𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 20.

No sé por qué, pero no le dije nada a la doctora acerca de eso. Yo codiciaba ese pedazo de mí, manteniéndolo cerca, mientras trataba de descubrir qué exactamente iba a hacer con eso. Todavía no tenía ningún plan, pero no dejaría que interviniera en el hecho de disfrutar de mi tiempo con Chris.

Estaba agradecida por ello, porque ni por asomo imaginaba que sólo a unas pocas semanas después de la boda, la primera semana de diciembre, todo cambiaría.

Mientras Alice trabajaba en la mesa de la cocina, Chris y yo descansábamos en la sala de estar, las luces bajas, el arbolito de navidad brillando cerca de la ventana. Alice había insistido en ponerlo en los primeros días de diciembre. Era una chica navideña. Era una fría noche de diciembre, un miércoles, y estábamos viendo una película coreana llamada A Bittersweet Revenge. Yo estaba concentrada en ella, pero la mente de Chris parecía estar en otro lugar.

—¿Te gustaría ir al Mercado Alemán el sábado?

Ya había ido el sábado pasado con Alice, pero amaba el Mercado Alemán, y estaría con Chris, así que bien, estaba dispuesta. Edimburgo en navidad era mágico, incluso para los no creyentes como yo.

Luces blancas estaban envueltas alrededor de todos los árboles en Princes Street Gardens, un mercado alemán con todos esos olores maravillosos, y hermosos regalos, extrañas salchichas, establecido en un campamento cerca de la Real Academia de Arte, y en el lado este, por el Monumento a Scott, era un parque de atracciones con una enorme rueda de la fortuna que iluminaba el cielo nocturno. No había nada como caminar por esa calle en un día de invierno fresco al anochecer.

—Seguro. —Le sonreí. Estaba acostada en el sofá, y Chris estaba descansando en el extremo del mismo. Él asintió con la cabeza.

—Estaba pensando que en febrero podemos tomarnos un tiempo libre del trabajo. Un fin de semana largo quizá. Tengo una cabaña en Hunters. Que está y se ve justo sobre el Holy Loch. Es bastante agradable. Pacífica. Por no hablar de que hay un increíble restaurante indio en Dunoon, que está al otro lado del Loch.

Sonaba increíble, especialmente considerando que he estado en Escocia casi cuatro años y no he ido más allá de St. Andrews.

―Suena increíble. ¿Dónde está exactamente?

—Argyll.

—Oh. —Eso no está en la sierra, ¿verdad?— ¿No está Argyll, en el oeste? Como si hubiese leído mi mente, Chris sonrió.

—Está en la sierra occidental. Es hermoso, confía en mí.

—Me convenciste con lo del Loch —Exageré la "ch" sonando como él—. Sólo dime cuándo, y ahí estaré.

En ese momento, Chris me miró cariñosamente divertido.

—Sexo y vacaciones.

—¿Uh, qué?

—Estoy haciendo una lista de cosas agradables.

Me burlé, empujando mi pie en su pierna.

—¿Y todo lo que tienes es sexo y vacaciones?

—La longitud de la lista no es mi culpa.

—¿Estás diciendo que soy desagradable? —Él alzó una ceja.

―Mujer, ¿cuán estúpido crees que soy? ¿De verdad piensas que voy a responder a esa pregunta? Quiero tener sexo esta noche.

Lo empujé más fuerte.

—Cuidado, o solo tendrás un beso de buenas noches.

Chris tiró su cabeza hacia atrás y se rio. Fingiendo estar molesta, me giré hacia la película.

—Tienes suerte de que eres bueno en la cama.

―Oh. ―Me agarró el pie―. Creo que todavía estás conmigo por otras razones.

Le dirigí una mirada por el rabillo de mi ojo.

—Ahora mismo, por mi vida que no puedo imaginar cuáles son esas razones.

Chris tiró de mi pie con más fuerza, acercando mis dedos hacia él.

—Retira lo dicho o tus pies lo pagarán.

¡Oh no, demonios! Di un tirón.

—Christopher, no.

Sordo a mi advertencia, comenzó a hacerme cosquillas, apretando su agarre mientras me reía sin aliento y pataleaba, tratando de liberarme.

Él no se detuvo.

¡Despiadado!

—Chris — Jadeé histéricamente, tratando de empujarlo con los brazos pero luchando mientras continuaba su guerra contra mis pies. Me eché a reír más fuerte, con dolor en mis costillas, y entonces...

Horror.

Se me escapó un gas. A lo grande.

Chris inmediatamente dejó ir mi pie, su risa fuerte y retumbante llenó la habitación, risa que sólo se profundizó cuando perdí el equilibrio al darle una patada tratando de liberarme al tiempo que fui soltada bruscamente y me caí del sofá, con un indigno ruido sordo.

Avergonzada, vi mientras él se desplomaba contra su vientre en el sofá riéndose de mi gas y caída, agarré un cojín y se lo lancé desde mi posición en el suelo. Por supuesto, esto sólo hizo reír al idiota más fuerte. Yo luchaba entre sentir humillación porque se me escapó un gas delante de él, algo que simplemente no lo hacía en compañía, y reírme, ya que su risa era tan contagiosa.

―¡Chris! —Me quejé—. Cállate. No es gracioso —resoplé, mis labios atrapados en parte sonrisa, parte mueca.

—Oh nena —Trató de conseguir aliento, limpiándose una lágrima del rabillo del ojo mientras me sonreía—. Eso fue sin duda divertido. —Me tendió una mano para ayudarme a levantarme.

La aparté de un manotazo.

—Eres un imbécil inmaduro.

—Hey, no soy yo a quien justo se le escapó algo. Oh Dios, era horrible.

Sollocé, cayendo sobre mi espalda y cubriéndome los ojos con mis manos.

―____ ―Sentí su mano en mi rodilla y escuché la diversión en su voz—. Nena, ¿por qué estas apenada? Sólo fue un gas. Brillantemente cronometrado podría añadir.

Contuve la mortificación.

—Oh mi Dios, cállate. ―Se rió de nuevo y abrí los ojos furiosa—. ¡Estás disfrutando esto!

—Bueno, sí —Resopló, con ojos brillantes—. Yo nunca te he visto antes avergonzada. Incluso cuando te vi desnuda tenias esa actitud y actuaste como si no te importara. Que estés mortificada por un gas es realmente adorable.

―¡No soy adorable!

—Oh creo que lo eres.

—Soy fría y controlada —Discutí—. A la gente fría y controlada no se le escapan los gases. ¡Tú, en particular, se supone que no debes saber que yo tengo gases!

Sus labios temblaron.

—Odio tener que decirte esto nena, pero yo ya sabía que tenías gases. Una parte de la condición humana y todo eso.

Negué con la cabeza, desafiante.

—Sólo debemos terminar ahora. Todo el misterio se ha ido.

Chris estaba riendo fuertemente de nuevo mientras se agachaba para tirarme hacia arriba por la cintura. Estaba en el medio de dejar que me ayudara cuando una caída y un golpe sonó en la cocina. Nuestros ojos se abrieron mientras nos mirábamos, nuestra risa muriendo.

—¿Alice? —gritó Chris interrogante. Silencio.

—¡Alice! —Cuando ella no respondió, mis ojos se abrieron hacia él y me puse de pie porque Chris ya me había soltado para correr a través del apartamento.

—¡Alice! —Le escuché chillar, y el miedo en su voz me hizo acelerar mis pasos.

La imagen que me encontré en la cocina me derribó. Me quedé congelada, viendo mientras Chris estaba arrodillado en el piso, sus manos cerniéndose sobre Alice, cuyo cuerpo estaba retorciéndose en convulsiones, sus ojos revoloteando rápidamente, su boca floja.

—¿Alice?

El rostro pálido de Chris se giró hacia mí abruptamente.

—Llama a emergencias. Creo que está teniendo una especie de ataque.

Salí corriendo de allí, la adrenalina entorpeciendo mi mano y mi coordinación, agarré el teléfono que estaba sobre la mesita de noche y lo dejé caer. Lo volví a recoger y maldije, el miedo absoluto me ahogaba, mientras me apresuraba de nuevo en la sala el operador contestó.

—Emergencia, ¿qué servicio necesita? ¿Bomberos, policía o ambulancia?

—Acaba de desmayarse. —Chris se sentó a su lado impotente mientras el cuerpo de ella quedó inerte—. ¿No sé qué debo hacer? Maldición, no sé qué hacer.

—Ambulancia. —Escuché la línea ir en espera y luego dos segundos después, la sala de control de ambulancia contestó.

—Mi compañera de piso— Hablé sin aliento en el teléfono, entrando en pánico porque Chris de toda la gente estaba preso del pánico—. Escuchamos un estruendo y nos precipitamos a la cocina y ella estaba convulsionando y ahora está inconsciente.

—¿Desde qué número de teléfono llama? — Lo repetí impacientemente.

—¿Cuál es tu ubicación exactamente?

Tratando de no enojarme con la mujer con voz de robot al otro extremo de la línea, dije la dirección automáticamente también.

—¿Ésta es la primera crisis de su compañera?

—¡Sí! —Espeté.

―¿Qué edad tiene?

―Veintitrés.

―¿Está respirado?

―Está respirando, ¿no es así, Chris?

Asintió, su mandíbula apretada mientras me miraba.

―Bien, ¿puedes mover a tu compañera en una posición de recuperación como precaución?

—Posición de recuperación —le repetí a Chris y miré como él la reacomodaba gentilmente.

—La ambulancia está en camino, por favor mantenga cualquier mascota fuera del camino cuando el equipo de la ambulancia llegue.

—No tenemos mascotas.

—Bien. Por favor manténgase en la línea hasta que la ambulancia llegue.

—Chris —susurré, todavía temblando—. ¿Qué está pasando?

Él negó con la cabeza mientras sacaba el cabello de Alice de la cara.

—No lo sé.

Un ruido nos tensó.

Un ruido que provenía de Alice.

Corrí hacia ellos, cayendo de rodillas para agacharme junto a ella. Otro gemido escapó de la boca de Alice mientras su cabeza se movía lentamente.

—Qué... —Sus ojos parpadearon, aturdida. Y entonces se abrieron cuando nos vio agachados a su lado—. ¿Qué pasó?

A pesar de recuperar la conciencia, los paramédicos llevaron a Alice en la ambulancia, mientras Chris y yo nos metimos en un taxi para seguirlos a la Enfermería Real de Edimburgo. Chris llamó a Lisa , Richard, y a Seastian. Cuando llegamos tuvimos que esperar un montón y nadie nos decía nada, y cuando Lisa , Richard y Sebastian llegaron aún no había ni una palabra.

—Dejamos a los niños con nuestros vecinos —susurró Lisa , sus ojos abiertos del miedo—. ¿Qué pasó?

Chris explicó mientras yo permanecía en silencio, mi mente imaginando los peores resultados. Estar en el hospital me estaba volviendo loca, y sólo quería que Alice saliera y nos dijera que todo estaba bien.

No estaba segura si podría manejar otra cosa.

—¿La familia de Alice Evans? —llamó una enfermera y nos acercamos en estampida. Nos vio con los ojos muy abiertos—. ¿Son su familia inmediata?

—Si —respondió Chris antes de que Sebastian o yo pudiéramos responder.

—Vengan conmigo.

Alice estaba esperando por nosotros, sentada con las piernas colgando por el lateral de una cama en la sala de emergencias. Ella nos dio un saludo típico de una Alice aniñada y el corazón me dio un vuelco en el pecho.

―¿Qué está pasando? —Lisa se apresuró hacia su lado y Alice tomó la mano de su mamá tranquilizadoramente.

—¿La familia de Alice?

Nos volteamos para encontrar a un doctor de unos cuarenta años tipo traga libros cerniéndose sobre nosotros.

—Si —dijimos todos al mismo tiempo y Alice dio una sonrisa exhausta.

—Soy el Dr. Ferguson. Estamos enviando a Alice para una resonancia magnética, tan pronto como esté disponible.

—¿Una resonancia magnética? —Chris se tensó cuando miró de nuevo a su hermana—. ¿Qué está pasando Alice?

Sus ojos estaban muy abiertos mientras nos veía a todos, nuestra preocupación era gigantesca.

—No me he sentido bien por un tiempo.

―¿A qué te refieres con sentirse bien? —preguntó Sebastian impacientemente, intimidando a Alice con su ira, ella retrocedió.

—Sebastian —Tiré de su hombro para conseguir que se tranquilizara, pero él sólo se sacudió mi mano.

—Creo que el doctor estaba equivocado con que necesitaba lentes — Admitió en voz baja Alice.

El Dr. Ferguson se aclaró la garganta, obviamente sintiendo que debía venir al rescate de su paciente.

—Alice nos ha dicho que ha estado tratando con dolores de cabeza, entumecimiento y hormigueo en el brazo derecho, falta de energía, cierta falta de coordinación, y hoy tuvo su primera crisis. Estamos enviándole para una resonancia magnética para comprobar que todo está bien.

—¿Entumecimiento? —murmuré, mirando su brazo, las imágenes de ella apretándolo y sacudiéndolo me inundaron. La cantidad de veces que me había dicho que tenía un dolor de cabeza. Maldición.

—Lo siento, ____. No quería admitir que me sentía tan mal.

—No puedo creerlo —Lisa se apoyó contra Richard—. Deberías habérnoslo dicho.

Los labios de Alice temblaron.

—Lo sé.

—¿Cuándo estará lista la resonancia? —preguntó Chris, su voz baja y demandante.

EL Dr. Ferguson no se veía intimidado.

—Voy a hacérsela a Alice tan pronto como esté disponible, pero hay unos pocos pacientes esperando antes que ella.

Y así comenzó la espera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top