𝟑; 𝐔𝐧 𝐈𝐧𝐨𝐜𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐏𝐫𝐨𝐟𝐮𝐠𝐨 𝐲 𝐮𝐧 𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐞
ᴘᴇᴛᴇʀ ᴘᴇᴛᴛɪɢʀᴇᴡ ʜᴀʙɪᴀ ʟᴏɢʀᴀᴅᴏ ᴇsᴄᴀᴘᴀʀ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ cuando Remus se había transformado, por la luna llena, en un hombre lobo.
Hermione y Harry habían sido tan valientes de ir a salvar a Sirius, con el giratiempo que Eleanor le había dado a Hermione en segundo año.
Ahora estaban en el último día de clases dem tercer año, y Harry había recibido una carta, junto con una pluma de Hipogrifo y un objeto envuelto.
— Ábrelo, Harry. Creo que te gustará.— Harry le hizo caso a su tía y abrió el envoltorio, y debajo del mismo había una escoba.
— ¿Qué?
— Sirius me contacto, me pregunto que querías o que sería bueno que te diera para tú cumpleaños, le dije que tu escoba fue destruida, aunque eso ya lo sabía, ya que siempre miraba los partidos de Quidditch cuando estaba aquí, y sacó su dinero de su bóveda de Gringotts y te compró esta escoba.
— Wow, esto es demasiado...— Dijo Harry. Quería tocar la escoba, pero sentía que no debía aceptarla, ¿Qué tal si Sirius había gastado todo su dinero en la escoba?
— Tranquilo, Sirius heredo todo el dinero de su familia, tiene incluso más dinero del que tus padres te dejaron, incluso había dejado una bóveda en Gringotts para ti Harry, en donde los dos teníamos un fondo en común. Anda, ve a probarla, es de última generación.
Harry tomo la escoba bajo la mirada de sus amigos y salió corriendo al patio de la escuela, seguido por Ron, Hermione, su tía y otros amigos de su casa, se subió a la escoba y voló sobre ella. El rostro de felicidad de Harry nunca se borraría de la mente de su tía. Le hubiera gustado tener una cámara para poder captar el momento y mandarle un foto a Sirius, pero lamentablemente no la tenia.
Eleanor se había enterado, por medio de cartas que se mandaba con Sirius, de que se estaría quedando en su hogar en Grimmauld Place, el hogar de sus padres. La profesora de vuelo sabía que no era mucho del agrado de Sirius quedarse en ese lugar donde tanto había sufrido, pero no le quedaba de otra. Eleanor se encargaba de llevarle, junto a Remus, comida para que pudiera subsistir, ya que seguia siendo un profugudo del ministerio.
— ¿Y Harry? — Pregunto Sirius a Eleanor mientras le dejaba una taza de té en la mesa de la cocina y se sentaba delante de ella. El cabello de ella estaba suelto, atado detras con un broche.
— Fue con los Weasley al Campeonato Mundial de Quidditch. — Respondió Eleanor para luego dare un sorbo al té.
— Gracias por venir, eres la segunda persona que me hace compañia, después de todo sigo el peligroso asesino Sirius Black. — Sirius miro con una sonrisa a Eleanor, la cual no fue devuelta y eso hizo a Sirius asustarse, ¿Qué tal si el amor que tenían había desaparecido con los años?
— No tienes que agradecerme, después de todo, lo dicho de ti es una mentira y mi hermano no hubiera querido que te dejara solo, me habría molestado mucho con que viniera. — Eleanor tenía en claro que el amor que tenía por Sirius no había desaparecido.
— Y dime, ¿Conociste a alguien más?
— Pues, tuve muchos pretendientes, pero ninguno llego a algo más. Me prometí que nunca más dejaría que el amor me dañara. Ahora dime tu, Sirius Black, ¿Había presas lindas en Azkaban?
— Ninguna tan linda como tu, Eleanor. Ninguna tenía tus ojos, tus labios, ese bello cabello, tu inteligencia, tus hermosas piernas.-
— Sirius se detuvo debido a un fuerte golpe en sus piernas.
— Mas vale termines ahí, Black. — Sirius con una sonrisa dejo de hablar y tomo un poco de su té.
El tiempo paso bajo un silencio, el té se termino y la visita matutina de Eleanor también. Sirius la acompaño hasta la puerta, claro que se escondería cuando esta se abriera para que Potter saliera.
— Sabes, Eleanor, nunca abandonaste mi mente, hice todo lo que pude para que los dementores no absorvieran mis recuerdos sobre ti. Quiero volver a lo que teníamos o conseguir algo mejor. Permíteme volver a enamorarte, permíteme ser el único a quien llames amor, a quien dejes entrar de nuevo en ese corazón. — Sirius tomo las manos de Eleanor y dejo un beso en su mejilla.
— Nos vemos, Sirius. — Eleanor con el rostro serio, separo sus manos de las de Black, abrió la puerta y salió del lugar sin mirar atras, dejando a Sirius consternado. Camino por las calles Muggles hasta llegar a un transportados. En su rostro se asomo una pequeña sonrisa, claro que quería volver a estar con Sirius, pero este debería escoger bien sus decisiones.
Hubo un incidente en el Campeonato de Quidditch, los mortifagos habían aparecido y prendido todo fuego, y la marca tenebrosa había aparecido.
Eleanor estaba que la llevaban los demonios, estaba enojada, triste, desesperada. Ella creía que estaba sola en su hogar, en donde ella y Harry vivían, pero no sabía que ciertos amigos de su hermano y su sobrino estaban llegando a la casa. Gritaba y lloraba desconsoladamente, mientras todo lo que estaba cerca de ella era destruido por hechizos o porque lo tiraba al suelo. Remus, Sirius y Harry miraban la escena, no sabía que hacer, tampoco sabían porque estaba en ese estado.
— Dios, ¿Por qué siempre destruye todo lo que amo, James?— Eleanor se detuvo en la ventaba que estaba detrás de su escritorio y miro al cielo, como si esperara alguna respuesta de su hermano.
Con un hechizo acomodo todo como estaba antes y todo lo que rompió volvió a la normalidad, a como estaban antes de que los rompiera. Limpió sus lagrimas y la seriedad en su rostro volvió. Se dió la vuelta para ir hacía la cocina, ya que quería prepararse un té y vio a aquellas personas que tanto quería en el marco de la puerta, los tres tenían plasmado en su rostro preocupación, seguramente habían visto toda la escena de su arrebato de ira.
— Oh, ¿Llegaron hace mucho? Vengan, les ofreceré un poco de té.— Eleanor paso entre los tres y se dirigió a la cocina. Entre los hombres se miraron, y estaban asustados, más que nada por el cambio tan drastico de humor.
— Tengo té y café, ¿Qué quieren?— Pregunto la pelinegra.
— Yo estoy bien con té. — Dijo Sirius, y los otros dos también eligieron té.
— Dime Harry, ¿Estás bien? ¿Los Mortifagos te han hecho algo?— Pregunto Eleanor a su sobrino.
— No, tía, estoy bien. Vi a un hombre, en el campo, pero luego desapareció.— Los adultos se miraron con el ceño fruncido.
— ¿Pudiste verle el rostro, Harry?— Pregunto Remus.
— No, no pude reconocerlo...— Dijo decaído.
— Bueno, no pasa nada, Harry. Lo que importa es que estas bien.— Dijo Sirius intentando animar su ahijado.— ¿No, Eleanor?
— Si, eso es lo que importa. Este año debo cuidarte mucho, Harry. ¿Crees que puedas hacerme caso por lo menos este año?— Sirius y Remus soltaron una pequeña risa, mientras que Harry se ruborizaba por la vergüenza.
— Si, tía.
— Mejor, si no me obedeces este año, le quitare puntos a Gryffindor.
— ¡Oye! Eso es chantaje.— Dijo Sirius.
— No importa si es chantaje o no, Black.— Eleanor le dio una severa mirada al Gryffindor, quien como un perro con la cola entre las patas bajo el rostro.
— Bien. Aquí tienen sus tés. Recuerda Harry, este año nada de travesuras, nada de recorrer el castillo por la noche.— Harry miro con una sonrisa timida a su tía, quien se la devolvió, y en ese momento Black sintió que moría y revivía al ver la bella sonrisa de Eleanor.
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