05|Mukerrem y Firuze.
La omega rusa entro al harén y se detuvo en seco cuando Nigar le dijo que ahora tendría una habitación en el patio de las favoritas, aquello fue sorprendente para Hurrem.
Siguió a la Kalfa con una sonrisa, pues eso significaba que su plan estaba yendo de maravilla, y ser favorita abría la posibilidad de tener más noches con Suleiman.
Aquella posibilidad era tentadora, por que entre más tiempo oliera él su cabello, menos tiempo de demoraría en desaparecerlo del mapa.
Nigar la dejo que explorase sus nuevos aposentos y salió de los mismos, argumentando que ya tenia otras cosas más importantes que hacer.
Hurrem comenzó a saltar y correr por sus nuevos aposentos, le gustaba mucho, lo colores, la decoración, incluso la cama que lucia cómoda a diferencia de las del harén.
Claramente la pelirroja no sabia las desventajas que le ocasionaban su nuevo rango.
La principal desventaja serian las dos omegas de Suleiman, Mükerrem y Firuze, la primera madre de la HaminSahde Raziye y el sultanzade Kasim, la segunda de los Sehzades Omer y Mahide.
Ambas igual de peligrosas en el ámbito de que tenían a alguien a quien subir al trono en caso que ocurriese algo, y era más que seguro que a ninguna le gustaba la idea de tener que competir con más hijos de favoritas.
Por lo que ahora la omega persa y la omega egipcia estaban reunidas en un mismo lugar, sentada una delante de la otra.
──¿Has escuchado la noticia?──Pregunto Mükerrem con una sonrisa mientras se acercaba una taza de te a los labios.
──Claro que si Mükerrem, no soy estúpida.──Firuze miro el plato con las delicias.
El corazón de la omega ardía en llamas, ¿Por que Suleiman tenía otra mujer aparte de ella? Se supone que cuando ella habia dado a luz a su primer Sehzade, le pidió a Suleiman que por favor no tuviese otra mujer más aparte de ella, que solo ella estuviera en su corazón.
Pero parecía que aquel alfa no conocía la palabra fidelidad, que era igual que aquel dios griego que se metía con cualquier cosa que se moviera.
Suleiman nunca amaria a nadie, miles de mujeres podrían darle su amor y su corazón, pero él sin duda los destrozaría, así como era ahora el caso, en donde el se acostaba con otra omega y dejaba el corazón de Firuze arder en llamas.
La omega persa parpadeaba con rapidez para no llorar, no iba a hacerlo delante de Mükerrem, eso solo demostraría su debilidad, eso solo seria regocijar el corazón de Mükerrem, la primera omega de Suleiman y hasta el momento, su más grande rival.
──¿Qué haremos ahora?──Pregunto Mükerrem.
──Lo mismo que hicimos con la omega anterior, la desapareceremos sin dejar raro.
──¿Haremos lo mismo que con Rosne?
Si, hace algunos meses habia llegado una omega desde Albania, su nombre era Rosne, ella tenia la piel blanca y los cabellos marrones claros, al mismo tiempo que unos ojos grises encantadores, sin duda alguna, aquello fascino al Sehzade.
Pero claro que a ninguna de las dos omegas anteriores le gusto la idea de que otra omega tuviese poder, por lo que ambas decidieron crear una alianza que solo usarían cuando otra omega entrase al patio de las favoritas, una vez se deshicieran de ella, volverían a ser enemigas.
Evidentemente no les importo acabar con la vida de una joven inocente, que podría haberse convertido en una gran sultana de haber tenido la oportunidad, pero el mundo era cruel y la inocencia en Topkapi era la peor consejera del mundo.
Claro que no pensaban en dejar viva a la omega rusa ahora, pero ignoraban el hecho de que asesinar a la rusa iba a ser más difícil que matar a cualquier otra concubina, pues, Hurrem tenia a la HaminSahde y su gente de su lado.
Habían infiltrados de Kosem en Manisa, los cuales ya tenían la orden de proteger a la rusa de cualquier cosa que pudiera ser una amenaza para ella.
Así era el juego, las concubinas que acompañarían de Hurrem ahora que era favorita, eran enviadas por la misma Kosem para evitar cualquier cosa.
De igual modo, Hurrem no era inocente, ella siempre había sido muy astuta y más siendo asesinada procesional, podía anticipar cualquier intento de asesinato.
Dentro de poco, iniciarían los juegos de Manisa.
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