•⟨Buscando a Third Reich⟩•

¡Información de gran importancia!

-A medida que transcurra el episodio diferentes variedades de ships serán presentados. Si el emparejamiento no es de su agrado evite el mencionado relato. (Antes de sacar conclusiones dele una oportunidad al ship y si definitivamente no le agrada puede continuar con otro ship).

Eso sería todo, muchas gracias por leer y disfruten!

La música retumbaba en el lugar, el olor a alcohol predominaba, la calidez del sitio era insoportable y la sudoración de la multitud lo dejaba en vista. No todos se hallaban dentro si no que también fuera, habían diferentes tipos de sitios donde sentarse, ya fuera en grupos grandes o pequeños. Las risas y charlas no tenían un final inminente, cada que una conversación moría a los segundos nacía otra. La comida abundaba y todos disfrutaban del tiempo ameno que estaban compartiendo juntos o al menos eso parecía.

-Primero que nada buenas noches, segundo Francia- tan sólo eso era necesario oír para saber de quién se trataba. El mencionado francés se volteó al instante con la sangre hirviendo al oír tales palabras, odiaba a ese maldito, sucio y asqueroso sudamericano.

-Uy que la chingada, ya ni se puede comer tranquilo- comentó molesto el mexicano. El albiceleste al instante frunció el ceño confundido al oír las palabras del mexicano, tras eso se acercó y posó una mano en su oído en señal de que no le entendió.

-Perdón, qué dijiste? Es que no entiendo idioma "eliminado en fase de grupos"- espetó. Al instante se pudo oír las carcajadas de ciertos sudamericanos. Estos habían apoyado a Argentina hasta el final y estaba claro que discutieron con México más de una vez.

-Cállate Argentina, está claro que jugaste sucio!- espetó el francés. El albiceleste y sus discípulos fulminaron al francés con la mirada, estaba claro que como europeo tenía que quejarse de como jugaban al fútbol. -Mirá Francia, esto no es golf o ping pong, esto es fulvo! De una manera u otra se juega psicológicamente con el rival- respondió el uruguayo.

-Exacto! Y ni hablemos del penal que cometió uno de los jugadores franceses antes del tercer penal para el Donatello- agregó el peruano. Francia ante esto le dedicó una mirada asqueada al peruano debido a sus palabras, no tenía derecho a hablar si ni siquiera clasificó al mundial.

-Bueno, ya fue suficiente, no más fútbol- exigió ONU. Era impresionante como peleaban por un deporte cuando era simplemente una tapadera de Qatar por la falta de derechos hacia las mujeres y los de la comunidad LGBT. El argentino sonrió con superioridad y se sentó con sus "verdaderos hermanos" que lo apoyaron en el mundial.

-Hey Argentina!- exclamó el estadounidense. El mencionado volteó al oír su nombre encontrándose con la mirada maligna del anglosajón. -Gracias otra vez por humillar a Netherlands que me eliminó de la World Cup, eres el mejor wowo- comentó. Tras eso le dedicó una mirada maléfica al mexicano quien gruñó enfadado ante las palabras del americano.

-Gracias Estados Unidos y Messi dijo "bobo" no "wowo"- respondió. Se oyeron las risas nuevamente en el lugar acompañado del suspiro de la organización debido a que ignoraron por completo sus palabras. Aunque eso no era nada comparado a lo que se avecinaba con la llegada de cierto país europeo.

-Pero mirá nomás quién es! El alemán que pasó de ser el terror de todos a la vergüenza del mundial!- comentó el albiceleste. Se oyeron las risas por lo bajo, al parecer ya olvidaron lo que pasó la última vez que se burlaron de él, pero no había problema, podía volver a recordarles que no debían meterse con él.

-Que gracioso, me críticas y ni siquiera te enfrentaste a mí en un partido, qué pasa? Tienes miedo que vuelva a ganarte como en el 2014?- inquirió el alemán. Argentina ante esto se paró repentinamente de su lugar con la sangre hirviendo cuan caldera. -Te voy a recontra coger en un partido a vos, si perdiste contra Japón y México que jamás ganaron una copa en el mundo mientras yo tengo tres!- espetó.

-Y yo tengo cuatro además de haber humillado a Brasil en su propio territorio con 7 goles en una semifinal de la Copa del Mundo mientras que tú apenas y le hiciste un sólo gol en la final de la Copa América- contraatacó. Estaba claro que los dos tenían selecciones de élite, selecciones a las cuales se les temía cuando tenían que enfrentarse en un partido.

-Tu selección está sobrevalorada, yo no eres lo que solías ser, acéptalo Alemania- golpeó bajo. Alemania ante esto sintió la adrenalina correr por sus venas, sus ojos se inyectaron en sangre y sus venas se marcaron. -Te recuerdo que tu selección revivió hace muy poco luego de años de humillación y malas rachas- contraatacó nuevamente.

-Tú y yo somos cortados del mismo árbol Argentina, si tú selección mejoró, qué te asegura que la mía no lo hará? Faltan cuatro años para el siguiente mundial, dame tiempo y trata de mantener esta buena racha, así cuando nos enfrentemos podamos demostrar quién es mejor- amenazó. Argentina le aguantó la mirada al contrario, observaba lo brillantes que eran sus dos orbes dorados. La adrenalina aumentó al oír sus palabras, enfrentarse nuevamente contra Alemania? Era su maldito sueño húmedo.

-Pueden dejar de medirse el ego y respetar la muerte de Pelé?- comentó el brasileño con los ojos llorosos. Los dos países con selecciones categorizadas como las mejores del mundo observaron al que más copas poseía. -Mis más sinceras condolencias Brasil, no me imagino lo mal que debe ser perder una leyenda como lo fue Pelé- contestó con respeto el alemán.

-Yo no te voy a decir una mierda porque vos no respetaste la muerte de Maradona, el más grande- respondió ofendido el argentino. Brasil le miró incrédulo ante sus palabras, por supuesto que no respetó la muerte de Maradona, era alguien insignificante comparado a Pelé, él fue una verdadera leyenda.

-Yo debería ser el que diga eso! Ninguno de ustedes demostró respeto hacia el fallecimiento de la reina!- espetó más que ofendido el inglés. Ante esto tanto el alemán como el argentino miraron de mala manera al inglés, poco les importaba la muerte de aquella señora.

-Flaco, a quién le importa la monarquía?! El fútbol es diez veces más importantes que tu monarquía- replicó molesto el argentino. Estaba claro que en esas palabras también se colaba algo de resentimiento y odio debido a la injusticia por sobre lo ocurrido en aquél histórico año para los argentinos.

-De verdad te parece que el fútbol es más importante que el fallecimiento de una figura histórica a nivel mundial?- replicó el francés. Ante esto el alemán volvió a meterse en la discusión, podía ser que el argentino y él fueran enemigos futbolísticamente hablando pero aquello era una exageración, la reina de Inglaterra no fue tan relevante en esta época moderna como lo era el fútbol.

-El fútbol es un deporte mundialmente aclamado mientras que la reina tuvo muchísimo público en contra, además en nuestro siglo a todos les importó honestamente poco la señora, Francia- contestó el germano. Antes de que la discusión continuara, la organización mundial intervino nuevamente con el propósito de parar aquella discordia. -Basta! El que vuelva a discutir recibirá una sanción!- replicó.

Nadie volvió a hacer un comentario debido a la amenaza de la organización, estaba claro que no tenían interés en recibir un castigo. Alemania dispuesto a retirarse sintió la mirada de cierto mexicano sobre él, esto no lo dejó pasar por alto y sin miedo hizo contacto visual con el mencionado. El pretendiente del ruso fulminó al alemán con la mirada, hacía tiempo que los rumores de un amorío entre el alemán y el ruso habían brotado pero nada estaba confirmado aún. El germánico desvió la mirada con desinterés, no le interesaba discutir con el mexicano, mucho menos sabiendo que el mencionado iba a discutir sobre Rusia. El alemán no iba a pelear por Rusia sin tener la certeza de que el mencionado tenía preferencia de él. No era su padre que debido a su ego tenía la absoluta certeza de que el soviético mataba por estar a su lado, que sorprendentemente estaba en lo correcto.

-Alemania- se sobresaltó al oír su nombre. Se giró rápidamente encontrándose con Rusia, el alto y robusto joven que pintó una sonrisa en cuanto el alemán hizo contacto visual con él. -Te estaba buscando, pensé que te fuiste y me dejaste solo con tu amiga y mi hermana que se miran como si fueran a comerse- comentó el ruso.

El alemán sintió al instante la mirada del mexicano perforarle hasta el alma, parecía como si estuviera amenazándole telepáticamente. El jovencito portador de lentes no se inmutó ante la pesada mirada del latino, es más, la ignoró por completo y prestó atención a Rusia mientras le seguía. No se esperó para nada que el mexicano interrumpiera las palabras de Rusia repentinamente.

-Rusky!- llamó. Fue sorprendente como el ruso ignoró por completo a México, el alemán continuó escuchando al ruso quién no paró de hablar y actuó como si nada hubiera pasado. México ante esto sintió una punzada en su pecho, Rusia nunca antes le había ignorado de tal manera, y todo por ese engreído alemán. Se paró de su sitio para acercarse hasta el ruso, iba a hablar con él sí o sí, no pensaba observar como se la pasaba con Alemania.

-Eh we! Qué pedo? Cómo andas? Ya ni saludas- habló animado el mexicano. Rusia cambió radicalmente la expresión de su rostro, de una divertida sonrisa para el alemán a una mirada fría sin emociones para México. -Estoy ocupado, qué quieres?- espetó. Al latino le recorrió un escalofrío al ver y escuchar el comportamiento de Rusia hacia él.

-Pues no mames! Que vengas a pasar tiempo conmi- con nosotros! Ya ni te apareces por estar con... Alemania- replicó. El alemán suspiró ante las palabras del mexicano, estaba claro que el mensaje no era para Rusia sino para él pues estaba claro que el ruso no se iba a despegar de Alemania. -Rusia, no te preocupes por mí, yo iré a buscar a Italia, tú quédate con ellos- dijo.

-No Alesito, espérame- dijo el ruso con una voz y una expresión extremadamente amigable. Regresó a ver al mexicano con esa expresión fría nuevamente, este mismo miró de reojo al alemán con cierto odio. -México, ya te dije que estoy ocupado, lárgate- ordenó con molestia.

-No mames Rusia, neta? Vas a dejar a tus amigos, tus verdaderos amigos, quienes siempre estuvimos para tí, por... Este wey?- inquirió. Rusia ante sus palabras no reaccionó nada bien, frunció el ceño y apretó su mandíbula dejando que esta se marque.

-México, no te atrevas a volver a referirte a Alemania de esa manera tan despectiva, no me tomes por imbécil sé lo que andabas diciendo acerca de él y déjame decirte que estás muy equivocado, él jamás ha intimado conmigo de manera indebida por, y cito tus palabras, interés, estamos juntos porque somos buenos amigos, punto- habló fríamente. Los ojos del mencionado eslavo resplandecían con molestia, su mirada perforaba completamente al contrario con absoluto enfado.

-Ah sí? Tu noviecito es perfecto?- cuestionó ya más enfadado. Ante esto Rusia no lo pensó dos veces y agarró con fuerza el cuello de la camisa del contrario para entonces elevarlo levemente. -Ten mucho cuidado con la forma en la que te refieres a él, porque si tengo que escoger te aseguro que tú no serás al que defienda!- amenazó.

Todos voltearon a ver a los jóvenes en cuanto oyeron al ruso casi exclamar esas palabras, el mexicano permaneció atónito ante las palabras del más alto. Rusia soltó al contrario sin inmutarse, se dió la vuelta encontrándose con el confundido e impresionado alemán. El mayor cambió completamente su expresión fría a una cálida sonrisa para entonces tomar la mano del más bajo y alejarse de allí sin importarle las miradas del resto. Alemania aunque confundido y sorprendido, siguió al contrario, sintió como reafirmaba el agarre en su mano y continuaba caminando seguro de sus acciones.

No muy lejos de allí, escondidas de todo y todos estaban dos jovencitas disfrutando del anochecer. Bielorrusia observaba atentamente a la joven nipona hablar constantemente, no le importaba participar de la plática, simplemente observaba la belleza de la jovencita. La mencionada joven sentía la profunda mirada de la pelirroja delinear su figura causando un sonrojo en sus mejillas.

-Bela- llamó. La bielorrusa le miró a los ojos fijamente en señal de que le estaba prestando atención, los ojos heterocromos de la joven brillaban tanto al verle. -Cómo... Cómo estás con tu madre?- inquirió. La pelirroja desvío la mirada al instante al oír tal pregunta, nada estaba bien con ella, era una madre homofóbica con dos hijos homosexuales.

-Mal, yo ya no le hablo, así que se la agarró con Rusia debido a que él quiere empezar algo con Alemania- respondió. La japonesa observó la mirada fría de la bielorrusa al hablar de su madre, se acercó a ella y la abrazó reposando su cabeza en su hombro. -Y tú papá?- inquirió abrazada a ella. Sintió la mano de la bielorrusa corresponderle el abrazo y acariciar su espalda dulcemente.

-Bien, nos llevamos mejor, desde que Third Reich y él se mudaron juntos todo mejoró, jamás vi a papá tan feliz, ahora casi siempre está de humor lo cual es sorprendente sabiendo como es mi padre- explicó. La japonesa esbozó una sonrisa al oír tales palabras, era bonito escuchar que al menos estaba mejorando su relación con su padre.

-Con Rusia también se lleva mejor, incluso salimos los tres a comer y la pasamos bien, es como si papá por fin estuviera contento con su vida, sabes?- relató. La verdad era que a URSS se lo veía más tranquilo y de buen humor desde que él y Third Reich iniciaron una relación abiertamente. -Incluso podemos hablar de nuestra vida amorosa con él y actúa súper natural al respecto- replicó.

-Incluso le conté de tí- confesó. La nipona se sorprendió ante tales palabras, su rostro ardió con intensidad casi al instante. -Y-Yo?- inquirió. La más alta asintió levemente para entonces posar una de sus manos en la mejilla de la nipona suavemente, obligándola a hacer contacto visual.

-Sí, Rusia como siempre habló de Alemania como si fuera el mismísimo Dios en la tierra y yo le conté a mi padre de tí, de lo hermosa que eres y cuanto desearía que fueras sólo mía...- dijo. La nipona sintió su rostro arder aún más, sus ojitos resplandecieron cuan estrellas, sintió el suspiro cálido de la soviética en su rostro y sin más unió sus labios de una vez por todas.

Japón posó sus brazos sobre los hombros de la mayor, sintió sus labios moverse rítmicamente junto con los de su contraria. Las manos de la más alta acariciaron su espalda dulcemente para entonces abrazarla por la cintura, lentamente deslizó una de sus manos hasta la nuca de la menor y la tomó con delicadeza. No se separó de aquella unión más impulso a la contraria para que se aferre más a ella. Por falta de oxígeno fue obligada a darle fin a la muestra de afecto, unió su frente con la contraria y acarició su nariz levemente en el rostro de la menor.

-Japón, prometo tratarte diez veces mejor de lo que un hombre jamás pudo...- prometió.

-Mi amor!- exclamó el italiano feliz. España sonrió al ver a su esposo correr hacia él dispuesto a abrazarle, sintió como repentinamente este enrollaba sus brazos por sobre su cuello. -Hola, cariño- correspondió el saludo. De repente sintió los labios del más bajo estamparse con los suyos y sin pensarlo dos veces le correspondió.

-Hola- saludó de mal humor el fascista italiano justo detrás de la parejita. El mayor de los dos se separó al instante del joven italiano algo nervioso por la presencia del ex-aliado de su hermano menor. -Fascista, cómo has estado?- inquirió animado. El mayor miró de arriba abajo a su yerno, lo siguiente que se le vino a la mente fue como asesinarlo sin que nadie se diera cuenta.

-Papá!- dijo severamente su hijo. El mayor suspiró pesado con el odio corriendo por sus venas, no se quedaría allí mucho tiempo, prefería estar con Third Reich y su animal de bosque. -Ciao- dijo dramáticamente el mayor y se marchó. Italia se pegó en la frente ante el comportamiento de su padre, estaba claro que sería difícil que acepté de una a vez a su esposo.

-Creo que no se acostumbrará a que estemos casados- dijo el español. El italiano abrazó a este mismo por los hombros y posó un beso en su mejilla causándole una sonrisa. -Lo hará si quiere hablar conmigo- replicó. España abrazó la cintura del más bajo y pegó su frente con la contraria.

-Fiscisti, cimi his istidi?- remedaba al español molesto. Su rostro denotaba molestia en su máxima expresión, no podía creer que su hijo se hubiera casado tan joven y aún más con ese imbécil. No tenía idea a dónde iría ahora, simplemente esperaba a escuchar gemidos para encontrar a Third Reich. Era como hallar a un perro, dónde hay ladridos allí está el perro, era exactamente lo mismo.

-Italia, por qué tú estar enojado?- inquirió la voz monótona del japonés repentinamente. Esto desde luego casi le roba el alma al contrario, odiaba cuando Imperio Japonés hacía eso. -No me asustes así!- replicó. Observó al japonés más alto que él mirarle con aquellos ojos granate sin brillo alguno.

-Perdón- se disculpó. El japonés lucía tan intimidante y frío que no parecía siquiera tener sentimientos, pero a ojos del italiano era tan inocente. -Sabes dónde está Third Reich?- inquirió curioso el europeo. El nipón negó levemente aún mirando fijamente al contrario, el italiano suspiró, ahora cómo lo encontrarían? Cuando se desaparecía de esa manera era porque estaba con el mamífero rabioso.

-Giapponese, acompáñame vamos a buscar al peludo apestoso con rabia y nuestro niñato gay- dijo. El japonés se acercó al italiano y le miró fijamente esperando algo, el contrario suspiró para entonces tomarle de la mano como si fuera un niño chiquito. Sintió como sus mejillas ardieron pero sin más rodeos comenzaron a buscar a la mencionada pareja.

Observó como los dos amigos de su hijo pasaban rápidamente frente a él, suspiró para continuar abrazando al mayor. El mencionado continuó acariciando su cabellera azabache delicadamente, a pesar de ser más alto que la mayoría para él era bajito. Sintió como las manos del alemán se aferraban a su espalda olfateando detenidamente su cuello. El más alto esbozó una sonrisa suave y entonces besó la cabellera del menor dulcemente, permanecieron así, el uno junto al otro como si fueran uno.

-Vater- habló. El alemán se sobresaltó al oír la voz de su hijo mayor, rápidamente desvío la mirada sin separarse de su pareja. -Dime Weimar- respondió. Observó al menor desinteresado por la situación desviar la mirada a otro lado. -De casualidad no sabes donde está Third?- inquirió. El Imperio Alemán suspiró ante esto sintiendo su rostro arder levemente pues el agarre de su pareja seguía presente.

-No, por qué no le preguntas a Fascista e Imperio? Estoy seguro de que ellos saben- respondió. El contrario suspiró ante esto, no le caían bien los amiguitos de su hermano, les parecían increíblemente imbéciles. -Como sea, gracias vater- se despidió. Se alejó del lugar lo más rápido posible bajo la atenta mirada de los dos imperios quienes aún seguían abrazados.

-Hola Weimar, es un placer verte, veo que ya debes irte, adiós- dijo por lo bajo el ruso. El alemán imperial esbozó una pequeña sonrisa ante esto, su hijo aún no se acostumbraba a que él tuviera pareja abiertamente y más tratándose del padre de URSS. Reposó su cabeza sobre el pecho del zarista levemente, inspirando el aroma que emanaba de él.

-No es contigo, es con tu hijo, ya sabes como son estos niños- contestó. El zarista acarició dulcemente la espalda de su contrario al oír sus palabras, debía admitir que no era la primera vez que se ganaba un enemigo gracias a su segundo hijo. -De todas formas CCCP siempre fue un chico... Problemático- comentó en respuesta.

El alemán sonrió levemente y levantó la mirada al mayor, se encontró con sus ojos amarillos como el mismísimo sol, resplandecientes. Sintió la mano gruesa enguantada tomar su mentón con delicadeza, permanecieron así, mirándose el uno al otro como si fuera lo último que verían en sus vidas. Los ojos del alemán con esos iris blancos aparentando un vacío eterno se complementaban a la perfección con aquellos rayos rojos que emanaban de las pupilas azabache del mismo. Era una verdadera obra de arte apreciar los ojos del germano que muchos describían como aterradores mientras que el ruso sólo podía describirlos como majestuosos. Esbozó una sonrisa y sin aguardar un minuto más unió sus labios con los del más bajo. Sintió un cosquilleo en su pecho una vez sus labios se complementaron con los contrarios, la frialdad que emanaba del alemán combinaba completamente con la inmensa calidez del eslavo la cual lo envolvía por completo.

Weimar caminaba detrás de los dos amigos de su hermano oyendo las estupideces que decían, estaba increíblemente impaciente por encontrar a su hermano. En parte tenía logica que su hermano el "especial" tuviera amigos "especiales". Sonrió burlón al pensar eso, los countries pertenecientes al círculo social de su hermano ante sus ojos eran "niños especiales". Lo que le molestaba era que en el círculo social de su hermano se haya metido el imbécil de URSS y más encima lo enamoró.

-No sabía que te caían bien los amiguitos de tu hermano- la voz de Finlandia lo sobresaltó levemente. Paró de caminar para darse la vuelta y encontrarse con el mencionado finlandés. -No me caen bien, pero no voy a dejar que el soviético rabioso use a mi hermano como pastel y lo rellene de crema- replicó. Esto causó una risotada por parte del finés debido a la creatividad para insultar al soviético.

-Sigues odiando a URSS?- inquirió. El alemán se giró para dedicarle una mirada sarcástica al más alto, era una pregunta más que tonta. -Acaso tú no?- cuestionó. Ante esto el finés simplemente asintió dándole la razón al alemán, siempre compartieron algo en común y eso era el odio hacia el soviético.

Weimar observó como los amigos de su hermano continuaban caminando de la mano como dos tontitos enamorados. Bufó, sin más jaló al finés del brazo llevándolo a otro sitio rápidamente, a juzgar por la expresión malévola del alemán tenía planeado algo. Finlandia siguió al germano notando que se estaban alejando bastante de los lugares en donde habían muchos países. Tragó en seco.

-A dónde vamos enano?- inquirió. El alemán paró de caminar de forma repentina, se volteó a ver al finés con una expresión para nada amigable. -No me llames así- se quejó. Para entonces asegurarse que no había nadie alrededor bajo la atenta mirada del albino que se burlaba internamente del contrario.

-Por qué no? Es la verdad, si eres más bajo que tu hermano- le recordó. Weimar se acercó repentinamente al más alto y le tomó del cuello de la camisa acercándolo a su rostro. -Pues si tanto te molesta vete con él- dijo enfadado. Tras esto soltó al finés repentinamente para rebuscar algo en sus bolsillos, Finlandia esbozó una sonrisa burlona ante sus palabras.

-Y arriesgarme a que el oso que tiene por pareja me arranque un brazo? No, gracias, prefiero molestarte a tí enanito~- espetó burlón. Sus palabras aceleraron el pulso del alemán pero no lo demostró, más chasqueó la lengua molesto. -Muérete- espetó. Tomó una caja de fósforos y sacó de sus bolsillos diferentes tipos de cohetes para entonces girarse a ver a Finlandia con una sonrisa malévola. No podía esperarse menos de Weimar.

Bebía de su botella de cerveza mientras observaba al chileno coquetear con el peruano, le aburría estar allí pero no iba a estar con México y tampoco quería salir a bailar con los demás. Observaba como Perú acariciaba el rostro de Chile delicadamente acercándose a sus labios peligrosamente y fingiendo que al fin lo besaría. El albiceleste bostezó cansado, por cosas como esas detestaba estar con esos dos, le hacían querer tener pareja.

-Fffa, loco, nunca escucharon ese dicho que dice "no coman delante de los pobres"?- espetó al fin. Tanto Chile como Perú lo ignoraron, estaban demasiado entretenidos sonriéndose y acariciándose como para notar a Argentina. -Bueno entonces, váyanse a la re puta madre que los parió- y sin más se paró para largarse de allí.

El chileno tomó el rostro del peruano y junto sus labios sin previo aviso sorprendiendo al contrario quien se aferró a su cuello firmemente. Sintió las manos del más alto aferrarse a su cintura para impulsarlo hacia él y sentarlo sobre su regazo. Acarició su espalda dulcemente causando escalofríos en el menor, este jadeó ante el tacto del opuesto. Perú enredó sus dedos en el cabello del contrario mientras continuaba degustando los belfos del chileno como si fueran la octava maravilla del mundo.

Caminó enfadado a un destino aleatorio, le enfadaba notablemente ser uno de los único imbéciles que no se podía comer a nadie. Bebió de su cerveza mientras buscaba una víctima para molestar pues estaba aburrido y quería divertirse un poco. Sus ojos se encontraron con el inglés, solo, el francés no estaba a la vista, una sonrisa se trazó en sus labios. Bebió nuevamente de su cerveza hasta vaciarla por completo, dirigió su antebrazo a su boca y limpió cualquier rastro de líquido para entonces dirigirse hacia el inglés.

-Argentina, se te ofrece algo?- inquirió sin voltearlo a ver. El argentino observó al inglés de arriba abajo, cuanto asco le daba, era realmente detestable, pero de todas formas era europeo y estaba buenísimo. -Argentina?- inquirió ahora sí volteando a verlo. Sus ojos se encontraron de forma repentina, el mayor sintió como su pulso se aceleraba repentinamente.

Sintió la mano del argentino jalar su ante brazo con fuerza acercándolo a él, sus rostros estaban increíblemente juntos, tan sólo unos centímetros más y estaba seguro que su rostro explotaría de lo rojo que estaba. Sintió la cálida respiración del latino chocar contra sus labios, la sonrisa burlona que se pintó en el rostro del inglés simplemente incremento el ardor en su rostro.

Tan sólo un poco más cerca.

-China-san, estás seguro de no haber visto a Japón? Papá se enojara si no la encuentro- habló el mellizo de la nipona. China seguía al menor de cerca observaba lo pequeño que se veía a su lado, incluso Japón era más alta que él. Apreció como se acomodaba los lentes casi a la punta de su nariz, agradecía portar mascarilla así nadie vería el notorio sonrojo en su rostro.

-Espero y no le haya pasado nada malo, se va a meter en problemas cuando papá se entere- continuó hablando. El pelirrojo no pronunció palabra, tenía la misma mala costumbre que su mentor de no hablar, simplemente mirar con la boca cerrada. Sus ojos se desviaron lentamente por el cuerpo del nipón, era increíblemente atractivo ante sus ojos.

Desvío la mirada no podía hacer nada impuro con el joven o se metería en problemas con Imperio Japonés, otra vez. Suspiró, registró el sitio a su alrededor, no había rastro del japonés mayor, extendió su mano a la del menor y sin dirigirle la mirada le tomó la mano. Al instante el menor se sonrojó al completo, su pálido rostro se tornó rojo ardiente, esto causó gracia en el mayor. Que tierno.

-Mgh!- gruñó. Su pálida piel amarilla estaba manchada por aquellas marcas oscuras, su cuello poseía una marca de dientes afilados sangrante. -Quítate! Gótico marginado- gruñó el alemán. Se oyó la risotada burlona del rumano casi al instante, sus colmillos goteando el líquido rojizo causaban aquél sonrojo en el rostro del germano.

-Hermosa criatura adictiva~- murmuró. El rostro del alemán oriental ardió con intensidad, su cuerpo entero aumentó en temperatura mientras sentía las manos del contrario acariciarlo. -Ah~ mierda...- jadeó. El rumano lamió su cuello profanado con hambre, sus manos apretujaban el trasero del alemán quien se hallaba sentado sobre él.

-Muévete~- murmuró en su cuello. El alemán ante esto comenzó a moverse sobre el regazo del contrario sintiendo como sus erecciones se rozaban mutuamente. -Si mis padres nos encuentran te van a matar- replicó. El rumano aferró sus garras con fuerza a la cintura del germano para obligarlo a bajar y subir más rápido causando gemidos ahogados en este.

-Tranquilo, si nosotros somos pecadores ellos son el pecado en persona-

La agencia se hallaba vigilando a la organización albiceleste, analizaba todo a su alrededor con detalle aunque la simple presencia de el mencionado le dificultaba todo. Suspiró, era tan atractivo, pero debía mantener la calma y asegurarse de que estuviera a salvo, o al menos eso pensaba. Observó el rostro cansado de la organización custodiando a los países o los que quedaban a la vista.

-Señor ONU permítame llevarlo a su habitación, usted ya no está rn condiciones de seguir- pidió. La organización negó, debía permanecer allí, aunque sabía que la mayoría de los países ya estaban en sus habitaciones probablemente intimando de manera indebida. De todas formas, debía permanecer allí, debía mantener a todos vigilados y bajo control.

-Oye! FBI! Espera!- dijo. Sintió como la agencia lo cargaba en brazos para sacarlo de allí, observó el rostro del mencionado sin expresar absolutamente nada. -Debe descansar o su salud se verá afectada- respondió. La organización sintió su rostro arder al hacer contacto visual con la agencia, sus ojos amarillos le perforaron el alma.

Ya que, a lo mejor algo de descanso le vendría bien.

Rusia se hallaba en la habitación del alemán abrazándolo mientras sentía como este acariciaba su cabello, no habían hablado acerca de lo ocurrido. Alemania estaba completamente hundido en sus pensamientos, el ruso había dicho que lo prefería a él antes que a México, su eterna obsesión desde que iniciaron como naciones. Siempre su mayor amor fue México y acabó de amenazarlo por él.

-Rusia- llamó al contrario. Este levantó la cabeza al instante encontrándose con el rostro angelical del germano, sus ojos se encontraron dejando en evidencia sus sentimientos. -Tú... Sigues amando a... México?- inquirió. El albino respondió al instante en su mente, jamás se lo volvió a replantear, estaba claro que su amor por México solía ser increíblemente grande pero ahora... Ya no lo era.

En lugar de responder el ruso dirigió su mano hasta el rostro del alemán para acariciarlo con dulzura, observó como este comenzaba a arder. Esbozó una sonrisa enternecido, cómo no lo vió antes? El amor de su vida siempre estuvo frente a él, la criatura perfecta con quien quería compartir el resto de su vida. Estaba decidido, Alemania era el amor de su vida, con quien compartiría el resto de su vida en la tierra.

-Yo te amo a tí, mi amor- espetó. Sus palabras llegaron al contrario como flecha a un blanco, lo perforaron sin previo aviso, no supo cómo reaccionar, había esperado tantos años que diga tales palabras. -Russland...- fue lo único que dijo. Bajo sus impulsos no pensó con claridad y besó al contrario, estaba desesperadamente feliz por sus palabras, empujó al contrario contra el suelo alfombrado.

Rusia se impresionó ante esto, jamás había visto al alemán tan eufórico y alegre, eso definitivamente le confirmaba que el sentimiento era mutuo. Correspondió el beso de la misma forma, ahora comprendía porqué su padre estaba tan feliz al lado de Third Reich, era un sentimiento inigualable, luego de tanto tiempo de confusión, dolor y tristeza te llegaba esa bofetada de alegría.

-Russland, Ich liebe dich- confesó entre besos y caricias. Todo era muy repentino y le encantaba, quería demostrarle todo lo que sentía por si aquello era un sueño que jamás pasaría en la vida real. Estaba tan cegado por el sentimiento y la alegría que dejó de contener todas esas ganas, todos esos sentimientos y se arriesgó. Acarició al ruso desesperadamente mientras comenzaba a moverse constantemente sobre él, oyó un jadeó por parte del contrario.

-Ale, espera- dijo siendo callado por la boca contraria. Tomó las manos del ruso y lo obligó a acariciar todo su cuerpo, el tacto de este causaba un sentimiento que nunca antes sintió. Desde hace tiempo se juró a si mismo no entregarle su cuerpo a nadie a no ser de que estuviera seguro de que con esa persona compartiría el resto de su vida. Y desde hace tiempo que tenía decidido que Rusia era quien debía quitarle la virginidad.

-Ale~- jadeó. No creía lo que estaba viviendo, sabía lo importante que era para Alemania su intimidad y que la compartiera con él lo hacía sentir importante. Se estaba arrepintiendo de haber estado con tantas personas antes que con él, se sentía indigno de la responsabilidad que le otorgaba su alemán. -Rus~- susurró. Entonces sintió como las caricias se tornaban en impactos, la cintura subiendo y bajando allí lo estaban sacando de quicio.

-Tocame- susurro en su oído. Las pupilas del ruso se dilataron, sus manos se colaron por la camisa del contrario, pareció tocar el cielo al sentir la suavidad de la dérmis contraria. Se sentía increíble, era cálida y extremadamente suave, incomparable a cualquier otra dermis que sus impuras manos hayan tocado. Sus labios abandonaron los del contrario, observó como la luz de la luna delineaba la figura del alemán.

Veía cautivado como este se meneaba constantemente sobre él, el cabello de este cubriendo su rostro sonrojado y jadeante, su ropa desarreglada exponiendo su dérmis pálida. En esos momentos el dulce y tierno alemán pasó a ser la criatura más excitante que jamás conoció, se disculpaba de antemano con él y con su padre por todo lo que haría esa noche. Rusia iba a dejar su entera esencia en el alemán para que todos supieran que era suyo y sólo suyo.

Las gruesas y ásperas manos del eslavo se dirigieron a los muslos cubiertos del germano, apretó dicho lugar oyendo como el contrario soltaba quejidos. Enterró su rostro en el cuello y empezó a olfatear embriagado cuan animal en celo. Sus manos casi arrancaron las prendas que cubrían al alemán, notó la vergüenza que poseía al tener su cuerpo expuesto así que antes de comenzar se quitó su propia camisa y la colocó al menor.

El rostro sonrojado del alemán y su expresión avergonzado lo hacían ver tan inocente, a pesar de poseer un cuerpo increíblemente atractivo, a diferencia de su padre, no poseía ese comportamiento seductor. Se veía tan desorientado que apenas y notó el roce obsceno en su intimidad con la del ruso. Estaba más que consciente que al alemán le dolería, más sabiendo que era su primera vez y claro, no la iba a arruinar.

Sus labios se encontraron nuevamente, sintió las manos del alemán aferrarse a sus hombros y sin más escondió su rostro en el cuello del contrario. Las manos del ruso envolvieron su cadera y con el consentimiento del contrario comenzó a adentrarse en su interior. Estaba increíblemente apretado y el alemán demasiado sensible, no se esperaba en absoluto el repentino gritó que escapó de sus labios cuando entró por completo.

-RUSSLAND!!~-
ahí fue donde Rusia se cegó por completó.

Los gruñidos y jadeos del ruso resonaban en la habitación, sus garras arañando el cuerpo de su adorado alemán, observaba embriagado el cuerpo artístico del mencionado. Su cuerpo subiendo y bajando de forma abrupta, el impacto en su miembro lo sacaba de quicio, el interior apretándolo como si aún fuera virgen, dolía como el verdadero infierno, le encantaba.

-Agh~ Sowjetische!~ mehr~ mehr~ mehr!~-

El pelirrojo brincaba agresivamente sobre el miembro del contrario, el robusto cuerpo musculoso del alemán se hallaba cubierto en mordidas, arañazos y chupones. El soviético abrió su boca dejando que su lengua enchastre el cuello del germano con su saliva. El pelirrojo tomó la nuca del comunista dejando expuesto su cuello y sin más enterró sus afilados colmillos en el cuello del soviético.

-Mmm~- gruñó desde lo más profundo de su garganta. El alemán sonrió con la sangre decorando su dentadura filosa, tomó las manos del soviético y las guió a través de su cuerpo. El mencionado observaba con deleite el cuerpo de su alemán, era hermoso, era perfecto, era suyo. Sus manos se aferraron en el trasero del contrario obligándolo a ir más rápido.

El germano echó la cabeza hacia atrás, sus brazos se enrollaron en el cuello del soviético, querían estar lo más juntos posible, como si fueran uno solo. De su garganta salieron disparadas las melodías creadas por el placer, sentía el grueso y largo miembro del mayor arremeter sin piedad contra su interior. Arañó despiadadamente la espalda del ruso recibiendo un gemido gutural debido al dolor causado por sus garras.

El calor en esa habitación era insoportable, eran como dos animales salvajes en celo buscando aparearse hasta el cansancio. El alemán chocó su frente con la del contrario, sentía la fuerza que ejercía por sobre su trasero para impulsarlo a ir más rápido. El constante vaivén de su cintura sumado a la firmeza con la que el interior del alemán apretaba su hombría lo estaban volviendo loco. El placer los había cegado por completo al igual que siempre, cuanto adoraba a ese pelirrojo, tan atractivamente sexy.

Era perfecto.

Sin previo aviso empujó al alemán brutalmente contra su miembro, el impacto resonó en el lugar pero fue opacado por el grito de placer que dejó escapar su amado. Dejó que aquél líquido viscoso y caliente llené por completo a su pareja mientras regulaba su respiración. Su mirada apreció a su pareja completamente ido por el placer, sentía más líquido viscoso escurrirse por su abdomen. Bajó la mirada observando el abultado vientre del pelirrojo, esbozó una sonrisa, su mano delineó aquel detalle para luego acariciarlo.

Sintió como las suaves manos heladas del pelirrojo le tomaban de la mandíbula para obligarlo hacer contacto visual con él. Se atontó por completo al ver los orbes carmesí de su amado, sus labios chocaron con los de este y se movieron ritmicamente intercambiando fluidos. Al poco tiempo se separaron por falta de oxígeno, chocó su frente con la contraria y tomó la cintura del menor ayudándolo a elevarse levemente para salir de su interior.

-Un día de estos el que no va a caminar soy yo- espetó con la voz ronca. El pelirrojo esbozó una risita burlona, se dejó caer en la cama principalmente porque no sentía las piernas. Sus miradas se cruzaron y aquellos ojos carmesí lo volvieron a engatusar, se posó sobre el germano para tomarlo por la espalda y acercarlo a él. -Das los mejores sentones de la historia, mi vida- murmuró.

El pelirrojo enredó sus brazos por sobre el cuello de su pareja dejando un corto beso en sus labios, sintió la mano del soviético acariciar su espalda dulcemente causándole escalofríos. Suspiró para separarse del soviético y volviendo a dejarse caer en la cama, tomó la mano del soviético obligándolo a tocarlo. El soviético miró embobado a la atractiva criatura que se retorcía ante su toque, no comprendía como quitarle ese celo que poseía constantemente.

-Dime, en algún momento dejarás de estar tan caliente?- inquirió. El alemán se relamió mirando al contrario, mientras trataba de mover la cintura, le dolía moverla pero había valido la pena completamente. -Es tu culpa por estar tan bueno- respondió. El soviético río y se echó en la cama, al instante jaló al alemán contra él para abrazarlo de manera posesiva, este río burlesco.

-Te amo- espetó el ruso. El alemán sonrió burlón para aferrarse al mayor, enterró su rostro en su cuello para olfatear el aroma que le pertenecía como todo el soviético en general. -Lo sé- respondió. El contrario río y acarició la espalda contraria, tenerlo entre sus brazos atrapado en su pecho lo hacía sentir tranquilo, sabía que su alemán estaba ahí junto a él y nadie se lo arrebatará.

Nadie los separaría nunca más.

→Una patata XD se ha conectado←

Hola, hola, hola, cómo les v- *le pegan* sí, sí, ya sé, me desaparecí pero aquí estoy y es lo que importa jsjsj. Tengo buenas y malas noticias, empecemos con las malas.

Borraron tres de mis historias: "Familia ruso alemana," "NSFW" y chan chan chan "Mi Omega Puro."

Ya saben esto de Wattpad y sus mamadas, no es mi culpa yo la verdad me tomó desprevenida totalmente, so- no sé qué hacer, por suerte tengo los screenshots de la historia y la puedo reescribir pero tomará tiempo. Entre las buenas noticias.

Estoy reescribiendo "Será Cosa de Familia"

Ya tengo el prólogo y el primer capítulo, está claro que no voy a replicar la historia, cambiaré algunas cosas para hacerla mejor pero trataré de mantener su esencia. También debo decirles que se calmen, tengo borradores de mis actuales historias, cada capítulo está copiado en mis borradores so- si me borran otra historia no pasará nada.

Yo diría que por el momento eso es todo, perdón por desaparecer pero estoy bastante enfocada en reescribir "Será Cosa de Familia" y también en mantener todo en orden para que ya no me borren nada. Y antes de irme debo hacerles una pregunta, prefieren que publique "Será Cosa fe Familia" ahora o me esperé hasta tenerla completa? Ustedes díganme que opinan. Por último estoy pensando en si reescribir "Mi Omega Puro" o no. So, nada es seguro. Sin más que decir me retiro y ojalá nos veamos pronto.

→Una patata XD se ha desconectado←

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