Enfermería
Y pasó el resto de su tarde inconsciente metido en esa lúgubre enfermería, donde descubrieron la enorme depresión del pequeño sol muerto.
—No come bien— puede escuchar a las voces conversar, pero no comprende quién es el interlocutor.
—Lleva días así. Siempre está pálido y no tiene la fuerza de antes.
Callense, pensaba, hagan silencio de una vez.
Una hora después saldría a descubrir que el equipo lo esperaba para marcharse juntos.
—Te acompaño— se ofrece Sugawara.
—No es necesario, pero gracias— Hinata ignora a los demás para marcharse con la cabeza baja.
El equipo, en silencio, comparte miradas.
—A él sí que le gustaba Kageyama.
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