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CAPÍTULO VEINTITRÉS
GIRLS PROBLEMS:
PART TWO
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CAMINABA NERVIOSO EN dirección a la oficina del castaño. No estaba seguro de cómo reaccionaria, seguro lo golpearía igual que su madre cuando hacía algo que la enfadaba mucho, no era para menos, después de todo el circo que montaron ahora le diría que quería echarse para atrás, no era lo suficientemente malvado para seguir con esa farsa.

Tocó suavemente la puerta de su oficina y la abrió asomando su cabeza tímido después de escuchar un « pase ».

Se encontró a Brutus revisando unos papeles concentrado y en compañía de una chica rubia espaldas a él pero con su llegada instintivamente giró en su dirección y al verlo sonrió emocionada.

— Carlos... — Saludo con un pequeño tono coqueto qué pasó desapercibido por los presentes.

El la observó confundido, se le hacía conocida pero no la recordaba del todo y está al notarlo borro lentamente su sonrisa.

— Soy yo, Alice. — Dijo esperanzada de que la recordara pero él siguió sin hablar. — Nos conocimos en la fiesta de Azis hace un par de semanas. Incluso habrá otra este fin de semana.

De pronto fue como si algo en la cabeza de Carlos hubiera hecho click. Abrió la boca sorprendido para después regresarle el saludo con un corto abrazo. Era ella, la chica de la piscina con la que estuvo prácticamente toda la noche.

— Ya te recuerdo, pero si te soy sincero creí que tú no te acordarías de mi. — Rió divertida.

— Lo se, estaba algo ebria esa noche. — confesó avergonzada — Pero consiente eso si.

Carlos trago saliva ante tal revelación, eso significaba que todas las veces que lo intento besar esa noche no fueron por culpa del alcohol. Brutus al notar la incomodidad en su pequeño amigo carraspeo haciendo notar su existencia.

— Oh, mmm — pensó en que decir sin parecer grosero — Necesito hablar contigo.

La rubia captó la indirecta y rápidamente tomó sus cosas.

— Si, yo ya me iba de todas formas, gracias Brutus. — El chico simplemente se despidió con un asentimiento de cabeza pero ni le importó ya que su atención seguía en el lindo pecoso a su lado. — Adiós Carlos.

— Adiós. — Sonrió cortamente y la siguió con la mirada hasta que abandonó la habitación.

Fuera de la oficina la rubia sonrió emocionada, lo había encontrado. Desde aquella fiesta no había podido dejar de pensar en el lindo chico que estuvo cuidándola en aquella fiesta. No creyó que lo fuera a ver otra vez pero ahora sabía que estudiaba en Auradon Prep, tendría que regresar seguido a su antigua escuela para verlo más seguido.

Mientras tanto del otro lado de la puerta el castaño mayor miraba serio al chico de quince años que veía con curiosidad la puerta.

— Alice Wonderland, se graduó hace un año. — explicó brevemente — Te recomiendo que no te juntes con ella... no es... buena influencia.

— ¿Por? — frunció el ceño — Parece... agradable. — exclamó vacilante sin tener idea de cómo describir realmente a la rubia.

Brutus lo miró incrédulo ante su evidente duda. El mayor recordó todas las veces que la atrapó en su período como estudiante con "pastillas felices" y su reputación no era la mejor. Era linda, amable y noble, pero tenía problemas con los excesos, terrible hábito inculcado por su pésima madre.

— ¿Te dijo algo tu amiga la bruja? — cambio de tema, no quería que Carlos se enfrascara con el tema de Alice, entre más pronto la olvidé mejor.

Se levantó de su gran silla y se sentó sobre el escritorio frente a Carlos.

— Hechicera —lo corrigió como siempre — y... no, — dijo extrañado — pareció no importarle, está algo distraída, la note triste realmente pero no tengo idea de porqué. — quedó pensativo unos segundos intentando averiguar el porqué del humor de la peli morada pero terminó por sacudir su cabeza alejando esas ideas — Oye... sobre lo de Bianca... — cambio de tema abruptamente con tono dudoso captando la atención del castaño. — Lo estuve pensando y creo qué hay que terminar con esto.

El castaño lo miró sorprendido y retrocedió un poco en su mismo lugar algo escéptico. Carlos comenzó a jugar con los dedos de sus manos nervioso, conocía el carácter del chico y sabía que lo reprendería de forma no muy amable.

— A-Al principio creí que sería cosa de unos días, que no afectaría realmente a nadie y aunque lo hiciera, tenía la idea de que era malo y que no debía importarme. — suspiró avergonzado bajo la atenta mirada verdosa — Pero no quiero hacerle esto a una persona que quiero, Bianca ya no es la chica de la que me enamore. — Apretó sus labios sintiéndose ansioso pero aún así liberado de por fin confesarlo — Y además de que Héctor quiere golpearme. — Hizo una mueca.

Brutus se levantó lentamente mirándolo serio acercándose galante. El peliblanco cerró los ojos instintivamente esperando un golpe o algo parecido pero en cambio sintió un pequeño apretón cariñoso en su hombro.

Abrió los ojos nuevamente indeciso encontrándose con Brutus con una pequeña sonrisa, parecía ¿orgulloso?

— Está bien, niño. — palmeó su espalda — Me alegra que entrarás en razón. Ahora, esto es lo que haremos...

Comenzó a platicar su nuevo plan mientras que Carlos opinaba y daba ideas sintiéndose libre de hacerlo y no sólo de escuchar y acatar como siempre hacia.

Brutus le tomó un gran cariño a Carlos mas esto es algo que nunca admitiría en voz alta, ni a nadie en especial. Era como el hermano menor que no podía ver en Ben.

A sus veintitrés años ya parecía un viejo de setenta amargado y aunque lo quisiera negar aquel chico bicolor le trajo color a su vida cotidiana. Lo mantenía entretenido con sus locuras, también le gustaba regañarlo y corregirlo, era un gusto culposo que tenía.

Le recordaba tanto a sí mismo. Un pobre niño desamparado y abandonado por sus padres, tuvo que crecer y madurar por si solo a una edad muy temprana para ser quien era ahora, y el costo fue el odio de muchas personas con la basura de actitud que debió que tomar. No quería que terminara igual.

Estaba dispuesto a todo por el. Incluso a meter las manos al fuego, se haría responsable si es que llegaban a descubrir lo de la galleta. Accedió en un impulso de idiotez pero fue poco después que de verdad entendió que estaba muy mal por parte de ambos solo que ahora no tenía idea de cómo pedirle a Carlos que pararan todo, si es que se podía claro, ya habían llegado muy lejos pero el solito llegó pidiéndoselo lo cual lo liberaba de una gran carga.










( 👑 )









Ambos chicos dieron una gran mordida a sus hamburguesas al mismo tiempo a la vez que soltaban expresiones gustosas.

— Mierda, como amo esta cosa. — Mencionó olvidando el nombre del bocado que lo había enamorado por completo.

— Hamburguesas, Jay. — El árabe levantó una ceja confundido — Se llaman hamburguesas. — Aclaró con una sonrisa divertida.

— Mmm, como sea, está riquísima. — Siguió disfrutando de aquel manjar con doble carne haciendo que Tarrant soltara una carcajada.

En la isla estaban lejos de tener comidas decentes cómo está. El mejor lugar de la isla era la caverna de Ursula y no es como si sirvieran platillos muy apetitosos para su gusto... o el de cualquiera.

Siempre después de cada entrenamiento Tarrant lo llevaba a un restaurante diferente a probar los aperitivos más grandes y grasosos de los menús mientras hablaban de muchas cosas.

Se divertían el uno con el otro. Tarrant siempre estuvo aburrido de que los príncipes en Auradon fueran muy... delicados, en ciertos sentidos. Siempre escuchaba cosas como:

"Buena jugada, amigo", "después de ti, compañero", "mejor ten tu la pelota". Estupideces.

En cambio Jay tenía mentalidad de tiburón, solo pensaba en ganar sin importarle a quien aplastar y eso le agradaba, era buen material para su equipo, eran muy parecidos. Tenían un objetivo claro y no descansaban hasta conseguirlo sea como sea.

Y muy a pesar de la horrible forma en la que se conocieron en la fiesta de Azis lograron volverse casi los mejores amigos podría decirse, no había ser humano que los separase.

Jay igual estaba muy cómodo con el grandote. No era el típico principito delicado de Auradon y siempre buscaban competir en cosas de hombres. Cosas que nunca podría hacer con Carlos ni con nadie de la isla realmente.

Carlos era más pequeño y aunque lo quería no servía para los deportes y actividades rudas que le gustaban a Jay. Y con los chicos de la isla cualquier competencia era a muerte, no había nada sano. En cambio con Tarrant podían jugar a las vencidas o luchas con toda la fuerza y coraje que tenían en sus cuerpos y minutos después compartir una pizza en la sala de juegos del entrenador.

El castaño terminó de tragar su séptima mordida y miró con atención al de ojos rasgados el cual no había dicho ni una sola palabra, parecía que a la hamburguesa le saldrían patas y se iría corriendo.

— Te vas a atragantar. — Espetó con burla el de pelo corto.

— Déjame en paz. — Hablo con la boca llena haciendo rodar los ojos al más alto.

— El viernes — soltó de repente — habrá otra fiesta en casa de Azis — Jay asintió con atención — ¿irás?

Jay lo miro indeciso aún recordaba con horror la resaca por la mañana del domingo después de la ultima fiesta, pobre Carlos tuvo que sostenerle una cubeta para su vomito al menos unas veinte veces.

Trago en seco observándolo con los ojos abiertos de más y con una expresión asustada y graciosa. Terminó de tragar el gran trozo de hamburguesa.

— ¡Pero por supuesto que si! — ambos chicos chocaron los cinco.











( 👑 )










Carlos salió de la oficina de Brutus con una sonrisa relajada. Estaba mucho mejor ahora, por fin pudo desahogarse y aunque si era sincero no era la reacción que esperaba y no podía estar mejor con ello. Con esto finalmente terminó por confiar al cien por ciento en el castaño, soñaría extraño pero lo veía como una figura de autoridad pero a la vez de forma amistosa.

Por su felicidad ni se dio cuenta de cómo un rubio lo miraba sospechosamente a lo lejos hasta que este lo terminó por jalar del hombro de forma brusca pegándolo a los casilleros.

— Puedes engañar a los demás pero no a mi. — Lo confrontó acoplando una postura firme.

Chad había decidido acorralar y enfrentar al peliblanco que había separado a Bianca y Héctor. Todos podían decir que era superficial y materialista además de egocéntrico pero si se preocupaba por sus amigos. El más que nadie era de los más emocionados cuando por fin los enamorados habían admitido sus sentimientos después de quien sabe cuantos años y de la nada apareció este niño a entrometerse.

— Igual que los demás solo la buscas por algo, — acuso — sino es que fue al revés. — susurró para sí mismo, pues también conocía a Bianca de había algo en todo esto que no le cuadraba.

Ella lucia muy segura días después de que Héctor se le declarara en el lago encantado, no tendría porque huir nuevamente. Además de que cuando él y Nicholas los espiaron esa noche pudo sentir amor real, ni siquiera él era tan frío como para ignorar aquello.

— N-No entiendes, ella y yo nos queremos. — Intento defenderse el más bajo, literalmente acababa de terminar de hablar con Brutus sobre cómo romper toda esa fachada y ahora con sus palabras lo reforzaba, pero tampoco era su culpa, Chad lo tomó desprevenido y entró en pánico, no quería problemas.

— Ay por favor. — Soltó una risa sin gracia — Conozco a Bianca desde que nací y ella nunca se ha enamorado de nadie a excepción de Héctor. — dijo muy seguro — Amigo, ellos se quieren déjalos ser felices. — Terminó diciendo en un tono que parecía querer ser amable pero la situación no lo ameritaba.

— Lo lamentó no se de que hablas, — levantó los hombros haciéndose el loco — ella me quiere a mi, no la retengo. — Se mordió la lengua ante esto último, agradecía su gran habilidad para mentir.

Chad en cambio lo miro con una ceja alzada sin creerle una sola palabra. Aún no sabía que o cómo lo había hecho, pero estaba seguro que escondía algo sucio, tal vez la estaba amenazando con algo, no tenía muchas ideas realmente.

— ¿En serio crees que ella hará rey a un villano? — cambió el asunto, seguramente ese chico se acercó a Bianca por mero interés igual que más que uno en Auradon.

Carlos frunció el ceño confundido.

— Ben será el rey. — Exclamó ya no muy convencido haciendo que Chad rueda los ojos.

— Ay niño... — bufo mientras que Carlos lo miró mal, estaba harto de que lo llamaran "niño" — A la mayoría de edad Bianca heredará el trono de Charmington. — explicó como si fuera lo más obvio del mundo, pues en su mente creí que Carlos solo fingía desconocer dicha información — Estados Unidos de Auradon está dividido en varios reinos. Ahora estamos en la capital pero el castillo principal de Blanca Nieves está allá en Charmington, el hogar de Bianca.

El bicolor abrió los ojos asombrado por dicha información.

— No tenía idea... — susurró anonadado.

— Si, como no. — Lo miró despectivo para después comenzar a alejarse.


— Descubriré lo que hiciste. — Amenazo antes de dejarlo completamente solo a lo cual Carlos suspiró entre molesto y nervioso.

Había que cambiar de técnica.












( 👑 )









Retocaba su labial en el espejo del baño mientras recordaba de forma soñadora su cita con su príncipe azul hace dos días. Si seguía así terminaría completamente enamorada.

No fue hasta que una pelinegra de cabello largo y rizado con mirada presumida entró en el baño sacándola de sus pensamientos.

Le sonrió cortésmente a Jane, pensó que le quedaba bien el nuevo arreglo que le hizo Mal en su cabello. Pero la descendiente del hada azul solamente la miró seria extrañando a Evie.

— Vaya vaya... — se acercó a ella con rostro frívolo — Pero miren quien esta aquí, la nueva perrita de Nicholas.

La peliazul abrió sus ojos y boca sorprendida e indignada dejando caer su labial al lavabo. Después apretó sus dientes y se acercó intimidantemente hacia la más baja.

— Cállate, tu no sabes nada. — Dijo aún sin perder la compostura, no quería iniciar una pelea, ella no era así.

— Como digas. — soltó una risa completamente falsa — No te hagas la mosca muerta, todos en Auradon saben lo que es salir con él. — Torció sus labios dándole una mirada de envidia — De seguro aflojaste en la primera cita.

Soltó una carcajada burlándose de la más alta mientras que a Evie se le formó un pequeño nudo en su garganta, no tenía idea de cómo defenderse, odiaba tener que ser tan dependiente de Mal para ese tipo de situaciones, cualquier persona que se metiera con ella en la isla mínimo salía con un diente menos gracias a la peli morada, pero ahora no estaba cerca.

— Y-Yo- — Intentó hablar pero prefirió ahogar el sollozo que amenazaba con salir.

¿Por que tenía que ser tan sensible?

¿Y si ya todos en Auradon tenían esa imagen de ella? ¿De chica fácil? ¿La respetarían menos de lo que ya hacen?

De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar un gran portazo en la entrada del baño.

Bianca miraba a Jane como si se la quisiera comer viva, había escuchado todo y estaba realmente furiosa, echaba chispas de rabia. Su rostro se mantuvo serio pero si las miradas mataran la pelinegra en ese momento no sería más que polvo.

La cara presumida de Jane se convirtió en una asustadiza en menos de un segundo. Parecía que tenía a el mismísimo diablo frente a ella, y no es como que hubiera mucha diferencia.

— Tu vida sexual no te define como persona. — comenzó llenando de suspenso el hambriento tenso mientras se acercaba a Jane la cual quiso mantener una postura firme pero le resultó casi imposible ante la intimidante mirada de Bianca — Así hubieras estado con más de diez hombres eso aún no es razón suficiente para llamarte zorra. — Se colocó frente a ella y tomó a Evie de la mano apoyándola pero aún sin verla, quería que Jane recordara bien su rostro y sus palabras — Así que, Jane, te reto a llamar a esta hermosa chica o alguna otra que haya salido con mi hermano "perra" Una. Vez. Mas.


Jane trago saliva nerviosa sin decir nada, no tenía nada con que defenderse aunque sabía que si lo hacía Bianca atacaría aún con más fuerza.

— ¿Ya no dirás nada? — curveó la equina de sus rojos labios cruzándose de brazos esperando una respuesta que jamás llegaría — Eso pensé.

Jalo a Evie del brazo para salir del baño finalmente tomando dirección a la cafetería. Evie estaba asombrada, no sabía que decir, quedó totalmente muda.

— Wow yo... — suspiró impactada — Muchas gracias.

Bianca giró a verla sería, no estaba satisfecha, aún quería mas.

— Voy a matarla. — La peliazul abrió los ojos asustada y trató de seguirle más rápido el paso molesto de la princesa.

— No creo que haga falta, estoy bien, de verdad. — Intentó convencerla pero ya nada le sacaría esa idea de la cabeza.

— Pagará por eso. — sentenció — Y será mejor que estes dispuesta a pasarte al lado oscuro.

Bianca terminó por suspirar feliz, se sentía tan jodidamente bien estar nuevamente de vuelta.

No sabía que era lo que pasaba exactamente pero desde que estuvo con Héctor en el baño ya no tenía tanto humor ni ganas para ser tan linda todo el tiempo, bueno, nunca las tuvo, pero esa fuerza extraña que la obligaba a estar siempre sonriente y perfecta se debilitaba poco a poco regresando a la antigua Bianca.

Aunque aún seguía teniendo momentos de debilidad donde aquella personalidad robótica y siempre contenta regresaba ella ni cuenta se daba, era como si se apagara y volviera.

Nadie reparó en ello pero el semidiós había logrado un corto circuito en el poderoso hechizo.

Evie la miró dudosa, no estaba segura de quererse vengar de Jane pero Bianca parecía muy convencida y dispuesta, no tenía idea de lo que su oscura mente planeaba.

— Y que no te afecte lo que diga, — la señalo con advertencia — son solamente celos, mi hermano nunca la volteo a ver siquiera.

Roto los ojos cansada y por fin el par llego a la cafetería. Escogieron una mesa y se sentaron para hablar, últimamente Bianca había estado en su mundo y al decir que casi no convivía con nadie ma que Carlos era en serio, no había visto a Evie en días.

— No me afectó. — Mintió abrazándose a su misma y la pelinegra la miró con una ceja alzada sin creerle. — Igualmente, yo quería saber algo... — se inclino hacia ella sobre la mesa cambiando de tema, no quería dejar a la luz sus inseguridades frente alguien tan estable como Bianca. La anterior nombrada levantó sus cejas incitándola a formular su duda — ¿Cómo es que terminaste estando con Carlos? — pregunto con el ceño fruncido realmente fuera de si.

Un día antes de que se les viera juntos le contó sobre el tal Héctor, y parecía estar muy enamorada y emocionada con ese chico, no entendía como es que de repente estaba tan enamorada de Carlos cuando apenas si habían compartido palabras en el pasado. Y dudaba mucho de que su amigo hubiera logrado acercarse a ella de esa forma, era muy tímido.

— Solo pasó, — soltó una pequeña risa feliz — un día solamente lo vi y... me ofreció una galleta, — Evie se irguió inmediatamente, no podía creer que Carlos fue capaz de hacer algo así — me pareció tan lindo y pum en un segundo estaba enamorada de él ¿no es lindo? — recargó su barbilla en su palma mirando a la nada con ilusión extrañando a la peliazul.

— Si... demasiado... — Exclamó apretando los dientes molesta, tenía que resolver esto con Carlos lo antes posible.

Bianca la había tratado y aceptado tan bien, siempre fue muy amable con ella a pesar de sus árboles genealógicos. No dejaría que se aprovechara de ella así.

— Y... — carraspeo adoptando otra postura — ¿Tu, cómo es que sales con mi hermano? — preguntó con curiosidad.

No le molestaba, pero si la sorprendió mucho cuando escucho a Jane decírselo en el baño. Eran las últimas personas que se le venían a la mente para una relación, de verdad. Ya no tenía idea de lo que ocurría en Auradon.

— Pues... yo no diría salir exactamente...





FLASHBACK


— Por favor Mal, ayúdame con esto. — Rogó por milésima vez.

— Ya te dije que no estoy de humor para hacer hechizos, Evie. — bufo la peli morada, acababa de regresar de hornear las galletas que le daría a Ben al día siguiente y se alejaría de Jelsen, estaba deshecha— Y si nos atrapan esteremos fritas.

— Mal, — se colocó frente a ella tomándola de los hombros — lo necesitó, por favor. — la miró suplicante haciendo que su acompañante terminara por rodar los ojos a lo cual Evie dio un salto emocionada.

Espejito espejito que tú imperio difiera al monumental y que tú símbolo refleje lo que deseo . — recito aburrida mientras que el pequeño espejo con el que Evie salió de isla soltara chispas hasta que la imagen de una mujer apareció en el espejo del tocador de la habitación.

Evie se acercó sin poder creerlo a este mirando a la persona con felicidad.

— Lo lograron. — habló el reflejo mirándolas orgullosa — Gracias, Mal. — La nombrada sonrió cortamente y salió de la vista de la Reina Malvada.

— Evie, cariño ¿a qué se debe tu llamada?

— Tengo una cita con un príncipe apuesto, mamá. — relató orgullosa haciendo que su madre extendiera su sonrisa.

— ¿Tendrá espejos en su castillo? — Evie sonrió burlona, seria raro que no fuera así siendo hijo de Blanca Nieves.

— Lo más probable.

— El hechizo no dura mucho. — recordó Mal detrás del espejo — No te alargues.

La peliazul asintió decepcionada pero su madre pronto volvió a llamar su atención.

— Entonces, Evie — comenzó — cuéntame de ese chico.



(...)



Sonrió entusiasta y nerviosa esperando a Nicholas, no paraba de dar vueltas a través del dormitorio cansando a su compañera la cual estaba recostada en su cama leyendo.

— Vomitaré si sigues así.

— Tienes razón, lo siento. — Exclamó sin prestarle mucha atención a lo cual la oelimkrada frunció el ceño.

— ¿Por que estas tan nerviosa por ese tonto? — se recargo sobre sus codos.

— No estoy nerviosa. — Respondió evidentemente nerviosa.

— Claro. — La hechicera fue interrumpida por el sonido de alguien tocando la puerta.

— ¡Ah! — soltó un pequeño grito casi inaudible — Ya llego.

— Suerte, supongo. — Regresó a su lectura mientras que Evie se encargó de abrirle la puerta a Nicholas el cual lucia igual de ansioso que ella, eso la calmó un poco.

— Hola. — Saludo ella con una pequeña sonrisa mientras que él pelinegro parecía ido, no dejaba de mirarla y eso provocaba un gran sonrojo.

No fue hasta que el chico carraspeo saliendo de su propio trance que le extendió su brazo para que la peliazul lo enrollara con el de él.

— ¿Nos vamos bella dama?




(...)



Nicholas había decidido hacer algo más especial que en sus otras citas. Por lo general siempre llevaba chicas al cine o a restaurantes, nada muy relevante. En esta ocasión quiso compartirle uno de sus lugares favoritos en Auradon.

Se trataba nada más y nada menos que un gran parque llamado "Storybrooke" donde su mayor atractivo era un gran libro que contenía todas las historias de cuentos de hadas escritas por un hombre misterioso.

A evie le sirvió mucho la platica con su madre, la ayudo a escoger su vestido además de darle pequeños consejos, ganó un poco de confianza con ello. Incluso mientras se maquillaba le contó un poco sobre Nicholas, claro que sin revelarle de quién era hijo en realidad.

El pelinegro llevo de la mano a la villana hasta un punto específico, un árbol de manzanos y debajo de este había un hermoso picnic con comida italiana donde resaltaba un gran plato de pasta.

— Te quedó muy hermoso. — exclamó sorprendida.

Su corazón latió con frenesí al pensar que fue capaz de todo eso por ella. Sonrió tiernamente.

— Si... — respondió nervioso. Si tan solo supiera que le pago a Doug para que lo organizara. — Después de ti. — ella asintió agradecida y tomó asiento sobre la manta de cuadros rojos y blancos.

Comenzaron con pequeños aperitivos mientras los temas de conversación salían sin problema, comenzaron con cosas principales como películas favoritas, dulces, música. Hasta que llegaron al plato fuerte, el spaguetti el cual compartieron mientras intercambiaban historias graciosas uno del otro.

Evie le contaba entre risas como hace pocos días Mal había hechizado una silla por error haciendo que esta cobró vida y ambas tuvieron que escuchar sus quejas sobre cómo odiaba que se sentaran en él. Era tétrico pero a su vez divertido. Incluso el amigo de Mal tuvo que ir hasta su dormitorio para desencantar la silla ya que Mal no supo como regresarla a normalidad.

Por las risas ni siquiera se dieron cuenta de ambos habían tomado el mismo fideo de cada extremo y que cada vez se acercaban más hasta que sus frentes chocaron terminando en contacto visual.

Nicholas quedó embobado con la belleza de Evie, era demasiado bueno para ser real. No era por menospreciar a sus anteriores conquistas pero podía asegurar que Evie era la chica más linda que había puesto sus ojos en él, se sentía apagado por ello.

La peliazul en cambio se imaginaba un cuento de hadas a su alrededor. No podía creer que después de años de ver al apuesto príncipe por televisión ahora estuviera frente a él en una cita, parecía un sueño que se fijara en ella.

El de lunares sin perder el tiempo acercó sus labios hacia los de Evie queriendo robarle un beso pero cuando estos se rozaron ella se apartó inmediatamente dejándolo confundido.

La peli azul no dijo nada, solo se removió incómoda en su lugar y tomó una fresa con chocolate fingiendo que no había ocurrido nada girando la vista hacia otro lado. Nicholas en cambio retrocedió decepcionado y después de suspirar hizo lo mismo que ella. No entendió que ocurrió.

Evie por otro lado se regañaba mentalmente por no aceptarle el beso pero otra parte de si misma le decía que había hecho lo correcto. Tina la puso al tanto de la reputación del chico y sabía que era un mujeriego, se juró a sí misma que ella no sería otra del montón y si quería algo con ella sería bien y también le costaría, no se pondría en charola de plata para él por más que quisiera.




(...)



Una hora más tarde Nicholas volvió a dejarla en su dormitorio. Se despidieron normal aunque ella esperaba algo más, quizá una invitación para repetir la ocasión, lo miró por largos segundos esperanzas a pero nada salió de su boca.

Suspiro decepcionada, tal vez lo príncipes no son tan encantadores como en la tv.

Se dio cuenta que Mal no estaba en la habitación pero ni siquiera se preguntó dónde estaría, tenía un embrollo total en la cabeza.

Fue a su tocador y tomó su pequeño espejo de mano para recitar las míticas palabras.

— Espejito espejito muéstrame a Nicholas White.

La imagen del pelinegro apareció en el espejo haciéndola soltar un suspiro. Ahora ni siquiera el cielo podrá ayudarla, acabaría con ella lentamente.

Él, tan apuesto y encantador... Es tan malo pero es tan bueno haciendo lo suyo. No quería que fuera el final cuando apenas era el comienzo.

Siguió mirándolo mientras recargaba su mentón en la palma de su mano. Cerró los ojos pensativa, estaba tan confundida sobre lo que tenía que hacer. Se levantó y miró el atardecer a través de la ventana.



* PONGAN PLAY A LA MÚSICA *


— I can feel you, entangling me — dejó caer su cabeza hacia atrás abrazándose a su misma — All your friends are, trying to warn me.

Camino nuevamente hacia el espejo y lo observó molesta y triste — You hit me with that
one line. I know that you said it about a hundred times. — rodó los ojos dejándose caer en la cama cerrando los ojos frustrada.

— You got me all wrong... — volvió a levantarse sintiendo un poco de amor propio — Don't you know who you're talking to? — ella no era cualquiera pero nuevamente ese sentimiento de incertidumbre la invadió.

— You got me all wrong
I heard about you, and what you do.


« eres un mujeriego » pensó


— Don't you know the rumors?
They talk about, talk about you boy — cantó recordando a la perfección todas las advertencias de Tina... y Hector. — They say that you're never gonna treat me right
I know that your forever's only one night
One night... — suspiro triste por décima vez en el día. — Don't you know the rumors?
They talk about, talk about me too boy
I know that your intentions are as bad not like mines — cerró sus ojos tocando su corazón dolido — I'm not going pretend forever's only one night... One night.

Volvió a sentarse en la cama pensativa, tal vez los papeles podían cambiar. Pero dudaba en hacerlo.
So I hit you with that one line
Tonight you met your match
I hope you realize that. — se levantó con más fuerza que antes, tenían tanta química y muchas cosas en común, deseaba que lo notara lo antes posible.

— You got me all wrong
Now you know who you're talking to? — sonrió un poco para sus adentros.

— You got me all wrong
I heard about you and what you do. — abrió la ventana y recargó sus codos sobre el marco mirando a la nada — Don't you know the rumors?

— They talk about, talk about you boy
They say that you're never gonna treat me right — ¿Y si era cierto? ¿Mejor apagaba sus esperanzas? — I know that your forever's only one night... One night

— Don't you know the rumors?
They talk about, talk about me too boy
I know that your intentions are as bad as mine. — Su madre quería un príncipe para su niña por conveniencia, pero nunca lo vio así.
— So let's pretend forever's only one night
One night...

Terminó por aceptarlo tristemente, su "para siempre" pudo ser solo esta noche.






FIN DEL FLASHBACK



— Es un idiota. — concluyó su propia melliza.

— No es así. — Evie intento defenderlo pero la mirada de Bianca la hizo suspirar derrotada — A veces se gana y a veces se pierde.

Ninguna de dio cuenta de la morena que se aproximaba a ellas con malas intenciones hasta que estuvo frente a ellas.

— Oye Bianca, — Cala llamó su atención haciendo que ambas chicas giran a su dirección y antes de reaccionar la de piel roja tiró un batido de fresa sobre la pelinegra dejando atónitos a todos en la cafetería por su audacia.


— Antes no tuve los ovarios para ponerte en tu lugar pero ahora si.

Sin más, huyó del lugar como toda una cobarde después de hacer su fechoría.











Mil perdones por la demora:(( las actualizaciones siguen siendo igual los miércoles.

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