podría decir que fue uno de los primeros supermodelos de la generación de los 90', era toda una personalidad y Bucky, casi en secreto, lo admiraba desde que había comenzado en el mundo del modelaje profesional. 

Cuando James conoció a Steve Rogers quedó absolutamente impresionado por su presencia. Era la persona más hermosa que había visto en su vida (dejando de lado a Zemo, Zemo era otro asunto, Zemo era el amor de su vida) Sobretodo porque irradiaba un aura de energía tan positiva y … bondadosa (?

Mientras Zemo discutía, duelo a duelo, con Stark, defendiendo su trabajo fervientemente; Steve hablaba con Bucky con su voz amigable y su mirada limpia. Bucky se sentía muy feliz de poder conocerlo y escuchar todas sus experiencias y sus consejos, de verdad lo admiraba más que nunca. Incluso Steve lo invitó a reunirse con él y sus amigos en un agradable bar de Manhattan. Bucky no podía negarse a ello, por supuesto que le dijo que sí.

Mientras tanto, Zemo se estaba matando con Stark en un duelo hablado de críticas, rechazos, y argumentos contundentes.

Después de esa reunión. Bucky le comentó a Zemo sobre su reunión con Steve (Sí, ahora podía llamarlo "Steve"), a lo que Zemo lo felicitó por ampliar sus interacciones laborales, ya que en base a ello formaría su exitosa carrera. 

— Y tú qué harás.— le preguntó Bucky un poco preocupado por dejarlo solo, cuando hasta ese día no se habían separado por las noches.

— Aprovecharé para revelar las fotos que tengo. Son muchas, me tomaré mi tiempo, tengo que tratarlas y esas cosas…No vayas a beber demasiado. No olvides tu dieta…

— Esa dieta ya murió hace días, Helmut, no me jod…

— Shh…

— No me calles…

— Shh…dame un beso.

Bucky lo miró de arriba para abajo y sin pensarlo más lo besó con todas sus fuerzas. Quería conservar su sabor para las próximas horas porque ya no podía vivir sin sus besos ni su cercanía por las noches. 

— Dejaría todo por estar contigo.— le dijo finalmente Bucky sin saber si había hecho bien o mal en hacerlo.

— No lo hagas. Debes vivir y progresar en tu vida.

— No seas tan serio…por primera vez no seas tan…

— Bésame de nuevo.

Bucky volvió a besarlo y acarició su cintura. Lo amaba tanto.

— Moieadush vé, se te hará tarde.— le dijo Zemo sonriendo.

Bucky se despidió con una sonrisa de oreja a oreja sin querer darse la vuelta mientras caminaba, para no perderlo de vista mientras se alejaba.

En esa reunión, Bucky conoció a los amigos de Steve, todos eran modelos, y una de ellos era Natasha Romanoff, su mejor amiga. A James le impresionó la personalidad segura y fuerte de Natasha, ella se ganó su respeto y admiración desde el primer momento. La situación se tornó interesante cuando hablaron de Zemo, al parecer Natasha no tenía un buen concepto sobre él, ya que lo consideraba demasiado egocéntrico y cínico. Bucky sólo podía reírse porque ninguno de ellos parecía tener idea de que él podría estar tan enamorado de Helmut. Y luego, alguien llamó a Natasha desde la ventana del bar. Todos se voltearon a ver quién era.

Era una joven de facciones simpáticas y expresiones decididas. Obviamente muy guapa. Ella se fijó de inmediato en Bucky, sus miradas se cruzaron…

— Oh, mira, es Yelena…—dijo Steve.

— Sí, ésa mi hermana. — dijo Natasha levantándose de la mesa — De seguro debe querer que le preste algo…me pregunto en qué aventura se habrá metido ahora…

Cuando Natasha salió a darle encuentro a su hermana, ésta le pidió prestadas las llaves de su auto.

— Qué pasó con tu motocicleta — le preguntó Natasha.

— Es una larga historia. ¿Quién es?

— Quién, a quién te refieres…

— El chico nuevo, ahí dentro…

— Ah, es un modelo de Londres. Es amigo de Steve. Está de paso, para una campaña de Ralph Lauren.

— ¿Me consigues su número?

Natasha rió, claro que no haría éso. 

— Olvídalo, yo lo haré — dijo Yelena decidida.

Y de hecho fue éso lo que hizo, entró en el bar y se acercó a la mesa donde se encontraba Bucky con lo demás y clavó sus almendrados ojos en él. Saludó a todos, se presentó con orgullo y sin rodeos le pidió a Bucky su contacto. Él se quedó impresionado, y hasta se presentó con coquetería, sí…hace cuánto no mostraba sus sinceros encantos frente a una chica. Le dió su número y su correo electrónico frente a la mirada atenta de todos. Ella se lo agradeció, sonrió, y salió triunfante. Estaba decidida a nunca olvidar su nombre.

— Wow… éso fue un verdadero flechazo. — comentaron.

— Mira, hasta te pusiste rojo…— le dijo Steve a Bucky. Éste último sólo sonreía apenado.

— ¿Te incomodó? — le preguntó Natasha.

— No, para nada. Fue algo imprevisto pero…la verdad, estoy muy impresionado. — le dijo Bucky.

— Prepárate para sorprenderte más con ella. — sentenció Natasha.

Continuaron hablando de diferentes temas hasta que se hizo un poco tarde y Bucky sentía la necesidad de volver a su hotel. Quería ver si Zemo había llegado allí, y si estaba bien. No había pasado mucho tiempo y ya le hacía falta.

********

James llegó a su hotel y no encontró a Zemo en su habitación. Quería llamarlo por teléfono pero prefirió no interrumpirlo, seguramente estaría trabajando.

Así que se echó de espaldas sobre su cama. Se quedó en silencio escuchando el tic tac del reloj en la oscuridad. Inmóvil, esperando, esperando…

En un determinado momento, ya con los ojos cerrados, percibió que alguien entraba a su habitación. En medio de la oscuridad solo sintió que una presencia se recostaba a su lado.

— ¿Helmut?

— Buenas noches, James. — dijo Zemo acomodándose a su lado. — Tus fotos quedaron sublimes.

— ¿En serio?. Me alegro mucho por ello. ¿Cómo entraste?

— Hay dos opciones: 1) que en realidad yo no esté aquí y todo esto sea sólo parte de tu sueño porque te quedaste dormido; y 2) Booouu…un gran misterio por resolver.

— Helmut Zemo, no juegues con mi estabilidad mental.

Zemo giró su cabeza y sopló a su oreja con delicadeza.

— ¿Sientes éso? — preguntó Zemo.

— Sí, y no estoy loco. ¿Cómo es qué entraste?

— Éso no es importante ahora. Lo importante es que tus fotos salieron estupendas y que estamos aquí, ¿no?

Bucky giró su cabeza y se encontró con el brillo de los ojos de Zemo. Éste acercó el rostro al suyo y lo acarició con la punta de su nariz.

— ¿Qué tal estuvo tu reunión?

— Estuvo estupenda. También, increíblemente, conocí a un par de personas que no gustan de ti.

— Siempre hay una excepción.

— Conocí a una chica, me pidió mi número. Creo que le gusté. — Bucky pensó en si confesarle lo que había sentido — Me impresionó.

— A veces suele suceder.

James amaba la forma con la que Helmut asumía las cosas. Era práctico y racional. Llevó su mano al rostro de Zemo para acariciar su mejilla, y estuvieron en silencio un par de minutos. 

Zemo sentía la caricia de Bucky y, evaluando su día, se dió cuenta muy tarde que él siempre estaba en su mente. Era James a todas horas del día y de la noche. En sueños también estaba, repartiendo su magia…

— Skaždým krokom, každým pohybom zanechávaš božskú stopu, — Zemo comenzó a recitar en sokoviano con voz baja — si kúzelný, si povznesený …a ty si moja oddanosť

 C*rajo, en serio no entiendo lo que dices…— le susurró James.

"Con cada paso, con cada movimiento, dejas un rastro divino, eres mágico, eres excelso, y eres mi devoción" se repitió Zemo para sus adentros. De pronto sintió cómo la mano de James descendía hasta su pelvis haciendo contraer sus músculos por el contacto. Luego, Bucky metió la mano debajo de su camiseta y acarició su piel. Sus narices se rozaban mutuamente en ese encanto que habían creado.

Tengo ganas de ser aire.
Y que me respires para siempre.
Pues no tengo nada que perder.

Todo el tiempo estoy pensando en ti.
En el brillo del sol, en un rincón del cielo.
Todo el tiempo estoy pensando en ti.
En el eco del mar, que retumba en tus ojos. Soñé.

(4)

.........................................................

(2) "Nice to Meet Ya" de Niall Horan
(3) "City of Blinding Lights" de U2
(1) "Blue Jeans" de Lana del Rey
(

4) "Soñé" de Zoé

Basado en "We'll take Manhattan", una historia real sobre David Bailey y Jean Shrimpton.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top