☁︎Moscú y el amor...☁︎

Berlín, la capital alemana, al igual que sus countries era alguien frío y antisocial. Parecía ser como un requisito para ser alemán, desear que el mundo arda y por supuesto odiar a todos. Como todos suponían se llevaba mal con Moscú, capital rusa, y a simple vista el sentimiento era mutuo. Debido a su historia no se podía esperar menos, un odio irracional compartido.

Aunque esto era lo que aparentaban.

-Moscú- llamó. El eslavo se dió la vuelta encontrándose con Bucarest, capital de Rumanía. -A quién miras gigantesco amigo?- inquirió. El ruso le miró fríamente y luego regresó su mirada al previo objetivo. Para sorpresa de muchos se trataba del mencionado alemán el cual se hallaba escuchando los relatos de su irritante compañero, París.

Le causaba gracia el rostro de molestia que cargaba el alemán escuchando la sofisticada voz de la capital francesa. Aún recordaba cuando el alemán se quejó en repetidas ocasiones del francés. Lamentablemente fueron tiempos diferentes en los cuales ellos dos entablaron conversación, buenos tiempos.

-Es insoportable, te lo juro Moskau, él y su asqueroso acento francés!-

Sus comisuras se curvaron levemente al recordar las expresiones faciales y la voz del berlinés. Moscú no hablaba, decía lo justo y necesario. En esto Berlín difería con Moscú, ya que hablaba bastante, en especial cuando le interesaba la conversación. Permaneció observando al alemán fijamente, su rostro expresaba su disgusto al verlo, pero la pregunta era...

¿Realmente le detestaba?

Repentinamente los orbes anaranjados del alemán se encontaron con los azules del eslavo. Los dos aguantaron el contacto visual, Moscú sufrió un leve escalofrío recorrerle al observar la mirada desafiante del contrario. Tragó saliva y reguló su respiración, sentía su corazón latir con fuerza, relamió sus labios.

Y una vez más, aquél recuerdo resucitó.

El ruso vestido con uniforme soviético observaba a su country hablando con el country alemán. No le daba buena espina, ya se lo había dicho al soviético pero este no le prestaba atención, su argumento era que no había peligro aparente, era un pacto de no-agresión. Desde su punto de vista en realidad lo que le importaba al soviético era lo atractivo del alemán, que estupidez.

-Me contó un pajarito que no confías en Third...- oyó la voz del berlinés. El moscovita permaneció callado, como siempre, hacía tiempo no se encontraba con el alemán. -Por qué tan asustado?- inquirió. El moscovita prevaleció en silencio bajo la atenta mirada del berlinés.

-Despreocupate...- murmuró. El moscovita sufrió un escalofrío al sentir la mano del berlinés entrelazarse con la suya. Sus ojos se desviaron al mencionado, observó esa mirada desafiante del berlinés, su mayor debilidad.

Mantuvo sus miradas juntas, devolvió su mirada al soviético acompañado del germano, observó a los dos muchachitos acariciándose y riendo mientras cruzaban miradas cómplices. Reafirmó el agarre que el berlinés le propuso, debería darle otra oportunidad? Luego de todo lo que pasó en la Gran Guerra se había negado a volver a confiar en el alemán. Desvió su mirada al de cabellera castaña, sus ojos anaranjados resplandecieron nuevamente.

No, todo era una trampa, quería que deje de insistirle al soviético que no era buena idea confiar en ellos. No había otra razón para justificar el comportamiento del berlinés con él.

Soltó su mano repentinamente, desvió la mirada nuevamente a los dos muchachitos, las caricias propuestas por el soviético le dictaban lo peor. Debía hablar con él cuanto antes, aquello no le daba buena espina para nada, desvió la mirada al berlinés una vez más. Repentinamente pasó a un lado de él dispuesto a abandonar el sitio, mala decisión.

No escapas de Berlín así de fácil...
En especial cuando sabe que te gusta...

De repente sintió como le jalaban del brazos, sintió las manos enguantadas del berlinés tomarle del abdomen acercándolo a él. Sufrió un escalofrío recorrerle la espalda de arriba abajo, su rostro ardió con demasía. Se dió la vuelta encontrándose con el mencionado vestido con ese traje tan característico que poseían los alemanes en esos tiempos. Lo pegó contra el muro y le jaló del cuello de su unifrome hasta estampar sus labios mutuamente. Su rostro ardió ante el contacto al instante, sus manos temblaron levemente ante la cercanía de sus cuerpos.

-berühre mich... (tócame)- jadeó. Tomó las manos del moscovita y las posó en su cintura, rodeó sus brazos por sobre su cuello para entonces comenzar a besarle de forma agresiva. A ver, había intentado hacerlo por las buenas y no sirvió entonces tuvo que hacerlo por las malas. -wie schüchtern bist du russe... (Que tímido eres ruso)- murmuró.

El moscovita sufrió un escalofrío, de verdad había dicho eso? Él sabía que no le gustaba ser emocional o sentimental, no le gustaba mostrar sus sentimientos en absoluto. Abrazó la cintura contraria de forma repentina, se centró en la sensación propuesta por los belfos contrarios, olvidándose por completo...

Que era un nazi y él un sovietico.

Repentinamente desvió la mirada al suelo, inspiró profundamente y luego dejó salir el aire por la boca. Se retractaba de sus acciones nuevamente, se retractaba completamente de tan sólo fijarse en la existencia del alemán. Quizás de esa manera él no sería su única debilidad existente, no había nadie más, sólo él y era gracioso porque se trataba de la persona menos indicada.

Su mirada entonces se enfocó en el polaco, Varsovia, ese europeo el cual detestaba, junto con CDMX era una de las capitales que más lo irritaba. Ahí se daba cuenta que era un imbécil por culpa del alemán, la razón por la que detestaba a Varsovia era más que nada por su cercanía al berlinés.

-Rusky!- oyó la voz de la capital menos indicada en el momento menos indicado. Ni siquiera se molestó en voltear a ver al mexicano, no quería ser malo debido a que su country tenía una buena relación con el country latino. -Qué rollo?- inquirió.

-Lo de siempre- respondió. El joven mexicano estaba a punto de decir algo pero justo antes de poder siquiera abrir la boca le interrumpieron. -Ruso- le hablaron. El eslavo volteó la mirada a la capital que le llamó, encontrándose con ni más ni menos que Tokio. -Ten- dijo. A continuación le entregó unos papeles para proceder a retirarse del sitio.

El moscovita observó los papeles con detalle, un escalofrío le recorrió casi al instante pero físicamente ni se inmutó. Observó desinteresado los papeles y suspiró levemente, le dedicó una mirada a CDMX dándole a entender que debía retirarse. El mexicano suspiró apenado y asintió dejando que el ruso se retire. El mencionado inició su camino con paso determinado y apretó con fuerza los papeles en mano.

Moscú, necesito que organices una reunión con la capital alemana, Berlín.
Atte: Rusia.

Inspiró profundamente para exhalar por la boca, encontrarse nuevamente cara a cara con el alemán a solas luego de tanto tiempo. No había estado a solas con él desde tiempos nazistas, además sería algo... Incómodo. Las pocas veces que se encontraron a solas tenían más... Confianza...

-Shh~ Mngh~ Moskau~ Sigue~-

Su cuerpo tembló involuntariamente ante dicho recuerdo, tenía más que claro que cuando se trataba de Berlín cualquier pensamiento racional se evaporaba de la nada. Exhaló por la boca mientras sentía sus mofletes arder con intensidad, sí quería pero no quería.

Un momento... SÍ QUERÍA???

Paró repentinamente frente a la puerta, observó por la ranura de esta quién se hallaba dentro. Y en efecto allí estaba. Suspiró para mantener la calma, observó nuevamente al alemán de pie revisando los papeles. Alzó los hombros y entró en la habitación, mantuvo la calma al notar que el germano ni siquiera volteó a verle.

-Se le ofrece algo?- inquirió. Tragó en seco, no había interactuado con el alemán en absoluto, no desde tiempos tormentosos. -El joven Rusia solicitá una junta con su country- habló. Así hablaba siempre, era una capital, no podían esperar menos de él, no podía hablar casual con nadie.

-La agenda del joven Alemania siempre está llena, actualmente sólo tiene un espacio para el último sábado del mes- explicó. El moscovita suspiró ante esto, Rusia detestaba las juntas en los fines de semana. -No tendrá otra fecha?- inquirió. Se esperaba la típica respuesta cortante y fría, incluso algo agresiva, así era Berlín.

-Hasta el siguiente mes, le sirve?- cuestionó. Esto le sorprendió, la voz del alemán continuaba siendo monótona pero sus palabras demostraban compresión ante lo que le cuestionaba. -Debería consultarlo con el joven Rusia, si me permite un momento- dijo. El berlinés asintió levemente aún con la mirada en los papeles, no había volteado a verle en ningún momento.

Moscú tomó el teléfono y marcó al número del mencionado, salió de la habitación ni bien el joven contestó. Sus ojos azulados aún estaban plasmados en el berlinés quien no se había inmutado desde que llegó. Le sorprendía la monotonía de sus interacciones, como si fuera un robot.

-Joven Rusia, la única fecha disponible por parte del joven alemán es un fin de semana, si no tendrá que esperar hasta el siguiente mes- explicó. Oyó un suspiro pesado de parte del eslavo, estaba convencido que no aceptaría, o quizás sí aceptaría, últimamente Rusia estuvo muy interesado en el jovencito alemán. -Bien, cuándo sería exactamente?- inquirió.

-Último sábado del mes- informó. El ruso suspiró y oyó como anotaba la mencionada fecha en, suponía, su libreta. -Bien, gracias Moscú, recuérdamelo- dijo. Tras sus palabras colgó el teléfono y el moscovita suspiró, siempre era la mismo...

Todos hacían excepciones cuando se trataba de los alemanes.

Aún recordaba las mil y un excepciones que hizo el soviético cuando se trató del nazista, nadie recibió ese trato, ni siquiera su ahora ex-esposa. Se dió la vuelta dispuesto a regresar a la habitación, paró en seco al divisar una escena que le dejó un mal sabor de boca desde luego.

-Varsovia si no se te ofrece nada, te pediré por favor que te retires- dijo el berlinés. El mencionado sonrió ladino, adoraba molestar al alemán, además aún tenía ganas de robarle un beso. Se relamió levemente observando el cuerpo del germano con el propósito de incomodarlo y en efecto lo hizo pero no contaba con que alguien más se entrometiera.

-El último sábado del mes está bien- dijo. El polaco observó al moscovita, este se paró en medio del alemán y del polaco, estaba demasiado cerca del alemán pero prefería eso a que el polaco lo estuviese observando de forma indebida. -Bien, le parece a las 9:00 a.m.?- inquirió el berlinés.

-Me parece correcto- dijo. El moscovita ni siquiera se molestó en darle un vistazo al alemán simplemente observaba sus manos enguantadas sobre los papeles. Varsovia se mantuvo expectante, Moscú se tenía que ir en algún momento y así quedaría a solas con el alemán. O tal vez no.

-Moskau!~-

-Capital rusa, tengo archivos que le competen a usted, acompañeme- dijo de la misma forma monótona. El moscovita sintió una ola de calor golpearle de forma repentina, mantuvo la compostura de todas formas.

-Берлин...~-

-Despues de usted capital alemana- dijo. Así el alemán salió primero de la sala y tras él, el ruso. Caminaron sin voltearse a ver, el ruso sentía como su corazón bombeaba con fuerza, le alegraba que el alemán ya no estuviera con el polaco a solas pero... A qué precio?

El berlinés entró al archivo junto al moscovita, este observó las cajas y cajas llenas de material clasificado, suspiró levemente le causaba curiosidad qué clase de archivos le comprometían a él que estaban en posesión del berlinés. Oyó la puerta del archivo cerrarse y mantuvo su mirada en los archivos, no se molestó en voltear a ver al berlinés. No podría mirarle, estaban a solas en un lugar escondido donde casi nadie acudía, era el lugar perfecto, si llegaba a hacer contacto visual no podría aguantar.

-Usted que tiene más accesibilidad a los archivos en la parte superior de la estantería, podría alcanzarlos... Por mí?- dijo. Los dos supieron que aquellas palabras sonaron más sugerentes de lo que esperaban, tragaron en seco. Moscú se limitó a alcanzar los mencionados archivos y luego los posó sobre la mesa en el centro del lugar.

El moscovita permaneció observando a un punto muerto del lugar, oía como el alemán rebuscaba entre los archivos, le desesperaba el sonido de las manos hojeando cada papel. No podía creer lo increíblemente vulnerable que se volvía ante él, tan sólo el hecho de oír sus manos acariciar cada carpeta lo desesperaba, necesitaba que esas manos rasguñen su espalda.

Contrólate Moscú, mierda.

-Bien- dijo. Al instante el ruso se volteó con el propósito de prestar atención al contrario, sin percatarse que el berlinés hizo lo mismo. Los dos se hallaron cara a cara con sus cuerpos compartiendo sus espacios personales, cruzaron miradas ansiosas por más contacto. -Estos... Archivos deberían ser importantes para la siguiente junta...- dijo.

Observó el color carmín en sus mofletes mientras sus ojos anaranjados se perdían por la habitación, el moscovita tragó nuevamente en seco. Sus manos temblaron levemente, no podía tomar el mencionado papeleo si llegaba a mover sus manos probablemente no irían a los archivos.

-Moskau...- murmuró. La temperatura corporal del ruso se disparó al oír la voz del germano decir su nombre, al fin. -Berühre mich...- murmuró. Nuevamente recordó aquella vez en tiempos nazistas cuando perdió completamente el control, aquella vez fue por interés diplomático. Ahora no había razón para que el alemán quisiera engatusarlo, no estaban en guerra, simplemente era el deseo que aumentaba al estar a solas.

Lentamente dirigió sus manos al rostro del berlinés, no podía hacerlo, no debía, pero se veía tan... Atractivo, necesitaba acariciarlo aunque sea un momento. Acunó su rostro con dulzura, observó como el contrario cerraba sus ojos apreciando su toque. No se resistió más, junto sus belfos iniciando un dulce y delicado beso. Sintió las manos del contrario soltar la archivos para aferrarse a su nuca, correspondió el beso casi al instante. Las manos del pelirrojo descendieron a la cintura del contrario, lo alzó para dejarlo en la mesa, continuó disfrutando de la cercanía de sus cuerpos. Acarició la cintura ascendiendo a su espalda, sus labios se separaban y juntaban de forma constante. Sintió las manos del germano jugar con sus cabellos, los dos se mantuvieron quietos, jadeantes, frente a frente disfrutando del contacto. El ruso suspiró aliviado, luego de tanto tiempo, una de sus manos acarició el cabello del berlinés, tan lacio, tan suave.

Observó los ojos anaranjados de este, nuevamente apreció esa expresión burlesca, eso ya se parecía más al alemán que conocía. Sintió los labios de este chocar contra su cuello, los caninos filosos rozando su piel, gruñó al sentir como estos se enterraban en el mencionado sitio. Repentinamente el eslavo atacó el cuello del contrario, olfateó el sitio para seguidamente lamer y finalmente morder el sitio. Oyó el gemir del contrario tras la acción, rápidamente tapó su boca, no buscaba que alguien lo escuche. Echó a reír juntamente con el contrario, restregó su rostro en el cuello del contrario y sintió las manos opuestas aferrarse a su nuca y cabellera. Besó con frenesí el sitio, sus manos estrujaron el trasero contrario mientras su rostro se perdía entre las pálidas clavículas del germano. Subió a su rostro nuevamente para estampar sus labios, adoraba la sensación cada vez que le besaba, un sentimiento crecía en su pecho csda vez que lo hacía.

-Te amo...- soltó entonces el ruso. Jadeó audiblemente mientras se mantenía abrazado a él, observó los ojos del contrario, brillaban cuan dos luceros, entonces lo dijo, por fin, luego de tanto tiempo, lo oyó salir de sus labios.

-Yo también te amo-

→Una patata XD se ha conectado←

Muchas muy buenas, cómo están? Cómo les ha ido? A mí pues bastante de la verga pero bueno. Qué les pareció éste one-shot? Ni siquiera sé cómo salió todo, yo sólo empecé a escribir y ta-daa!! Aparte de esto estoy trabajando en la segunda parte del one-shot anterior: "matrimonio pactado" así que esperenlo también. Yo creo que además de eso no tengo nada que informar, estoy trabajando en la mayoría de mis historias y las que están por venir, en especial el remake de "Será cosa de familia?" Creo que decir eso fue una mala idea- en fin. Sin nada más que decir, hasta aquí el one-shot de hoy, espero y nos veamos en el siguiente.

Shau

→Una patata XD se ha desconectado←

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