Precipitarse

Ven a buscarme, no ignores mi respiración, ven.
Pasa por esta habitación, atraviesa mi triste oscuridad.
Ven y únete a mí, una vez más, ya sabes dónde, será aquí.

Encuéntrame.

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Finales del 2006

Bucky había pasado apenas unas par de días en casa de su hermana antes de salir corriendo a Londres.

No podría soportarlo. Tuvo temor de encontrarse con Helmut en alguna esquina, tuvo temor del teléfono, de los llamados a la puerta, de todo, absolutamente todo.

— Maté a Helmut Zemo —susurró un día y su hermana no dudó en responderle.

—Tú no mataste a nadie, deja eso. Hiciste lo correcto…

Pero Bucky ya no la escuchaba, sólo escuchaba su voz interior: "Bucky, te volverás loco, te lo juro, loco, loco, demente…sal de aquí, vé muy lejos, muy, muy lejos; porque aún lo amas y sabes que si se te apareciera ahora mismo, ahora mismo lo abrazarías de nuevo"

Entonces pasó los peores días de su vida en Londres. Creyó que enloquecería. En el transcurso del día podía estar muy bien, pero por las noches y las consecuentes madrugadas colapsaba. Todo le recordaba a Helmut o a esa vida que había vivido mal o bien a su lado. Había renunciado a esa etapa de su vida y ahora no sabía qué haría ni qué sería de él y…extrañaba tanto al Barón pecoso de ojos marrones y brillantes. 

Y lloraba, lloraba desconsoladamente en el piso del baño. Miraba a las paredes blancas disculpándose por todo y por nada, cuestionando el por qué y el por qué no. Entonces Helmut aparecía…en una visión, aparecía y se acercaba a él para decirle que todo estaría bien, "Ya no llores, James" le decía "estoy bien, tú estarás bien muy pronto. Ven, déjame darte un abrazo" y entonces James se abrazaba a sí mismo "¿Cómo te sientes?¿Se siente mejor ahora, no lo crees?"

— Helmut… —susurraba Bucky,  cerrando los ojos con todas sus fuerzas, con todo su dolor.

"Te aseguro, mi Soldado, que hay un lugar o realidad alterna donde tú y yo vivimos felices; no existen ninguna de esas cosas que nos separaban ni yo soy un idiota. Pero, lo que estamos viviendo ahora, es nuestra realidad, James, esto nos corresponde, debemos ser fuertes, es nuestro papel. Ya no llores, calma, calma, estoy contigo…Imagina que somos felices en algún lugar, sólo imaginálo, Moja Duše, eso vale la pena"

— Soy tu Moja Duše...

"Eres, sí, eres mi Moja Duše por siempre"

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A Bucky le tomó un par de meses acostumbrarse a su nueva rutina de amartelamiento mientras trabajaba sin cesar, entonces sucedió lo que tenía que suceder; jamás podría escapar de la presencia de Helmut para siempre, finalmente llegó el día en el que tuvo que tomarse fotografías con él.

Y apenas llegando a Berlín, donde sería su sesión, Bucky no tardó en enterarse de los rumores de que Helmut se había entregado al completo y elegante libertinaje que la vida le pudiera ofrecer. Cómo era posible, ya no sólo salía con un montón de chicas o chicos o ambos a la vez, sino que fumaba más que antes, bebía más whisky y vodka  que antes, e incluso…¿también habría llegado a drogarse?

— Señor "No consumo drogas y tú tampoco lo hagas", qué le ha sucedido —murmuraba James en medio del bullicio de las calles—. Y ahora también bebe y se ha vuelto un completo desastre.

Volver a verlo le causaba mucha ansiedad. Quería verlo, necesitaba verlo, tenía que verlo. Su corazón le latía muy fuerte.

Se tuvo que armar de mucho valor para llegar a la sesión fotográfica con Helmut. Allí no estarían solos, pero estaría cerca de él de todas formas. ¿Otra vez repetirían su historia? ¿Cómo se vería ahora Helmut?¿Luciría como en las visiones que había tenido de él?

Y estaba hermoso.

No importaba si su vida era un desastre, Helmut, el maldito bastardo era hermoso. Y ese día, estaba más radiante y guapo que de costumbre. ¿Su actitud? No había cambiado, arrogante e indiferente…

Indiferente. Había sido indiferente con Bucky. Lo saludó como si a penas lo conociera, hablaba más con sus equipo de soporte, con el de mantenimiento,  con cualquiera, a penas sí prestaba atención al radiante de Bucky Barnes. Su teléfono sonó, Helmut contestó relajado, voz suave, algún tono de coquetería. James escuchó un poco de su conversación. Una cita, seguramente, otra cita con algún capullo ingenuo esa noche. 

Bucky odió a Helmut Zemo ese día.

 
Y Zemo lo tomaba fotografías mirándolo no más como si se tratara de otro objeto del estudio, como si no tuviera vida ni sentimientos, y eso era…un modelo más.

¡Un muñeco de plástico, un muñeco vivo!

Bucky arrojó sus prendas en el vestidor, se apoyó contra la pared y experimentó una sensación muy desagradable. Helmut había cambiado, o siempre fue así. No podía reconocerlo, era una farsa… él, él mató y enterró al Helmut que conocía, al que amó, el que había sido parte de su vida…ya no existía. Helmut, ese hombre de allí afuera, ese hombre no era su Helmut, ese hombre era un ser despreciable que nunca había visto y no quería volver a ver nunca más en su vida.

Todos se fueron, porque al final de la jornada, a Zemo le gustaba quedarse solo con sus fotografías. Se sentaba sobre la mesa, fumaba y escuchaba algo de música mientras evaluaba su trabajo. Y entre todo los que se fueron, también se fue Bucky. No lo vió, no lo sintió ¿Quién era Bucky Barnes? Mejor ni recordarlo… o moriría. Como aquel día que se fue, moriría otra vez.

Y entonces alguien tocó su puerta. 

James, James siempre volvía.

— Disculpa, olvidé mis gafas ¿Puedo recogerlas?

— Sí, claro, adelante —respondió Zemo, nada alterado, nada emocionado.

Y así, tampoco miró la búsqueda intensiva de Bucky en los rincones de su estudio fotográfico.

— ¿Estás seguro que las trajiste contigo? —preguntó Zemo finalmente, cuando, sentado sobre su mesa lo miró, después de todo, lo miró como "un ser humano" y ya no como "un muñeco vivo".

— Sí, lo sé, estoy seguro que sí —respondió Bucky mirándolo de reojo.

— ¿No estás tratando de que hable contigo, o sí?

— ¿Qué? Oh, allí están.

Bucky se tiró sobre el suelo para poder sacar sus gafas debajo de la mesa de Zemo. Éste último sonrió al verlo así.

— Sigues siendo tan agradable…

— ¿Qué dices? No te escuché.

— Que sigues siendo un miope. ¿Te están comenzando a molestar los lentes de contacto?

— Prefiero no usarlos por mucho tiempo —respondió James irguiéndose, agitado, pero con su estuche de gafas en mano—. Juro que no sé cómo llegaron ahí.

— Pues yo tampoco —Helmut lo miró desganado pero sonriente—. Y cómo estás.

— ¿Qué?

— Que cómo estás —alzó Zemo un poco la voz—. ¿Estás perdiendo el sentido auditivo, James? Eso es malo, podría atropellarte un auto, o caerte algo encima…

— ¿De qué estás hablando?

— Olvídalo —suspiró Zemo, fijando su vista en el suelo y apoyando las manos sobre la mesa, entonces comenzó a balancear sus pies como un niño aburrido.

— Bueno, eso era todo —se despidió Bucky caminando hacia la salida—. Gracias, ten un buen día, espero que las fotos sean buenas. ¡Nos vemos!

— Cuándo.

— ¿Qué?

— Cuándo nos veremos de nuevo.

Entonces un nudo se hizo en el abdomen de Bucky. Esa sensación cálida otra vez. El corazón latiéndole rápido, por qué…por qué tenía que ser así. Quiso entonces llorar… Helmut alzó la vista para mirarlo, sí, allí estaba después de todo, no estaba muerto, había sobrevivido, ese Helmut suyo vivía aún, podía verlo en esa mirada porque era única en todo el mundo, sólo para él.

— No lo sé —respondió James, en voz baja, disimulando sus emociones—. Tal vez cuando…dejes esa vida autodestructiva que te has impuesto. 

— Ya te llegaron los rumores.

— ¿Que te estás haciendo mierda?, sí.

— ¿Quieres hablar conmigo un momento?

— ¿Ahora?

— ¿Puedes?

— Supongo —se encogió Bucky de hombros.

— Ven, siéntate aquí —le indicó Helmut, señalándole el espacio vacío a su lado sobre la mesa.

Bucky fue y se sentó a su lado, no estaba seguro de lo que estaba haciendo pero se sentía muy... emocionado.

— Oye, lo siento.

— ¿Hm?

— Siento mucho mi comportamiento —le dijo Zemo—, no me he sentido muy bien, y lo que dicen que hago es verdad… porque, yo soy así. Siempre supiste que yo era una mierda, aún así…lo intentamos ¿cierto?.

— Eh…

— Como sea, soy una persona que no tiene arreglo ¿Lo entiendes, James? Es por eso que fue bueno que te fueras, me duele admitirlo pero realmente creo que tomaste una buena decisión.

— Bien… —Bucky exhaló y se giró para ver a Zemo a los ojos— ¿Por qué estás hablándome de esto?

— No estoy seguro, asumo que es por qué…Bueno, yo… Quería decírtelo —Helmut bajó la cabeza.

Bucky lo observaba de arriba para abajo, comenzando a sentir una oleada de emociones punzantes sobre él.

— No quiero que vuelvas conmigo —susurró entonces Helmut, en un hilo de voz.

Entonces Bucky se sintió triste. Dejó de mirarlo y ahora ambos estaban perdidos en un silencio y en una nada.

— Ya no lo hagas —dijo Bucky en voz baja.

— Qué.

— Lo que estás haciendo…

— No puedo.

— Sí puedes ¡Déjalo! —Bucky se sobresaltó y volvió a mirarlo.

— Por qué lo haría.

— Si no te amas…si realmente no amas nada ni a nadie… ¡Hazlo por lo menos por algo de consideración conmigo! —Bucky se bajó de la mesa para retarlo de frente—. A mí me duele ¿de acuerdo? Sabes que, malditamente, no puede no dolerme ¡Maldita sea! Yo te dí todo, te dí todo de mí…¡Lo estás echando a perder todo! Por qué tienes que hacerte tanto daño, por qué elijas siempre ese camino, ya déjalo, hombre, maldición, has algo diferente con tu vida, renuévate, mejora…

— Por qué te importa…

— Qué carajos.

— Yo ya no soy tu responsabilidad, mi vida ya no te incumbe, voy a morirme porque quiero morirme, quiero hacer mi vida una maldita mierda porque soy una mierda, quiero que todo se hunda y se acabe, porque soy así.

— ¡No digas estupideces!

— Tú ya no me amas, sólo sientes pena por mi, tú te fuiste…

— Yo te amo —le dijo Bucky y se le quebró la voz, sus ojos se humedecieron— Yo te amo demasiado —cerró los ojos y las lágrimas corrieron por sus mejillas— Por qué eres así, por qué haces esto. Ya no lo hagas, por favor…

— No hagas eso…

— Por favor…

— No…

Bucky se acercó a él y lo abrazó con fuerza, no se percató que Helmut también estaba llorando. 

— James, no lo hagas, vete…

— No lo haré, no quiero, quiero quedarme contigo. Saldremos adelante, yo te ayudaré…

— No, no… —Zemo se alejó de él —Eso ya no, no funcionará, sabes que no. Vamos a repetir todo otra vez y te hará daño, yo te haré daño. Oye —entonces le tomó el rostro entre sus manos y con sus pulgares le limpió las lágrimas—, oye, shh, ya no llores, mira, sé que duele, a mi también me duele mucho, pero…pero pasará…

— No…no es cierto, nunca pasa…

— Sí pasa, sabes que sí, es sólo una etapa. Tú eres más fuerte y mejor que yo, podrás salir adelante y serás muy feliz, escúchame...Escúchame Moja Duše, serás muy feliz. Prométeme, promete que serás muy feliz…

Bucky negó con la cabeza pero finalmente le dijo:

— Lo haré, si me prometes que dejarás esa vida de mierda.

— Mis promesas no valen, y lo sabes.

— Por todo lo que más quieras…hazlo, te lo pido… —y se lo pedía con el dolor de su corazón.

— Lo que he querido y quiero eres tú —le susurró Zemo—. Está bien, lo haré. Tienes razón, es demasiado. —y lo abrazó de nuevo— es demasiado…

Bucky deslizó su mejilla sobre la de Zemo rozando la comisura de sus labios.

— No sé si sea buena idea —susurró Zemo sintiendo una corriente eléctrica atravesar su cuerpo. 

Ambos respiraron el uno del otro juntando sus frentes. Bucky tomó el rostro de Zemo entre sus manos y le dió un beso suave en la frente, en su pequeña naríz y finalmente en sus suaves labios. Zemo, con los ojos cerrados, no reaccionó, estaba un poco mareado, pero de algo estaba seguro: el día nunca había resplandecido tanto como hoy. Había una sensación cálida y tranquilizadora en su interior, como si fuera…el mejor día de su vida, sin problemas, sin errores, sin miedos, sólo…todo estaba bien, todo estaba absolutamente bien.

— ¿Te sientes bien? —Le preguntó, de pronto, Bucky apartándose un poco.

— Me duele un poco la cabeza… —respondió Zemo sin abrir los ojos— Creo que todo esto está acabando conmigo.

— Vas a frenar, ¿verdad?

— Sí…Esta vez no te fallaré —le dijo Zemo y dejó caer su cabeza contra el pecho de James, éste lo envolvió en su abrazo firme y cariñoso mientras acariciaba su cabello.

— No podemos volver a vernos, James.

— Sí, ya lo sé.

— Esto no irá a ningún lado…

— Está bien, ya lo sé, no te preocupes por eso —le dijo James tratando de sonar tranquilo—. Aunque, no sé cuánto tiempo…es decir, no podremos evitarnos toda la vida…

— Escuché por ahí…

— De alguna de tus citas...

— …Siempre dicen que se necesita la mitad de tiempo que duró una  relación para superarla cuando se rompe.

— ¿Tres años?

— Eso creo.

— Eso crees…

Zemo se apartó de él y lo miró con sus ojos somnolientos para decirle:

— ¿Quieres quedarte conmigo hoy?

— Puedo llevarte a casa para que duermas un poco.

— Está bien.

No, no estaba bien. Zemo lo sabía, no estaba bien. No, porque estaba comenzando a tener todas esas sensaciones en su cabeza de nuevo, ese abrazo, ese contacto, los latidos de su corazón...no, no estaba bien. 

— Tú no me necesitas, Mut.

Bucky ya se había dado cuenta, ahora también lo sabía.

— Ni tú —le susurró Helmut—. No me necesitas para marcharte, sólo ten paciencia, todo estará bien. Yo me iré a casa... todo mi coraje volverá a casa.

— Compórtate, ¿quieres? —le dijo Bucky, y entonces se apartó de él tomándole las manos.

Zemo sonrió con los ojos clavados en los de Bucky, éste también había dibujado una sonrisa en su rostro y en todas las paredes.

Bucky fue retrocediendo hasta llegar a la puerta sin soltar las manos de Zemo. 

"No me necesitas para marcharte"

Y sin embargo, quería llevárselo con él.

Llegaron hasta el callejón a la salida del estudio fotográfico tomados de las manos mirándose frente a frente y sin dejar de sonreír.

— No necesitas que vaya contigo —le dijo Zemo, casi divertido.

— No, sólo basta que digas que me amas...que me amarás. Sólo dí que me amarás.

— Me costará mucho superarte, pero me esforzaré. Es que te amo profundamente. Tal vez ni yo tengo idea de cuánto...

Bucky sonrió espléndidamente, se veía tan feliz. Las arrugas en las comisuras de sus labios conmovieron el corazón de Helmut, nunca podría olvidar esa sonrisa, nunca lo haría.

Y sus dedos se iban deslizando de sus manos, se iban separando...

— El amor nunca se acaba...tan fácilmente —le dijo Bucky, y una de sus manos ya había caído a su costado. Sonreía.

Zemo asintió, con un nudo en la garganta, sabiendo varias cosas. Sabía que podía aferrarse a esa mano que aún se deslizaba de la suya, que podía ir con James por otra ronda, por qué no, una hora más, un día más, un poco más, sólo un poco... Pero también sabía que seguiría hundiéndose por algún tiempo más, seguiría cayendo, aún, un tiempo más. 

Helmut cerró los ojos, casi con dulzura, e imaginó a James. Lo imaginó caminando por esa calle solitaria, lo imaginó llegando a la estación del metro, lo imaginó en una nueva casa, en un lugar nuevo, con sueños nuevos, con una vida diferente, una vida en de la que él ya no sería testigo, y...lo imaginó contento, satisfecho, con la misma sonrisa de ahora, brillante, sí...por todos los días que le quedaban de vida... 

Y sus dedos se deslizaban... Y todos aquellos días juntos se deslizaban... Y ese contacto cálido...roto.

"Él dijo: no me necesitas...para volver a casa"

Frunció el ceño y su mano temblorosa se había quedado en el vacío frío, en la nada incierta.

Aún esperó unos segundos más antes de abrir finalmente los ojos y entonces encontró lo que había decidido: Una ausencia.

Antes de ello, James había soltando su mano para retroceder sin dejar de mirarlo, porque quería recordarlo así, con la sonrisa dulce y los ojos cerrados, tan adorables, tan suyos. Y, antes de doblar la esquina, había vuelto a mirarlo incluso una última vez, sonriendo, sonriendo desapareció tras los muros de aquella calle y luego caminó de frente sin volver a mirar atrás.

Hoy todo mi coraje vuelve a casa.
Fuiste mi mejor deseo hecho realidad. 
Una parte tuya vivirá conmigo para siempre, te lo prometo.

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