02
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Le tocó la habitación Z. Luego de ser transportados a las instalaciones de Blue Lock, confiscaron cosas como sus teléfonos y billeteras, para luego darles un uniforme a cada uno con su número correspondiente. Si era sincera, esperaba no tener demasiados problemas con las otras personas allí, pero lo veía difícil. No obstante, al entrar, tuvo un golpe de suerte. No había nadie, fue la primera en entrar, así que podía cambiarse tranquila. Aún así se apresuró; no quería que nadie la viera mientras se estaba cambiando la ropa por la que le dieron al entrar y poner sus cosas en uno de los casilleros en la habitación. Quería poder aunque sea estar calmada unos segundos antes de que empezara a llegar la gente, pero la paz no le duró mucho.
— Oh, hola. — ya había acabado de cambiarse cuando vio entrar a un chico. Tenía el cabello largo, más que el de ella incluso, de color pelirrojo natural. Pareció apenas saludar por cortesía sin la intención de presentarse de inmediato, pero cambió de opinión al haberle llamado la atención algo. A simple vista le había parecido que ella era solamente un hombre con la apariencia algo afeminada, como él, hasta que la vio voltearse un poco más y notó su pecho. No era que estuviera viendo por ser raro, pero le llamó la atención, en otras circunstancias a cualquiera se le pasaría por alto ese pequeño detalle. —...¿Mujer?
— Tengo nombre; no me digas "mujer".
— No, estaba... era una pregunta. Decía que si eres mujer.
— Sí. — contestó como si no fuera la gran cosa, pero aparentemente a él le pareció curioso.
— ¿Cómo te llamas?
— Mao.
— ¿Es tu nombre de pila? ¿Y tu apellido?
— Eso... no es relevante; me puedes decir solo Mao.
— Entiendo... — podía distinguir con facilidad que había una razón por la cual no quería decirlo, y lo respetaba. A él no le gustaría que le estén preguntando cosas que no se siente cómodo respondiendo, así que lo dejó así. — Yo soy Hyoma Chigiri.
— Bueno. — no le prestó mucha atención tampoco a su presentación. Si era sincera, le importaba bastante poco, y tampoco tenía ganas de decir "un placer conocerte" ni nada.
Chigiri se quedó callado también. Esa chica... era muy tranquila. No parecía ser del tipo que anda buscando conflicto, aunque tampoco era del todo amigable, pero era bastante calmada en contraste a él.
Era su tipo.
Mao iba a seguir estando callada cuando entró alguien más. Y este, para su desgracia, parecía ser mucho más enérgico que Chigiri, porque apenas vio que había gente en la habitación casi que se lanzó hacia ella a presentarse con toda la emoción del mundo, y la confianza como que si ya fueran amigos de toda la vida.
— ¡Hola! — Mao lo esquivó cuando quiso acercarse a darle un abrazo. No era fanática del contacto físico. — ¡Que divertida! Soy Meguru Bachira. ¿Y tú?
— Mao.
— Maomao, eres muy seria, ¿verdad?
— No es "Maomao", es uno solo; es "Mao".
— Pero Maomao suena más bonito.
— Me da igual qué suene mejor; no me puedes cambiar el nombre solo porque quieres.
— Es un apodo.
— Bueno, no me pongas apodos.
— ¡Seamos amigos!
— Deja de insistir... — quizás en otra época se hubiera sentido mal por él, pero ahora nada más podía pensar en que tenía demasiada energía para su gusto. No estaba buscando hacerse su amiga ni nada, pero él seguía insistiendo en que lo fueran.
No les prestó much atención a estos dos mientras se cambiaban. Meguru lo hacía con toda la tranquilidad del mundo, como que si no importara estarse cambiando delante de una mujer, pero Chigiri se sentía un poco cohibido en su presencia. Quizás solo estaba demasiado consciente de que era una chica o algo así, pero su nerviosismo no lograba dejarlo cambiarse la ropa en paz, en especial porque la podía sentir mirándolo. Quería preguntarle por qué, pero también eso le dio miedo. Igual, apenas lo vio como cinco segundos — que se sintieron como los más largos de su vida — antes de que su atención se dirigiera a otra cosa. Más gente entrando. Se salvó.
— Me voy a dormir. — Bachira habló, bastante seguro, como si no tuviera nada de malo y luego se acostó en el suelo. — Maomao, me despiertas después.
— No te voy a despertar.
— Bueno, igual buenas noches.
— O no te duermas; ¿qué tal si haces eso? — preguntó, pero el de mechas rubias ya estaba acurrucado en el suelo en posición fetal con un dedo en la boca como un bebé, pacíficamente dormido y sin ninguna preocupación en la vida.
Fueron entrando de a poco más chicos a medida que pasó el tiempo; habían 10 hasta el momento. Uno de estos para colmo se empezó a pelear con Mao de la nada solo porque sí. Porque Bachira seguía dormido a su lado y ella no lo estaba despertando.
— ¡Eh, tú! ¿Qué pasa con ese que se durmió? — el rubio de dientes afilados preguntó, a lo que Mao encogió los hombros despreocupada. — ¡Responde bien! ¡Ese no debería estar durmiendo! ¡¿Por qué no lo despiertas?!
— ¿Por qué te importa? Déjalo ser. ¿No te enseñaron a no meter la nariz en los asuntos de alguien más?
— ¡Calla! No voy a aceptar insultos de un afeminado.
— ¿Qué tiene de malo ser un poco afeminado? — Chigiri se metió, aunque no le convenía, pero se sintió un poco ofendido también por algún motivo.
— Todo. — volvió a dirigirse a Mao. — Pareces mujer, tarado.
— Es porque soy mujer. — el otro tipo se quedó en blanco ante la respuesta de Mao por un momento.
— Ah. — pausó. — Entonces pareces hombre.
Un grito pequeño hizo a Mao a desviar su atención de aquel desacuerdo, haciendo también que aquel chico perdiera interés.
El grito le pertenecía a Isagi, que reconoció a Mao de cuando la vio en la entrada. Y ella lo reconoció también, al parecer, porque se acordaba de él como "el que se puso a correr primero" cuando recién entraron. El muchacho parecía nervioso de verla otra vez, como si quisiera decirle algo pero no se atreviera.
Al ver que lo estaba mirando, Isagi sintió la necesidad de explicar por qué fue que gritó al verla.
— Ah... hola. Perdón por gritar... um... te vi en la entrada antes, ¿te acuerdas de mí? Soy Isagi.
— Sí me acuerdo de ti. Aunque igual no había necesidad de gritar al verme. — eso lo hizo sentir un poquito avergonzado. Era verdad, no era para tanto el asunto y él aún así gritó al verla como si fuera el mismísimo Satanás.
— Lo siento... es que... cuando nos vimos antes me diste un poco de miedo. — le confesó.
— No te culpo. Todo bien. — un silencio se hizo presente entre ambos. Yoichi había esperado a que ella dijera algo más, pero no sucedió porque Mao ya pensó que la conversión había acabado y se encontraba confundida acerca de por qué él la seguía mirando como si quisiera algo más.
— Bueno... y... no me dijiste tu nombre
— Es Mao.
— ¿Mao? Es un bonito nombre. Me da gusto conocerte.
—Bueno. —...ya Isagi no sabía qué más hacer. Mientras más amigable era, más fría la respuesta que Mao le lanzaba. Igual y solamente no era muy sociable. Tenía cara de pocos amigos.
Luego de alejarse de Mao, Isagi conoció por encima a una o dos personas más antes de cambiarse, y una vez lo hizo, vieron todos la gran pantalla en la habitación encenderse para mostrar a Ego, el mismo tipo que vieron dar el discurso antes de ser llevados allí.
— ¿Ya terminaron de cambiarse, diamantes en bruto? — habló, llamando la atención de todos. — Escuchen, aquellas personas en esta habitación serán tanto sus compañeros como sus rivales. Hemos estimado el potencial de cada uno basado en mi criterio y los cálculos de mis colegas, representándolos por un ranking. Ese es el número que está fijado en sus uniformes. Con él, podrán calcular su posición entre los 300 jugadores que hay en esta instalación. — Mao se fijó en el número de su uniforme, recordando que antes le prestó poca atención. Era el 290. Se hubiera sentido ofendida si en su cabeza no tuviera sentido. — Su rango cambiará diariamente en función a varios factores. Por ejemplo, subirán o bajarán de rango según su entrenamiento o los resultados de los juegos. E incondicionalmente, los cinco mejores jugadores participarán en un torneo marcado dentro de seis meses. Ellos se convertirán en los delanteros seleccionados para el Seleccionado Sub-20 que participará en la Copa del Mundo. Además... aquellos que sean eliminados en Blue Lock serán excluidos permanentemente de la selección japonesa. Estamos buscando un componente crucial aquí: "Ego"; eso es lo que mediremos mientras vivan en esta instalación. Pues bien... es hora de jugar a las "atrapadas". — del techo se abrió un agujero del que salió un balón. — El tiempo límite es de 136 segundos; el jugador que tenga posesión del balón es quien "lo lleve". Quien quiera que "lo lleve" cuando tiempo se acabe, será expulsado de aquí. Y obviamente, no se permiten usar las manos. — la pantalla mostró ahora el temporizador con el tiempo restante, además del símbolo de jugador del que "lo lleva" primero. Igarashi, que era el número 300; el más bajo. — "Atrapadas" es solo uno de los tantos ejercicios que los profesionales realizan mientras calientan. Esta "prueba de egoísmo" que he ideado proporcionará una gran perspectiva del egoísmo detrás de estos delanteros. Preparen y ataquen. Estas no son unas "atrapadas" cualquieras.
El sonido del tiempo empezando a correr fue todo lo último que se escuchó, antes de que media habitación entrara en pánico.
— ¡¿Qué mierda...?! ¿Una prueba tan pronto llegamos aquí? Ni siquiera es fútbol...
— ¡Maldita sea! ¡¿La puerta no se abre...?!
— El 300... — Igaguri revisó su propio número. — Así que el peor jugador es el primero en ser quien "la lleva". Tengo que hacer esto... así que... quien sea expulsado, por favor que no se la agarre conmigo...
— E-Espera un segundo... esa cosa del Sub-20... ¿En serio te crees lo que dijo ese tipo? ¡Debió haber sido mentira! — le comentó alguien más.
—...No estoy del todo seguro. Pero, ¿y qué si estaba diciendo la verdad? Lo haré... si pierdo, tendré que convertirme en un monje del templo... — comenzó a correr, gritando, a lo que todos comenzaron a huir por instinto.
Mao se quedó parada donde ya estaba, viendo dormir a Bachira. Parecía que sin importar el escándalo, dormía como un bebé.
— ¡Esperen...! ¡No vengan todos aquí! — se quejó uno, viendo como varios se fueron a la misma esquina.
— ¡Nos estamos amontonando! ¡Sepárense!
— ¡Lo siento, Isagi! — Igaguri se acercó, sonriendo. — ¡Voy por ti, Sr.299!
— ¡¿Qué?! — Yoichi se asustó, y apenas pudo reaccionar cuando el balón fue pateado en su dirección para esquivarlo.
— ¡Maldición! ¡Esto no es nada fácil! — se quejó al haber fallado. — ¡Bien, iré por todos! — y el caos continuó. Mao, que estaba con la espalda apoyada en la pared mientras vigilaba a Meguru, no llamó nada la atención, y al parecer él tampoco porque a pesar de estar dormido a Igaguri no se le había ocurrido tratar de darle. En otras palabras, como no estaban involucrados con el desastre, ni caso les hicieron.
Había dicho que no lo iba a despertar, pero igual sintió que debía hacerlo por algún motivo. Aunque no quería, sintió que le iba a pesar en la consciencia después.
— Despierta ya. —lo empujó un poco con el pie, pero no funcionó.
Bueno, ya no podía decir que no intentó. Con eso le bastaba; el resto ya no era su problema.
— ¡Mierda, no le logro dar a nadie! — el monje gritó en desesperación, hasta que el balón rodó cerca de Bachira, quien seguía dormido. — ¡Jaja! ¡Ese es! ¡Que suerte la mía, todavía sigue durmiendo!— se dirigió hacia Bachira rápidamente, ignorando a Mao que lo seguía vigilando. Fue en ese momento cuando Meguru por fin despertó, parándose con sus manos y dándole una patada en la cara al contrario. — ¡Eso dolió...! ¡Oye! ¡Eso fue falta! ¡Haces eso en un partido y es roja directa! — el castaño de mechas rubias bostezó, poniéndose de pie correctamente.
— ¿No es que la única regla es no usar las manos? — miró hacia la fémina, que seguía parada ahí viendo. — Maomao, buenos días... gracias por despertarme.
— Yo no hice nada, y te dije que no me digas así.
— Oye. — otro tipo se acercó a Meguru; uno alto de cabello naranja. — Odio esas mierdas sucias. Juega limpio.
— Vaya, ¿vas en serio?
Y ahí fue cuando el balón le dio en la cara al más alto. Se mostró en la pantalla su nombre, "Kunigami Rensuke", como el que "la lleva" ahora. Ni cinco segundos después se le vio completamente lleno de ira.
— Maldito bastardo... ¡Estás muerto, Igaguri...! — el mencionado salió corriendo al ver a Kunigami prepararse para patear con toda su fuerza, y agarró a Isagi de escudo a la primera oportunidad que vio.
— ¿Qué...? ¡¿Qué haces?! ¡Detente! — el de ojos azules apenas alcanzó a reclamar cuando el balón le dio en todo el abdomen con una fuerza tremenda, mandándolo a volar.
— Oh... mala mía, eso no iba para ti. — se disculpó Kunigami.
Isagi entró en pánico de inmediato. Ese balonazo le dolió, pero quedaba solamente un minuto antes de que se le acabe el tiempo y tenía que darle a alguien rápido. Trató de patear la pelota a cualquiera. A cualquiera... Mao seguía ahí parada prestando casi nula atención; igual y le podía dar. No era por discriminarla, pero era mujer y más pequeña que todos allí.
Pateó el balón hacia Mao, y para su sorpresa, no la vio correr. Pero el shock de que no la vio correr fue lo que al final le jugó mal, porque la razón por la que ella se quedó quieta fue para, al último segundo, patear el balón de vuelta hacia él. Había alzado el pie con una facilidad increíble para el ángulo desde el que estaba. La tuvo apenas un segundo y logró devolvérsela y darle en la cara. Además su patada también fue increíblemente fuerte. Isagi acabó por caerse cuando el balón que Mao pateó le dio en la cabeza.
Le pasó por discriminar. Debió saber que si ella estaba allí era por algo.
Aunque la fuerza del golpe casi lo hace desmayar... ¿sería muy extraño admirar esa patada? Le dolía la cabeza del balonazo, y aún así no pudo evitar detenerse por un segundo para admirar lo hermosa que fue la patada en sí.
— ¡Maomao, increíble! Se le devolviste en un segundo, jaja. — Meguru se rió de Isagi que apenas se estaba levantando del suelo del golpe.
Le quedaban 50 segundos.
En medio de su pánico, comenzó a correr y a perseguir a todo mundo para tratar de alcanzar a alguien.
— ¿Qué vas a hacer? — Mao le preguntó a Bachira, que parecía estarse escabullendo a algún lado. Le indicó con su mano que hiciera silencio y caminó en dirección a Kunigami. Entonces saltó por detrás y lo envolvió por completo con sus brazos y piernas para que se estuviera quieto.
— ¡Pequeño... bastardo! — el de cabello naranja se quejó, llamando la atención de Isagi. — ¡Oye, suéltame!
— ¡Mira, aquí hay una oportunidad! — le indicó el castaño a Yoichi.
— ¡Te dije que jugaras limpio...! — volvió a reclamar el más alto, resistiéndose con más fuerza al agarre de Meguru. — ¡Así que hazlo! — lo lanzó usando toda su fuerza a través de la habitación.
— ¡¿Woah?! — Bachira voló hasta caer encima de Igaguri, haciéndoles caer a ambos. — Ouch, ouch... — sonrió, al parecer divirtiéndose.
— ¡Bájate de una vez! — el monje se quejó, pero cuando Bachira se quitó de encima y e intentó ponerse de pie, sintió un punzada en el pie. Se lastimó cuando le cayó encima el muchacho. — ¡Ah! Esperen... tiempo fuera.
La habitación quedó en silencio. Todos estaban pensando lo mismo.
— ¡Ahora, Isagi! — el de cabello rubio albino, Kira, gritó. — ¡Dispárale!
— O-Oye... espera... no vengas... ¡dije que no! — 30 segundos restantes. Igaguri comenzó a suplicar. — ¡Mira, perdón por apuntarte antes! ¡No quiero que las cosas se terminen así, así que por favor! Espera... te lo ruego... — 20 segundos restantes. Los ojos de Isagi se mantuvieron fijos en él, y luego en el balón. Rápidamente ganó la determinación para patear, y sin embargo, al último momento no lo hizo. Dejó su pie reposando sobre el balón.
— No es eso... — susurró. 15 segundos restantes en el reloj. — No vine aquí para aplastar a otros... ¡vine aquí... a convertirme en el mejor del mundo!
Cambió de dirección, y en un momento ahora se estaba dirigiendo a Meguru.
— Me agradas. — el de mechas rubias señaló, sorprendiendo a Isagi. — Tienes razón. Si quieres derrotar a todos... — se puso a correr, tomando el balón de los pies de Isagi a propósito. — ¡Tienes que ir contra el más fuerte de todos! — volvió a correr, esta vez en dirección a Kira.
— ¡¿Viene por mí?! — esquivó el primer balonazo que dio Meguru al balón.
— ¡Maomao! — Bachira llamó su atención. — ¡Atenta! — pero no pateó hacia ella, sino hacia Isagi, pasando por encima de Kira. Eso dejó al de ojos azules pensando, ¿qué era lo que estaba tramando ese chico? ¿Qué era exactamente lo que esperaba que hiciera?
Había una parte de él que quería patear el balón él mismo y darle a Kira, pero... por la forma en que Bachira llamó a Mao... ¿para qué la llamó? ¿Quería distraer la atención de Kira nada más? Pero eso daba igual. Los ojos de Kira iban a estar solamente en el balón.
5 segundos... si lo iba a hacer... si quería sobrevivir, debía dar la patada ya.
Dar la patada...
Algo hizo 'click' en su mente. ¡Claro! Para eso fue que llamó a Mao y le dijo "atenta". No era porque Bachira fuera a patear el balón hacia ella; él esperaba que Isagi lo hiciera, porque él sintió la fuerza de la patada de Mao. Era "atenta" al pase suyo. Definitivamente, Kira no podía detener algo así. No importa si el ángulo o el tiro así es un poco extraño, tenía el presentimiento de que ella iba a llegar.
Pateó el balón una última vez, en dirección a Mao, quien lo recibió con otra patada inmediata hacia Kira. Le puso una buena parte de su fuerza a la patada, y logró darle de lleno en la cara. Cayó al suelo del fuerte impacto, con algo de sangre en la nariz, cuando se escuchó el sonido del tiempo acabándose al fin.
— ¿Isagi...? — Kira preguntó, levantándose de a poco y viendo su nombre con la palabra "lose" en la pantalla. — ¿Qué hiciste...?
— Yo no... — Yoichi comenzó a hablar, nervioso. — Lo siento... yo... digo... la pelota... vino muy rápida... Mao estaba ahí... así que...
— Hizo una jugada en contra tuya, supéralo. — Mao lo interrumpió. — No podías esperar que te favoreciera. Así funcionan las cosas.
— ¡Tú no tienes derecho a opinar! ¡Fue tu patada la que causó esto!
— ¡Mao no tiene la culpa...! Yo pateé en su dirección, así que...
— Lo tienes que aceptar, Isagi. — la fémina pronto lo interrumpió. — Jugaste en su contra porque era lo que tenías que hacer. No te sientas tan culpable. Era él o tú.
— Bueno... — razón no le faltaba, pero decirlo así tan directamente era un poco...
No llegó a decir nada más, sin embargo, ya que la pantalla se volvió a encender para mostrar a Ego, quien estaba dando un par de aplausos.
— Buen trabajo, diamantes en bruto. Continuemos con los resultados. — habló, yendo al punto sin perder ni un segundo. — El jugador del que nos desharemos será... ¡Kyosuke Kira! ¡Estás expulsado!
—...¿Qué mierda? — comenzó a hablar, la ira mostrando sus verdaderos colores. — ¿Crees que ganarás la copa del mundo con estas tonterías? Con estos estúpidos juegos... ¿Por qué yo...? ¡¿Cómo puedes borrar el futuro de un jugador tan talentoso como yo?! ¡¿No que era el "tesoro nacional" de Japón?! ¡¿Eh?! Entonces, ¡¿por qué mierda no expulsas a Igaguri o Isagi?! — señaló.
— ¿Kira...? — el mencionó observó, casi perplejo ante el cambio en su comportamiento inicialmente amigable.
— ¡¿Cuál es el punto de este estúpido juego?! ¡Las atrapadas no tienen nada que ver con el fútbol! ¡¿Para qué estamos haciendo esto?!
Hubo un pequeño silencio después del pequeño ataque de enojo de Kira antes de que Ego contestara lo que dijo.
— Aquí en Blue Lock, todo los que haces está relacionado con el fútbol. Echa un vistazo a lo que te rodea, tú, farsa de talento. Él área de esta habitación es de 16.5 × 40.32 metros... las mismas proporciones que la zona de penales. Aproximadamente el 75% de los goles se marcan en esa área pequeña; podría decirse que es el territorio de un delantero. En pocas palabras, en este pequeño espacio, las habilidades de posicionamiento de un delantero lo son todo. Por ende, aquellos que no pueden sobrevivir en tales condiciones, difícilmente puedan calificar como delanteros talentosos.
— Y... ¡¿Y qué?! ¡Bueno, sí, el ancho de la habitación es igual o lo que sea! ¡Pero las atrapadas no tienen nada que ver con el fútbol!
— La habilidad requerida para el bando que huye es la condición táctica, es decir, el posicionamiento. — explicó con calma. — En cuanto al perseguidor, lo que requiere no es solamente un regate preciso, sino la posición para rematar lo que está a su alcance; eso es lo que lo convierte en un entretenimiento de fútbol ideal. Ha...
— Eso... eso... — Kira continuó reclamando, aún sin querer aceptar que fue derrotado. — ¡¿Cómo esperas que supiera toda esa mierda en solo dos minutos?! ¡Un partido dura de más de noventa!
— El tiempo promedio que un jugador posee la pelota durante un encuentro es de aproximadamente 136 segundos. Se te ha dado exactamente la misma oportunidad que tendrías en un encuentro real.
— E... Entonces, ¿qué esperabas que hiciera en tan solo diez segundos...?
— ¿Dirías lo mismo si esto fuera un partido real? — ese comentario lo dejó callado. — Recuerda. Desde el momento en que el balón te dio hasta que se acabó el tiempo, aún te quedaba aproximadamente un segundo; la misma cantidad de tiempo que le llevó a tu oponente recibir y darte con el balón. Si ella pudo, ¿por qué tú no? Había tiempo para sobrevivir dándole al lastimado Igaguri, y aún así, perdiste esa chance. Imagina esto. Estás en un partido parado en la zona de penales. Es la última jugada; el remate de tu compañero no llega al arco, y en cambio, impacta en tu cuerpo. Cuando esto ocurre, por dentro, ya te has dado por vencido. Razón por la cual no te diste cuenta de que por suerte el balón había caído justo delante de ti, y que si terminabas por rematar esa pelota con tu rodilla, podrías haberte salvado de tu propio error. El único quien "la lleva" en las atrapadas... es decir, el que tiene el balón, decide quien quiere que "gane", pero también quien quiere que "pierda". Un delantero carga con toda la responsabilidad en su espalda; un delantero es aquel que sigue atacando hasta el último segundo. Yoichi Isagi, quien en vez de apuntar al lesionado Igaguri, eligió derrotar a los que estaban por encima suyo. Y Meguru Bachira, con la iniciativa de apuntar al jugador más fuerte. Son los ejemplos perfectos de personas que, en lugar de hacer lo que era mejor para el equipo, tuvieron la tenacidad y el coraje para perseguir su propia voluntad. Es decir, precisamente el "egoísmo" que estoy buscando. Y esa es la razón... de tu derrota, Kyosuke Kira. Ahora lárgate.
— Eso... él... el balón... Bachira... llegó de repente y... — se volvió desesperar, mostrando una vez más un pequeño ataque de ira al no querer aceptar lo que había pasado. — Esto está mal... esto está... muy mal...
La dio una última mirada llena de enojo a los presentes en la habitación antes de salir de la habitación por fin. Yoichi sintió en su interior una emoción poco familiar, a pesar de saber que esencialmente acabó con la carrera de Kira, pero pronto una pregunta surgió dentro de su cabeza.
— Tú... — se dirigió a Bachira. — ¿Por qué... por qué rayos me la pasaste? Si no hubiera rematado... hubieras sido expulsado, ¡¿no?!
— Bueno, siguiendo esa lógica... — Mao lo interrumpió, metiéndose en su conversación. — Tú me la pasaste a mí. Y si yo no hubiera rematado, el expulsado habrías sido tú.
— Lo que dice Maomao es verdad.
— Que no me digas así. — regañó a Meguru.
— Pero sabía que lo iban a hacer. — siguió, ignorando por completo el reclamo de la fémina. — Parecía que lo harían, así que se lo pasé a Isagi. Sentí que ibas a entender que quería que Mao lo hiciera, porque sentiste la fuerza de su patada. Y sentí que Mao lo haría también; sentí que iba a funcionar.
— ¿Eh...?
— Digo, los resultados aquí lo son todo, ¿verdad? — continuó, dándoles a ambos una sonrisa. — Creí en ustedes, por lo que gané~ ¿No?
— Eso... es un sinsentido de principio a fin. — opinó Igaguri.
— ¿Un sinsentido? — Ego volvió a llamar su atención. — En efecto, lo es. Pero así es este mundo. O ganas o pierdes. Mientras ustedes se emocionaban con sus mediocres logros, los verdaderos delanteros seguían el camino de ganar o perder todo... todos los santos días, con el fin de seguir sobreviviendo. Así que, ¿qué tal estuvo? Desde que nacieron, ¿no es la primera vez que sintieron el verdadero peligro? ¿Asustados? ¿Impactados, tal vez? Eso... fue solo una probadita de la esencia de Blue Lock. Lo entienden, ¿verdad? ¡El fútbol que han jugado toda su vida es para los débiles! ¿No les dio escalofríos eso? "¡Genial... sobreviví!" ¡Ese es el sentimiento de "victoria"! ¡Métanse eso en sus cerebros! Pues cada vez que de regocijen en esa sensación, su "ego" crecerá constantemente, y lo necesitarán para subir a la cima y convertirse en el mejor delantero del mundo. Felicidades. ¡Han pasado la prueba de ingreso a Blue Lock! Su habitación fue diseñada para no más de once personas, por lo que a partir de ahora cohabitarán juntos. Ustedes, once destinados... quizás cooperen unos con otros, y también se traicionen entre sí. Ustedes y los rivales que deberán pisotear, son el Equipo Z de Blue Lock.
Y ya. Hasta ahí llegó la explicación. Hubo silencio después de aquello cuando se apagó la pantalla.
— Mao. — Isagi le habló, viéndose de nuevo algo nervioso. — Ah... bueno... tienes razón con lo que dijiste. No sé bien por qué te pasé el balón. Pero... supongo que te debo las gracias.
— No me agradezcas; no es como que lo haya hecho para ayudarte. Lo hice porque sabía que no iba a fallar.
— Aún así... — pausó, encontrando las palabras adecuadas para expresar lo que quería. — aún así lo hiciste. Quedaban menos de cinco segundos cuando te pasé el balón, y si no hubieras rematado yo hubiera sido eliminado. Fácilmente pudiste haberlo esquivado e igual hubieras sobrevivido. No tenías nada que perder de cualquier manera, pero... de todas maneras lo hiciste. Entonces... gracias.
—...Te dije que no lo hice por ti. — a pesar de sus palabras toscas, no parecían molesta. Yoichi hubiera jurado que había hasta una pizca de timidez en sus ojos cuando desvió la mirada.
Era un poco gracioso, si lo pensaba.
Las dos personas que se encontró en la entrada antes de llegar a Blue Lock, Kira y Mao, acabaron siendo por completo lo opuesto a su primera impresión de ellos. Con Kira se llevó bien porque lo trató de manera amable solo para al final acabar teniendo un ataque de ira en su contra; y Mao que le pegó un susto con su mirada sin una pizca de piedad acabó siendo quien lo ayudó más.
Mao... parecía tener muchas más capas de las que podía notar a simple vista.
Quizás, lo frío de su persona era solamente la exterior.
⚽️ Gente tuve que eliminar a alguien de la existencia para que dieran los números. Así que... Kuon no existe; era un mito del gobierno 👍
Pido perdón por el retraso, pero como pueden ver, este capítulo fue largo. Subiré el siguiente apenas esté listo, como siempre <3
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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