Terminada la practica y sin una sola palabra por parte de Oikawa, Kageyama decide regresar a casa sin ver hacia atrás, dando oportunidad a Hinata para despedirse de los amigos de forma rápida para seguirlo.

Kageyama camina despacio, con mucha tranquilidad, la noche estaba plagada de estrellas y eso le daba un poco de paz.

¿Debía seguir a las estrellas para encontrar su camino real? Porque luego de su ruptura comenzaba a desmoronarse el camino que había dibujado en su mente.

No tenía donde caminar.

-¡Kageyama!- la voz de Hinata lo saca de sus pensamientos.

El chico brillaba rodeado por esa enorme oscuridad. Era un sol perdido en la inmensa eternidad del universo.

¿Y si el camino que debía seguir no era un piso firme hasta la luna, sino que una ruta temblorosa a través de las estrellas para llegar al sol?