𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 11.
Mis llaves chocaron contra la madera de nogal del aparador en el pasillo, el primer ruido fuerte para romper el silencio entre Alice y yo. Después de una noche ocupada en el bar, mi cabeza por lo general zumbaba, y me tomaba unas pocas horas relajarme antes de que pudiera dirigirme a la cama, pero esta noche era peor. Todavía podía sentir a Chris en mi boca, en mi pecho, entre mis piernas. Todavía podía olerlo y saborearlo por el amor de Dios. Y fingí que no sentí nada de esto mientras él hacía como prometió y nos vio a mí y a Alice en un taxi después de mi turno. De hecho, no le dije ni una palabra a él.
No le dije ni una palabra a nadie.
Jake y Chris eran los únicos dos que sabían por qué. Louis me miró con confusión por el resto de la noche, probablemente preguntándose a dónde se había ido mi buen humor, y yo evité los ojos de Alice. Los evité en el bar, los evité afuera en la acera, los evité en el taxi y los evitaba ahora. Quitándome mis zapatos, mantuve mi espalda hacia ella, y luego la dejé en el pasillo mientras me movía hacia la cocina para conseguir un vaso de agua.
—¿No vamos a hablar sobre ello entonces? —preguntó Alice en voz baja, siguiéndome. La miré por encima de mi hombro, fingiendo ignorancia.
—¿Hablar de qué?
Me lanzó una mirada de exasperación.
—Sobre el hecho de que Chris estaba hirviendo sobre tu beso con Louis, que te siguió hasta la zona del personal y no volvió durante veinte minutos y cuando volvió parecía que hubiera sido mutilado por una mujer que hubiera estado encerrada en una habitación vacía sin un vibrador, o un hombre durante diez años.
No pude evitarlo. Me eché a reír ante lo visual. Alice no lucía divertida.
—¡____! En serio, ¿qué está pasando? — La risa murió de mis labios.
—Me besó. Nos detuvimos. —No está sucediendo de nuevo.
—Chris no dará marcha atrás si piensa que tú estás interesada.
—No estoy interesada. —Estoy muy interesada.
—Creo que lo estás y yo...
—Alice. —Me di vuelta, mis nervios estirados al máximo—. Sólo para, bien. Por favor. No quiero hablar de esto.
Parecía una niña a la que le hubieran quitado su juguete favorito.
—Pero...
—Alice.
—Bien. —Suspiró.
En un esfuerzo por sacar su mente de ello, me recosté contra el mostrador con una peculiaridad interesada de mi ceja derecha.
—Entonces ¿qué pasaba contigo y Sebastian esta noche?
—Soy como tú. No quiero hablar de ello.
Sí claro.
—Alice...
Sus pálidos ojos se estrecharon infelizmente.
—Está bien, así que quiero hablar de ello. Maldita sea, ¿cómo puedes ser tan buena en todo lo de guardar cosas? —Hizo un puchero—. Es realmente difícil.
Sonreí y sacudí mi cabeza.
—No para mí.
Me sacó la lengua y se dejó caer cansadamente en una silla de la cocina.
—Estoy hecha polvo. Esta noche fue agotadora.
—¿De ahí el mal humor?
—No estoy de mal humor.
—Estás un poco malhumorada.
—Bueno, tú lo estarías también si hubieras tenido que aguantar a Sebastian esta noche.
Me deslicé en el asiento a su lado, preguntándome si debería entrenar en el gimnasio más duro esta semana en preparación para patear el trasero de Sebastian.
—¿Qué paso, cariño?
—Él me está confundiendo. —Alice hizo una mueca, mirándome con tristeza—. Sigue diciendo que sólo somos amigos pero actúa como si no lo fuéramos. Chris está tan obsesionado contigo que ni siquiera notó el comportamiento de Sebastian esta noche, y Sebastian usó eso en su ventaja.
—Lo noté poniéndose todo posesivo en tu trasero, tirándote hacia abajo a su lado y todo eso.
—¿Posesivo? Cuanto más intentaba ser indiferente hacia él, más se metía en mi espacio. Y luego cuando Chris se encontraba contigo, le pedí explicaciones. Le pregunté por Nicholas y por qué actuaba tan raro...
—¿Y qué te dijo?
—Que Nicholas no era lo suficientemente bueno para mí y que si yo hubiera dejado de actuar como una niña petulante, él hubiera dejado de ser controlador.
El tipo era bueno. Reí sin humor.
—Linda forma de eludir la pregunta real, ¿eh?
—Bueno, tú sabrías todo sobre eso —gruñó.
Resoplé.
—Miau.
Alice gimió.
—Oh, Dios, ____, lo siento. Estoy actuando como una perra.
—Creo que es encantador. En serio.
Se rió y sacudió su cabeza, sus ojos cayendo cansadamente.
—Estás loca. —Se puso de pie—. Pero te amo. —Bostezó mientras yo me congelaba ante sus palabras—. Necesito mi cama. Hablaremos por la mañana, trataremos de hacer sentido del sinsentido de Sebastian, ¿sí?
Pero te amo.
—Uh... sí —respondí, aturdida.
—Buenas noches.
—Buenas noches.
Pero te amo...
... —Vamos —le rogué a Cynthia—. Será divertido. Simon estará allí. Cynthia me miró dubitativa.
—Totalmente me avergoncé a mí misma en la última fiesta salvaje, ____, y eso no implicaba tener que usar un bikini.
Rodé mis ojos.
—Todos nos avergonzamos a sí mismos en la última fiesta salvaje. Ese es un poco el punto. Vamos. Nate estará allí y realmente quiero pasar el rato con él esta noche.
—¿Quieres decir tener sexo con él? Me encogí de hombros.
—____, tal vez deberíamos pasarnos esta. Hemos estado yendo a muchas fiestas últimamente.
Sonriendo, pasé un brazo alrededor de su cuello y tiré de ella a mi lado.
—Somos chicas. Se supone que vamos de fiesta. —Necesitaba ir de fiesta. Necesitaba olvidar—. Y no quiero ir de fiesta sin ti. ¿Te diré qué? Incluso voy a vomitar sobre una animadora de JV por ti. De esa forma, no importa lo que hagas, todavía habré cometido el acto más traicionero de la noche.
Cynthia rió, abrazándome cerca.
—Estás loca... pero te amo.
... Las paredes se cerraron sobre mí mientras mi pecho se apretaba fuerte. Jadeé tratando de respirar.
Estaba muriendo.
El ataque de pánico duró más tiempo esta vez, esas palabras negándose a permitir que me concentrara.
Eventualmente, luché hasta la realidad, empujando los recuerdos y permitiendo que mi cuerpo respirara.
Cuando terminó, quería llorar más de lo que siempre había querido llorar en mucho tiempo. Pero el llanto sólo me haría débil. En lugar de eso, me puse de pie con las piernas temblorosas y pisé los recuerdos en las baldosas de la cocina. Para el momento en que me cambié y me deslicé en la cama, fingí que todo estaba olvidado.
☼☼☼☼☼☼☼☼☼☼
—¿Tuviste otro ataque de pánico? —preguntó la buena Dra. Suavemente.
¿Por qué yo lo había mencionado? Nada bueno podía salir de ello. Ella nunca sería capaz de darle un giro a lo que pasó.
—Sí, no importa.
—Sí que importa, ____. ¿Qué desencadenó este?
Miré mis pies.
—Mi amiga.
—¿Cuál?
Mi mejor amiga.
—Cynthia.
—No has mencionado a Cynthia antes.
—No.
—¿Por qué Cynthia desencadenó un ataque de pánico, ____?
Mis ojos se levantaron lentamente hacia ella, el crudo dolor ardiendo a través de mí.
—Porque murió. —Tomé una respiración profunda—. Y es mi culpa.
☼☼☼☼☼☼☼☼☼☼
Desperté poco antes del mediodía y fui inmediatamente condenada por los recuerdos de anoche. Memorias de Chris y el sabor de lo que era posible entre nosotros. En un esfuerzo por olvidar, pasé el almuerzo hablando en círculos sobre Sebastian con Alice, y combatiendo los nervios que seguían zumbando en mi vientre cada vez que pensaba en la promesa de Chris de venir a verme esa noche.
Estaba justo preparándome para dirigirme por un baño cuando el teléfono de Alice sonó y maldijo mientras se desplazaba a través de un mensaje.
—¿Qué? —pregunté perezosamente, mientras alejaba nuestros platos del almuerzo.
—Chris está siendo retenido en la oficina de nuevo, se está perdiendo otra cena familiar. Tendré que aguantar las veinte preguntas de mi mamá preguntando si él está bien.
Ignoré la punzada de decepción en mi pecho. Si Chris trabajaba esta noche no estaría viniendo después de todo. Debería estar enloqueciendo de regocijo.
—Tu mamá realmente vela por él, ¿eh?
—Bueno, la mamá de Chris es una egoísta, vanidosa, codiciosa bruja que revoloteaba dentro y fuera de su vida cuando le convenía. No la ha visto en años. Así que... sí. Mi mamá vela por él porque su propia madre no lo hace.
¿Cómo podía su madre no preocuparse por él? Era Chris Evans por el amor de Cristo.
—Eso es increíble. No puedo imaginar hacerle eso a mi propio hijo. —No es que yo fuera a tener alguno.
Alice me dio sus ojos tristes.
—Chris se parece mucho a nuestro padre. La mamá de Chris, Evelyn, realmente lo amaba. Terminó las cosas con ella abruptamente. Le dejó un poco de dinero. Cuando ella le dijo que estaba embarazada, él dijo que cuidaría de Chris, pero que no quería tener nada que ver con ella. Cuando ella mira a Chris, todo lo que ve es al hombre que le rompió el corazón y por eso nunca ha sido muy cariñosa. Nunca. Chris pasó sus años de escuela en casa en Edimburgo con un padre distante pero controlador, y sus veranos volando por Europa viendo a su madre conectar con idiotas ricos que no tenían tiempo para niños.
Me dolió el corazón por el pequeño niño Chris.
Y cometí el error de dejar que se mostrara en mi cara.
—Oh, ____... —Alice dijo en voz baja—. Está bien, ya sabes.
No me importaba. Me eché hacia atrás de su expresión suave.
—No me importa.
Sus labios se apretaron juntos pero no dijo nada. En cambio, se puso de pie y cuando pasó junto a mí apretó mi hombro.
Me quedé mirando el fregadero, preguntándome cómo había logrado hacerme esto a mí misma. ¿Adónde había ido la máscara que mantenía todo a raya? ¿Por qué se mantenía resbalando cuando Alice o Chris se encontraban alrededor?
Sintiéndome mal, agarré mi teléfono y me dirigí al baño para sumergirme en la bañera y ahogarlo todo con algunas canciones, pero mientras me desvestía, mi teléfono sonó.
Chris llamando...
Me quedé mirando con la boca abierta a la pantalla, tratando de decidir si responderle o no. Lo dejé sonar.
Sonó de nuevo.
Y sólo lo miré de nuevo.
Dos minutos más tarde mientras me hundía en la bañera, pensando que había escapado, Alice golpeó la puerta del baño.
—¡Chris dice que contestes el teléfono! — Mi teléfono sonó y cerré mis ojos.
—¡Bien! —grité de vuelta y me estiré por él—. ¿Qué? —respondí. Su risa profunda rodó sobre mí seductoramente.
—Hola a ti también.
—¿Qué es lo que quieres, Chris? Estoy en medio de algo.
—Alice dice que estás en el baño. —Su voz era baja—. Ojala estuviera allí, nena.
Casi podía sentirlo allí.
—Chris. ¿Qué. Es. Lo. Que. Quieres?
Dio un resoplido de diversión. —Sólo pensé que debería llamarte para hacerte saber que no puedo hacerlo esta noche.
¡Gracias, Jesús!
—Estoy teniendo un problema con unos pocos proveedores en este desarrollo y nos retrasó unas semanas. No sé cuándo estaré libre esta semana, pero te garantizo que en el momento en que consiga algo de tiempo, voy a ir a verte.
—Chris, no hagas eso.
—Después de anoche, no se puede negar la promesa de lo que hay entre nosotros. No voy a dar marcha atrás, así que en lugar de salir con una nueva defensa, lo cual estoy seguro que encontraría sumamente entretenido, sólo cede, nena. Sabes que vas a hacerlo eventualmente.
—¿He mencionado lo molesto y arrogante que eres?
—Todavía puedo olerte y saborearte, ____. Y todavía estoy malditamente duro.
Mi estómago dio vuelta y apreté mis piernas juntas.
—Dios, Chris... —dije en voz baja sin pensar.
—No puedo esperar para oírte decir eso mientras estoy dentro de ti. Nos vemos, nena.
Y después de esa línea de despedida, colgó.
Gemí, mi cabeza cayendo hacia atrás contra la bañera. Estaba tan jodida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top