01
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Mao llegó recién a su casa después de estar todo el día en la escuela. Había estado algo frustrada últimamente, pero se negaba a hablar de ello. No tenía con quién, de todas maneras. Sus padres estaba segura de que no lo entenderían, y con sus hermanos desde hace tiempo mantenía una relación distante. Casi no interactuaba con ellos, y cuando lo hacía, apenas se daban los buenos días y se largaban a hacer lo suyo. Sentía que cada uno tenía sus propias razones para estar alejado de los otros. No era solo que Mao era distante con ellos porque sí. Ella tenía sus razones tanto como para no hablarle a Rin como a Sae, y Sae tenía sus razones para no hablarle a ella o a Rin, y Rin también tenía sus razones para no hablarle a Sae o a ella. Era como un ciclo. Las razones eran todas distintas, pero al final del día les impedían mantener una buena relación de hermanos. Habían pasado tantas cosas, que con el paso de cada día Mao sentía más y más lejana la posibilidad de la reconciliación. Se había mentalizado a acostumbrarse a como estaban las cosas y seguir adelante; era todo lo que podía hacer.
Seguir adelante... para superarlo, a pesar de sus circunstancias.
— Ah, Mao, ya llegaste. — su madre llamó su atención. Parecía que la estaba esperando para algo. Rin estaba en casa también, sentado a una distancia relativamente pequeña, e ignorándola por completo. Eso fue, claro, hasta escuchar las siguientes palabras de su madre. — Llegó el correo. Hay una carta para ti y una para Rin.
—...¿En serio? — se cuestionó. Que llegara correo para ella, normal. Para Rin, menos común, pero posible. Para ambos al mismo tiempo, improbable, por no decir...
— Imposible. — Rin pareció hablar con voz alta sus pensamientos. — ¿De dónde son las cartas?
— Son de la Unión Japonesa de Fútbol. Aquí las tengo; las deberían leer. — su mamá les pasó a ambos sus cartas correspondientes y se retiró de la sala. Por un segundo solamente, los dos se miraron justo antes de abrir el sobre.
Mao era una lectora un poco más rápida, así que en apenas unos segundos ya tenía una idea general de todo lo que contenía el papel.
Una invitación... ¿a un programa de entrenamiento llamado "Blue Lock"?
"Has sido seleccionada
Para participar en un programa de mejora de deportistas certificados."
¿Un programa de mejora? Si era sincera, no entendía bien de qué se trataba todo eso... pero suponía que era algo bueno. Eso de no ser porque a Rin le llegó una carta también.
Miró de reojo a su hermano por un momento, quien seguía leyendo. Al terminar la volvió a mirar, pero no se veía confundido ni tampoco la estaba dando una mirada apática como lo hacía con normalidad... la estaba viendo con el ceño ligeramente fruncido.
Estaba molesto.
— No vas a ir. — no fue una pregunta ni una sugerencia. En su tono se sintió que lo dijo como una orden.
— Pero tú sí vas a ir, ¿verdad? — inquirió, ya sabiendo bien la respuesta.
— Yo puedo ir, tú no.
— ¿Por qué no?
— ¿"Por qué no"? Te lo dije miles de veces. Está bien que juegues de vez en cuando como pasatiempo, pero no busques convertirte en profesional. — la voz le salió llena de un enojo que Mao ya estaba acostumbrada a presenciar, pero que igual no le gustaba. Le hablaba como si él supiera todo y ella nada. Como si su opinión no fuera válida porque ella es la menor y la más débil, la que sabe menos, la más pequeña y la más delicada y la que no puede hacer nada sola. La miraba como si tuviera cinco años de edad todavía, y sin embargo, el tono que usaba era uno de pura ira. — Te adviertí, te dije que no te tomes el deporte en serio y aún así te niegas a escuchar una y otra vez. Tienes prohibido ir.
— ¿Prohibido? No me los puedes prohibir. Tengo derecho a ir si quiero.
— Te acabo de decir; no vas a ir y esa es la decisión final.
— No ir sería un desperdicio cuando también me invitaron... ¡y no tienes derecho a decirme qué hacer!
— No me levantes la voz. Sigo siendo tu hermano mayor.
— ¿Y eso a mí qué? Puedes decir todo lo que quieras; ¡voy a ir!
— Vas a que te maten. El mundo no va a ser suave contigo como lo fui yo cuando recién empezaste a jugar. Te van a comer viva.
— ¡Eso no lo sabes!
— Créeme que sí lo sé.
— ¡Igualmente voy a ir!
— ¡Te dije que no me levantes la voz, idiota! Si te veo ahí mañana, no te molestes en acercarte a mí. Ya tuve suficiente con tus berrinches, niña malcriada. Si hacernos enemigos es lo que se requiere para que te metas en la cabeza que no sirves para esto, entonces que así sea.
— Lo dices como si ahora fuéramos amigos...
Rin pausó. Sus ojos la miraron con todavía más desprecio.
— Entonces que así sean las cosas. Luego no regreses llorando, estúpida.
Y sin decir más, se volteó para luego salir de la habitación. Mao hubiera querido gritar en ese momento, pero estaban sus padres en la casa así que no podía. En su lugar aumentó el agarre del papel en sus manos, arrugándolo un poco, pero de todas maneras se detuvo al pensar en que no debería romper la carta. Dobló el papel y lo metió en su bolsillo para luego dirigirse a su habitación, donde no iba a ver a Rin. Estaba demasiado molesta con él. Nunca la escuchaba ni la dejaba tomar sus propias decisiones; todo era lo que él decía porque él era el mayor y él "sabía más".
Sus pasos resonaron en el suelo, y la puerta de su habitación la azotó al entrar. Estaba harta de ser la hermana menor por la que siempre toman las decisiones por ella porque "hay que cuidarla; aún está pequeña". ¡Sí solo era un año menor que Rin! ¡Era demasiado injusto!
Ella definitivamente iba a ir. Lo que sea que fuera Blue Lock, le daba igual. No iba a quedarse sentada viendo como la menospreciaban. No iba quedarse en casa resignada a seguir las órdenes de su hermano. No iba a quedarse quieta sabiendo que había algo, lo que sea que pudiera hacer y demostrar — si tan sólo una sola vez — que Mao no es alguien a quien deben buscar proteger, ni a quien deben dejar de lado o abandonar solo porque ella no cumple con sus estándares de lo que es ser bueno para el deporte. Ella sabe y puede hacer las cosas sola. De una manera u otra lo hará. Y si para eso tiene que superar a Rin, que así sea.
En definitiva irá.
Al día siguiente, fue a la dirección que la carta indicaba y se encontró con un edificio grande frente a ella. Estaba dando sus primeros pasos para entrar cuando alguien chocó con ella. Parecía que quien sea que haya sido estuvo hablando con alguien más durante un segundo y por eso no estaba viendo frente a él. Sin embargo, apenas se dio cuenta de su edad, lo escuchó disculparse casi de inmediato.
— ¡Lo siento! Ah...— había algo en esa persona que lo asustó. Creía que era la mirada que tenía, como de que lo iba a matar solo por ese pequeño accidente. — L-Lo siento...— sin darse cuenta, se disculpó por segunda vez. Pero ya no por chocar. Sintió que como si se estuviera disculpando nada más por existir y respirar estar respirando el mismo aire.
— Mira mejor por dónde caminas. — el tono de su voz no ayudó. Ahora se sentía más intimidado. Aunque, si era sincero, también algo intrigado. Al ver a esa persona alejarse, sintió la necesidad de detenerla.
— ¡Um...! Oye... soy Yoichi Isagi... lo siento otra vez. — no sabía ni para qué se había presentado, pero lo hizo.
— ¿Te pregunté tu nombre?
— Ah... no. — ya sabía que no tuvo nada de sentido, pero igual sintió su comentario como una puñalada. Se hubiera disculpado por cuarta vez si la otra persona no hubiera empezado a alejarse ya. Pero quedó con una sensación de intriga inusual en él.
Mao pasó por completo de él y entró al edificio. Estaba lleno de gente; quizás más de la que pensó en un principio. La multitud era grande y ella era bastante baja, así que le costó meterse entre la gente para no estar por completo detrás de todo. Y una vez pudo sentir que podía respirar en el lugar donde estaba parada, se detuvo.
Justo cuando por fin se había calmado, se apagaron las luces, y un tipo con un corte de cabello raro se apareció frente a todos.
— Mi nombre es Jinpachi Ego, y soy el tipo al que contrataron para llevar a Japón a ganar el mundial. — el tono de su voz salió más bien desinteresado. Y luego siguió hablando y hablando sobre el mismo tema, de como Blue Lock era para crear al mejor delantero del mundo.
Si era completamente honesta, apenas y le prestó atención por encima. El discurso que dio se le hizo tan largo y tedioso que en realidad se llegó a aburrir. Una vez su cerebro procesó la información importante, decidió ignorar todo lo demás, y no volvió a la realidad sino hasta que vio a alguien correr. El mismo tipo que había chocado con ella al entrar.
Salió disparado, y seguido a él, todos los demás. Mao se apresuró a correr también entre la multitud para entrar al lugar; el llamado programa "Blue Lock". Lugar lleno de llamados "diamantes en bruto".
⚽️ Lol, al final me dio pereza incluir los detalles.
Bendito picrew me falló esta vez. Intenté a hacer a Mao y el único link donde salió decente acabó viéndose así:
Anyway supongo que sirve aunque sea de referencia. XD
Escribir el principio del capítulo después del final del prólogo dolió, no les voy a mentir 😭
Pero todo sea por el desarrollo de personaje
Seguro otra vez entre mañana y pasado actualizo. Quiero TRATAR de mantener un ritmo constante en las actualizaciones, sin embargo me toca empezar a leer el manga y eso me tiene paniqueada.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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