07

⋆。‧˚ʚ♡ɞ˚‧。⋆

Luego de que Mao haya logrado anotar el primer gol, el orden pudo establecerse de nuevo... un poco. La verdad, sus compañeros incompetentes — a excepción de un par — seguían insistiendo en quitar el balón a quien lo tuviera para ser el mejor goleador, y en consecuencia, no fue difícil para Barou anotar goles en su contra de igual manera.

— Esto no va nada bien... — Isagi mencionó, observando como el marcador estaba 7-5 a favor del equipo X. Gracias a Mao pudieron mantenerse más o menos cerca, pero no era como que les quedara demasiado tiempo. Es decir, la derrota estaba prácticamente asegurada con solo tres minutos restantes en el reloj. Incluso si fueran a anotar de nuevo, no sería suficiente ni para un empate.

— No hay mucho más que podamos hacer excepto continuar. Pero tres minutos... definitivamente no son suficiente. — Mao continuó. — Aunque no es imposible, en el estado actual del campo, no lo veo sucediendo.

— Sí... solo para empatar habría que anotar dos veces más, y para ganar habría que hacerlo una vez por cada minuto... incluso para ti, es demasiado. — y tampoco era la idea poner todo el peso del juego en Mao como los del equipo X estaban haciendo con Barou. —...¿Qué piensas? — optó por pedir su opinión, ya que por algún motivo era mejor para mantener la cabeza fría.

— No nos queda más que buscar anotar de nuevo y ya.

— Eso pensé...

— ¡Pero no se vean tan desanimados, ustedes! — la voz alegre de Bachira los interrumpió. — Piensen en que podemos hacer un gol otra vez. Si lo hacemos todos juntos, podemos, Maomao ya lo hizo tres veces sola.

— Sí, lo haría... pero en este momento, mi corazonada sobre Isagi comienza a tener sentido.

— ¿Ah? ¿Eso qué significa?

— Isagi debería hacerlo. Creo que él puede.

— ¿Crees... que yo puedo? — se quedó en silencio por un par de segundos, como analizando el hecho de que Mao, esta persona tan talentosa que había visto los últimos días, quien confió en él desde un principio, le seguía dando oportunidades a pesar de fácilmente poder hacer las cosas sola. Era un tipo diferente de motivación que en verdad le hacía creer sus palabras.

— Es cierto que podría yo sola, pero... hazlo tú. Esta vez, me voy a contener.

— Bueno... si estás segura.

— Sí, lo estoy. — asintió con la cabeza igualmente, como asegurándole de nuevo que hablaba en serio. Bachira y yo estaremos cerca, podemos distraer a tanta gente como sea posible, pero fuera de eso sé libre de hacer lo que quieras.

Sin decir más, Isagi soltó un suspiro antes de ponerse en posición. Podía ver a Bachira y Mao a una distancia no tan lejana, y aunque normalmente eso lo habría hecho sentir mejor, esta vez había algo diferente. Dentro de su corazón, había una parte de él diciéndole que no les pidiera ayuda, que podía hacerlo él solo igual que Mao; quería demostrar que podía y demostrar que era digno de estar parado en el mismo campo con gente como ella, que estaban tan por encima de él. Incluso si dudaron de la elección de la muchacha de ponerlo de delantero principal o si no estaba en la misma condición física que todos los demás, él tenía que seguir luchando; había una razón por la cual estaba allí y él necesitaba demostrarla.

Una vez comenzaron a correr los tres, aprovechando que la atención estaba centrada más que nada en Mao y Barou, Bachira e Isagi corrieron en la dirección contraria posicionándose con agilidad teniendo al azabache de frente. Mao, en vez de continuar por si misma como lo hubiera hecho normalmente, esta vez le hizo un pase a Meguru, quien respectivamente le hizo uno a Isagi. Teniendo la oportunidad ahí mismo, corrió como si su vida dependiera de ello en dirección a la portería del enemigo hasta que un Barou muy enojado se puso frente a él sin desperdiciar ni un segundo. Isagi entonces tuvo que tomar una decisión.

Detrás de él, Raichi y Kunigami se acercaban a paso veloz, ambos gritando para que el balón les fuera pasado. El más alto, sin embargo, no estaba solo, pues tenía a un jugador del equipo contrario tratando de pararlo, mientras que Raichi estaba desolado. Al mismo tiempo, Isagi podría continuar y anotar él mismo. No hacer un pase, error que cometió antes de llegar a Blue Lock, y hacer el gol por su propia cuenta sonaba como lo más plausible. Y sin embargo, antes de que se diera cuenta de ello su pie se movió solo en un pase hacia Kunigami, quien con facilidad — y a pesar de la larga distancia entre él y la portería — hizo el último gol del partido. Lo escuchó celebrar en voz alta.

Por supuesto, no ganaron... pero era algo, al menos.

— ¡¿Qué demonios te sucede, Isagi?! — le reclamó Raichi, sujetando con fuerza la camisa del contrario. — ¿Por qué se la pasas a Kunigami? ¡Yo estaba más solo!

— No... yo pretendía tirar... pero por alguna razón, mi cuerpo... — quiso justificarse.

— ¿Eres idiota o qué? ¿Quién pasa el balón cuando quiere tirar?

— Ya, ya, déjalo. — Mao se interpuso entre ellos. — ¿Qué sentido tiene discutir? El caso es que anotó.

— ¿Y esperas que me alegre porque pasó el balón y anotó otro perdiendo 7-6? ¡Claro que tú ibas a estar feliz! Escuchaste las reglas, el mejor goleador de cada equipo pasa. ¡Y este va y hace un pase! ¿Para qué demonios viniste aquí en primer lugar?

— No lo sé... pero el pase me salió sin querer... — Yoichi seguía luciendo perdido mientras decía esto, hasta que escuchó una voz hablarle.

— Oye, número 11. — Barou se acercó a la escena. — Si te pones nervioso frente a la portería, no sirves como delantero. No tienes talento.

Dicho esto, el silbato indicando el fin del partido se escuchó por todo el campo, seguido de las celebraciones del equipo contrario.

Fin del partido — la vez anunció — En el edificio cinco del Blue Lock, gana el equipo X 7-6.

Reunidos de nuevo en los vestidores, donde la mayoría de los jugadores habían o estaban dándose un ducha para quitarse el sudor de encima, en el equipo Z comenzó una nueva discusión a raíz de la reciente derrota.

— El primer error fue poner a Isagi de delantero central. — se quejó Raichi, señalando a Mao para resaltar que la culpa la tenía ella por poner a Isagi en ese puesto debido a una "corazonada". — En el siguiente partido, yo jugaré en punta.

— No, lo haré yo. Ganaremos si juego yo de delantero.

— Sáquenme de la defensa...

— Cállense, perdedores.

— Lo dice al que Isagi no le pasó el balón.

— Dejen ya la pelea. — los volvió a interrumpir Mao. — Por si no se dieron cuenta, ya perdimos una vez. Si no tomamos esto en serio y perdemos otra vez, estaremos acabados.

— Para ti es fácil decir que estemos calmados sabiendo que eres que la que más hizo goles en el partido, o sea que si perdemos acabarás pasando tú.

— Ya fue suficiente con eso. ¿Tan poca fe tienes que ya estás pensando en que vamos a perder y tu única oportunidad es asegurando ser el mejor goleador del equipo? — pausó, viendo que ya dejara de quejarse. — En vez de tratar de "asegurar" que seguirás adelante de maneras tan pesimistas, actúa para que gane el equipo. ¿No deberías estar concentrado en buscar ganar y no en cómo salvarte en caso de perder? ¿Vas a depender en ese tipo de segundas oportunidades? Porque es el tipo de actitud mediocre que lleva a alguien a perder en primer lugar. Desde el momento en que piensas "¿Qué haré si pierdo?" estás preparando a tu mente al prospecto de la derrota, y la estás acostumbrando para que el golpe del fracaso no sea tan fuerte. Mejor deberías estar seguro de vas a ganar, o al menos que vas a lograr algo productivo. Porque gracias a su número peleándose por el balón, perdimos. Si no hubieran estado todos encima del balón cada cinco segundos, estoy segura que habríamos ganado. Y para que quede claro, en realidad Isagi ayudó más que todos ustedes juntos, así que no lo vamos a sacar de su posición.

Hubo un minuto de silencio después de esto, en el que Isagi acabó sonrojado por el cumplido indirecto, hasta que Kunigami habló.

— Creo que es justo que la escuchemos. Si Mao hizo cinco goles en un partido con todo el caos que había en el campo, imaginen lo que hará si colaboramos un poco. Y tiene razón, tenemos que pensar en ganar, no en lo que haremos si perdemos.

— Gracias. Espero que ya no haya más objeciones. A menos que tengan algo útil que aportar que no sea solo estar abriendo la boca para exigir cosas diciendo "yo, yo, yo"... seguirmos con las posiciones actuales. A menos que Isagi de verdad quiera cambiar de posición.

— Que no se note el favoritismo, eh.

— No es favoritismo, me estoy basando simplemente en los hechos. El juicio de Isagi probó ser acertado, así que confío en su opinión.

El mencionado no pudo evitar el rubor que subió por sus mejillas al escucharla decir que confiaba en él. Era consciente de que en realidad no tenía razones para sentirse TAN alagado, pero Mao era sin duda increíble, así que escucharla decir que confiaba en su juicio era un cumplido enorme desde su perspectiva, misma razón por la cual se armó de valor para compartir sus pensamientos acerca de su posible próxima estrategia, pero justo cuando estaba abriendo la boca Kunigami habló más rápido.

— Yo tengo algo. — declaró. — No habría podido hacer ese gol de no ser por ustedes tres; Isagi, Bachira y Mao, creo que el camino debe estar por ahí.

— ¡No me jodas, musculitos! ¡Sólo quieres ser el mejor goleador! — se quejó Raichi.

— Pero estuvo increíble. — Bachira salió de darse una ducha con toda la tranquilidad del mundo, sabiendo que aún no traía ropa. — Fue el mejor gol del partido.

— ¡Bachira, hay una mujer aquí!

— No lo estoy viendo.

— Así podremos ganar. — continuó, aún secándose el cabello sin ninguna preocupación. — ¿Verdad, Isagi?

— Bachira...

— ¡Fue un gol de pura suerte! ¡No puedes contar con eso!

— No sé cómo haremos un equipo con solo delanteros.

— No creo que todo lo que diga ese tipo sea cierto. — agregó Chigiri, tomando una botella de agua de un refrigerador cercano. — Ego habló sobre cómo ganar el Mundial y mencionó nombres como Messi, Cristiano Ronaldo o Cantona, pero ninguno de ellos ha ganado el mundial. — se volvió a sentar, dando un sorbo a la botella. — Creo que lo de "una batalla para crear el fútbol desde cero" era simplemente una pista.

Mao en realidad no sabía nada sobre jugadores famosos así que no tenía idea de lo que Chigiri estaba hablando, pero suponía que tenía sentido.

— Oigan, chicos. — Isagi se unió. — No tengo una estrategia que nos ayude a ganar, pero creo que sé qué es estar en el "cero" del fútbol.

— ¿Y qué es? Explícalo.

— Durante el partido, todos estábamos pensando solamente en hacer un gol y por eso estuvimos descontrolados. Seguramente eso sea el cero.

— Bueno, eso no era fútbol ni nada...

— Es cierto.

— Creo que lo que rompió ese cero fue el gol de Mao; fue el primer gol del partido, y luego el gol de Barou. A partir de eso se abrió el camino para crear más goles, y utilizando ese mismo principio un equipo puede pasar a ser un 10 o un 100; lo que hace falta es el poder de convertir el 0 en un 1. Solo un rasgo irresistible y el talento pueden hacerlo posible.

— Un delantero que convierta un cero en uno y que las demás posiciones se multipliquen hasta diez y cien... — Mao repitió, e Isagi por un instante se quedó callado esperando por ver su reacción, casi buscando su aprobación. — Sí tiene sentido si lo piensas.

— ¿Dices que Ego añadió la regla del máximo goleador para que nos diéramos cuenta?

— Probablemente. Debido a esa regla salieron a relucir nuestros egos y nos vimos obligados a jugar por nosotros sin pensar en posiciones ni tácticas. Y nuestros egos deben chocar antes de ser un equipo de verdad. Fútbol... un equipo... lo crea un delantero irresistible; ese debe ser el mensaje de ego.

La pantalla en la habitación se encendió de pronto, interrumpiendo su conversación.

— Sí, muy bien. Van por buen camino. — Ego se mostró en la pantalla. — Hola, diamantes en bruto. Acaba de terminar el segundo partido el edificio cinco; el equipo V derrotó al Y 8-0.

— ¡¿Qué?! ¿8-0?

— Increíble.

— Van por buen camino. — repitió Ego. — Pero parece que aún no saben bien cómo convertir el cero en un uno. Primero hablemos de este país, Japón. A un japonés le encanta tener un rol asignado para cumplir con su labor. Por ejemplo, miren uno de los deportes en los que Japón está a nivel del resto: el béisbol. El sistema tiene distintos períodos de ataque y defensa y no hay contacto físico; cada rol se define por su ubicación y encaja perfectamente con la mentalidad japonesa. Por eso se nos da bien, pero el fútbol no es así; es un campo abierto donde el ataque y la defensa van permutando y puede haber mucho contacto. Aquí no se puede ganar haciendo las tareas que se te dan. Por eso necesitan habilidades personales, habilidades individuales. En Japón podemos presumir de nuestros centrocampistas y laterales; son como los perros del equipo. Convierten en 100 el 1 del delantero. Sin la devoción de esos jugadores, el fútbol japonés no estaría donde está, por lo que no habrá revolución. — sonrió. — Diamantes en bruto, sobreescriban sus mentalidades. En el fútbol, marcar un gol es destruir la estructura del rival, por lo que un delantero es un destructor, y el acto de marcar es una revolución en la que anulas el orden del rival. ¡Diamantes en bruto, que los roles no los bloqueen! O no podrán crear el uno desde el cero. ¡Tomen sus armas, delanteros! Encuéntrenlas. ¿Qué armas usarán para arruinar al otro equipo y destruirlo? Piensen en qué pueden hacer con su cuerpo y su mente. ¡Su arma es la que iniciará la revolución que es marcar un gol! La victoria sólo existirá más allá de eso.

— Okey, entonces... vamos a repasar las armas de todos. — Mao se dirigió a todos en la habitación sosteniendo una libreta para anotar, ya estando todos más tranquilos y en ropa más cómoda, decidieron utilizar su tiempo libre para eso.

— ¡Mi mejor arma es mi asombrosa técnica de tiro! — contestó Raichi. — ¡Lo llamo mi "fútbol sexy"!

— La mía es... mi dribleo... — Bachira se estaba quedando dormido mientras contestaba, pero aún así lo logró.

— La fuerza de tiro de mi pie izquierdo. — continuó Kunigami.

— ¡Mi espíritu inflexible! — siguió Igaguri.

— ¡Puedo volar a través del campo!

— ¡Velocidad y técnica!

— Soy un jack en todos los oficios, creo...

— Muy bien. — Mao anotó todo con rapidez. — La mía vendría siendo mi flexibilidad y agilidad. Isagi, sigues tú.

— ¿Mi arma? — lo pensó por un momento, sintiendo una pizca de nervios al ser el centro de atención. — Eh... bueno... ¿no lo sé?

— Los pases, ¿no?

— No, no, eso no es bueno para un delantero.

— Deja de malgastar nuestro maldito tiempo si no sabes. — reclamó Raichi, de nuevo. — ¡Otro!

— Ah... ¡Esperen! Pensaré en algo.

— Tic, tac.

— Está bien, no te preocupes demasiado. Solo dime cuando lo sepas, Isagi. — Mao continuó. — El siguiente es Chigiri.

—...No lo diré.

— ¡¿Eh?! ¡Todos están diciendo sus armas, vamos! — contestó Igaguri.

— Lo sé y lo siento, pero... incluso así... no quiero.

— Qué demonios hombre... ¡a la mierda! Sólo ignoremos a la princesa egoísta y sigamos. — Raichi se quejó una vez más.

Mao contempló la situación por un momento. En otras circunstancias, quizás, habría insistido o trataría de averiguar la razón por la que Chigiri de pronto no quería hablar, pero no le hacía falta. Él sabe que ella sabía, la lesión de su pierna... debía tener algo que ver con su arma, así que sola podía deducir de qué se trataba esto. En su mirada escondida entre sus rodillas, había una pizca de melancolía que le era dolorosamente familiar. Sabiendo eso, insistir en hacerlo hablar sería cuel. Por un momento, sus ojos se movieron para hacer contacto visual, y no le hicieron falta palabras para entender que le estaba suplicando que no insistiera. Era un contraste enorme al Chigiri que había visto hasta ahora; aunque fuera de manera sutil. Estaba siendo vulnerable, por ella, porque antes confió en que guardaría su secreto y ahora estaba inquieto y dudoso, porque quería evitar hablar del tema a toda a costa y bastaría solo que ella dijera algo para alterar su paz. Sus ojos se suavizaron ante la mirada que le dio, y suspirando, volvió a hablar.

— Está bien, si no quieres decirlo no te voy a obligar. Vamos a dejarlo así. — el pelirrojo soltó un suspiro de alivio, y Mao decidió dejar el tema atrás. — Bien, con esta información... está claro que lo que tenemos que hacer es buscar cómo utilizar nuestras armas.

— Pero si solo nos enfocamos en nuestras armas, ¿no pasará lo mismo que en el partido pasado?

— Para eso es que necesitamos una estrategia. Creo... hm...

— Hay que centrarnos en ti, Mao. — le habló Hyoma de nuevo. — Creo... que centrarnos en ti va a ser lo más efectivo. Eres flexible y ágil, y puedes tomar decisiones rápidas al momento, sin contar que hiciste cinco goles solo en el partido anterior. La estrategia debería centrarse en ti.

— Entiendo... suena lógico. La verdad, lo ideal sería colocarnos en un orden que les permita utilizar sus armas de manera adecuada, así que... pondré a cada uno en la posición en la que creo que su arma servirá más, y giraremos alrededor de eso para que yo pueda anotar. Olvídense de eso del mejor goleador; ya no tiene sentido seguir preocupándose por eso. Hay que concentrarnos en ganar. Me aseguraré de ser justa y que todos tengan oportunidad de usar sus armas en esta formación; no soy una monarca.

— Creo que así podríamos lograrlo de verdad.

— Honestamente, si hubiéramos colaborado con ella desde el principio hubiéramos ganado el partido anterior.

— Todavía me molesta pero lo que sea...

⚽️ Pido una disculpa por tardar meses en actualizar 😔👊 pasaron muchas cosas en mi vida. Tres seres queridos en mi familia murieron y estamos teniendo otras complicaciones, pero ya que salió la segunda temporada de Blue Lock me dio un golpecito de motivación para escribir. Nos vemos la próxima.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top