08
Jimin se comportaba extraño y se encontraba con un bajo estado de ánimo que preocupaba mucho a su mejor amigo, Taehyung. Hace tres días había llegó a su casa con la excusa de que lo extrañaba y quería visitarlo.
No traía ropa extra, solo la que llevaba puesta y un suéter gris que le quedaba algo grande para su talla normal. Pero su escaso sentido del olfato, por ser beta, le hizo pensar que era de otra persona. Si el castaño estaba saliendo con alguien, Taehyung habría sido el primero en enterarse.
Pero no era así, Jimin solo se sentó en su sofá con unas lágrimas ya secas en su rostro. El peliazul hizo todo lo posible por animarlo a contarle lo que le había pasado. El mayor así lo hizo, volviendo a llorar mientras lo hacía. Su lobo interior se veía aún más afectado ante la falta del alfa.
–Minnie.
Trató de despertarlo moviendo su cuerpo. Poco a poco sus ojos se abrieron acostumbrándose a la luz de la lámpara de noche. Dormía tranquilo por ahora, con unas pastillas para dormir, pero sabía que eso no podía ayudarlo por siempre.
–¿Hyungnie?
–No quería despertarte. –acomodó su cabello desarreglado –Pero ya tengo que irme a trabajar, dejé la cena en el microondas y –
–Tae, llévame contigo.
El menor abrió ligeramente su boca. Jimin talló sus ojos acomodándose sobre el sofá.
–Ese no es un lugar para ti, Jimin.
–¿Que tiene de malo?
–Alfas expulsando feromonas cerca de ti, por eso los meseros somos betas. –explicó levantándose del suelo.
–Puedo quedarme en el camerino de las bailarinas –intentó convencerlo.
–¿Que harías ahí? Solo te expondrías sin razón.
–Tengo miedo de estar solo –bajó su mirada –Quiero estar con Yoongi hyung y Jungkook hyung –el rostro sereno y tranquilo del rubio llegó a su mente como el último recuerdo que tendría de él.
–Entonces vuelve a tu departamento, necesitas hablar con ese alfa porque se nota que lo extrañas mucho.
–Pero me lastimó. –su labio inferior temblando ante el recuerdo –Y ahora lo único que me queda de él es este suéter. –inhaló su aroma a café exquisito para su lobo –Me lastimó de una manera bonita supongo.
–Creo que el solo quiso protegerte, Minnie
–Sonará tonto, pero no eres un omega para entenderlo. –lagrimas gruesas cayendo por sus mejillas.
Su lobo aulló sintiéndose aún más triste que estos días en su casa. Taehyung no sabía que hacer para que dejara de sentirse así, Jimin había apagado su celular diciendo que no quería ser molestado. Incluso el peliazul había recibido diez llamadas de Namjoon preguntando por él y la razón de su desaparición.
–Esta bien, solo si me prometes que mañana hablaras con ese alfa.
–Hyungnie no.
–Puedo imaginar a tu lobo triste, además, se que siendo beta no puedo entenderte y no podría ayudarte a buscar mejores formas de solucionar esto que una conversación.
–Lo extraño pero no quiero verlo aún. –cubrió su rostro avergonzado y con temor.
Taehyung tampoco quería ver al alfa que había causado tanto dolor en su pequeño y hermoso mejor amigo, porque solo pasaba por su cabeza golpearlo, aún si este contara con una fuerza mayor que la de él. Jimin era una bolita de ternura y cuando se lo proponía podía hacer flaquear a cualquiera con tal de conseguir lo que quiere.
Pero, ¿que es lo que realmente quiere de un alfa que no parece tener interés en él?
–Eres Jimin, ¿cierto?
–Aigoo, pero si eres mucho más bonito de lo que he escuchado.
–Chicas, basta.
Ya se encontraban en el club donde trabajaba el menor. Al principio todos dejaron su atención en el chico con aroma dulce entrando junto al beta, pero nada pasó a mayores para suerte de Taehyung. Por ahora lo dejaría con las bailarinas que se alistaban para el primer show de la noche.
–Sí, Park Jimin –se presentó el castaño con ternura nata.
Todas exclamaron un sonido de ternura al escuchar su dulce voz. Taehyung no se apartaba de él actuando como un hermano protector y dejó que se sentará sobre un pequeño sofá. Jimin observaba todos los vestuarios con gran asombro.
–¿Te sientes bien aquí?
–¿Chicas pueden cuidarlo por hoy? Natalie tu eres la primera junto a Mai, así que las demás pueden quedarse aquí junto a él.
–¿Por qué el vino contigo? Acaso...
–Es mi mejor amigo –dejó en claro para las demás que lo observaban un poco confundidas, el castaño asintió dándole toda la razón. Caminó hasta la puerta dispuesto a salir –Ha tenido unos problemas y por ahora debo cuidar de él.
–Entendemos –habló una chica pelirroja terminando de ponerse su falda corta de cuero.
El menor salió de los camerinos antes de que sospecharan algo o se creara algún malentendido. Al estar solas junto al omega lo rodearon como animales acechando a una presa. Jimin se removió incómodo por la atención enorme que caía sobre él.
–Tienes un cuerpo muy bonito.
–Chicas, tengo una idea.
–Tus ideas no siempre son buenas, Sun –exclamó una omega alta y elegante.
–Cállense y escuchen –las demás hicieron caso –¿Que tipo de cosas de aquí te gustan, Jimin?
El menor paseó su mirada entre todas las chicas que lo observaban con tanta curiosidad. Le gustaba todo tipo de cosas, desde atuendos grandes que le dieran comodidad a su cuerpo hasta pequeños accesorios como pendientes de plata o anillos. Señaló con seguridad una falda de cuadros azules.
–¿Eres un femboy? –inquirió la pelirroja.
–No, pero siempre me llaman la atención cuando las mujeres las usan –se levantó del sofá y tanteó con sus dedos la tela, suave –Porque a ustedes se les ve mejor.
–¿Pero que dices, niño? –la omega que parecía ser la más extrovertida del grupo llegó a su lado, le ofreció con un gesto gentil para que la tomara –La ropa no tiene género.
–Puedes ponértelo y nosotras te daremos una opinión –el menor se vio asustado ante esa oferta, porque pensó que lo juzgarían si le quedaba mal –Esta bien, no seremos rudas, sabemos que tampoco todo nos queda bien.
–Eres un muchacho tan lindo –se acercó la chica de nombre Sun apretando sus mejillas sin tanta fuerza –Si esto te hará olvidar tus problemas por un rato... hagámoslo.
El castaño sonrió con tanta sinceridad en días. Si bien su corazón aún se sentía roto, su lobo interior se animó un poco ante la idea de intentar algo nuevo. Lo haría por hoy, nada perdería.
–Hyung, la cena está lista.
–No comeré.
Primer día sin saber nada del omega castaño.
–Hyung, saldré con Seok hyung –avisó el menor mientras terminaba de peinar su cabello frente al espejo.
–Bien.
Segundo día y el omega no daba señales de vida comenzando a preocuparlo.
–Hyung, despierta.
El alfa abrió sus ojos, su frente cubierta de sudor mientras su cuerpo temblaba sin razón. El menor tenía sus manos sobre su pecho, pudo escuchar al aullido lastimero del lobo alfa, habían vuelto esas pesadillas. Jungkook se sintió mal de solo pensar cuanto luchaba Yoongi por su pasado y por querer olvidarlo.
Otro día más comenzaba a empeorar las cosas
Sus ojeras marcadas dejando ver su falta de sueño. Se levantó de la cama siendo seguido por el omega pelinegro quien no paraba de hacerle preguntas sobre su estado de salud y ánimo. Por los suelos, así como él mismo se sentía si daba un paso más sin nada en su estómago más que agua.
–¡Hyung!
El omega fue lo suficientemente rápido como para atrapar en sus brazos el cuerpo débil frente a él. Yoongi cerró sus ojos y dió un suspiro largo.
–¿Qué? No, ¡hyung no te desmayes!
–Tonto, –habló con voz apagada –solo estoy descansando –Jungkook rió sintiéndose de verdad tonto como se lo había dicho y lo ayudó a ponerse de pie.
–Hyung.
–Esto es culpa de este lobo que llevó dentro –le interrumpió golpeando su pecho –Sí, eres un tonto por dejarte llevar por un rostro lleno de inocencia y pureza –Dió vueltas molesto por las palabras del mayor sabiendo perfectamente que no solo el lo extrañaba.
Eso es, sigue mintiendo copia barata de alfa.
–No creo que todo sea culpa de su lobo –el pelinegro siguió caminando hasta la cocina mientras negaba con la cabeza. Quería gritarle en su cara que lo aceptará de una vez por todas, que de sus labios saliera la frase "te extraño Jimin, vuelve"
–¿Vas a preparar café? Mañana tenemos que trabajar.
–Es sábado, tonto hyung.
El mayor frunció su ceño. Estaba tan ausente de su alrededor y de lo que pasaba, si hoy era sábado en lo único que podía pensar era en la presencia de Jimin en su departamento compartiendo el desayuno con ambos.
Me queda claro que no lo extrañas, para nada.
Ahí estaba su lobo, molestando por segunda vez. Siempre era callado, pero hoy quiso revelarse contra él. Lo ignoró sentándose en una de las sillas de la cocina. Descansó su cabeza en sus brazos cruzados sobre la mesa.
–¿No conoces a algún amigo de él?
–Me comentó una vez sobre uno de sus mejores amigos, Namjoon, un alfa si no me equivoco.
Jungkook supo que había hablado más de la cuenta cuando vio a su rommie apretar su mandíbula molesto por recordar que el no era el único alfa en su vida. Pero debía reconocerlo, debía aprender a dejar de ser tan dominante sobre sus amigos o... ¿el omega bonito que había robado su corazón?
–¿Que es esa sonrisa? –su voz grave asustando al pelinegro –Estas pensando algo estúpido, lo deduzco.
–¿Debería decírtelo? Me parece que no –masajeó su barbilla en una expresión de duda –Si el alfa Min no pretende decirme lo que él piensa también.
–Para que te lo digo si ya lo sabes.
–Lo único que sé y de lo que estoy completamente seguro –se acercó con rapidez hasta él casi invadiendo su espacio –que lo extrañas mucho y que estás ansioso por saber dónde se encuentra y correr a traerlo.
–Exageras, solo quiero saber si está bien –desvió su mirada obligándose a creer esas palabras que acababa de inventar. Jungkook tenía la razón, pero dársela haría que lo molestará por días y días sin cansarse. Y su humor no era el mejor como para aguantar a un tonto niño que no entendía nada del amor.
–El café está listo –anuncio yendo a preparar dos tazas, una con azúcar pará él.
El tono de llamada de su celular, una vieja y fea canción para Jungkook, se escuchó a lo lejos. Yoongi se levantó con pereza y caminó hasta su habitación. Eran las doce de la madrugada, quien podría ser. Leyó en la pantalla un número sin registrar, aún así contestó.
–¿Sí?
Una voz desconocida, caminó de nuevo hacia la cocina. Jungkook lo observó esperandolo en la mesa.
–Sí, soy yo –volvió a hablar –¿Uh? ¿Un club? ¿Que hace él ahí? –su actitud repentina alarmó al menor –¿A mí? Pero él no es... mi omega –susurró esto último –Esta bien, envíeme la dirección y voy enseguida.
–¿Quién era? –preguntó el pelinegro cuando la llamada finalizó.
–Ya sé en donde está Jimin.
VCM🍬
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