Dazai is like a cat
Chuuya desactivó su habilidad, dejando la última caja junto a las otras en aquella habitación, suspiró, finalmente había terminado de llevar todas sus pertenencias, y parte de las del castaño, al nuevo departamento que compartían.
Después de tantos años con altibajos en su relación, tomaron la importante decisión de mudarse juntos. Aunque bueno, no era completamente así, ya que la mayoría de sus días los pasaban juntos, y si no era en el departamento de Chuuya era en el desastroso departamento de Dazai.
Pero incluso si alguno tenía una misión en su respectivas organizaciones, y tenían que marcharse de la ciudad por unos días, ellos no pasaban ni un segundo incomunicados. Podrían llamarse el uno al otro y siempre iban a responder, o mandar algún mensaje, en caso de que no pudieran hablar.
Su relación era estable dentro de lo posible, Dazai había madurado más que cuando estaba en la mafia, y aunque aún conservaba su toque, ya no estaba tan perdido emocionalmente.
Chuuya volvió a suspirar cuando vio al castaño entrando a la habitación con unas cajas. Estaba completamente rojo por el esfuerzo, y parecía que en cualquier momento la caja caería contra el suelo y se rompería todo su contenido.
Tras unos segundos caminando hacia su lado, dejó la caja en el piso tratando de ser cuidadoso.
—¡Ayyy~ qué dolor de espalda! — Se quejó como haciendo un berrinche y el pelirrojo soltó una pequeña risa — Chuuu~ no te burles — Lloriqueó y se lanzó a abrazarlo.
—Lo siento cariño — Se rio dulcemente y dio unas palmaditas en su espalda — Tienes 22 años y te duele la espalda cuando cargas algo de peso — Le regañó.
—Chuu~.
—Deberías hacer más ejercicio, tienes que fortalecer tus músculos, ven conmigo un día si quieres al gimnasio — Dijo y Dazai lloriqueó más fuerte.
—No... No quiero levantarme tan temprano para ir a hacer ejercicio y sudar, dormir es sagrado — Se negó.
—Cuando crescas más te va a doler más y no podrás levantarte ni para comer — Se separó un poco de él para mirarlo a los ojos.
—Pero Chuu me va a cuidar si eso pasa, ¿a que sí? — Sonrió y le pico en la mejilla.
— No sé.
—¡Chuuuu!
—Venga anda, que tenemos que colocar todas estas cosas y en un rato va a anochecer — Dijo — No querrás que tu sagrado dormir se vea atrasado — Dazai frunció el ceño pero asintió.
Abrieron las cajas y comenzaron a sacar todo para empezar a organizarse.
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Unas horas después ya tenían todo organizado, bueno, no todo, pero al menos la mayoría sí.
—Yo no quiero pizza — Se quejó el castaño.
—Entonces qué quieres — Dijo un ya cansado pelirrojo.
—No sé, pero no quiero pizza — Volvió a repetir y Chuuya suspiró.
En esos momentos se encontraban debatiendo sobre lo que debería cenar. Y por muchas opciones que Chuuya le diera a Dazai, este no quería nada de lo que le sugería.
—¿Y sí mejor no pedimos a ningún sitio? Y nos bebemos un vaso de leche con colacao junto con unas galletas — Dijo el castaño.
Chuuya suspiró tratando de tranquilizarse un poco, porque principalmente la idea de pedir comida a domicilio había sido de Dazai, y ahora decía que no, que prefería prepararse una cena simple en casa.
Finalmente sonrió leve, al menos ya sabían que iban a cenar
Porque a él no le importaba mucho, tan solo quería complacer hoy a Dazai por el duro trabajo que habían hecho los dos.
Se dirigieron a la cocina y Chuuya empezó a preparar todo, Dazai solo esperaba a que terminara, mientras estaba un rato tumbado en el nuevo sofá.
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Cuando Chuuya terminó de preparar todo llamó a Dazai para que fuera a comer, lo llamó un par de veces pero no contestó. Eso le asustó un poco, por lo que fue él mismo a buscarlo.
Cuando lo vio suspiró algo más tranquilo, el castaño solamente se había quedado dormido, suponía que por el cansancio y todo lo que habían hecho hoy.
Con mucha pena el pelirrojo se acercó a despertarlo.
—Hey..., 'Samu tienes que despertarte para comer — Susurró mientras acariciaba sus hebras oscuras. El castaño se removió un poco molesto y entreabrió los ojos.
—Chuu... — Murmuró algo adormilado. Y el pelirrojo pensó que así se veía muy lindo.
—Vamos cariño, hay que comer — Le volvió a susurrar y le dio un suave beso.
Dazai estaba algo sonrojado y más despierto después de aquello.
Chuuya amaba todo de Dazai y una de las cosas que más le gustaba de él era esa faceta tierna y tranquila. A eso él lo llamaba modo gato.
Porque por lo general los gatos son independientes, pero también son gran amantes de los mimos que personas específicas les hacen. También tenía sus momentos en los que que se comportaba de forma arisca y algo enfadada, pero tras unos minutos se le pasaba.
Caminaron a la cocina de forma tranquila, el castaño aún estaba algo somnoliento, y por eso no caminaba completamente recto y estuvo a dos veces de chocar se contra un mueble y una pared.
Al llegar se sentaron uno en frente del otro y empezaron a comer, no muy lento, pero aprovecharon para relajarse un rato mientras se les llenaba el estómago.
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Chuuya salió del baño con los dientes recién cepillados y Dazai salió unos minutos después igual. Después ambos se pusieron el pijama, era un pijama a juego que se habían comprado recientemente, y estos habían sido elegidos por el de ojos miel.
Se trataba de un pijama enterizo, uno de un gato naranja y otro de un perro de pelo marrón. Tenían una capucha con orejitas y todo.
Habían decidido que Chuuya llevaría el de perro y Dazai el de gato. Porque según el castaño Chuuya era como un perro, alguien fiel y que luchaba por todo lo que amaba. También porque el pelirrojo siempre parecía estar ladrando por su personalidad intensa, pero Dazai no iba a decirle eso en voz alta.
Y Chuuya estuvo de acuerdo con sus argumentos así que no le quiso reclamar, aunque le quedase un poco, demasiado, grande.
Ambos se acostaron en su cama con las sábana limpias, que habían comprado un par de días atrás.
Ambos cerraron los ojos tratando de dormir, pero por más cansados que estuvieran no podían, simplemente sus ojos no querían cerrarse por un par de horas.
Dazai abrazó al pelirrojo por la espalda y puso la cabeza sobre su hombro oliendo el agradable matiz a coco del champú que Chuuya usaba habitualmente.
Chuuya agarró con suavidad las manos que rodeaban su cintura y las entrelazó con las suyas, aún acostado tratando de conciliar el sueño.
—Te amo... — Susurró el castaño en su oído y le dio un pequeño besó en el cuello.
—Yo también te amo 'Samu — Murmuró con un tono tierno en su voz.
Un rato más tarde ambos cayeron rendidos a los brazos de Morfeo, la calidez mutua les había ayudado a conciliar el sueño.
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El de ojos miel despertó cuando sintió que la cama estaba vacía.
Dio palmaditas por la superficie del colchón para asegurarse de que estaba él solo en la cama, y se quedó quieto cuando lo confirmó. Tras unos segundos empezó a dar vueltas sobre la cama, enredándose con las sábanas. Poco después ya estaba hecho una bolita con las mantas y sábanas, y se quedó dormido de nuevo cuando encontró la posición perfecta.
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Chuuya había salido, como todas las mañanas, a correr por el vecindario. No despertó al castaño por el odio que le tenía a sus berrinches, parecía un jodido niño mimado cuando los hacía, y realmente no tenía ganas de aguantarlo así a las 7 de la mañana.
Estuvo fuera de casa durante hora y media, incluso en ese tiempo pasó por una tienda a comprar ingredientes para hacerle un desayuno a Dazai.
Cuando llegó, supo de inmediato que el castaño aún se había despertado, ya que el departamento estaba a oscuras por las cortinas cerradas. Y especialmente porque la casa aún estaba ordenada como la dejó al salir esa mañana.
Por lo general, el castaño tendía a hacer desastres una vez se levantaba de la cama. Dejaba sus pantuflas esparcidas por el salón, y se quedaba solamente con los calcetines. Si intentaba hacerse algo de comer siempre salía mal, por más que tan solo fuera un sandwich o unas galletas con leche, siempre salía mal.
El pelirrojo se dirigió a la habitación que compartían para ver cómo estaba.
Y cuando llegó y lo vio de aquella forma y posición sonrió dulcemente. Eso pasaba muy a menudo, cuando Dazai se quedaba a dormir en su apartamento hacía eso siempre, decía que era para sentir que aún estaba con el cuando este iba a ejercitarse. Según el, el aroma de Chuuya siempre se quedaba impregnado en las sábanas, y eso le hacía sentir más seguro, y mejoraba su calidad de sueño.
Definitivamente amaba a su novio. Aunque eso implicara que tendría que convivir con un ser humano con comportamientos de gatos.
Ese Dazai, que tiempo atrás le había dicho que él era la única razón por la que se sentía humano.
Ese Dazai, que en un pasado le salvó de una traición, aunque este mismo tiempo después le hubiera abandonado.
Ese Dazai, en el que ahora había vuelto a confiar y había empezado una relación sentimental con él.
Amaba a Dazai, ese Dazai que a veces era como un gato.
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Holaaa, aquí un One-shot, para el cumpleaños de una personita especial.
Felicidades!!! 🎉🎉
Espero que hoy lo pases muy bien. TQM 💕
21/12/2023
1579 palabras.
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