Capítulo 4

🌷

Yo sabía que me ibas a doler.

Es simple. Ya era algo premeditado. Aún así, no quise dejar nada para después y me lancé como ladrillo inservible en picada desde el punto más alto de la construcción. Yo siempre teniendo las mejores ideas.

Es que ya había aprendido a amarte, a dejarte ir y a permancer contigo mientras tú quisieras estar. Te amaba por lo que eras, podría ser esa la razón principal del porqué me dolió tanto tu partida. Y yo pensaba «Dios mío, ¿qué me habrá hecho esta mujer que ahora me convierto en todo aquello que ella espera de mí?». Tú sabes la respuesta, ahora que lo lees. Sabes perfectamente que soy capaz de evolucionar, de mejorar, de dar lo mejor de mí y de crecer como persona. Que si yo así lo quisiera, mañana me despierto y me como el mundo. Quizás por eso te enamoraste de mí, ¿será? Pudiste ver más allá de alguien estancado y vislumbraste el potencial que hay dentro de mí. Y a tintas medias, lo viste, únicamente que jamás lo notaste.

No has estado a la par de cualquiera de ellas, para saber la tremenda pesadilla que podría haber formado en tu vida si me hubiese asqueado de ti. Es por eso que ni siquiera puedo compararte (¿y por qué lo haría?) porque has tenido la parte más hermosa de mi corazón y de mi alma. Usted, señorita, se ha llevado la mejor porción de pastel... y ya no hay pastel. Quizás eso es lo que te debería doler, si te dolió algo. Que dejaste escapar la parte más bonita de un hombre que solo quería mejorar para y por ti.

Pero seamos sinceros: no te importa, corazón.

Te importó más todo el tiempo sentirte culpable. Que sí, sabías que me hacías daño pero no te dolía eso, sino el sentimiento de culpa. No soportas cargar el peso de saber que has hecho algo malo. Te remuerde mucho la conciencia a tal punto, hoy en día, que te duele más la carga que el crimen.

Interesante.

Y yo aquí, que he descubierto que quería hacerlo por ti, hacerlo juntos, hacerlo bien. Pero que tenía que conformarme con llorar cuando ya las palabras amables no eran suficientes y que tú, acostumbrada por tanto tiempo a malditos idiotas que te chantajeaban o te tenían comiendo de su mano, pensando que yo era otro de ellos. Me dolía, sí, saber que en ratos pensabas que yo era otro más y que solo te manipulaba con mis lágrimas. Me dolía, sí, sacar hasta la médula de mis emociones y saber que me estaba consumiendo y tú sin poder contener ese carácter tan duro que te manejas. Me dolía, bien, pero me dolía más no ser tan perfecto y que te enojaras incluso en algunas ocasiones, por tonterías, soportarte las consecuencias y mis consecuencias fueran también estar con el estómago vacío por días.

Y fue lunes también una de esas, y para viernes había bajado 10 libras de peso. Supongo que tengo que agradecerte. Gracias :)

Y créeme, podría pasar la noche entera escribiendo todas las desgracias que viví a tu lado, pero entonces fracasaría, porque te escribo esto a las nueve y sé que a la una menos cuarto estaría llorando, recordando también los momentos hermosos que me dejaste y con coraje, porque sé que así en esta vida, en miles, me es imposible odiarte. Así me saque los pulmones y te los entregue vacíos, no podría odiar al amor de mi vida.

Sí, mi amor, ¿es que no te enteraste aún? Siempre lo has sido. Que ya te fuiste, pero vaya forma de quedarte...

Me bebo un café y pienso que, aparte de seguirme obligando a tomar esta porquería de bebida, te veías hermosa ahora que estabas esperando en la parada de autobús. Y que pienso que aún con todo, esa es mi forma de cuidarte, de cumplir mi promesa. Y mi rutina sigue igual, aunque de lejos, solo espero que llegues bien y me largo. Que en algún momento te veré llendo a casa de otra mano y entonces me largaré por completo.

Pero tú, tú nunca te vas a largar de mi habitación y de mis letras.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top