C'mere (?)
2008
Bucky estiró sus brazos sobre la cabeza. Había salido a la baranda de su habitación en un cómodo hotel. Estaba de vacaciones junto a su hermana, su cuñado y sus sobrinos. Se lo llevaron para que no se sintiera "tan solo". Bucky reía pensando en eso, en mil años él se sentiría solo; en todo caso, estaba allí sólo porque Barcelona siempre le había llamado la atención, nada más que mera curiosidad.
Se apoyó contra la baranda y revisó su Facebook. Vió las fotos de sus amigos y las nuevas que Becca había compartido, eran de esas vacaciones. Bucky se vió a sí mismo sonriendo como un verdadero fanfarrón. Le habían etiquetado y muchos de sus amigos habían comentado cosas graciosas o solamente cumplidos.
Bucky estaba buscando si ella también había comentado algo. Mientras buscaba, recordó que hoy era la exposición de Helmut. Entonces, al no encontrar los comentarios que buscaba —algo triste—, se fue a revisar el perfil de Helmut.
Hacía eso lo suficientemente a menudo como para saberse el camino de búsqueda de memoria. Veía las publicaciones de Helmut de vez en cuando, le encantaba ver sus fotos nuevas, o leer con curiosidad cualquier publicación que hubiera escrito, o cualquier actividad en la que estuviera participando. Pero no lo seguía, y tampoco era su amigo.
Ahí, en Facebook, podía saber muchas cosas de Helmut, sin que él lo supiera, sólo por curiosidad, sólo por una estima latente…tal vez.
Tal vez.
No podía hacer nada. Sólo podía seguir con su vida, tratando de ser mejor cada día, haciendo las cosas que le gustaban.
Hasta que no vió las fotos de Helmut casado, creyó siempre que todo era una maldita broma o algún tonto error. Bien, al final no lo fue. Helmut se casó, por segunda vez. La primera había sido una hermosa dama de la socialite sueca, ahora se trataba de un célebre actor de renombre. Bien.
"Y nunca pudo ser conmigo"
Se había dicho aquella vez.
"Debí ser yo" "Ese debería ser yo" "Ese lugar es mío"
Había pensado con impotencia y aflicción.
"Ikaris tiene algo que yo nunca tuve. Al menos ahora Helmut está con alguien a su agrado"
Siguió pensando, con tristeza, entonces.
Pero anduvo con indiferencia, diciendo que en realidad no le importaba. No era eso. No lo era. Nunca lo supo o fue conciente pero, en realidad, Bucky estuvo enojado con Helmut en ese entonces.
— ¿Bucky, no bajarás a comer con nosotros?
Pero hoy ya no.
— Sí, dame un momento, unos diez minutos…
Rebecca lo miró con desaprobación y salió en silencio de su habitación. Bucky sólo sonrió y volvió a ver su teléfono. No había fotos nuevas de Helmut, tampoco había publicado nada en los últimos días. Suspiró.
Amaba ver sus fotos.
Alguna vez estuvo en ellas, alguna vez.
Entonces lo sobresaltó una notificación.
Revisó rápidamente, un comentario nuevo, era ella…
No comas pistachos.
Bucky sonrió, una sonrisa genuina. Entonces se animó a enviarle un mensaje privado para agradecer jocosamente la preocupación sobre su bienestar, ya que recientemente había descubierto que en efecto sí era alérgico a los pistachos.
Ella no tardó en contestar su mensaje, con sarcasmo, con diversión, con esa alegría de siempre. Bucky no era consciente de la sonrisa que se formaba en su rostro con cada respuesta.
Helmut siempre estuvo celoso de Steve porque creía que él y Bucky tenían algo que ver, o estaban en camino de tener algo; pero, de quién siempre debió haberse preocupado fue de Yelena Belova. Si en algún momento de su vida Bucky se imaginó al lado de alguien que no fuera Helmut, esa persona era sin duda la risueña y ruda hermana de Natasha.
A veces, Bucky, publicaba ciertas cosas en Facebook sabiendo que podían gustarle a Yelena con la intención de que ella las viera. Sólo por ella. Una notificación suya le alegraba el día, pensar en ella era su momento favorito inevitable e imaginaba cómo sería el día en que volvieran a verse.
La última vez que la vió fue hace unos meses en una de esas reuniones de Nat, comenzaron a hablar y a hablar, intercambiaron números y siguieron hablando días y días. Discutían mucho, ese era el punto. Sus respuestas eran largas como pergaminos extensos, muchas palabras difíciles, mucho ego, mucha presunción…de uno y del otro, y podían hablar horas y horas…
— ¡James, baja a comer de una vez! No me hagas rogarte…¡qué te sucede!
— ¡Ya voy, cálmate!
— ¿Tienes 15 años, o qué?
— ¿Eres mi mamá, o qué?
— ¡Exacto! ¡No lo soy! —le regañó Rebecca con los ojos abiertos como platos—, así que compórtate y baja a almorzar, no me hagas quedar mal… no…
— Está bien está bien… —intervino Bucky moviendo sus manos de un lado para otro tratando de calmar la situación.
— Con quién hablas tanto —Le cuestionó de pronto Rebecca cuando ya estuvieron saliendo de su habitación.
— ¿Qué?
— No te hagas el bobo.
— ¿Qué?
— ¡James Buchanan!
— ¿Sí?
Su hermana le dió un zape al aire muy cerca de su cabeza con verdadera impotencia mientras él comenzaba a reír. Bucky reía porque, además de gustar sacar de quicio a su hermana, había dejado una pregunta en el chat de la que pendía su respiración:
Oye, tengo dos entradas para el concierto de Interpol este próximo sábado en el MSG ¿No quieres acompañarme?
Y, mientras se acomodaba entre la familia de su hermana, esa respuesta había llegado con una vibración corta en el interior del bolsillo de su pantalón:
Ah … No sigo a Interpol.
***********
Pero incluso así, Bucky se atrevió a pedir una explicación y seguir insistiendo para que Yelena se animase a acompañarlo al que podría ser, según él, el mejor concierto de su vida.
"No es que no me guste Interpol" le explicó Yelena por teléfono "Es sólo que…Hubo un tiempo en que sí escuchaba todas esas bandas Revival y de ese tale, pero eso ya pasó… Hoy escucho otro tipo de música ¿lo entiendes?, como que ya no es lo mío, no sé en qué onda van ellos ahora, qué disco, qué canciones… Para que te des una idea, ¡ni sabía que seguían tocando! pensé que habían muerto con las otras bandas… ni siquiera Strokes está en mi lista de reproducción…"
— Está bien, está bien; pero la cuestión es que no quiero ir solo, ¡no podría ir solo! Ir solo a un concierto simplemente no funciona.
"Porque no le pides a alguien…"
— La otra cuestión es que en serio quiero ir contigo. Es decir…yo… —se puso nervioso— Será un momento muy especial para mí y…quisiera compartirlo con alguien especial.
Había dicho las palabras correctas, claro que sí.
Ella tomó aire y suspiró, ¿de resignación? No, realmente le conmovía, no quería que esa estúpida sonrisa en los labios de James Buchanan Barnes se apagase, podría ir a un maldito concierto o a miles de malditos conciertos para que eso no suceda, aunque eso significara sacrificar los mejores episodios de Hijos de la Anarquía un sábado por la noche.
"Bien…Te acompañaré…"
— ¡Sí! —exclamó emocionado Bucky tapándose la boca para disimular.
"Pero te advierto que… casi, ya no sé nada acerca de las canciones de Interpol así que,
muy probablemente, terminaré siendo una muy, pero muy, aburrida compañía…"
— Estará bien, no te preocupes…
"Y además es bueno, sí, porque alguien tiene que cuidarte…"
— Sí, claro, tú sabes cómo defendernos.
"Sí, cinta negra, amigo, cinta negra…"
— Aunque yo también tengo una…
"Pero yo pateo mejor…"
— Y tus puños son duros…
"La muñeca, amigo, todo está en la muñeca."
Bucky rió arrugando las comisuras de sus ojos, era lindo verlo así. Yelena lo imaginaba, y sonreía al hacerlo.
**********
¿Cómo se supone que debe ser asistir por primera vez al concierto de tu banda favorita?
Es posible que dependa de muchos factores, y definitivamente uno de ellos es la gente que esté a tu alrededor a lo largo del concierto ¿Aburridos, animosos, o…?
— Yelena…
— ¿Qué?
— Yelena creo que…
— ¿Qué dices? No te escucho bien, habla más fuerte…
— ¡Que creo que alguien se orinó sobre mí!
— CON UN DEMONIO, QUÉ HAS DICHO!?
— Sentí algo caliente, un líquido, en mi pantorrilla… Está mojada!
— HIJOSDESU… ¡QUIÉN FUE! —se sobresaltó Yelena girandose ante la multitud de las graderías a sus espaldas— Quién carajos…¿¡Fuiste tú?!
— Qué mierda… —le increpó el tipo que detrás de Bucky en el concierto.
Yelena le mostró la mancha de dudosa procedencia en el pantalón de Bucky.
— ¿Tú hiciste esto? —espetó Yelena.
— No, no sé de qué carajos hablas…
Yelena ya estaba a punto de arremeter en contra cuando desde las graderías superiores un par de vasos aún con cerveza cayeron sobre sus cabezas.
— ¡Mierda!
— ¡Joder!
— ¡Qué carajos les pasa!
—¡¡Hijosdesuputamadre!!
— Maldita sea… —susurró Bucky embarrado de cerveza.
— Acabaré con ellos, iré a buscarlos, la van a pagar ¡¡Malditas m#*##$!!!!! —exclamó Yelena.
— Calma, olvídalo —trató de tranquilizarla Bucky—, ya qué, luego… ¡Maldita sea, C'mere! —gritó Bucky de imprevisto al escuchar los primeros acordes de esta canción.
— Esa canción es muy básica —le dijo Yelena, mientras todos a su alrededor comenzaban a saltar y cantar a voz en cuello:
It's way too late…!
…to be this locked inside ourselves!
The trouble is… that you're in love with someone else!
It should be me!
Oh, it should be me…
— Es mi nueva canción favorita —le dijo Bucky—, ahora la escucho todo el tiempo…
— ¿En serio? —cuestionó Yelena incrédula— Pensé que sólo escuchabas esa de "How are things on the west coast"
Pero Bucky no respondió, tan sólo se limitó a sonreír sin despegar sus ojos del escenario.
Yelena hizo una mueca de inconformidad pero se quedó ahí, con las manos en los bolsillos, haciendo movimientos suaves con su cabeza tratando de seguir el ritmo la música. Definitivamente eso ya no era para ella.
Pensar que aún restaban 50 minutos de concierto… Bueno, al menos Bucky era feliz, parecía un niño en la feria.
**********
— ¡Fue increíble! —exclamó Bucky, al finalizar el concierto, todo magullado por los empujones, embarrado en líquidos de dudosa procedencia y con la garganta hecha mierda por tanto corear las canciones a todo dar.
— ¿Y ya te viste? —le preguntó Yelena, aún sintiéndose rara por haber tenido tanto contacto con gente desconocida, sudorosa, extremadamente torpe y sin sentido de espacio personal.
— Oh, vamos, si de eso es justamente de lo que trata un gran concierto… O tú qué crees, podría ver uno de estos shows en internet sin moverme ni un pelo…
— Lo sé Bucky, mira, yo ya fuí a muchos de estos conciertos, son un maldito campo de guerra dependiendo del lugar donde te encuentres… PERO, eso fue hace mucho…
— Ya lo habías olvidado…
— Y con mucho gusto.
Bucky sonrió y se dirigieron al metro, la acompañaría hasta su departamento. Ambos vivían en Nueva York, pero no se veían con regularidad, sólo se enviaban mensajes o se hacían llamadas que podían durar horas. Una vez, incluso, Bucky tuvo que ir baño con el teléfono porque no podía dejar la charla con Yelena, hasta se metió en la tina con el altavoz activado.
— Tengo sueño —bostezó Bucky cuando ya estuvieron sentados en el metro.
— Eh, y…oye, ¿tengo que despertarte mañana también?
— ¿Crees que lo de esta noche te exime de tu deber? —bromeó Bucky.
— Yo no me impuse ese deber —protestó ella—, tú lo hiciste… ¿Y por qué? Porque no puedes conseguirte un nuevo reloj con alarma… yo tengo que llamarte todas las mañanas a las 6:00, cada día…
— Sí… —le sonrió Bucky con su rostro somnoliento y tierno.
— Ya es suficiente, mañana iremos a comprarte un nuevo reloj, o lo que sea; pero yo ya no seré tu despertador, ¿oíste?
— Claro. Pero no olvides que tú aceptaste eso, yo no te obligué y… yo sé por qué aceptaste…
— ¿Ah sí? ¿Por qué? —preguntó Yelena fingiendo curiosidad.
— Porque amas escuchar mi voz cada mañana —sonrió él con burla.
— ¿Tu voz de hombre a medio morir?
— A-ja.
— Claro, cómo no. Tal vez en realidad tú no puedes vivir sin escuchar mi voz todas las mañanas…
— No seas presuntuosa, mujer…
— Oh, cállate, Buchanan…
Bucky se echó a reír casi a carcajadas sin dejar de mirarla.
Finalmente llegaron hasta su destino, subiendo las viejas escaleras porque el ascensor estaba en mantenimiento, hasta la puerta del apartamento de Yelena.
— Bien, misión cumplida —dijo ella apoyándose contra su puerta y tendiendo su mano a Bucky.
— Sí —dijo él solamente, tomándole la mano con delicadeza, distraído, mirando las paredes.
Una vez que se soltaron las manos, Bucky aún permaneció allí, mirando el techo, tan distraído…
— Hm, ¿no esperarás a que te invite a pasar, verdad? —se burló Yelena, mirándolo con diversión.
— ¿Qué?
— Sigues aquí…
— Ah, sí —se reconectó Bucky a la Tierra—, es que este lugar me recuerda mucho a mi primer edificio, es decir, donde viví solo por primera vez, allá en Londres.
— Ah, entiendo. En sí, todos estos lugares se ven iguales, porque la administración es un asco, pero el precio tampoco es injustificable.
— Es cierto, pero hay una diferencia, ¿sabes? —observó Bucky, con el rostro iluminado.
— Cuál —preguntó Yelena, sin poder evitar sonreír, ya que esas expresiones de Bucky siempre le sacaban el lado más sensible. ¿Cómo es que ese hombre lograba conmoverla?
— Mira —le indicó Bucky, inclinándose un poco hacia ella y señalándole una esquina en el techo muy cerca a su puerta—, ¿ves allá? Es una cámara de seguridad, en mi edificio no habían cámaras.
— Y está muy cerca de mi puerta…
— Tiene un buen plano tuyo, eh —le miró él de reojo y divertido.
— Al parecer sí…
— La persona que supervisa las cámaras debe estar enamorada de ti…
— No lo creo —le susurró Yelena girando su cabeza para mirarlo con curiosidad—. Tampoco hay nada muy interesante que ver, aunque agradezco la seguridad…
— Claro, si te atacan en tu puerta, habrá evidencia.
— Qué-bien.
— Oye —le susurró Bucky girando también su cabeza hacia ella—, ¿tú crees que nos esté viendo ahora?
— Claro que no, porque no hay ningún supervisor de cámaras.
— Claro que sí…
— Claro que no.
— Yo digo que…
— No.
— …que deberíamos —Bucky acercó más su rostro al de Yelena haciéndola ruborizar—… deberíamos darle algo que ver ¿no crees?
Yelena lo miró alarmada, ese momento había llegado. Bucky había cerrado los ojos tan suavemente… La calidez de su cercanía era agobiante, su respiración a unos centímetros de la suya, ese aroma de almizcle sutil impregnando su alrededor, no podría, no podría hacerlo… Y de pronto, ese contacto tibio y húmedo sobre sus labios… ¡Esto no podía estar pasando!
Yelena no supo qué hacer pero, cuando Bucky deslizó su mano hasta su cintura, supo que debía reaccionar de una vez por todas. Así que lo empujó.
— ¡Qué carajos, Bucky!
— Qué… —Bucky la miraba anonadado, no entendía lo que estaba ocurriendo, qué había salido mal, qué sucedía…— Yo… yo pensé que… — titubeó con esa expresión incrédula y confundida en sus ojos azules.
— Pues pensaste mal —exclamó Yelena.
— Tú… pero, esto, yo… —Bucky estaba totalmente colorado, y se veía tan avergonzado— Yo… Lo siento —dijo finalmente.
— Creo que deberías irte, sabes.
— De verdad lo siento —Bucky recobró el control de sus emociones—. Creo que confundí las cosas, por favor no te molestes conmigo, no quiero perder tu amistad… —entonces suspiró verdaderamente incomodo— Oh, carajo, siento tanto haber arruinado todo…
— Está bien, olvídalo. Vamos a olvidarlo, ¿de acuerdo? —sugirió ella recobrando la calma.
— Está bien —suspiró él—. Bueno, ahora sí es hora de que me vaya. Nuevamente, disculpa y…en fin, nos vemos luego. Cuídate mucho, buenas noches.
Y diciendo esto, con esa voz tan sincera y esa expresión tan adorable, Bucky se dió la vuelta para dirigirse a las escaleras y salir de allí a paso tranquilo pero apesadumbrado.
Entonces, cuando se hubo encerrado en su habitación, Yelena se sintió mal. No quería haber tratado así a Bucky, no era que no le gustara, es sólo que…no estaba lista para eso, no lo vió venir, estaba asustada, confundida, simplemente la agarraron con la guardia abajo.
Vió por la ventana para ver si Bucky tal vez, tal vez, estaba aún por allí afuera; pero, era obvio que no. Abrazó fuertemente su almohada y cerró los ojos. Pensó… recordó… Todo lo que había sucedido desde el primer momento en que vió a este jovencito de ojos azules en aquel restaurante en esta misma ciudad hasta ya tantos años atrás; y, desde ese entonces, todos sus encuentros fugaces.
"Él me gusta" le había dicho en aquel entonces a su hermana "Saldrá conmigo, él será mi novio algún día porque yo lo escogí"
Había estado decidida a nunca olvidar su nombre.
James "Bucky" Barnes
212 673 1655 (NYC)
[email protected]
Así había escrito en aquella servilleta de papel la noche que ella, irrumpiendo en aquel restaurante, se lo pidió.
Y ahora, ¿este había sido entonces su primer beso? No debía ser así. Lo había imaginado diferente, de muchas formas y en muchos lugares, pero aún así se sintió tan… hermoso. Yelena se tocó los labios, pensando… Él la había besado, lo había hecho, le había tomado de la mano, hablaba con ella todo el tiempo… Mañana, mañana lo despertaría como siempre a las 6:00 AM pero no con una llamada, no, sabía dónde vivía, iría a tocar su puerta, lo despertaría con su presencia, estaría allí, arreglaría las cosas, se diculparía y volvería a verlo sonreír…
"Él me gusta, Nat, él me gusta demasiado"
**********
Las cosas no salieron como Yelena las planificó.
Fue un lío.
Uno grande y absurdo.
Llegó a la casa de Bucky a las 5:57 AM, lista para sorprenderlo, pero él nunca salió a recibirla. Yelena no sabía qué hacer, de pronto se sintió muy ridícula, ¿qué había hecho?. Tomó su teléfono para llamar a Bucky, tal vez al menos sí podría contestarle, y por supuesto que no le diría que había cruzado la ciudad antes de que los rayos del sol aparecieran sólo para ir a verlo.
De pronto, antes de marcar el número de siempre, su teléfono sonó ahí mismo. Era Bucky.
¿Por qué Bucky la estaba llamando cuando ella era la que tenía que hacer ese trabajo?
Contestó.
— ¿Hola?
"Ahm, hola, antes que nada esto sonará muy raro, pero…Estoy en la puerta de tu apartamento, no te asustes, es sólo que … No pude dormir bien, realmente me siento muy avergonzado por lo de anoche, quise venir a disculparme y hablar… pensé que podíamos hablar de camino a la estación…ya sabes, com…"
— Bucky Bucky ¿De qué hablas? ¿Estás en mi…puerta?
"Aquí afuera sí, te llamé porque toqué muchas veces y no…"
— ¿Y el portero?
"¿Cuál portero?"
— Maldita sea, ¿ese hombre nunca puede estar allí a tiempo…?
" No estoy entendiendo. No había ningún portero, eso es raro, literalmente cualquiera puede subir aquí…eso es muy peligroso ¿Sabes?"
— Bucky, escúchame, no estoy allí.
" Qué, qué quieres decir…"
— Salí muy temprano…
" Oh, demonios, me lleva, hice el ridículo otra vez…"
— No Bucky, estoy…estoy en… No te vayas a reír ¿sí?
" ¿Bueno? "
— Estoy en la puerta de tu … casa —dijo Yelena, tensa, mordiéndose el labio inferior—. Llamé al intercomunicador de tu departamento pero no me contestaste… pensé que…"
Entonces escuchó una risa al otro lado de la línea.
— ¡Oye! Dijiste que no ibas a reírte…
" No estás hablando en serio…es una jodida broma… ¡Dios!", rió Bucky todavía.
— No-es-un-chiste! Me estoy muriendo de frío ¿de acuerdo? Y…de hambre…
"Okey, okey… espérame ¿Sí? Ya estoy en camino, ya llegaré" le dijo él aún riendo "Cálmate"
— No es necesario que vengas, mejor veámonos en la estación.
"Pero no desayunaste"
— Pediremos algo en un Starbucks —dijo Yelena ya echándose a andar.
"Bueno bueno, pero dónde nos encontraremos … exactamente"
Yelena siguió caminando mientras le explicaba a Bucky los detalles de su encuentro. El mundo no parecía detenerse a su alrededor pero ella se sentía en otra realidad, como si estuviera en una tonta película cómica… cómica romántica, tal vez.
***********
— Entonces, creo que debemos dejar que las cosas sigan su curso…ya sabes —le dijo Bucky a Yelena cuando salían del Starbucks con un café caliente en manos.
Habían estado hablando de la situación suya sin ninguna incomodidad. Algo que Yelena adoraba de Bucky era la capacidad de este de abordar las cosas con paciencia y diplomacia. Él era muy tranquilo, demasiado optimista, no se hacía demasiado lío por casi nada.
— Va bien —respondió ella sorbiendo su café.
— Aún así, quiero invitarte a otro evento.
— Naaaah —bromeó ella.
— No no, esta vez es muy importante.
Bucky se asomó a la entrada de la Tisch de la NYU y luego volteó para ver a Yelena por última vez antes de ingresar adentro para pasar sus clases.
— El viernes de la próxima semana —le dijo entonces Bucky—, será el estreno de nuestra obra de fin de semestre.
— Sí, a ti te dieron el papel principal.
— Sí —sonrió Bucky recordando el día que se lo contó—. Después de ello hay una fiesta, como una fiesta de gala, ya sabes. Puedes invitar a cualquier persona…
— ¿Vas a invitarme?
— Acompáñame ¿quieres?
— Y por qué yo.
Bucky bufó con burla.
— Podría invitar a todos "mis amigos" ¿A eso te refieres?
— Claro, a todaas esas chicas presumidas y a esos tipos intelectuales que andan tras tuyo ahí adentro —dijo ella señalando el interior de la Tish.
— ¡Hola, Bucky! —saludó de pronto una joven al ver a Bucky—. Llegaste temprano, qué pasó.
— Hola —sonrió Bucky amable—, no pues yo… me equivoqué de horario, se me hizo temprano —y sonrió con esa estúpida bendita sonrisa.
— Bueno —sonrió la joven inevitablemente—, te veré adentro entonces…
— Está bien… —se despidió Bucky momentáneamente.
Un silencio de un par de segundos una vez que la joven se fue.
— Ves —señaló entonces Yelena—, ahí va una
— Yelena…
— Es que, no puedes…
— ¡Bucky! —interrumpió de pronto un joven menudo, de cabello imposible y rostro adorable— ¡Llegaste temprano!
— ¡Hola Dany! —lo saludó Bucky, otra vez sonriendo.
— Yo estoy apurado, debo hacer algo —sonrió el joven—, pero te veré adentro cuando comiencen las clases ¡Nos vemos! —y le dedicó una mirada dulce y adorable.
— Vale, nos vemos…
Otra vez la sonrisa.
— Por si fuera poco, ahí va otro —señaló finalmente Yelena con una mueca de obviedad.
— Oye, sólo son mis amigos…No es nada de lo que piensas.
— Eres muy galán, eh… —se burló Yelena.
— No lo soy.
— Zemo te enseñó sus mañas.
— Claro que no.
— Yo creo que sí.
— No es el punto, te estoy invitando a ti. Ven, por favor, no te hagas rogar.
— ¡De acuerdo! —protestó ella— Pero yo no voy a fiestas, no es lo mío…
— Tú y tus inseguridades.
— ¡Bucky!
— Pero es verdad… —se encogió él de hombros— Oye, deja eso, vienes conmigo ese día, se acabó, iré a recogerte a las 5 de la tarde, iremos al teatro donde me presentaré, me verás actuar, ¡todo será genial! Luego iremos a esa fiesta y todo saldrá bien ¿De acuerdo?
— Está bien, está bien —cerró sus ojos Yelena— me rindo, tú ganas.
— ¡Qué bien! —exclamó Bucky con una sonrisa sardónica— Ahora mejor entro a clases, hablaremos más tarde...
— Sí, claro, mándale saludos a "Dany" y a esa chica tonta... —balbuceó Yelena.
— ¿Qué dices? No te escuché...
— BUEN DÍA, BUCKY BARNES, hablamos luego —le dijo ella enfatizando sus palabras y desviando su mirada para marcharse con la mano en alto.
Bucky sólo asistió con la cabeza y un sonrisa. Parpadeó un par de veces y se metió adentro de la Tish.
Días oscuros se aproximaban...No, es broma, pero sí que se venían días intensos.
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