𝚇𝚇𝚅𝙸. 𝚂𝙰𝙽𝙰𝙲𝙸𝙾𝙽
ALBA OCELOTL
Por primera vez en mis casi 500 años de vida, experimenté la sensación de la muerte, de la inexistencia...
Ahora sé por lo que tuvo que atravesar Caleb... ¿Cómo pude permitir eso?...
Sentí como mi cuerpo dejaba de ser mío, para ser parte de la nada misma... La pesadez y la oscuridad me rodearon por completo hasta succionar cada vitalidad de mi ser.
¿Hasta aquí llegué? ¿Ni siquiera pude vivir felizmente junto a él?... No quiero ser el karma de Seth... No deseo que pase por lo mismo que pasé yo al perderlo...
¿Cómo es que una Tzitzimime pudo contra mí? Creí que era invencible...
¿Por qué no podemos ser felices en estas dos vidas que pasaron? ¿Por qué el destino nos quiere rotos?
Sólo espero volver a verlo en la siguiente vida... Para que por fin podamos ser felices por lo menos una vez... Que tengamos una vida normal, sin problemas sobrenaturales de por medio, vivir como una pareja feliz y con una familia a quien cuidar.
Sólo quiero eso para nosotros...
-Alba -una voz perpetuó mi sueño eterno-. Alba, por favor no te rindas...
De pronto, una luz clareció toda oscuridad que emanaba de mi inexistencia, hasta que visualicé un escenario sólido... Eran las ruinas del antiguo Tenochtitlán...
»-Ven hacía mi -aquella voz tomó forma...
Era mi padre... El gran Ocelotl.
-¿Papá? ¿Acaso ya estoy muerta? -avancé instintivamente hacia él, estaba en el templo mayor, ubicado en el centro de la ciudad.
-No del todo, hija -me respondió.
Una vez más, pude verlo, aunque sea en visiones... Grabé en mi ser su rostro sereno.
Ocelotl tenía un gran porte, alto y con una piel morena, marcada por manchas negras cual cicatrices, donde su piel retrataba a la perfección el pelaje de un jaguar. Sus ojos eran iguales a los míos, de un amarillo penetrante. Asimismo, su cabello era de un negro brillante, el cual combinaba con su pequeña barba del mismo porte...
Vestía una armadura de un guerrero jaguar; el cual consistía en un casco, que literalmente, estaba hecho de la cabeza disecada de un verdadero jaguar, donde un penacho hecho de plumas de quetzal la adornaban desde arriba, seguido de unas hombreras de oro decoradas con jade, aunado a ello, un taparrabos de piel de jaguar combinado, igual, con plumas de quetzal; a su vez, unos zapatos de piel con plumas de faisán y cascabeles de oro incrustados. Asimismo, mi padre portaba dos armas singulares, la primera era un escudo de madera de ceiba adornado con plumas de diversas aves preciosas (quetzal, guacamaya, faisán, etc.), además de su poderoso macuahuitl de la misma madera fuerte, pero en vez de tener piedras de obsidiana filosas, tenía finas cuchillas del jade más puro que he visto.
Luego de verlo detenidamente de pies cabeza, lo abracé con todas mis fuerzas, de verdad extrañaba su presencia, posterior a ello, comencé a llorar, sacando todas las cargas que tenía sobre mis hombros (ser la líder de un clan, mi misión de derrotar a los Vulturis, vigilar el territorio mexica, salvar a mi pueblo de los demonios andantes, y más que otra cosa, proteger a mi impronte).
»-¿Qué pasa, mi pequeña nahuala? -Ocelotl recibió mi abrazo con una ternura paternal.
-Mucho papá, realmente trato de seguir tu legado, pero, simplemente son muchas cargas que sobrellevar... Intento hacerme la fuerte, sin embargo, por dentro estoy más que rota y vulnerable. Estoy cansada de ser quien tenga la solución, de simplemente guiar a otros, ¿cómo puedo salvar a mi nación, si ni siquiera puedo ser una persona estable? Estoy llena de culpas que me carcomen, de una presión inigualable de hacer todo correcto, sin un solo error... Porque un error, un miserable descuido me quitó al amor de mi vida -me desahogué brutalmente, para suerte mía, él me daba palmadas reconfortantes-. ¿Por qué no puedo ser perfecta como tú? -deshice el abrazo para mirarlo directamente con mis ojos llorosos.
-Aunque sea un dios, eso no significa que soy perfecto... Inclusive las divinidades tenemos nuestros errores... -me tomó de los hombros para luego, fijar su mirada en mis ojos-. Fue un grave error dejarte con toda esa carga que me correspondía a mí, no debí de dejarlas a ti y a tu madre, solas en un mundo sobrenatural caótico... Sin embargo, nunca dejo de pensar en ustedes, desde que entré al Mictlán, soporté mil infiernos por reencarnar para volverlas a ver una vez más, para darnos la oportunidad de ser una familia.
Sus palabras me hicieron sentir mejor... Y a la vez, fueron de gran motivación para seguir adelante... Por Seth y por mí...
Pero, había un gran detalle...
-¿Dónde estamos? -volví a mirar mi alrededor.
-En el Mictlán, el inframundo para el pueblo azteca -contestó con seriedad.
-¿Qué? -aquella respuesta me dejó sin aliento-. ¡No puedo estar muerta! ¡NO EN ESTE MOMENTO! -un ataque de ansiedad comenzó a inundarme.
Mi padre al ver esta reacción, me tomó firmemente de los hombros, sacudiéndome con fuerza, acción que me permitió volver a la cordura.
-No estás muerta... Tu vida pende de un hilo en este preciso momento... Tus aliados están buscando la manera de despertarte del limbo entre la vida y la muerte. Mi dulce hijita... Sé que vas a despertar, porque siento en tu interior unas ganas inmensas de vivir... -dijo con suma firmeza.
-¿Cómo es que pasó todo esto? -traté de buscar respuestas.
-Algunos demonios de todo el mundo se escaparon de sus prisiones, incluidas las Tzitzimime. Creo que un frío fue el causante de dicho acto suicida, puesto que quieren dominar el mundo sobrenatural. Además, nunca les dije, ni a ti, ni a tu hermano, ni a tu madre, nuestra debilidad... El jade, aquella piedra preciosa antigua, es nuestra debilidad suprema.
-¿Y cómo es que tú portas en tu armadura el jade? -cuestioné de inmediato.
-Es mi barrera para que mis poderes no destruyan la Tierra. Te explico; en la dimensión de los dioses, nuestros poderes pueden destruir planetas y constelaciones, sin embargo, para que nosotros bajáramos a la Tierra, se nos puso la condición de portar entre nuestras armaduras el jade, como un tope para que no causemos desastres. Por ende, esta joya puede dejar vulnerable a cualquier ser de nuestra mitología, y esto incluye a los nahuales.
-Entonces usaron esa debilidad en tu contra, para eliminarte -supuse, luego de pensar en el día donde él se sacrificó por nuestra especie.
-Tuve que hacerlo para detener a esas criaturas, sino irían por ustedes... Y lo volvería a hacer mil veces.
-Pero las Tzitzimime, saben de nuestra vulnerabilidad, y lo usaron para matarme.
-Aun así, también se debilitan con el jade... Dicha piedra tiene un poder muy especial...
Ocelotl, de un momento a otro, se puso serio, sabía que algo iba a revelar...
»-Alba -llamó mi atención, lo que a la vez me produjo un mar de emociones ansiosas-. ¿Recuerdas que todos los dioses poseemos una armadura legendaria a la hora de la guerra?
-Sí, se han escuchado leyendas sobre eso -dije extrañada-. Se dice que, al poseer dicha armadura, automáticamente, obtienes los poderes del dios a quien le pertenece.
-Pues, déjame decirte, que mi armadura, la misma que porto en este mundo astral, se encuentra oculta en el mundo físico... Si tú llevas esa armadura, te convertirás en un dios por completo, ya no serás más un semi dios... Con dicha pieza clave, por fin puedes darle fin a esas demonias basura -Ocelotl recitó.
-¿Qué? ¿Cómo es posible? -expresé estupefacta-. Si mi madre me dijo que tú moriste con dicha armadura, no encuentro la lógica.
-Morir fue sólo una estrategia para desviar la atención de los fríos, para que ustedes pudieran escapar -explicó-. Por fortuna, los sabios del pueblo se llevaron mi cuerpo sin vida a un templo oculto, donde me dieron sepultura, así como me llenaron de reliquias, cortesía de Moctezuma, quien ocultó su tesoro bajo mi tumba.
-Entonces... -recapitulé-. Si uso tu armadura, por fin podré tener todos los poderes de un dios.
Estaba convencida de que por fin podría ser más fuerte, para así proteger a mi Seth.
-Así es -mi padre asintió-. Pero, si este secreto cae en manos equivocadas, será todo un caos.
-¿Dónde está la armadura? -dicté con determinación, pues ansiaba poder acabar con todas las criaturas que amenazaban a nuestro pueblo.
-En la pirámide del Sol, en Teotihuacán, misma ciudad abandonada, donde los dioses solíamos reunirnos para discutir el destino del mundo.
-Gracias por todo, papá -hablé con sinceridad, para después darle un gran abrazo a mi progenitor.
De repente, sentí un gran dolor en el pecho, seguido de una fuerte jaqueca.
Sabía que estaba despertándome del sueño eterno... Estaba renaciendo...
-Es momento de que regreses al plano terrestre -mi padre dijo, para luego darme un beso fraternal en mi frente-. Estoy muy orgulloso de ti, hija.
El dolor se intensificó más... Caí de rodillas al piso, bajo la atenta mirada de Ocelotl, quien sólo estaba sonriéndome con efusión...
»-Nos vemos en la otra vida, hija -fueron sus últimas palabras, antes de que su imagen se desvaneciera de mi vista...
"Te quiero, papá" me dije para mis adentros.
En un santiamén, todo se volvió negro... Sin embargo, ahora sentía mi corazón latir...
Por primera vez, en mi existencia, pude renacer...
Abrí los ojos lentamente, encontrándome en un escenario pacífico, lleno de luz y con el sonido de las aguas tranquilas, era claro que estaba en un cenote del Caribe.
Visualicé a mi alrededor, todo mi clan estaba esperando mi llegada... Asimismo, pude sentir como unas cálidas manos se entrelazaban con las mías, fue ahí donde me percaté de que estaba acostada en el regazo de Seth.
-Gracias por volver a mí -él me susurró, mientras finas lágrimas brotaban de su angelical rostro.
-Te prometí que estaría a tu lado toda la eternidad -acaricié su mejilla.
Luego de aquel momento especial, Seth me ayudó a levantarme, fue ahí donde vi a todos mis aliados, pero, algo en sus miradas delataban una incertidumbre pura.
-Hija, tus ojos -mi madre murmuró espantada-. Tus ojos ya no son amarillos, ahora son rojos...
-¿Qué? -corrí rápidamente hacia el agua para ver mi reflejo, y en efecto, mis ojos ya no eran los mismos de antes-. ¿Cómo es esto posible? -dije con voz temblorosa.
-Debe de ser el veneno que te suministramos -Carlisle trató de explicar.
-¿Ahora ella es una fría? -mi madre comentó alarmada.
-Probablemente -Carlisle dedujo.
De pronto, comencé a sentir un vacío horrible en mi ser, seguida de una inmensa sed, la cual se sentía como si me quemaran con un fierro ardiente en la garganta.
Todos al ver mi reacción retrocedieron unos metros, Jasper trató de calmarme con su don...
De repente, sentí un olor exquisito, algo demasiado dulce, por lo que, instintivamente corrí como nunca hacia el objetivo.
Era más que claro, que tenía ganas de tomar la sangre humana.
Con la nueva velocidad vampírica, me adentré a la selva del Caribe, buscando saciar mi sed. Fue entonces, que me topé con dos turistas divirtiéndose en la orilla de un río...
Me debatía si alimentarme de ellos, o alimentarme de un jaguar que rondaba por la zona...
En ese momento, los turistas voltearon a verme, quedándose petrificados por mi presencia. A su vez, el jaguar yacía acechándolos por las sombras.
Éramos dos depredadores contra el mismo objetivo... Jaguar contra jaguar...
No podía quedarme de brazos cruzados, mientras que mi alimento yacía amenazado por un animal salvaje, así que salté hacia el jaguar, clavándole mis dientes en su yugular. El depredador natural lanzó un gruñido gutural, evidenciando que se estaba ahogando en su propio dolor. Cada vez que le succionaba la sangre, éste perdía la fuerza en su voz y cuerpo.
Me dolía lastimar a la especie que amo... Pero, por desgracia, mi sed era imparable...
Cuando terminé la última gota de sangre, volteé a ver a los humanos, ellos yacían corriendo como locos a unos escasos metros de mi distancia.
Sonreí instintivamente, como si un impulso de adrenalina me controlara completamente. Sabía que me estaba divirtiendo al cazar a mi presa, y a mí me gustaban los juegos adictivos.
Corrí velozmente hacia ellos, alcanzándolos en unos segundos... Los rodee completamente, ambos gritaron por ayuda, pero al ser una selva frondosa, nadie iba en su auxilio. Al ver que ni un alma llegaría, ellos me suplicaron piedad...
Sin embargo, mi cordura yacía apagada, por lo que, me acerqué a ellos, tomé sus cuellos con fuerza, estaba a punto de drenarles su sangre, cuando escuché su voz...
-¡Alba detente! -era mi Seth, quien llegó detrás de mí, abrazándome con fuerza-. ¡No lo hagas, mi linda Cheetah!
-Vete, Seth -dije entrecortadamente, conteniendo toda mi sed-. No quiero hacerte daño.
-Confío en que no lo harás -él no quitó su agarre.
"Perdóname" me debatí internamente, lamentando lo que iba a hacer.
Con fuerza me solté del agarre de mi impronte, para correr lejos con mis presas en las manos...
Me estaba lamentando internamente por lastimarlo de esa manera...
Pero, no era yo la que estaba tomando las riendas...
Al llegar a un lugar seguro, me alimenté de aquella sangre humana que me cantaba ferozmente... Al saciar mi sed, por fin pude cobrar la cordura y el equilibrio...
No obstante, ahora la culpa me estaba carcomiendo fuertemente... Por lo que, me tiré al suelo a sollozar, pues las lágrimas, ahora siendo una fría eran inexistentes...
Me odiaba a mí misma, odiaba en lo que me había convertido, y sobre todo odiaba haber lastimado a seres vivientes, incluido mi Seth.
-Soy un monstruo -me dije a mí misma.
-No lo eres -escuché de nuevo su voz.
-Te lastimé indirectamente, mi dulce lobito -no quería verlo a los ojos, tenía mucha vergüenza.
-Eso no importa ahora, mi linda Cheetah -Seth se acercó a mí y me levantó delicadamente mi barbilla para que lo mirase-. Lo que más me importa en este momento es que tú estés viva...
-No quiero volver a lastimarte, ahora ya no puedo controlarme, ya no soy la misma de antes -confesé con cierto temor, el cual se materializaba como un escalofrío en la espina dorsal.
-No me importa si te conviertes en mi peor enemigo, inclusive así te perseguiría por todo el mundo, porque tú y yo estamos destinados -sus palabras fueron tan reconfortantes, que hasta me calmaron toda clase de instinto asesino.
Seth estiró su mano para que yo me levantase, así que sin dudarlo la tomé y me incorporé nuevamente a su lado. Posteriormente, nos abrazamos con demasiada necesidad... Su calor apaciguaba mi fría piel, ahora éramos como el fuego y el hielo, un total balance sobrenatural.
Nos quedamos congelados en el abrazo, cuando de pronto, los demás fueron a ver si todo estaba en orden.
-¿Ya está tranquila? -Jasper le preguntó a Seth.
-Ya -mi lobito le contestó-. Estará bien si estoy a su lado.
-¿Cómo pudo pasar esto? -mi madre dijo muy preocupada luego de ver aquel escenario lleno de sangre y muerte que había provocado-. Mi niña fue convertida en una fría...
-Trataremos de buscar la solución, justo como lo hicimos hace 500 años -Chamani objetó.
-Intentaré investigar más a fondo -Carlisle habló con serenidad.
De pronto, visualizo a Alice, ambas cruzamos miradas, y en consecuencia ella se quedó estática, pues estaba teniendo una visión...
Algo se avecinaba...
-¿Qué pasa, Alice? -quise sacarla de su trance, pero ella seguía viendo su visión.
-Un evento cósmico hará que recuperes tu esencia -ella dictaminó luego de analizar detenidamente su profecía.
Izel no se quedó con la duda, y también me miró detenidamente a los ojos para escanear mi futuro...
-Un eclipse será ese evento, justo como en el pasado -ella predijo.
-Qué buenas noticias -mi madre se tranquilizó, llevándose una mano a su pecho como símbolo de calma-. Pero, será un problema saciar tu sed.
-Nosotros la ayudaremos -Carlisle dijo-. No será ningún problema, ya que ella es nuestra gran aliada y amiga.
-Muchas gracias -agradecí sinceramente.
Posteriormente, Seth, Jackson y Leah me ayudaron a limpiar el desastre que dejé...
-Pobres humanos -mencionó la loba, acto seguido, Jackson le dedicó una mirada de sorpresa.
Aquellas palabras de mi cuñada me hicieron un nudo en el estómago... Era verdad, yo había matado a dos inocentes personas y a un jaguar majestuoso.
-Me odio a mí misma -recité con una profunda pena.
-No era tu intención -Jackson trató de tranquilizarme-. El instinto te nubló el juicio, es normal, tenías hambre.
-Esto será un gran problema -suspiré desganada-. ¿Ellos tienen una familia que los extrañará? -miré detenidamente los cuerpos de aquellos turistas, quienes, al parecer, eran una pareja de recién casados-. Arruiné el futuro de esta pareja.
-No te sientas así -Jackson comprendió lo que estaba sintiendo, pues esto se parecía a su pasado con su antigua prometida-. Al menos se encontrarán en la siguiente vida -trató de suavizar la situación.
-Eso espero, ya no quiero volver a tomar sangre de personas inocentes -me prometí a mí misma.
-Si quieres beber sangre humana, ¿por qué no tomas la de los criminales? -Leah dijo en voz baja-. O también puedes ser vegetariana como los Cullen -adjuntó luego de ver que estaba siendo un poco inoportuna.
-Hermana, por favor, la estás abrumando -Seth calmó a Leah, quien sólo asintió al ver que estaba cometiendo error tras error.
-Seth, ella sólo trata de recalcar los hechos -quise mitigar aquel malentendido-. No hay que ponernos tensos, no en esta situación crítica. Estaré bien, lo prometo... No volverá a suceder lo de hoy.
Mi mate asintió ante mis palabras, para luego entrelazar su mano con la mía, posteriormente, me llevó hacia un lugar privado para charlar a gusto.
-¿Estás segura de que estás bien? -él empezó a acariciarme ambas manos.
-Sí, eso creo -me encogí de hombros.
-Sabes que siempre te apoyaré en todo lo que hagas... -recalcó su promesa.
-Yo también digo lo mismo -quise ser recíproca.
-Pero, dada esta circunstancia, déjame ser tu pilar, déjame ayudarte a cargar con tus problemas... Porque yo soy totalmente tuyo, mi linda Cheetah.
Aquellas palabras me hicieron sentir sonrojada, aún que mi piel fuera tan pálida como el hielo mismo, el sonrojo se notaba, como si Seth fuera mi medicina para el infierno que atravesaba.
»-Déjame ser tu pilar de sanación.
Fue entonces que me di cuenta, de que él era todo para mí... Él no se limitaba a ser mi mundo sino mi universo entero.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top