💣40💣
Estaba consciente, acostado en alguna parte, aunque no había abierto los ojos. Pero si oía voces y un maldito ruido que hacía beep beep cada un segundo.
-¿Por qué no me haces caso, amor? -se oyó una voz femenina hablando en tono bajito-. ¿Cuántas veces tengo que decirte que será mejor que te vayas? Estamos bien aquí, ¿qué nos puede pasar? Además, yo soy una excelente niñera y lo sabes.
-Te reitero que estoy en servicio ahora mismo y no son tus ordenes las que sigo, nena -contestó una voz grave correspondiente a un hombre.
-Y yo te reitero que Dong Min puede despertar en cualquier momento, ¿y sabes qué pasará si te llega a ver, bobo? Ya ha sufrido muchos ataques, no quiero que le de otro más por tu culpa.
-Cuando veas posibles signos de que despertará, me avisas y me marcho. De lo contrario, no me iré. Que Moonbin ya no esté aquí, no significa que no seguiré sus órdenes ya asignadas.
-Sabes que amo cuando te pones en modo guardaespaldas impersuasible, pero volvamos al Jinwoo informal que le hace caso a su omega, ¿de acuerdo? Así que, vamos, vete, shu, shu
-Y tú sabes que odio cuanto le intentas quitar la seriedad a mi trabajo. No me iré, punto.
-¿Lo quieres a tu manera? Genial. La nueva jefa soy yo, y te ordeno que te marches ahora mismo, guardaespaldas inútil.
Un leve gruñido se hizo oír.
Y en ese momento, Dong Min comenzó a abrir de a poco sus ojos.
-Tú no eres mi jefa, al menos aquí no, así que abstente de darme ordenes cuando no te incumbe.
Una fémina risita lleno el vacío que aquella última oración dejó. Dong Min parpadeó seguidas veces, intentando acostumbrar su vista a la luminosidad que presentaba la habitación.
-Adoro que hayas agregado ese "al menos aquí no", por esas cosas es que te amo.
El omega logró enfocar la vista en su antebrazo izquierdo, descubriendo que este se encontraba vendado. Frunció el ceño, y levantó la mirada despacio, entendiendo que estaba en un hospital.
-Bien.
-¿Cómo bien? Esa no es manera de responder a un te amo.
-Estoy trabajando, ¿qué parte no entiendes? Ni siquiera debería estar hablando contigo.
-Pues, entonces vete afuera y vigila la puerta en silencio, maldito insensible. O peor, ignórame, vamos atrévete a ignorar a tu omega.
-Irene, ya sabes cómo son las cosas. No lo hagas más complicado, nena -habló el hombre al que Dong Min apenas pudo identificar como un alfa.
Éste estaba de pie, en un extremo del cuarto, cerca de la puerta. Vestía un traje negro, impecable. Su postura era firme, su apariencia intimidante. Y Dong Min lo conocía, mas no sabía de dónde. Sus recuerdos aún no despertaban del todo.
Fue poco después cuando desplazó su vista a la chica, era una omega que también se le hacía demasiado conocida.
-... Eres igual de terca que tu hermano.
-Somos Moon, ¿qué esperas?
Moon.
Moon.
Moon.
¡Moonbin!
Todos los recuerdos aparecieron de golpe, abrumándolo, impactándolo. Su corazón se aceleró al comprender que aquel alfa que había lograron reconocer era el chofer de Moonbin, el intimidante Jinwoo que Moonbin había asesinado por traición.
¿Cómo...?
En el momento en que la velocidad de sus latidos lo delataron, haciéndose oír por aquel aparato, Irene reaccionó, empujado atropelladamente al alfa, quien no opuso resistencia y abandonó la habitación.
-Tranquilo, Dong Min, tranquilo -decía ella mientras se acercaba con la alegría oculta de verlo despierto-. Todo está bien, él no te hará nada, no nos hará nada. Estamos seguros.
Dong Min intentó calmarse, notando aquel destello de sinceridad y confianza que expresaba los ojos de la omega. Y le creyó, decidiendo que había cosas peores en que preocuparse ahora mismo.
-Agua -su voz ronca salió en un murmullo apenas audible. Su garganta nunca había estado tan seca.
-Sí, sí, enseguida te traigo. ¡Les avisaré a todos que has despertado! ¡Oh, y mira quien está allí! -exclamó con una sonrisa, señalando con su dedo índice el lado contrario de la camilla de donde ella estaba.
El pelinegro torció su cuello despacio, siguiendo aquella indicación, y se llevó la sorpresa de encontrarse con una pequeñita cuna trasladable que no había visto antes. Allí, envuelta en una manta, había una bebé muy chiquitita durmiendo plácidamente con sus puñitos cerrados.
-Alaska, ¿no? -quiso confirmar Irene, tras rodear la camilla y empujar la cuna con cuidado para que quede más cerca de Dong Min -.Moonbin me dijo que le pondrían así.
El aludido asintió en un estado de atontes, no logrando asimilar que su bebita estaba allí, sana y salva, libre de peligros. Las lágrimas se acumularon en sus ojos de pura conmoción.
Pero entonces...
-¿Y Moonbin? -preguntó, mirándola con miedo, asustándole demasiado la respuesta.
-Oh, él está bien. Bueno, recuperándose. Está en un hospital de Italia, casi lo matan a balazos, y de hecho perdió la vida por un momento, pero los médicos lo recuperaron. Estuvo en terapia intensiva, esta mañana despertó y solo faltaba que despertaras tú y, ay... ¡iré a decirle a todos! -exclamó con la felicidad escapándose por sus poros y se fue velozmente de la habitación.
Y Dong Min soltó un tremendo suspiro de alivio, sintiendo que el alma le regresaba al cuerpo con aquella noticia. Su omega interior chillaba de alegría al saber que su alfa estaba vivo. Todo su ser estallaba de emoción. Su beba estaba allí, su Moonbin estaba vivo, y Dong Min lloró de felicidad, agradeciéndole al cielo que su fallido intento de suicidio fuera eso; sólo un fallido intento.
Oyó el sonido de la puerta y con algo de rapidez se quitó las lágrimas de sus mejillas con su mano derecha. Irene apareció con un vaso de agua junto a una doctora, quien le hizo una rápida revisión luego de que Dong Min se acomodara en aquella camilla, inclinándola con un botón, y bebiera el agua.
Según le habían dicho había estado casi todo un día inconsciente y que había recibido una infusión de sangre por todo lo que había perdido. La doctora le propuso que hablara con algún especialista en psiquiatría, pero él se negó, avergonzado de lo que había ocurrido con su antebrazo izquierdo. Algo que no debió ocurrir.
-¿Y Sanha? -preguntó el omega en un momento dado, tras estar por un indefinido tiempo mirando con dulzura a su bebé, deseando recuperar sus fuerzas para sostenerla entre sus brazos.
-Él está viniendo. Hacía ya tres días que estaba aquí cuidándote junto con mi madre, y se fueron a casa a descansar un poco y ducharse -explicó Irene, sonriendo, y luego carraspeó, removiéndose en su asiento-. Escucha, Dong Min, hay unos familiares tuyos que quieren verte, solo podrán pasar con tu aprobación, pero si pasan si o si tendrá que estar Jinwoo aquí, vigilando. ¿Podrás estar bien con eso? Sé que debe ser demasiado confuso para ti, pero te aseguro que lo único que hace es seguir ordenes de Moonbin.
Dong Min se sintió abrumado. Y no solo por el desconcertante asunto de Jinwoo, sino también por haber escuchado la palabra familiares.
-¿Qué familiares? -consultó, extrañado.
-Pues... uhm, hay un cierto conflicto porque hemos traído a tu madre, pero luego apareció otra mujer diciendo que era tu verdadera madre, y bueno se han quedado las dos. Y luego hay una chica, tu hermana. Pero sólo pasará quien tu quieras, Dong Min, sólo dime.
-¿Han... venido mi madre y mi hermana? -habló el omega atónito, costándole verdadero trabajo creer lo que oía. Sus ojos se le llenaron de lágrimas nuevamente-. Y-yo... ay, n-no lo s-sé...
-Así es, ¿a quién te gustaría ver?
Dong Min tragó en seco, dejando que las gotas fluyeran por sus pómulos. Habían venido. Joy y Hyuna estaban allí, se habían tomado la jodida molestia de viajar sólo para verlo. Después de todo, quizá, si les importaba.
-A las tres -dijo con un hilo de voz, percibiendo el nerviosismo que lo dominaba.
-Bueno, pero antes quiero saber, ¿estarás bien con Jinwoo aquí? Recuerda que es por precaución.
Él asintió con vacilación.
Y fue poco después cuando la puerta se abrió, revelando a tres mujeres. Dos omegas y una beta. Y detrás de ellas se situaba el alfa, quien se aseguró de cerrar la puerta una vez entraron, pretendiendo quedarse allí, custodiando.
Dong Min ni siquiera le prestó atención a Jinwoo, no podía, no cuando frente a sus ojos estaban de pie dos de las mujeres que jamás creyó volver a ver en su vida.
Pero fue al divisar a JiEun que rompió en llanto, estirando su brazo no herido, dándole a entender que quería que se acercara y lo abrazara. Y la beta, con sus ojos hinchados y rojizos, no dudo en correr hacia él, estrechándolo con mucho cuidado entre sus brazos.
-Te he llamado miles de veces, Ji-sollozó el omega, sin romper el abrazo-. ¿Do-dónde estabas?
-Lo siento tanto, Minie-murmuró ella, lagrimeando-. No lo he hecho a propósito, moría por tener noticias tuyas, cariño. Pero he... he estado detenida. Pagaron mi fianza y aquí estoy, lo siento.
-Oh... tú y t-tus estafas, y yo p-pensando que ya n-no me querías -mencionó Dong Min con un leve tono burlesco.
Ella se apartó, riendo bajito, y lo miró con una media sonrisa. Le despeinó los cabellos alborotados y con sus dos manos limpió todo rastro de lágrimas de las mejillas de su pequeño.
-Nunca te dejaría de querer, cariño... No sabes cuánto me alegra que estés bien -dicho eso lo volvió a abrazar.
Dong Min le correspondió, y fue entonces que llevó su mirada hacia la mujer que le había dado la vida. Se tensó, y JiEun comprendió la situación, así que se hizo a un lado, haciéndoles entender que les dejaba el pase libre. Pero tanto Joy como Hyuna dudaron. Dong Min sólo las observaba desde su lugar en la camilla, notándolas tan nerviosas, angustiadas y temerosas. Y descubrió que no había ni un granito de desprecio en sus miradas, sólo dolor.
Sus labios comenzaron a temblar e hizo un puchero, soltando más lágrimas cuando estiró ambos brazos hacia ellas, suplicándole con su mirada que lo abrazaran.
Ambas omegas se quebraron en ese mismo segundo y se apresuraron a ir a su encuentro. Dong Min las envolvió como pudo con sus dos brazos, ignorando la venda que llevaba en uno, teniendo a su madre y a su hermana a cada lado de sus hombros, devolviéndole aquel especial abrazo lleno de sentimiento.
Dong Min recibió sinceras palabras de lamentos, de disculpas y bonitas palabras acompañadas de una infinidad de mimos por parte de ambas, quienes, al parecer, siempre habían estado preocupadas por él, sufriendo su ausencia.
Luego, cuando las explicaciones y las lágrimas cesaron, Dong Min les presento con una feliz sonrisa a su bebita. Las tres se acercaron a conocerla, y Hyuna lloró otro rato más al saber que esa preciosura era su nieta.
Dong Min no tardó en hablarles de Moonbin y de lo tan enamorado que estaba de ese alfa que casi había conseguido que él se matara. Pero no había dicho eso. Dong Min omitió el asunto del suicidio en todo momento, pues se sentía demasiado avergonzado de ello, tanto que procuraba mantener oculto su brazo vendado.
Poco más tarde llegaron Sanha y la madre de Moonbin con el resto de las hermanas de este, quienes al instante abrazaron a Dong Min con muchísima emoción y cuidado.
Aquella fue una tarde cargada de confortantes abrazos, de emotivos reencuentros, de interminables lágrimas de felicidad y agradable tiempo de calidad rodeado de personas que eran una completa caricia al alma.
Dong Min pudo cargar a su hija por fin entre sus brazos y al conectar sus miradas por primera vez, él pudo sentir aquella increíble conexión que los unía. Inconfundiblemente, aquella bonita criatura era la cachorrita que había llevado por nueve meses en su vientre.
Sólo faltaba Moonbin para que todo fuera perfecto.
Bueno, Moonbin y Rocky.
★ ★ ★
La noche rozaba la madrugada. El horario de visita ya había terminado hacía rato, por lo que la mayoría ya se había tenido que marchar de la habitación. Sólo Sanha e Irene se quedaron, y claro Jinwoo.
Dong Min sabía que era hora de amamantar a su bebé, pues estaba demasiado molesta, pero le daba cierta pena hacerlo frente al alfa. Para su fortuna, la hermana de Moonbin captó sus indirectas y ni bien comprendió, echó a Jinwoo.
Sólo entonces se sintió más cómodo y pudo desnudar su torso tranquilo, acomodando a su beba para alimentarla.
-Y hasta que por fin lo sacas, Irene, es agobiante. -Fue Sanha quien habló, dejando expuesta su opinión sin temor.
Este se encontraba sentado cómodamente en el sofá de la habitación.
-Ugh, lo sé, pero Moonbin sólo confía en él -contestó ella, tomando asiento a su lado.
En ese momento, Dong Min levantó la vista.
-¿Cómo es posible que él esté aquí y encima trabajando para Moonbin? -preguntó confundido-. Yo estuve cuando Moonbin le disparó, lo había matad...
-No, no lo mató -interrumpió Irene y se aclaró la garganta para proseguir-, sólo fingió hacerlo. Fue un operativo armado para actuar su muerte. Tenían que creerlo muerto para que lo dejaran en paz, para que nos dejaran en paz.
-¿Cómo que fue armado? ¿Quiénes tenían que dejarlo en paz? -interrogó Dong Min frunciendo el ceño.
-'Ndrangheta. Es que Jinwoo estaba bajo amenaza de ellos, lo amenazaban conmigo. Si él no averiguaba dónde estaba Moonbin cuando se marchó del país, me asesinaban.
-Pero, no entiendo, ¿tú que tienes que ver con Jinwoo?
-Yo, pues... soy... soy su omega -reveló ella con una gota de timidez-. Somos pareja.
Las cejas del pelinegro se elevaron en un acto de sorpresa y, al instante, enrojeció. Avergonzado, desvió la mirada, enfocándose en su bebé, notando sus propias mejillas ardiendo. Tragó en seco, tranquilizándose por completo al ver aquellos ojitos de su bebita que le devolvía la mirada mientras succionaba la leche de su tetilla. Y sonrió, totalmente embobado por su encanto.
Luego, acomodó a Alaska del otro lado para que continuase succionando del pezón contrario. La sensación que le producía amamantar era tan extraña, pero le encantaba, la conexión que adquiría con su hija era hermosa.
-Y... ¿Moonbin sabe? -preguntó, tras varios minutos de silencio, levantando la vista con algo de pena-. Quiero decir, ¿Moonbin estaba enterado de su relación?
No podía creer que había intentado manosear al alfa de su cuñada. No podía creer que, en algún momento del pasado, había deseado acostarse con el alfa de Irene. Joder, estaba muriéndose de vergüenza. ¿Ella lo sabría? ¿Jinwoo se lo habría contado? Tan solo esperaba que no.
-Mh... antes no teníamos ninguna relación, pero si pasaba algo entre nosotros, algo que Moonbin ignoraba. Pero ahora si lo sabe, quiero decir, fue él quien, luego de darnos una larga charla, nos permitió estar juntos.
-Oh, entonces... ¿antes no estaban juntos?
-No, es que lo mío con Jinwoo no era más que un amor imposible. Por años él se rehusó a tener algo conmigo por lealtad a Moonbin, porque no creía que fuese adecuado y yo lo entendía, pero la conexión ahí seguía y yo sabía que él también lo sentía, porque a pesar de su excesivo rechazo y sus ansias de que me olvidara de él, curiosamente, siempre aparecía para salvarme cuando estaba en peligro, aunque ni siquiera fuese su trabajo...
Dong Min pudo percibir un especial brillo en los bonitos ojos de Irene, un brillo que solo apareció al hablar sobre Moonbin. Él sonrió de lado, dándole demasiada ternura aquello.
-... Y no sé cómo, pero la mafia enemiga supo aquel dato. Y como Jinwoo no se vendió como los demás, me secuestraron para extorsionarlo. Fue de ese modo que se vio obligado a trabajar para ellos como un informante.
-Entonces... ¿por eso nos traicionó? -preguntó Dong Min, asombrado, tratando de comprender la situación.
Para aquel entonces, su beba ya había terminado de alimentarse, por lo que la acomodó con suavidad cerca de su hombro para darle unas cuidadosas palmaditas en la espalda, tal y como le había enseñado la madre de Moonbin, así la beba hacía provechito.
-No, no, no los traicionó, Minie-contestó Irene apresuradamente-. Jinwoo se las ingenió para informarle a Moonbin todo lo que había pasado, explicándole mi situación, advirtiéndole que ustedes ya no estaban seguros con él porque 'Ndrangheta lo tenía bajo amenaza. Y fue entonces cuando mi hermano ideó una estrategia para borrar momentáneamente a Jinwoo del mapa.
-Joder, ¿y por qué Moonbin no me dijo nada de eso? ¿Por qué no me lo contó? Yo estuve todo este tiempo creyendo que Jinwoo estaba muerto.
-Es que esa era la idea, Dong Min, hacerle creer a todos, en especial a 'Ndrangheta, que Jinwoo había sido asesinado a mano de Moonbin por traición. De ese modo, tanto como él y yo estaríamos a salvo. Y por esa razón, luego de ponerse de acuerdo con papá para que ustedes regresaran a Corea sin problema, mi hermano armó todo aquel operativo. Permitió que el enemigo se infiltrara en la propiedad seguidos por Jinwoo, para luego hacerles una emboscada y actuar a la perfección el asesinato de este.
-¿Me estás diciendo que Moonbin me hizo pasar por toda esa mierda sólo para fingir el asesinato de Jinwoo? ¡Casi me hago pipí! ¡Oigan, yo también merecía saberlo! ¡O sea, yo también soy buen actor!
Sanha no pudo evitar soltar una risa que, al instante, trato de reprimir, ocultando su boca con una mano, pues no creía que era un momento oportuno para reírse. Mucho menos con el serio asunto que se estaba tratando.
A él le resultaba tan interesante todo aquel tema de las mafias que escuchaba todo con especial atención, manteniéndose en silencio.
-Shh, no grites -silenció Irene, viendo que la bebé se había asustado ligeramente por la repentina subida de voz de su padre. El pelinegro la meció dulcemente entre sus brazos, susurrando un "lo siento, amor", mientras la miraba con una leve sonrisa-. Tienes que entender, Minie, mientras menos personas lo supieran mejor sería. Y lo siento, yo... fue todo por mi culpa, yo le rogué a Moonbin que hiciera algo para... para proteger a Jinwoo-agregó con la cabeza agacha, con un tono que reflejaba toda aquella culpabilidad que ahora sentía.
Dong Min la miró con cierta tristeza, comprendiendo su angustia.
-Está bien, ya no importa, fue algo que ya pasó... y la verdad, me ayudó a ser más fuerte, a enfrentar mis miedos, por lo tanto creo que de algo sirvió...
La omega levantó la mirada con algo de pena y esbozó una débil sonrisa.
-Tienes que saber que, de igual modo, allí en ningún momento estuviste en real peligro. Moonbin nunca habría permitido que algo malo te pasase, ni a ti, ni a su cachorro. Que ahora es esa bebita tan preciosa -dijo aquello último con un tono más agudo, sonriendo con ternura, mientras se acercaba hacia la camilla para ver más de cerca a su sobrina.
-¿Quieres cargarla? Ya se me están cansando los brazos -admitió Dong Min, esbozando una media sonrisa.
Irene asintió, y con entusiasmo recibió a Alaska entre sus brazos, derritiéndose por lo chiquitita y adorable que era. Había tenido demasiada suerte porque, por lo menos, los intermediarios que se la robaron no le hicieron nada malo mientras la tuvieron en su poder. Al menos si respetaron a una bebé recién nacida.
-Me dijeron que quizá mañana me den el alta, pero ¿que pasará con Moonbin? ¿Cuánto tiempo tendrá que estar internado en Italia? Yo no soportaré estar alejado de él por mucho tiempo -expuso el pelinegro con un aire de tristeza.
-Por lo que escuché, estará internado unas semanas más y luego, cuando esté en mejor condición, lo trasladarán a aquí, a Corea, pero tendrá que seguir haciendo reposo -informó Irene, al tiempo que mecía con suavidad a la bebé, haciéndola dormir.
-Pero ¿él está seguro allí? Quiero decir, ¿no intentarán matarlo de nuevo?
-No te preocupes, Minid, las cosas ya están en calma. Mi hermano si logró matar al bastardo de Marcos, por eso fue que el resto de su clan atentó contra Moonbin sin piedad. Pero, como viste, no pudieron matarlo, y los hombres que acompañaban a Moonbin acabaron con la gran mayoría de ellos, debilitando por completo el clan. Por lo tanto, con su jefe asesinado y sin descendencia que pueda ocupar su puesto, digamos que la guerra acabó.
Dong Min soltó una exhalación llena de alivio.
-Dios, menos mal... Entonces, ¿ya podremos vivir en paz?
-Sip, al menos por los siguientes años, porque recuerda que ya estás dentro de una mafia... y nuestra vida no todo el tiempo es tranquila. Siempre se ganan enemigos nuevos, problemas nuevos, pero lo bueno es que estamos todos juntos en esto y unidos somos invencibles. Recuerda, sea o no de sangre, la familia antes que todo. Famiglia prima di tutto.
★ ★ ★
5
Volvió JinJin 🥰🥰😍
¿Que tal el cap?
Ya estamos llegando al final de esta historia
Falta el final, epílogo y tres extras, así que quédense conmigo para que lean como termina este fic sobre la Mafia 🥰🥰🥰🥰
Me encanta esa foto😍😍😍😍
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