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CAPÍTULO ONCE
DESCENDANTS ON AURADON
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     VIERNES POR LA mañana, sería el primer día no oficial de los villanos en Auradon prep.

Era como una probada de lo que sería su nueva vida comenzando el lunes. Aquel día les darían un recorrido, sus horarios y clases a cada uno, solo para que se acostumbraran y descubrieran gente nueva.

Aunque ese sería el propósito de la fiesta de esa noche, pero claro que no todos sabían de ella. Solo habían invitado a los populares además de que aquella reunión era más para divertirse ellos mismos aunque la llegada de los villanos si tuviera que ver en parte también fue excusa.

Justo en ese momento por sus puertas pasaban los cuatro multicolores y en la entrada principal al centro estaban Ben, Audrey y Bianca al parecer esperándolos con una sonrisa (un tanto forzada por la rubia).

— Bienvenidos a la preparatoria de Auradon — bramó el próximo rey con entusiasmo — ¿Comenzamos?

Los miró ansioso y los cuatro chicos se miraron entre ellos. Si no querían que nadie sospechara del plan tendrían que fingir.

Mal sonrió falsamente y dijo con un tono exageradamente chillón.

— No podemos esperar.

(👑)

Mal veía todo desinteresada, Evie no podía evitar no emocionarse con cada paso que daban, Jay miraba atento todo buscando algo de valor y Carlos... el no dejaba de ver a Bianca, incluso de un momento a otro se las ingenió para quedar enfrente junto a ella mientras fingía que le ponía atención cuando en realidad solo admiraba su belleza.

Cuando el recorrido terminó y les habían dado sus horarios respectivos Carlos se extrañó ya que el no tenía una hora de clase como sus amigos un día a la semana. Imagino que fue un error.

— Creo que mi horario está mal — Lo señaló confundido.

— Déjame ver — dijo Ben confundido. El personalmente había acomodado los horarios para que no tuvieran ningún inconveniente. Incluso hablo con sus amigos y colocó a los villanos en sus mismas clases para que estos los ayudaran a acoplarse, ninguno se opuso. Aunque la mayoría  aceptó de mala gana los que seguían negándose eran Chad y Audrey — Mmm no veo ningún error Carlos.

— ¿Entonces por qué no tengo una hora en la semana? — señaló los espacios en blanco con el ceño fruncido.

Ben comprendió enseguida, Bianca aún no le había dicho la noticia al peliblanco.

— Bianca... — La nombrada se dio una cachetada mental, si no hubiera estado tanto tiempo con Evie no habría olvidado decirle a Carlos sobre las visitas obligatorias al psicólogo.

— Yo hablo con el, tu lleva a los demás a sus clases, me haré cargo — Hablo entre susurros y Ben solo asintió.

— Síganme — llamó a los demás hijos de villanos.

Caminaron por el pasillo de lado contrario y Mal un poco preocupada por su amigo pregunto.

— ¿Adónde llevan a Carlos? — Se acercó al castaño de pelo corto.

— El tendrá... clases particulares por así decirlo — sonrió un poco nervioso por la cercanía de la pelimorada — Al igual que tú Mal — ella abrió los ojos de más y frunció el ceño haciendo reír a Ben y que Audrey los mirara molesta.

— Pero no se preocupen, al final del día podrán reunirse en la clase de bondad — Los calmo.

— Imagino — sonrió burlona — nueva clase.

Ben asintió un poco burlesco también.

Del otro lado del pasillo continuaban Carlos y Bianca. El un tanto confundido mientras que ella buscaba las palabras correctas para darle la noticia de sus "clases".

— Carlos — Lo nombró con una sonrisa la pelinegra — Tu ven conmigo.

El chico sintió sus piernas temblar, tanto de nervios como de emoción. Estaría a solas con ella, era una oportunidad para conocerla y tal vez invitarla a salir o al menos entablar una conversación para que después pueda acercarse con menos vergüenza.

— Como verás Carlos aquí en Auradon la mayoría no estuvo de acuerdo con su llegada pero... — el quiso rodar los ojos, sabía que vendría un sermón antes de darle la verdadera noticia.

No era secreto que la mayoría no los quería ahí, muchos ni se molestaban en ocultar su desagrado, pero ni el ni sus amigos les prestaron atención.

Solo estaban ahí para completar el plan de Maléfica.

Ante lo dicho el no estaba cien por ciento seguro de querer hacerlo. Ejecutar dicho plan significaba decirle adios a la chica de sus sueños. La cual ya parecía terminar con el discurso sobre que no debería importarle lo que los demás digan.

Quería callarla con un beso.

La chica toco el verdadero tema importante y el centro toda su atención en ella.

— Ben y el hada madrina creen que deberías visitar al orientador de Auradon...

Carlos frunció el ceño.

— El psicólogo... ¿por qué?

— Bueno... — dijo nerviosa, algo muy raro en ella, por alguna razón quería ser lo más cuidadosa posible, no le agradaba la idea de herir los sentimientos del menor — Tú madre pues... ella tuvo problemas, lo sabes, y ellos quieren evitar que te ocurra lo mismo... — habló lentamente esperando la reacción del chico.

El solo miraba el suelo procesando todo. No entendió porque disfrazó tanto sus palabras, era claro lo que quería decir, no querían que se volviera loco como su madre.

— Es una tontería lo sé pero solo debes presentarte para que no estén sobre ti... ¿podrías? — lo miró suplicante y el siguió serio, no estaba molesto con ella, era más bien la situación — Yo estaré al pendiente de todo, te lo prometo — Levanto su meñique en señal de promesa mientras le dedico una sonrisa tierna.

Así fue como finalmente el chico sonrió un poco y levantó su meñique también y lo entrelazó con el de la chica.

Ambos sintieron una corriente eléctrica por sus cuerpos pero no se alejaron en cambio solo miraron sus ojos intensamente.

Hasta que escucharon un ruido lejano y rompieron el contacto visual.

— Em — retrocedió unos pasos la chica — Ven, te mostrare donde veras a Pepe el grillo para que no te pierdas — exclamó un poco sonrojada.

El asintió un poco avergonzado también. Comenzaron a caminar en silencio por el pasillo hasta que el decidió romperlo.

— No esperes que le cuente mis problemas a un grillo — bromeó.

— Uno: gracias al hada azul ya no es un grillo — contó con sus dedos — Y dos: ya te quiero ver diciéndole "todo comenzó cuando nací..." — ambos rieron por la broma de la chica y ella le dio un amistoso golpe en el hombro.

El resto del camino siguieron hablando de cosas triviales hasta que llegaron al consultorio del hombre pelirrojo.

— Bueno, hasta aquí llegue yo... — sonrió — Y si necesitas algo puedes llamarme. — comenzó a alejarse mientras se despedía con la mano del chico el cual solo atinó a asentir tontamente.

Estaba tan loco por ella...

Ya cuando la perdió de vista fue cuando se dio cuenta de algo importante: Sus sesiones con Pepe eran hasta después del receso.

Y oh vaya segunda sorpresa, no tenía el número de Bianca.

Suspiro rendido y no le quedó otra opción más que sentarse a esperar hasta que otro estudiante o maestro apareciera y pedirle indicaciones; al parecer el ex grillo tampoco se encontraba en la habitación continua.

Estuvo sentado al rededor de diez minutos hasta que llegó un chico castaño demasiado alto que vestía un traje negro con detalles dorados. Se sentó junto a él y comenzó a leer un libro, imagino que el también esperaría al "consejero" aunque lucia bastante mayor para ser estudiante.

Carlos lo miró de solsayo apenado. Pensándolo bien si le daba un poco de pena preguntar a alguien que no fuera Bianca o Ben. Además no estaba seguro de cómo lo fuera a tratar; su pinta tampoco era la mejor que digamos.

— Ya suéltalo — dijo el extraño sin mirarlo.

El menor carraspeó.

— Emm, yo quería saber dónde estaba el salón de biología... por favor — El no usaba muy a menudo dicha frase pero en Auradon las cosas eran muy diferentes.

— Ala este, primer pasillo que veas la segunda puerta a la derecha. — Siguió sin mirarlo.

— A-ah gracias — Carlos tomo con fuerza la correa de su mochila y se puso de pie pero el llamado del castaño lo detuvo.

— Hijo de Cruela de Vil, ¿cierto? — Cerró su libro y lo miró con curiosidad.

Tenía un tono raro de voz. Era seria, elegante y fría pero con un toque sarcástico y ¿francés?

— Mi reputación me presenta. — El peliblanco levantó los brazos haciendo una sarcástica presentación.

Estaba un poco cansado de oír lo mismo. Al menos seis personas le dijeron lo mismo en lo que llevaba su estadía ahí.

— Nah, yo diría más bien los colores que usas. — Lo señaló completamente — ¿Por que estas aquí?

La verdadera pregunta es ¿por qué Carlos le seguía hablando?

Volvió a sentarse en el lugar de antes.

— Es una orden real, temen que me vuelva loco como mi madre. — dijo desanimado.

— Mmm comprendo, — se cruza de brazos — te traen aquí y al sombrerero loco lo dejan tener su propia cafetería. — rodó los ojos.

Carlos asintió dándole la razón. Evie le había contado su aventura con Bianca y claro que no dejó pasar el detalle de la cafetería del loco y la liebre.

Sacudió la cabeza confundido, ¿cómo terminó hablando con un extraño de sus problemas?

— ¿Tu quién eres? — preguntó un poco brusco mientras giro en su lugar y lo miró interrogante.

El mayor sonrío divertido y después de un largo suspiro extendió su mano en forma de saludo.

— Brutus, hijo bastardo del rey bestia mucho gusto — Dijo serio. Como si lo que acabara de decir fuera lo más normal del mundo.

El otro presente abrió los ojos como platos y pudo jurar que hasta los colores de su ropa desaparecieron.

— ¿Q-qué? ¿C-Cómo..?

— Luces pálido amigo — exclamó con burla — No te preocupes te guió a tu salón.

Se levantó galante de su asiento y se encaminó a la salida. Al ver que el chico no lo seguía giro a verlo impaciente.

— ¿Vas a venir o no?

Carlos sin pensarlo mucho Tomó nuevamente sus cosas y fue detrás del mayor.

En el camino Brutus intento hacerle platica pero Carlos aun asombrado por lo antes dicho solo alcanzaba a dar respuestas cortantes. No es como si al más alto le importara, solo se encogía de hombros sin importancia.

Hasta que llegan a un salón y cuando se adentraron el menor miró todos lados confundido. Estaba vacío.

— ¿Qué hacemos...

— Olvide algo aquí, queda de pasada — Respondió con voz fría de forma muy natural.

El multicolor trago duro y asintió aunque el otro no lo vio.

Todo se le hizo tan raro pero no podía rechazar la ayuda, técnicamente estaba en su territorio.

Observó un poco el aula donde estaban. Era como una oficina. Las paredes eran amarillo opaco y lo demás era de madera. Estaba lindo.

Siguió paseándose con la vista hasta que vio algo horroroso.

Un terrible cuadro de pintura salpicada donde los colores que más resaltaban era el morado, azul y verde. Hizo una mueca de desagrado. Aquello arruinaba completamente el estilo y todo en general, solo a un tonto se le ocurriría poner dicha monstruosidad en tal lado.

No lo parecía pero el chico era muy quisquilloso con ciertas cosas, como que los colores combinen, o que tipo de ropa usar con que o para que situaciones. Criticaba a mucha gente en la isla por eso y creyó que eso pararía en Auradon, pero ya vio que no importa de dónde seas siempre habrá alguien con mal gusto.

Suena extraño realmente, no era de sus prioridades la moda pero si algo que su madre le inculcó desde pequeño, por el mínimo error se volvía un poco... loco.

Hasta le enseño muchas cosas a Evie sobre costura y le dio muchos consejos de moda.

Antes de que empeorara la mentalidad de Cruela aún siendo villana y todo sus atuendos eran aclamados y como no si eran obras maestras. Podrá estar loca pero era un artista de la moda.

Cuando Brutus terminó de revisar su pendiente giro la vista hacia el villano y observó que veía muy mal — hasta con asco podría decir— el cuadro que se encontraba en el centro de su oficina.

— ¿Sucede algo niño? — preguntó serio.

— No, nada. — respondió de igual manera.

— Dilo — presionó.

Carlos suspiro.

— Bueno si quieres mi opinión esos colores no combinan para nada — señaló el cuadro — y el que los hayas puesto en el centro empeora la apariencia de todo el cuarto, te recomendaría usar un azul cielo y un verde limón. — dijo muy a su parecer su humilde opinión.

Sonrió satisfecho.

En la isla no podía hacer ese tipo de comentarios, de por si Evie estaba asombrada con dicho "don" sabía que los demás lo molestarían y prefirió callarse.

El descendiente no deseado del rey bestia rio burlón.

— Claro, tú madre es diseñadora, — dijo obvio — de seguro eres afeminado.

— ¡¿Qué?! — Se molestó. Por esas razones mejor no habría la boca, por un momento pensó que en Auradon serían diferentes pero es exactamente lo mismo. — ¡No! Simplemente se algunas cosas básicas como para saber que colores combinan y cuales no. — Mintió, claro que sabía muchas más cosas, pero no lo dejaría ver.

Se cruzó de brazos y rodó los ojos indignado.

— Mmmh — dijo el otro sin creerle.

— Me gusta una chica — exclamó rápido en un intento desesperado.

— ¿De la isla? — Carlos negó —  ¿Tan rápido? Vaya y ¿quién es?

El peliblanco dudó en su decirle o no al chico de su enamoramiento, al fin de cuantas la única que sabía sobre ello era Evie. ¿Y si el conocía a Bianca y le decía? Mm era poco probable tomando en cuenta su edad y actitud. No veía a personas como Bianca juntándose con personas como el, era un idiota en todos los sentidos.

Pero que más da, el se abrió con el y no tenía idea de porque haría lo mismo. Por alguna extraña razón aunque no le cayera bien le daba ese aire de confianza. ¿Qué si era estúpido? Un poco, si.

— Bianca Snow... — dijo bajo.

El mayor soltó una carcajada aún mas fuerte.

— Si que estas jodido. — hablo burlesco — Y si me lo preguntas a mi, no entiendo la obsesión de Auradon por ella, su hermano es más atractivo. — Se encogió de hombros y se dispuso a quitar el horrible cuadro que su "padre" le había dado por su décimo octavo cumpleaños.

— ¿Qué dices? — habló indignado nuevamente — Ella es her-  — se quedó callado cuando noto algo importante en el anterior comentario del castaño — ¿Acaso tú eres...?

— ¿Gay? Si que eres lento niño, — rodó los ojos — ¿Algún problema con eso?

— No, no. — dijo rápido — Yo respeto y eso... Pero wow no creí que...

— No la hagas de emoción, siglo XXI actualízate. — Lo cortó de forma grosera.

Suena increíble pero Carlos ya hasta se había acostumbrado.

— ¿Por eso ibas al psicólogo? — preguntó.

— ¿Qué? — Brutus ahora era el indignado. — No, que estupidez. Yo soy demasiado feliz siendo lo que soy.

«No parece Don amargado» pensó Carlos.

— Voy por todos los traumas que causó mi padre en mi infancia. — Lo miró mal — El no es un héroe como todos lo ven. — susurro abatido lo último.

Carlos sintió por primera vez empatía por alguien. Ambos sabían lo que era tener padres terribles y al parecer cosas en común aunque no se soportarán.

— ¿En Auradon saben que tú..? — Lo señaló dando a entender su pregunta.

— Yo lo digo y demuestro abiertamente, no soy un cobardemente como varios... — dijo con desagrado como si se refiriera a alguien en especial.

— Entonces no eres el único.

— Lo dices como si fuéramos una raza y por supuesto que no soy el único. — Bramó con su tono de superioridad de siempre.

Por Ades a ese chico le molestaba todo.

— Hay más personas volteadas en Auradon de lo que crees, pero ninguno dice nada por miedo o que se yo. Soy el único valiente que lo ha aceptado.

— ¿En Auradon también saben que tú eres el hijo del rey? — Carlos no podía detenerse con sus preguntas.

Dejo de importarle si estas serian incómodas o imprudentes. Solo quería saber más de la dura vida del chico.

— Muchos ni se toman la molestia,— hablo fastidiado—  la mayoría sabe lo que mi padre quiere que sepan, que soy hijo de la servidumbre. Por eso a todos les molesta que me sienta mucho, no lo soportan, en su mundo de fantasía solo los de la realeza o personajes principales pueden ser lo mejor y nosotros seguir a sus órdenes. Pero yo no pienso igual. Me he esforzado por hacerme un lugar entre todos ellos sin que mis papis me representen, por eso me odian. — Finalizó con un levantamiento de hombros y sin mirar al chico, ya que buscaba la medida correcta para un nuevo cuadro, el también era perfeccionista, solo buscaba una excusa para deshacerse de esa horrible obra.

— Bueno... tal vez tú actitud no es la mejor tampoco — Señaló lo obvio.

— ¿Crees que con una actitud benevolente saldría adelante? — el peliblanco se queda callado — Eso creí.

Quedaron en silencio unos segundos. Carlos estaba asombrado por dicha información. Sintió bien cuando alguien más que no fuera Evie confiara en el para sus secretos.

— ¿Y por qué me lo cuentas a mi? — preguntó curioso.

— Tienes cara de dar mejores consejos que un psicólogo. — rodó los ojos el bicolor — Digo, ¿quién mas puede saber de malos padres? — preguntó retóricamente — Además si llegas a abrir la boca no te creerían. ¿Alguna otra duda ?




(👑)

Evie fue la siguiente en ser dejada en su respectivo salón. Su clase era química.

Estaba un poco nerviosa, en la isla no tenían ese tipo de enseñanzas, todo más bien eran tips para ser más malo. Entonces cuando puso un pie dentro del salón se propuso a si misma cambiar en su modo educativo. Tenía muchas ganas de aprender nuevas cosas.

— Oh tu debes ser la nueva... — El maestro saludó con una sonrisa a Ben desde dentro del salón. El castaño se despidió con la mano y se dispuso a llevar a la pelimorada y castaño de pelo largo a sus clases.

— Evie — aclaró ella.

— Si, claro. — Le sonrió secamente.

La peliazul se sintió un poco mal pero alejo esos sentimientos inmediatamente, estaba ahí por una razón, una nueva oportunidad y se dedicaría a que las personas cambiaran su impresión de ella. Ella no era mala, no tenían que tratarla como un criminal.

— Bueno clase, como sabrán por la primera proclamación de nuestro próximo rey varios alumnos de intercambio se integrarán a nuestras clases. — dijo serio — Por lo que les pido que sean amables. Ella es Evie... hija de la reina malvada.

Ella frunció el ceño un poco molesta, aquella presentación era completamente innecesaria. Le caía mal al profesor, era un hecho.

Su molestia se vio interrumpida por un estruendo al fondo del salón. Todos giraron a verlo.


Nicholas había escupido de la sorpresa su agua, inmediatamente tapó su boca avergonzado aun viendo expectante a la pelinegra.

Evie lo miró de igual manera. Sabía quién era. Nicholas el hijo de Blanca Nieves, hermano de Bianca.

Lo había olvidado por completo, era mucho más guapo en persona. Solo esperaba que fuera igual de encantador como las revistas lo describían.

— ¿Algo que compartir con la clase Snow? — se bajo los lentes el profesor.

— Nop, nada — Dijo con voz ahogada el pelinegro mientras volteaba a otro lado.

La chica a su lado lo vio molesta y le dio un golpe. Después levantó su mano con una sonrisa como si nada.

— Yo puedo ayudar a Evie a ponerse al corriente profesor. Siéntate conmigo — Le señaló a la peliazul el lugar vacío al otro lado de ella lejos del príncipe.

Evie sonrió contenta y fue inmediatamente a aquella dirección. Admiro encantada su alrededor y acomodó sus cosas lista para iniciar una nueva etapa de su vida.

— Pss — la llamo la chica que se ofreció a ayudarla — Bianca me contó sobre ti y me pidió que te cuidara en las clases que tuviéramos juntas — le sonrió amable e Evie respondió el gesto por igual — Por cierto, soy Mariela, me gusta tu cabello — le dio un cumplido mientras le extendía la mano.

La villana estaba muy contenta de la ayuda de su nueva amiga tanto de Bianca como de Mariela. Así que se relajó un poco y puso atención a la clase.

Mientras tanto Nicholas la veía de reojo con un solo pensamiento en su mente.

¿Era normal que la hija de la persona que intentó matar a su madre le resultara atractiva?


(👑)


— Bien Mal, esto es obligatorio para todas las personas que tengan magia. — Explico Ben mientras poco a poco se iban acercando a un salón — Para aprender hechizos y que sepas controlar tus poderes, ya sabes por lo mismo de que en la isla no hay magia de seguro no haz tenido oportunidad de usarlos.

Mal por primera vez desde que llegó a Auradon se sintió feliz.

Ben tenía razón, ella jamás pudo hacer uso de su magia que según su padre era muy poderosa por los genes de ella y su padre.

Lo único que ansiaba de salir de la isla era que por fin podría usarla libremente.

Planeaba practicar en ratos libres para que fuera más fácil la tarea de apoderarse de Auradon pero vaya el chico se la estaba dando en charola de plata.

Pero no podía dejarse al descubierto así que simplemente levantó los hombros y dijo.

— Como sea.

Cuando entro a la clase lo primero que vio fue a una exuberante mujer dando vueltas y sacando chispas de su... varita.

¿El hada madrina? Pensó en voz alta.

— No corazón, soy el hada azul. — Le dio un toque en su nariz — Bienvenida a la clase de magia.


— Ouu

— No te desanimes pequeña, la podrás ver en la clase de bondad al final del día.

Mal sonrió cortamente, sinceramente no creía que fuera a aguantar las clases de magia con el hada azul, era tan... buena.

Miró el resto de la clase, no había tantas personas, máximo eran unos diez.

— Ven sin miedo — La jalo al centro de la clase — Chicos, ella es Mal, se integrará a nosotros este semestre, sean buenos — Mal le sonrió falsamente — Porque no te sientas a lado de Jelsen. — señaló el único lugar vacío a lado de un chico rubio casi peliblanco con pinta de chico malo que miraba todo desinteresado.


Se sentó a lado de él y solo la saludo con un asentimiento de cabeza.

Ella se extrañó un poco, creyó que le tendría miedo y la vería raro pero parecía no importarle. Le molesto aquello, quería causarle temor a todos.

— Veré tu acta cariño para ver quienes son tus padres y ver qué puedo enseñarte — Le sonrió amable mientras que Mal también lo hizo pero de forma malvada.

El hada azul revisó unas hojas y después de leerlas rápidamente levantó la vista hacia la pelimorada y la miró asombrada.

Mal sonrió aún más.

Aquello no pasó por alto por Jelsen que analizó la situación con curiosidad. Por la cara del hada aquella chica debía ser... peligrosa.

— Hola — dijo por fin el chico.

—Hola — respondió la pelimorada seca.

— Debes ser alguien muy poderosa para poner así al hada azul y ve que sus padres son el hada madrina y Merlin. — dijo gracioso.

La chica lo miró asombrada por dicha información. Era todo un linaje de hechiceros, no era consiente de eso, tendría que investigar si su varita era igual de poderosa que la del hada madrina.

— ¿Quiénes son tus padres?

Le brillaron los ojos con malicia y se acercó a su oído para darle el nombre de sus progenitores. Aunque el abrió los ojos atónito siguió sin asustarse.

— Vaya... eres mucho más de lo que aparentas.

— ¿No me temes? — pregunto indignada, después de lo que le dijo imagino que saldría corriendo o como mínimo pediría que lo cambiaran de asiento, así era en la isla.

— ¿Debería? — preguntó retóricamente — Podrás ser más poderosa que yo, pero en magia yo estoy más avanzado. — mostró varias chispas azules que salieron de sus dedos mientras sonreía arrogante — Se nota que aún no haz explorado todos los dones que tienes.

Mal comenzó a enfurecerse, no tenía mucha paciencia y aquel chico la estaba colmando. Sin poder controlarlo sus ojos se comenzaron a volver verdes y miró amenazante al chico.

El rápidamente colocó su mano en el brazo de la chica y le congeló un pedazo quemándola.

— Auu — exclamó retrocediendo su brazo del tacto del rubio quitando inmediatamente el verde brillante de sus ojos — ¿Qué te pa-

— Dolor — la corto — Te ayuda a controlarte, es un truco para principiantes. — Se recargo en su asiento y fijó su vista al frente.

Mal miró molesta y adolorida su brazo, tendría que esperar a que el hielo se derritiera para poder poner una pomada.

— El hada azul te enseñara lo básico. Sabe de dónde vienes, no te dejará explorar tu poder por completo... Yo puedo ayudarte en eso.

La descendiente de Maléfica lo miró asombrada, ¿por qué lo haría?

— ¿Lo dices en serio?

— ¿Parece que estoy bromeando? — Ella rodó los ojos.

No tenía de otra, no sabía si era verdad o no pero era lo más seguro. Tendría a las personas mágicas en Auradon encima de ella para que no tratara de pasarse de lista, era un hecho innegable.

Y ante tal cosa muy a su pesar no se podía dar el lujo de rechazar ayuda.

Bufo

— De acuerdo — El sonrió socarrón.

Arranco un pedazo de hoja de su cuaderno y anoto su número para después extendérselo a la chica.

— Cuando tengas tiempo libre, llámame. — le guiñó el ojo.

Ella los rodó.

— Presumido — El rió. — ¿Quiénes son tus padres?

Pregunto curiosa por los orígenes de los poderes del chico.

— Elsa.

— ¿Y tu padre? — el negó dando a entender qué tal persona no existía.

Ella iba a hablar pero el imaginando que diría la corto inmediatamente.

— No es lo que crees, literalmente no tengo padre — Ella lo miró curiosa — Fui moldeado en hielo, mi madre me dio vida y heredé sus poderes. — Lanzó un copo de nieve al aire.

Mal le recordaba tanto a su madre. Cuando era niña no podía controlar sus poderes y era tan inexperta que ocasionó un desastre, no quería que ocurriera lo mismo en Auradon por culpa de Mal, lo mejor era enseñarla a controlarse y ayudarla a utilizarlos.

Su madre inició igual, con pequeñas cosas, como Olaf por ejemplo. Y después de años de práctica ahora el podía pasearse por el mundo como cualquier persona normal. Tan normal como sea poder sacar hielo de tus manos.

Mal estaba asombrada.

¿Qué otras sorpresas tendría Auradon?



(👑)



— Jay, por tu complexión física pensamos que te gustan los deportes, — Ya solo quedaban Ben y el descendiente de Jafar ya que Audrey tomó su propio camino hace unos cuantos salones — ¿Te parece si hoy en la tarde pasas a las pruebas de esgrima? — Puso una mano en su hombro — El lunes podrás hacer las de fútbol también si gustas.

— Si, el pelirrojo que fue ayer a nuestra habitación nos habló sobre eso, no estoy muy interesado realmente. — Levantó los hombros desinteresado.

— Pruébalo, te gustará — Lo ánimo el castaño claro.

Jay lo pensó un momento, seria una oportunidad para golpear y pelear con los principitos sin que lo castigaran o algo parecido.

Sonrió maligno.

Hasta que recordó algo que había dejado pasar.

— Carlos puede venir también, ¿verdad? — pregunto amenazante.

— Claro, hable con el entrenador y los esperará a ambos el lunes para hacerles pruebas.

Jay asintió algo inseguro, no mencionó nada del equipo de esgrima, total no creía que a Carlos le gustara mucho aquel deporte, el era más traga-libros y de cosas de tecnología.

Volvió a encogerse de hombros y asintió.

— ¡Muy bien! — Exclamó Ben feliz.


(👑)

Ya era el final del día y todos por fin se habían encontrado en la clase final: Bondad.

Algunos de ellos se habían visto a lo largo del día como Mal y Carlos que tenían Economía juntos e Evie y Jay que tuvieron Ciencias Sociales.

Aunque aún no sabían que otras clases también compartirían.

El hada madrina era una mujer elegante y hermosa para su edad. Hasta parecía de porcelana, su piel parecía brillar.

Mal jamás lo diría en voz alta, pero estaba encantada por cuanta magia parecía irradiar aquella mujer.

Ella daba su clase y cuando comenzó a explicar algo que parecía de daría para largo Evie aprovecho para preguntarles sobre su día a sus amigos.

— Pss — Llamó la atención de los cuatro — ¿Qué hicieron hoy chicos?

El trío pareció pensarlo un poco hasta que todos dijeron al mismo tiempo.

— En Auradon son raros — Concordaron.

— Hay un chico interesante en mi clase de magia... —comenzó Mal. —Es odioso y engreído, me dan ganas de golpearlo pero no de matarlo. Parece ser.... agradable. — Concluyó extrañada de si misma por aquella confesión.

Los chicos les pareció peculiar pero lo dejaron pasar, excepto Evie, por más extraño que pareciera era muy raro escuchar a Mal decir algo como eso. Le preguntaría después.

— Yo hice muchas amigas — hablo Jay coqueto mientras saca de su bolsillo muchos papelitos con números aparentemente de chicas.

Pero en el fondo no sentía satisfacción, todo el día estuvo en busca de la linda chica de ojos azules que lo hipnotizo el día de la alfombra amarilla por completo. No tuvo éxito.

— Yo hice un amigo... — Dijo Carlos — Creo. — Frunció el ceño — Es un completo idiota y parece que a nadie le cae bien, pero por alguna razón mañana lo volveré a ver.

Evie suspiro.

— Yo vi a un apuesto príncipe en mi clase de química — dijo soñadora a lo cual todos rodaron los ojos, típico de Evie.

No les extraño para nada, ya lo veían venir.

Sin comentar nada más siguieron poniéndole atención al hada madrina.


(👑)


Jay fue al lugar que le había indicado Ben en la mañana. Era un gimnasio con colchonetas en el piso, espadas colgadas en la pared y un vestidor.

Si, estaba en el lugar correcto.

Pero no había nadie. El próximo rey le había dicho que El Capitan del equipo lo esperaría en aquel lugar para hacerle la prueba, sin embargo estaba completamente solo.

Aburrido fue a observar las espadas y tomó una mirándola con curiosidad. Tenían la punta cubierta para evitar hacerse daño. Suspiro cansado.

¿Qué sentido tenía si no podría herir a nadie?

De pronto escuchó un grito a sus espaldas y antes de que se diera cuenta ya tenía a un chico con uniforme de esgrima y marcara atacándolo.

Era una trampa.

El de pelo negro comenzó a defenderse como podía, su contrincante era muy bueno.

Pelearon paseándose por todo el lugar y la otra persona parecía no dar indicios de rendirse y Jay ya se estaba cansando.

Así que sin más se lo quito de encima de la única forma que sabía.

Usando la fuerza bruta.

Cuando la otra persona iba a atacar el tomo la espada sin filo con la mano y se la arrebató. Después en un rápido movimiento se deslizó en el piso y le metió el pie al extraño haciéndolo caer.

Se subió a horcadas sobre el y lo amenazo con su propia espada.

— ¡¿Quién eres y quién te envió?! — gritó amenazante.

Comenzó a golpearlo en los brazos para soltarse de su agarre pero le fue imposible.

— ¡Habla!

— ¡Soy la capitana! — gritó la persona detrás de la máscara.

Jay frunció el ceño confuso.

Su contrincante al ver su distracción lo empujó para ponerse de pie. Se quitó por fin la máscara dejando a la vista a... la hermosa chica del otro día en la television.

Ella al estar frente a él tomó una compostura defensiva esperando otro ataque.


Pero dicho acto no ocurrió por lo que bajo su espada más tranquila.

— Eso fue falta, — exclamó molesta — si quieres estar en mi equipo tendrás que seguir las reglas.

— ¿T-Tú eres la capitana? — preguntó anonadó.

— ¿Algún problema? — Respondió con otra pregunta, aún estaba molesta con el.

— No, no... pero-

— Soy Anabel, — extendió su mano enguantada hasta el chico que la tomó inmediatamente — hija del rey Arturo, Jay.

— ¿Cómo..?

El chico no podía decir más de dos palabras, estaba asombrado con su belleza, las palabras no salían de su boca, y pensar que la noche anterior había molestado a Carlos por lo mismo.

— ¿Tu nombre? Ben me hablo de ti. — Y para empeorar la situación la chica ni siquiera lo dejaba terminar sus oraciones (aunque no tuviera plan de hacerlo de todas formas) — No tomes esto personal así son las pruebas para entrar al equipo, tienes potencial, — sonrió un poco siendo honesta — pero si vuelves a hacer algo como eso te echaré sin más. — Volvió a ser seria.

Giro y fue en busca de algo desconocido para Jay.

Vaya, que mujer.

Era ruda, testaruda y muy segura en sí misma. Inmediatamente supo que se llevaría muy bien con ella y además le parecía preciosa, pero el problema era que no le salía su lado coqueto, no podía, también sabía que si lo utilizaba ella lo mandaría muy lejos, a leguas se veía que no era la clase de chica que cae con lindos cumplidos.

— Ten — le extendió un libro, el lo miró extrañado.

— ¿Qué es esto?

— El libro de reglas, sino las memorizas para el lunes, no entras — dijo firme y se dio media vuelta en dirección a la salida.

Cuando el chico estuvo solo nuevamente soltó un silbido coqueto.

Saldría con ella cueste lo que cueste.








Antes que nada...
ESTÁ HISTORIA ESTÁ NOMINADA A LOS WATTYS!!!! ME LLEGO LA NOTIFICACIÓN Y YO COMO "OMG OMG"
Si alguien sabe que hacer dígame jaja es la primera vez que me pasa y de verdad no se que hacer.

Es el capítulo más largo que he escrito, vaya. Creo que comenzaré a hacerlos así, no se que me dio pero no podía dejar de escribir ¿ustedes que opinan? Así avanzará más rápido la historia, o les gustan más cortos?
La verdad si les soy sincera me encanta la amistad que llevarán Brutus y Carlos ya que esta será de cariño-odio y tengo muchas cosas preparadas para eso y ayy nooo que emoción.
En este capítulo están mis personajes que más convivirán con ellos a lo largo de la historia:)
Voten y comenten ❤️

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