𝙋𝙧𝙤𝙡𝙤𝙜𝙪𝙚

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La noche estaba fría. Mao estaba, como de costumbre, siendo regañada por Sae. Era en ese entonces todavía muy pequeña, apenas una niña de unos cinco años de edad. Ya estaba acostumbrada a que su hermano mayor la regañara, pero de igual manera la tenía algo cansada. Siempre le daba el mismo sermón diciendo cosas que había repetido ya al menos unas cien veces, pero parecía no serle suficiente, y cuando señalaba aquello le argumentaba un "si me hicieras caso, no lo tendría que seguir diciendo". Pero no, Mao no quería hacer caso; no sobre este asunto.

— ¿Por qué no? — preguntó, por décima vez ya, haciendo a Sae rodar los ojos. Ya se estaba hartando de tener que decirlo de nuevo.

— Porque lo digo yo. Ya deja de insistir con eso. — la tomó en sus brazos por un momento. Era pequeña, más de lo que debería para su edad; no le fue difícil cargarla y ponerla en una silla del comedor de su casa, donde estaban discutiendo. — ¿Vas a cenar?

— ¡No me cambies el tema! ¡Todavía no termino de hablar!

— Yo sí. ¿Vas a cenar?

— Deja de hacer eso... hablo en serio.

— Yo también.

— ¿Pero por qué no?

— Ya no sé cuántas veces te lo he dicho. No puedes jugar al fútbol conmigo ni con Rin. No estás hecha para eso.

— ¡Mentira! — reclamó, casi cayéndose de la silla cuando al moverse ligeramente hacia adelante. Sae la tuvo que atrapar para que no se cayera.

— Verdad. — quitó sus manos una vez volvió a asegurarse de que ella estuviera bien, y cruzó los brazos ya previendo que seguiría quejándose, y habló antes de que ella pudiera hacerlo. — Mao, no puedes y ya está. No naciste para eso; no es tan difícil de entender.

— ¡Pero-

No. Ya no lo voy a repetir. No tiene caso que digas que es mentira; así naciste. No eres como yo o como Rin; no puedes hacer lo mismo que nosotros. Prefiero que te busques otro pasatiempo.

— No quiero buscarme otro pasatiempo. ¡Es injusto! ¿No lo ves? Ustedes dos juegan juntos todo el tiempo y yo me quedo sola. ¿Está tan mal que quiera formar parte de eso también?

—...No, ese no es el punto. El punto es que tú, Mao, a diferencia de mí y de Rin, naciste débil. Y no lo digo como insulto; es un hecho. Un hecho médico. No puedes jugar lo quieras o no; te vas a lastimar. — y ahí empezaba el berrinche de Mao. Después de escuchar eso cruzó los brazos lo trató de mirar con los ojos más serios que pudiera, pero por desgracia, la pequeña era... bueno, muy pequeña como para llegar a generar una pizca de miedo. — Hay que buscarte otro pasatiempo. Puedes hacer lo que quieras, excepto eso.

— ¡No quiero hacer nada más!

— Entonces no hagas nada y quédate encerrada todo el día.

— ¡Sólo déjame jugar!

— No. Es la decisión final y no va a cambiar. ¿Por qué estás decidida a que quieras eso o nada? — había escuchado que mientras más le prohíbes algo a alguien, más lo iba a querer, pero ya se estaba volviendo ridículo. — Vas a salir herida si intentas jugar. Estás muy pequeña, te vas a caer con facilidad y si te lastimas te va a doler más. Eso sin contar que no puedes ni correr 100 metros sin cansarte. Ten un sueño realista por favor. Si quieres practicar un deporte, te podemos inscribir en danza; es menos arriesgado y será mejor para ti que el fútbol.

— No quiero practicar danza.

— Entonces no hagas nada. Ya no sé qué hacer contigo.

— ¡Déjame jugar! — efectivamente, Sae ya estaba llegando a los límites de su paciencia.

— ¿Tienes idea lo serias que pueden ser las lesiones en el fútbol? ¿Qué vas a hacer si te rompes un hueso o te da una contusión?

— Estás pensando solo en lo peor que me puede pasar.

— Prefiero eso a que luego te lastimes por dejarte jugar sin pensar en las consecuencias. — pausó. El mensaje seguía sin estar llegando a ella. No importaba cuántas veces lo dijera, seguía decidida a que quería jugar sí o sí. — Sabes que lo digo porque sé qué es lo mejor para ti.

Eso decía, pero a Mao no le gustaba nada lo que estaba escuchando. Ella era más que consciente de que nació débil, pero eso no era razón para que no pudiera aunque sea intentar. A lo mejor Sae solamente la estaba sobreprotegiendo, o eso quería creer ella. Lo único que sabía con certeza es que quería jugar sí o sí. No importaba si ahora no podía ser buena; ella solo quería jugar igual que sus hermanos mayores.

Mao era, por decir poco, diferente a ellos, eso era verdad, pero no por su apariencia ni su actitud. Nació en circunstancias... especiales, sin duda. Fue pequeña para edad gestional, al nacer tenía el pecho hundido, nació sin cardias y con un puñado de alergias, además de ser pre-asmática. Sae estuvo en el hospital cuando a sus padres les avisaron aquello, y una entre tantas recomendaciones que le hicieron a sus padres fue: "De preferencia, que no practique ningún deporte muy pesado". El fútbol, a su juicio, en definitiva entraba en esa categoría, y por lo tanto se negaba a dejar a Mao jugar. Sabía que no podía; ella no tenía la confianza física para algo como eso. No era por insultarla; solamente buscaba lo mejor para ella como hermano mayor.

Aún así, a ella le molestaba. Quería poder jugar también y no se iba a rendir hasta escuchar un "sí", sin importar cuántas veces tuviera que pedirlo. Iba a jugar aunque sea lo último que hiciera en su vida.

Por desgracia, para hacerlo necesitaba permiso porque ella no tenía un balón propio.

Pero por fortuna, tenía más de un hermano para pedirle permiso. Y estaba segura de que Rin estaría más abierto que Sae a dejarla jugar.

— ¿Él dijo eso? — Mao asistió a la pregunta del mayor luego de haberle relatado todo lo que pasó la noche anterior cuando Sae se volvió a negar a dejarla jugar fútbol. Rin pareció pensarlo. Se detuvo y miró hacia arriba mientras trataba de encontrar una respuesta, y en realidad no le llevó mucho tiempo. — Bueno, por mí no hay problema. No pasa nada que juegues conmigo; de hecho es mejor. Así me puedo asegurar de que no pase nada.

— Pero no le digas a Sae que te pregunté; se va a enojar.

— Tranquila, no se va a dar cuenta. Pero no voy a jugar contigo como lo hago con Sae; tengo que jugar con más cuidado contigo porque si te pasa algo definitivamente lo va a notar y entonces se va a enojar con los dos.

— ¡Me basta!

De esa manera fue que Mao logró por fin jugar el deporte. A escondidas y con mucho cuidado, sí, pero ya lo tomaba como una victoria. Siempre y cuando tuviera la libertad de hacer lo que quisiera, le daba igual; y en realidad Rin todo lo que hacía era más que nada vigilar que no se cayera — cosa que que sí pasaba a veces, porque Mao era tan pequeña que el balón era como de la mitad de su tamaño —. Rin también jugaba de manera muy tranquila con su hermana, pues sabía lo delicada que era; y lo delicado que era Sae que si llegaba a ver a la menor con un rasguño se iba a enojar con él.

A pesar de todo, no era difícil jugar con Mao. Bueno, estaba pequeña; no sabía prácticamente nada. Sin embargo, verla divertirse y tener pequeñas victorias era de cierta manera satisfactorio. Rin tampoco era un experto jugando en ese momento; apenas jugaba con Sae, que le ensañaba lo que sabía para que pudiera mejorar. Y en cierto sentido, sentía que estaba haciendo él lo mismo con la menor. Le estaba enseñando y jugaba con ella, cosa que la hacía feliz, y para él era más que suficiente; incluso si Mao se caía porque el balón la golpeaba. Era casi adorable; tenía tan pequeña estatura que al caer prácticamente quedaba abrazando el balón.

Y aún así, la veía esforzarse mucho. Era también admirable la cantidad de esfuerzo que le ponía, a pesar de que al final seguía siendo bastante mala jugando por ser tan diminuta... pero eso no quería decir que no hiciera una o dos cosas bien.

— Wow... para ser tan pequeña, tienes una patada fuerte. — se rió, admirando casi con asombro la patada que vio a su hermana dar al balón. Revolvió su cabello, sonriéndole, y notó lo mucho que pareció significar ese cumplido para ella. Lucía genuinamente feliz de que su hermano pensara que algo podía hacer bien; que no era completamente incompetente. Y por eso, decidió darle otro cumplido. — Ni siquiera sabes mucho sobre el deporte en sí además de que Sae y yo lo jugamos, pero aprendiste rápido y la patada que diste fue bastante buena. Estoy orgulloso.

— ¡Gracias! — sonrió la menor, casi saltando de alegría. — ¡Otra vez!

— ¿Otra vez? ¿Quieres darle otra patada al balón?

— ¡Sí! ¡Esta vez lo haré volar con más fuerza!

— No te esfuerces tanto; te vas a lastimar. Recuerda que estamos jugando de manera casual.

— Ya sé, ya sé.

En ese momento, nada de eso importaba. Con solo sabe que había logrado su objetivo de jugar era suficiente, y lo disfrutaba muchísimo. Sabía que estaba mal desobedecer de manera tan directa lo que le dijo Sae, pero si estaba segura y la hacía feliz, ¿qué daño realmente estaba haciendo?

¿Qué tanto daño podría hacer esa pequeña decisión?

⚽️ Visuales temporales porque los saqué a las prisas 😭😭

Ojalá tuviera para darles una imagen de Mao pero no sé dibujar 😔 a veces las hago en picrew pero esta vez no encontré.

Eh... bueno, en fin, cosas para decir. Les puedo describir su apariencia entonces les diré que Mao físicamente se parece más a Rin, cuando está más pequeña, ya de grande se parece un poco más a Sae porque se tiñó el cabello. Aunque solo las puntas :P

Hablando de Mao de grande, su personalidad es muy, muy, muy diferente a como la mostré aquí en el prólogo 😭🙏 Eso se debe a que esto del prólogo sucede cuando estos tres están chiquitos. Desde antes de que Sae se fuera a España incluso. En otras palabras de aquí al presente hubo cantidades agigantadas de desarrollo de personaje que ya luego voy a desenvolver.

Advertencia pequeña de que la autora no está al día con el manga. Una disculpa gente lo sé, pero literal recién empecé el anime (voy a mitad de la temporada). Lo cual si soy sincera no lo hace mejor JAJSQJAJ

A los que me siguen de otras historias, especialmente de la historia de Tokyo Revengers que tiene una temática parecida a esta, solo por si acaso aseguro que esta protagonista (Mao) no va a ser como esa (Mika); solo por si las dudas de que anden traumados con Mika. El hate a Mika es universal, pero les juro que Mao es cosa distinta 🙏

"¿El nombre es referencia a Maomao de los diarios de la boticaria?" Preguntas que nadie hizo. Pero por si acaso, no. Le puse Mao por tres razones; primero porque significa "verdadero", segundo porque es un nombre que perfectamente puede ser interpretado tanto de manera femenina como masculina, y tercero porque sentí que tenía sentido que tuvieran los tres nombres con tres letras xd. Sae, Rin y Mao. No sé, sonó bien en mi cabeza.

La historia esta es básicamente la protagonista y lo que dios quiera. Ya luego tendré que decidir con quién se va a quedar pero meh. Por si acaso una lista de personajes que pienso incluir entre sus intereses amorosos

- Isagi
- Chigiri
- Bachira
- Reo
- Nagi
- Kaiser
- Kunigami
- Ness

Y yo creo que ya bro. No se me ocurre quién más.

Probablemente entre mañana y pasado publique el primer capítulo. Ojalá les guste la historia (porfa les juro que trabajé en esto un montón)

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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