05
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El grupo se dirigió a la cafetería del establecimiento. Para desgracia de Isagi, la comida que obtenían se basada en su posición, y él estaba casi en la última... solo podía comer natto, día tras día. Era agotador, pero tampoco podía hacer nada al respecto.
Se sentó a comer con tranquilidad, tratando de ignorar el hecho de que ya llevaba comiendo lo mismo tres días seguidos, y se limitó a comer lo que tenía frente a él. No estaba tan mal, solo que le era un tanto tedioso. Quería dejar de pensar en ello, pero si lo hacía volvía a pensar en Mao. Ya no la vio más desde que Chigiri se acercó a hablarle, y tampoco espió su conversación porque eso sería de muy mala educación. Pero... aún se sentía intrigado por ella. Si Chigiri se acercó con tanta facilidad y ella se vio calmada al charlar, quizás no importaba tanto; a lo mejor lo estaba sobrepensando y podía solo acercarse a decir "hola" y a ella le daría igual.
— Hola. — se sobresaltó al escuchar esa voz. Mao estaba parada junto al lugar donde él estaba sentado, con su habitual expresión neutral y una mirada... que no sabría describir, porque por un momento se perdió en esos ojos. Sin embargo, salió de su trance cuando la vio dejar en la mesa, en su bandeja, su comida. Mao tenía mejor posición en el ranking, por lo que su comida era mejor que solamente natto, y la mirada de Isagi se iluminó de inmediato. — Lo puedes comer si quieres.
— ¡Ah...! Pero... — se detuvo, mirando ahora hacia ella en vez de la comida que dejó frente a él. — Esto.... es tu comida, ¿no? Casi no comiste nada.
— Está bien, ya comí lo suficiente.
— ¿En serio...? Bueno, gracias... — pausó antes de tocar la comida. No era solamente acerca de ella compartiendo; volvió a ayudarlo a propósito. Por segunda vez... — Mao, eres bastante amable. — le sonrió, tratando de expresar su gratitud.
— ¿Sí? No te hagas ideas raras. Te lo doy porque ya no lo quiero.
— Aún así... se lo pudiste haber dado a quien sea.
— No lo pienses tan a fondo; no es nada especial. Suelo comer muy poco y sería un desperdicio tirarlo; así que pensé a dárselo a quien sea. Que hayas sido tú es coincidencia. Me voy.
— ¡Espera...! — la trató de detener; aún quería poder hablarle. La tenía enfrente después de pensar tanto en que quería conocerla más y ya se iba a ir.
La tomó de la muñeca; sus dedos sujetaron su piel con fuerza. Y con el doble de fuerza ella quitó su mano y lo miró de nuevo, esta vez, enojada. Isagi no esperaba que tuviera ese tipo de reacción, por supuesto, pero entendió de inmediato que le había molestado lo que hizo y él mismo alejó su mano todavía más.
— No hagas eso. — le reclamó. Más que enojo, su tono era uno frustrado, pero aún así Isagi vio su ceño fruncido. — Si me quieres decir algo, habla, pero no me toques. Jamás.
—...Lo siento. — no pensó que fuera tan sensible a que la toquen. Su error por no preguntar, y ahora ella estaba enojada.
— ¿Qué quieres?
— Bueno... ¿te quieres sentar conmigo? — Isagi esperaba que si pasaban un rato juntos a ella se le olvidaría lo que pasó, o lo perdonaría. Una de esas dos, esperaba.
— ¿Para qué? Es igual sentarse donde sea.
— Sí, técnicamente, pero no me refiero a eso... — continuó, dándose cuenta de que con ella debía ser directo y claro con sus palabras. — En realidad... quería hablarte.
— ¿Sobre qué?
— Cualquier cosa, supongo...
— Es una proposición bastante ambigua. Si tienes algo que preguntarme, no tengo que estar sentada para escuchar. Mis oídos funcionan bien estando de pie.
Yoichi pausó. Claramente, esto iba a ser más difícil de lo que anticipó en un principio. Incluso siendo directo, ella parecía no captar las señales; en verdad no podía descifrar si era sarcasmo de algún tipo o si era socialmente incómoda a ese nivel de forma genuina.
De cierto modo... era un poco lindo. Tenía una mirada inocente, por lo que podía asumir que estaba siendo seria y no trataba de burlarse de él. Verla ladear la cabeza de manera ligera era casi adorable, pero rápidamente despejó aquellos pensamientos de su mente al darse cuenta de ello. Mao... adorable... su pulso aumentaba de pensar en usar esa palabra para describirla.
— E-En todo caso... — quiso tratar de ser todavía más directo para que ella entendiera. — Me refiero a que... podemos conversar un rato si quieres... ya que estás aquí... podríamos hacernos compañía...
— Entiendo. Entonces eso es lo que querías decir.
— Así que... ¿quieres sentarte conmigo y hablar? Antes de que digas que no, ya sé que no estamos aquí para hacer amigos, pero pensé... que en realidad tengo curiosidad, y quería... saber más acerca de ti.
— Es bueno que seas honesto sobre tus intenciones. Puedo acceder a responder algunas preguntas, dependiendo de lo que considere. No contestaré nada demasiado personal. — decidió sentarse al lado de donde Yoichi estaba. Después de todo, no la iba a matar hablarle. Mao, a diferencia de Sae o Rin, no tenía problemas con socializar.
Bueno... eso en realidad era una media verdad. Mao no solía ser sociable ni hacer amigos, pero eso no era porque quisiera ser grosera a propósito; era solamente su personalidad. Ser brutalmente honesta y tosca con los demás debía ser cosa de familia, pero más que nada, la muchacha no estaba acostumbrada a hacer amigos. Y era rara, no lo iba a negar; todo se lo tomaba de forma literal y las señales sociales a menudo no las notaba. La infancia que tuvo no fue muy normal, después de todo; quería creer que no era culpa suya haber nacido así. Igual, no era que estuviera interesada en tener amigos; le parecía una pérdida de tiempo en la mayoría de los casos.
En otras palabras, las otras personas le daban más o menos igual; apenas notaba si estaban presentes o no, y podía convivir con ellos aunque no fuera algo que ella quisiera hacer por iniciativa propia.
— Gracias. — Isagi le habló cuando la vio colocarse a su lado. Estaba feliz de poder haberle hablado, incluso después de las dudas que tuvo. Mao era tenía una presencia aterradora para cualquiera que se cruce en su camino, pero después de lo sucedido unos días atrás, Yoichi estaba casi seguro de que debajo del frío exterior de Mao debía haber alguien amable. Solamente tenía que esforzarse por sacarla.
— ¿Tenías una pregunta específica en mente?
— Hmm... — él pensó con cuidado en sus siguientes palabras. No quería incomodarla, y dejó bastante claro que no respondería nada muy personal, así que necesitaba hacerle preguntas básicas. — Además del fútbol, ¿has tenido algún otro pasatiempo?
— Solía practicar ballet cuando era más pequeña.
— ¿Sí? — su respuesta le parecía curiosa. Jamás habría pensado que Mao era del tipo que supiera bailar. — ¿Y lo dejaste?
— Sí. Eventualmente tuve que dejarlo... yo... no lo disfrutaba en realidad...
— ¿Por qué?
— Eso... es algo personal. Lo dejé por razones personales. Pero puedo decir... estaba siendo forzada a algo que no quería... como dije, no lo disfrutaba.
— Ah... bueno. — no la iba a forzar a decirle si no quería. — ¿Por cuánto tiempo lo practicaste?
— Creo que un par de años. Desde los seis... hasta los doce.
— Entonces lo dejaste hace relativamente poco... seis años, ¿eh? Pero si es así... ¿cuándo empezaste a practicar fútbol?
— Casi a la misma edad; hacía las dos cosas a la vez.
— ¡Ah...! Eso tiene sentido. — contuvo su casi grito. La verdad era impresionante que hubiera tenido dos pasatiempos a la vez, y es que las dos cosas requerían mucha disciplina. Mao era en verdad impresionante. — ¿Por qué las dos cosas a la vez?
— No te incumbe. — y ahí iba otra vez con sus respuestas directas... parecía que ella podía ser solo grosera o amable sin ningún punto medio. — ¿Son todas tus preguntas?
— A ver... ¿Qué clase de cosas te gustan? ¿Alguna comida favorita o algo así?
— Onigiri con relleno de salmón. Me gusta cuando está tostado y tiene semillas de sésamo encima. Me gustan las hojas de alga y la forma triangular que tiene es visualmente agradable, además de que el tamaño que tiene para mí es perfecto ya que suelo comer muy poco. — Isagi se rió un poco de su repuesta, dejándola con una mirada confundida en el rostro.
— Jaja... que respuesta más específica. ¿Te gusta el pescado?
— El salmón. Aunque el salmón es un tipo de pescado, diría que ese es mi favorito. Es una fuente de proteínas y minerales excelente. Contiene yodo, magnesio, fósforo, selenio, hierro y calcio. El aporte de vitaminas ayuda al buen funcionamiento de la tiroides y el intestino. Contiene una alta cantidad de vitamina D, ayuda a la formación de la estructura ósea y por tanto fortalece los huesos.
— Sabes mucho...
— Sé lo necesario.
— ¿Por qué fue que empezaste a jugar fútbol, Mao? — ante el cambio de tema repentino, la observó dudar. Hizo un pequeño sonido como "hm.." y miró hacia arriba como si estuviera pensando. Sus dedos juguetearon con la orilla de su manga, estirándola y enredándola alrededor de sus dedos mientras contemplaba su respuesta.
— Tengo... varias razones para querer hacerlo. — habló por fin. En ningún momento lo miró a los ojos; solamente respondió aún mirando a un punto fijo en el techo. — La principal... por mi familia, pero al mismo tiempo, por mí.
— ¿Qué clase de fútbol dirías que te gustaría jugar?
— ¿Qué clase...? No sé describirlo. Pero... solo sé de mi meta... quiero que la gente se alegre de que estoy en su equipo. Pero eso es una descripción un poco vaga... más bien... juego porque eso es lo que quiero hacer, y no quiero que nadie me detenga de hacer lo que quiero, así que... la clase de fútbol que quiero jugar... hm... — al verla divagar tanto en su respuesta, Isagi comenzó a arrepentirse de haber preguntado. Ella sólo seguía mirando al techo y jugando con su manga como si apenas estuviera prestando atención a las palabras que salían de su boca. Eso sí, debía darse crédito a sí mismo por lograr entender el punto de lo que estaba diciendo.
— Está bien, lo entiendo.
— Ah... bueno.
— Mao, al principio pensé que dabas miedo... pero ahora parece que no es así en lo absoluto.
— ¿Te doy miedo? — ladeó la cabeza, genuinamente confundida por un segundo.
— Al inicio sí, pero ya no tanto. ¿Cómo decirlo...? Tenía el presentimiento de que eras agradable.
— No deberías centrarte tanto en otras personas; no creo que formar vínculos sea lo ideal en este lugar. A fin de cuentas, somos rivales antes que compañeros.
— Pero vamos a estar conviviendo en el mismo entorno un tiempo. ¿No es mejor llevarte bien con la gente a tu alrededor?
— No sirve de nada.
— Pero esto no es cosa de utilidad.
— En la vida, todo se trata sobre si eres útil o no para los demás. Si lo eres, te puedes asegurar un lugar alrededor de otros, y si no, tienes que hacer que la gente te necesite para que ellos sean los que sientan que te necesitan y no al revés. Y si no eres útil, estás condenado a quedarte solo.
— Ah... pero...
— Extraño el ballet, a veces. Si eres solista, no necesitas a nadie... tienes el escenario solo para ti, y eres capaz de bailar como quieras bajo un reflector que solo te apunta a ti, en un escenario donde sólo estás tú. Pensar en que llegué a ser Prima Ballerina Assoluta... por algún motivo, me causa un peso extraño en el corazón.
— ¿Qué es eso de "Prima Ballerina"?
— Es la posición más importante en el ballet. Es una bailarina que por su combinación de talento, disciplina, excelencia, pasión, técnica puede desempeñar los principales roles dentro de una compañía de ballet. Pero "Prima Ballerina Assoluta" esencialmente designa a aquellas bailarinas que han tenido un desempeño excelente a lo largo de su carrera y se la reconoce como la bailarina absolutamente más grandiosa de su tiempo.
— ¿Eh? Pero, ¿entonces no es asombroso que te hayan dado ese título? ¿Qué haces jugando fútbol si te designaron mejor bailarina de tu generación?
— Como dije, tengo mis razones para haberlo dejado, incluyendo el hecho de que en realidad no lo disfrutaba.
— ¿No dijiste que pensar en ello te hacía sentir un peso en el corazón...? ¿No significa eso que te da nostalgia?
— No es el baile lo que desprecio, sino la industria. No lo entenderías aunque lo explique, así que no te molestes en preguntar más. Tristemente, no puedo volver a bailar. Y no es como importe ahora; debería estarme centrando en el fútbol en vez de estancarme en sueños del pasado.
— Supongo...
Lo que Mao decía tuvo sentido, sí, pero de igual manera se escuchaba tan... triste. Tenía una curiosidad inmensa por ella, y mientras más averiguaba, más quería saber de su vida. ¿Quién es, exactamente, Mao? ¿Cómo era durante la época en la que era bailarina? ¿Era tan habilidosa como decía, al punto en que le dieron un reconocimiento tan alto? Sin embargo, ella se negaba a responder... lo paraba cuando la respuesta se ponía muy personal; ponía un muro entre ellos que le impedía preguntar acerca de... cualquier cosa.
Calmada, fría y reservada... Mao era un misterio con un sinfín de capas como personalidad. Una tras otra, escondiendo cada vez más profundo a su verdadero ser del mundo exterior.
¿Y la verdadera Mao cómo era? ¿Algún día, llegaría a verla?
Esperaba que sí...
⚽️ Ayuda por qué es tan difícil entender el fútbol. Me mareo con el lore gente.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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