𝟐𝟗/𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞/𝟐𝟎𝟎𝟓

Había prometido encontrarse con Hanma en aquel lugar oscuro y tapizado por humo de cigarrillo, no sabía a ciencia cierta si la tensión palpable sobre el ambiente se debía únicamente a sus nervios o si realmente aquella era la atmosfera de la guarida en esa tarde. Miro hacia la puerta aun afuera, estiró la espalda en un intento por sacarse el miedo de encima y caminó dentro del local.

Kazutora se había preparado mentalmente para afrontar las consecuencias de sus actos, estaba seguro de que recibiría algunos golpes, y que probablemente no sería aceptado en ninguna otra pandilla por ser desertor en una pelea tan importante, pero aquello le vendría mejor a su vida. Quizás si cambiaba su camino aunque fuese en una parte tan mínima como esa, las cosas podrían mejorar; podría encontrar una motivación verdadera, buscar algo que le apasionara hacer en un futuro, un camino propio que forjar y seguir a medida que crecía dejaría de ser un simple vago, tendría esperanzas de ser alguien en la vida, callar las bocas de su padre, de su madre, devolverles las palabras que alguna vez le dijeron, e incluso podría recibir la aprobación del padre de Dai. Seguiría del lado de Baji, y de la mano de su novia. Y todo iría en mejoría.

— ¿Hanma? — el eco de su voz resonó en las paredes. Las luces estaban apagadas y a penas era visible una silueta del otro lado del sitio.

Era más bajita que la de su comandante, por lo que descartó que fuese él. Avanzó unos cuantos pasos aun con duda, y entrecerró los ojos intentando descifrar quien era aquella figura.

Una risa sonó del otro lado del salón — ¿Hanma? ¿Me vas a confundir con ese marica?

Lo reconoció inmediatamente y avanzó con más confianza. Al encontrarse con él frente a frente se tomaron de las manos, saludándose afectuosamente, como si de cruzarse con un viejo amigo por la calle se tratase. Aunque no diferían demasiado de aquello.

— ¿Qué haces aquí?

— Hanma me pidió que viniera, tenemos que aclarar unos asuntos privados. ¿Tú que haces aquí, Kazutora?

— Ah... tengo algo importante que hablar con Hanma también, es sobre la pelea de este sábado.

— ¿Ah sí? — lo miró a la par que se acomodaba las gafas en el puente de la nariz.

— Sí, bueno... no voy a participar en la pelea de Halloween, Kisaki.

Dicha frase fue suficiente para terminar de confirmarle las sospechas respecto a lo que escuchó el día anterior. Arqueó una ceja y fingió abrir los ojos con falsa sorpresa.

— ¿Por qué? ¿Pasó algo?

— Sí... verás.

Mientras escuchaba el relato atentamente, Kisaki comenzaba a maquinar en su cabeza cual sería la estrategia que utilizaría, el siguiente paso del plan. Kazutora seguía siendo una persona de cuidado, tenía que ser sumamente cauteloso en sus palabras, sus acciones, sus gestos. En un principio, hacerle creer que lo mejor para él era pelear fue sencillo, después de todo no dejaba de ser un tipo solitario sin mayores convicciones, necesitaba algo a lo que aferrarse para continuar su vida, y encontró esa ancla en la pelea, la venganza. Sin embargo había terminado encontrándose con la chica sobre la que le hablaba con ese brillo nefasto en la mirada, y sus creencias tomaron un rumbo distinto, uno que no le convenía a la mente maestra tras el plan.

Descartó amenazarlo con ella, conociéndolo a él y a su historial sabía que el muchacho no dudaría en dañarlo si atentaba con la seguridad de su novia. No necesitaba a más gente sobre sí, ya tenía suficiente con el imbécil de Hanagaki, el pelmazo de Baji y su perro faldero, Chifuyu. Si Kazutora se unía a esos cuatro, tarde o temprano iban a terminar arrinconándolo, e iba a quedar sin escapatoria.

Necesitaba que Baji se hiciera a un lado, era un sujeto demasiado astuto como para tolerar que fuera tras sus pasos, y si conseguía alejarlo de la Toman, con o sin vida, serviría. No había podido derrumbar el pilar que Draken simbolizaba en él, pero si lograba tumbar al leal amigo de su infancia, sin duda habría avanzado suficiente como para colarse en ese hueco.

Y Kazutora... era un asunto complicado. Kazutora podría tener varias utilidades a conveniencia: podría fungir como chivo expiatorio para el asesinato de Baji, sabía que podía manipularle su voluble mente para conseguir que se culpara y terminara suicidándose en prisión o algo por el estilo, así nadie sabría sobre sus planes, su identidad, y se desharía de dos pájaros de un tiro. También podía actuar como un basurero en el cual dejaría que Mikey descargara su ira, así conseguiría romperlo, volverlo aún más inestable y comenzaría a manejarlo a su voluntad, de nuevo eran dos pájaros de un tiro: destruir a Mikey y deshacerse de Kazutora. Aunque también podía hacerlo pasar como su mano derecha en futuras peleas contra la Toman, nadie en ese mundo tenía más rencor contra esos sujetos que ese pobre chico, aquello sin duda le sería de utilidad hasta que terminara en el reformatorio otra vez, o muerto en alguna lucha.

Continuó escuchando, deteniéndose en los pequeños detalles que podía aprovechar. Era prioridad convencerlo de pelear. Cuando el muchacho terminó su relato, lo vio encogerse de hombros y guardar las manos en los bolsillos de su chaqueta.

— Bueno, creo que será mejor que me quite esto. Hanma va a querer que la devuelva, si no me da una golpiza antes y exhibe mi chaqueta como muestra de que sucede si renuncias a una pelea.

Él sonrió, mientras el chico de gafas lo miraba con seriedad.

— ¿Estás seguro de esto, Kazutora? ¿Vas a abandonar por una chica?

— Acabo de contarte, no es solo una chica... no quiero perder el rumbo de mi vida ahora que creo que volví a encontrarlo.

— ¿Por qué habrías de perderlo? Solo es una pelea.

— No quiero mentirle a Dai. Le prometí no pelear más, no quiero que sean palabras vacías.

Dai... guardaría ese nombre — ¿Una pelea realmente es tan importante?

— Para ella lo es, no somos del mismo mundo.

— Ah, vamos, ¿no se supone que están enamorados? Ser "del mismo mundo" no es tan importante siempre cuando haya cariño, ¿no lo crees?

— Bueno, sí... — sacudió la cabeza, eliminando de su mente la posibilidad de involucrarse — pero no quiero que la relacionen conmigo después de esta pelea. Sería peligroso para ella.

— No tienen porque hacerlo — sonrió con cierta malicia, estaba cerca de encontrar el punto.

— ¿A qué te refieres?

— Limpiar estas cosas no es difícil, Kazutora. Si no quieres que sepan que ella tiene un vínculo contigo por miedo a las represalias, eso es fácil.

— ¿Cómo sabes eso?

— Ah... Hanma. Él tiene contacto con gente más peligrosa. — mintió, necesitaba proteger la imagen de inocencia que daba ante el chico.

— No, Kisaki. Hablo en serio, no quiero tener nada que ver en esto. — Rápidamente bajó el cierre de la chaqueta, quitándosela y arrojándosela, comenzaba a desesperarse — Hanma no aparece, pero dile que no estaré presente el día de la pelea, lo lamento. Puede buscarme otro día si es que quiere darme una paliza.

Hizo ademán de salir, dándose la media vuelta, siendo interrumpido en el camino por la misma voz

— Kazutora, ¿recuerdas lo que me juraste cuando fundamos el escuadrón anti toman?

Frenó en seco — Juré... juré terminar con mi enemigo en esta pelea.

— ¿Y vas a fallar a tu promesa?

— Tengo una promesa con Dai también. No quiero pelear, Kisaki. No quiero defraudarla, pero...

— ¿Pero?

Guardó silencio — Sigo queriendo acabar con él.

Dio en el punto. Volvió a sonreír.

— ¿Con quién? ¿Mikey?

Asintió con molestia — He intentado... quiero borrar esa idea de mi mente. Por Dai. Ella merece algo mejor que esto, pero pareciera que por más que lo intento no puedo hacerlo. No he dejado de soñar con el día de la pelea desde que estuve fuera del correccional, quiero... no. Necesito acabar con Mikey, pero también necesito que Dai siga conmigo, estuve a punto de perderla una vez, y ella me perdonó. Está conmigo ahora, y quiero ser una mejor persona, por ella...

— Ella no es lo único en juego aquí, Kazutora. — caminó en dirección a él — cuando fundamos el escuadrón, no solo estábamos involucrados, hay alrededor de cien sujetos que también quieren acabar con la Tokyo Manji, tú comenzaste esto, tenemos que terminarlo contigo. ¿Vas a romper tu promesa con ellos también?

— Yo...

— ¿Romperás tu promesa conmigo también?

Sus palabras eran frías, como un tempano de hielo. Le debía mucho a Kisaki, eso no era algo que pusiera a discusión sobre nada; había conseguido por él un ejercito que lo respaldaría en su lucha, por él fue por quien se decidió a volver al mundo de las pandillas, había conseguido infiltrarse dentro de la Toman para conocer desde dentro sus planes, y él mismo le había aconsejado que reclutara a Baji, su mayor apoyo para pelear. Una tarde de verano, antes que el otoño tomara forma por completo en la ciudad, habían jurado acabar con la Tokyo Manji y con todos sus miembros. Aquellos que le habían dado la espalda, por seguir detrás de él como un montón de lacayos, quienes lo dejaron completamente solo en el momento donde necesitó más compañía. Todos ellos merecían ser acabados, y si no eran sus amigos, sin duda serían enemigos.

A Kisaki y a él los unía algo que no podía atarlo ni siquiera con Dai; la Toman les había robado a ambos algo que no podrían recuperar, los habían dañado, despojado de lo que más querían, sabía que al chico que tenía frente a sí le había sido arrebatada su primer amor, una parte de su corazón. Y lo entendía, estaba consciente de que si la Toman intentara quitarle a Dai de su lado, no pararía hasta haber terminado con cada uno de ellos.

Eran un montón de infelices, parecía que solamente buscaban dañar a las personas, ¿crear una nueva era de delincuentes? Esa solamente era la barata excusa que Manjiro había encontrado para que las personas lo siguieran a ciegas como su líder. Él realmente era un destructor, iba por ahí acabando con todo lo que era preciado no solo para él, sino para muchas otras personas. La rabia le colmó el pecho, y su ceño de frunció automáticamente en conjunto con el sentimiento que se avivaba dentro de sí.

Suspiró en un triste intento por calmarse.

— ¿Kazutora?

— Tú... ¿podrías encontrar alguna manera de que ella no lo sepa? Que estuve ahí y que acabé con Manjiro.

Había triunfado.

— Por supuesto.

— Y si algo se complicara...

— Voy a protegerla con mi vida, te lo prometo — se acercó al muchacho, que aun parecía un poco consternado, extendiéndole la mano — ¿entonces, tenemos un trato?

Estiró el brazo, con la mano firme pero lenta, dudosa.

— ¿Ni una palabra?

— ¿No confías en mí? — una sonrisa ladeada apareció en su rostro

Kazutora tomó la mano de Kisaki, estrechándola a modo de juramento.

Lo sentía, profundamente. Lamentaba volver a romper sus promesas, pero sabía que su mente no estaría completamente tranquila si no hacía lo que debía hacer. Tenía que destruirlo todo, acabarlo de raíz. Y si no lo hacía en ese momento sería peor para ambos, sabía que no descansaría hasta que hubiera terminado con aquello. Sí, Dai se había vuelto un calmante para su mente, para su corazón, su confusión y hasta su tristeza, pero aun temía que su cariño perdiera el efecto que tenía en su persona. No quería dañarla, contagiarle el odio que sentía, o su deseo enfermizo de venganza. Necesitaba sacarse eso de encima, terminarlo todo, seguir adelante con ella. Esperaba que de alguna manera u otra lo entendiera, ya fuera con el paso del tiempo o por amor, pero sabía que lo haría, y que al finalizar aquel episodio en la historia de su vida, serían felices juntos. No podía evitar sentirse un traicionero, pero una voz en su cabeza insistía en que eso era lo mejor para ambos.

— Ah, es tarde — La voz de Kisaki lo sacó de los pensamiento en los que se había sumergido — si encuentras a Hanma por aquí, dile que me llame, ¿sí?

El chico le extendió la chaqueta de vuelta al muchacho de ojos color arena, quien la tomó entre sus manos, viendo fijamente a aquel símbolo del ángel sin cabeza.

Asintió sin mirar a él, y escuchó sus pasos abandonando el sitio.

Fuera del local, el chico de las gafas se detuvo, haciendo una llamada rápidamente

¿Lo conseguiste? — Al otro lado de la línea, Hanma se mantenía expectante.

El día anterior, había recibido una llamada de su compañero, en la que le informaba que había escuchado a Kazutora y a su novia discutiendo sobre su desertar en la pelea, durante su fiesta de cumpleaños. En cuanto tuvo las instrucciones de Kisaki en sus manos, ejecutó el improvisado plan al pie de la letra: le pediría a Kazutora presentarse en la guarida, por la tarde, a solas, todo con la excusa de discutir los detalles sobre la pelea antes de con los demás, puesto que era su tercero al mando. Él se lo había tragado, y había aceptado presentarse, diciéndole que tenía que hablar sobre dicho asunto. Juntos lograron ponerlo en la posición exacta en la que debía estar, y así las cosas seguirían saliendo de acuerdo con el plan.

— Claro.

Todo salía a la perfección.

...

Recomendación: reproducir la canción de multimedia o playlist (Lonely in gorgeous – Tommy February 6)

— ¿Qué ves?

La voz del recién llegado Kazuma resonaron en las paredes de la casa.

— ¡Bienvenido! — gritó la rubia desde el sofá, su padre entró al salón y se sentó en el sillón aledaño al suyo — están dando la repetición de Paradise Kiss, me perdí el capitulo de ayer.

— Cierto, ¿las tutorías?

— Sí... — musitó en voz más baja, mintiendo.

Al menos el día anterior sabía que había trabajado con Ichinose, y que había logrado reponer las cancelaciones repentinas que había hecho. Sin embargo, una vez que terminaron, Kazutora la había recogido en la solitaria calle debajo de al escuela, y había estado paseando alrededor de la ciudad durante la tarde. Estaba a su lado cuando lo vio asustarse debido a que recibió un mensaje de su comandante en donde le informaba que quería verlo, y ahí, frente a ella, envió su respuesta. Un simple texto bastaba como una promesa de que aquel capitulo tan infame en sus vidas estaba a punto de terminar, y se sintió aliviada.

— ¿De qué va este? — el mayor se desataba la corbata, prestando atención al tema de apertura de la televisión.

— Velo, va a gustarte. Es de la autora de Nana.

— ¿El de la historia de los vasos de fresas?

— ¡Sí! — Dai sonrió al verlo recordar el detalle. Su expresión se desvaneció casi al instante. — Papá... ¿crees que podamos hablar de algo importante? No es necesario que sea hoy, podemos charlar sobre eso mañana.

Ahora que Kazutora al fin iba a dejar atrás todo el mundo de las pandillas y las peleas, creía que era justo de su parte hacer lo mismo: confesarle a su padre que habían estado viéndose últimamente y que las cosas no eran como él lo creía. No sabía cómo, pero insistiría lo suficiente hasta que el hombre se decidiera a darle una segunda oportunidad al muchacho. Sabía que una vez que se conocieran, y que supiera que las cosas no eran como él creía, su relación iba a mejorar bastante.

Kazuma la miró con una expresión incrédula. — ¿Segura?

— Claro.

I'm breaking my heart
Ima sugu mitsukete dakishimete hoshii.

Intentó prestar atención al televisor, hasta que un sentimiento extraño irrumpió en su pecho, quedándose estancado dentro de sí. Una mueca de dolor se formó en su cara, y se removió en el asiento, buscando disipar la sensación.

— ¿Estás bien, Dai? — su padre se irguió sobre su espalda — te cambió el rostro de un momento a otro.

...Where are you bad boy?
Ai no sukaafu de namida wo fuite

— Sí, solo... sentí algo raro. No es nada.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH escribir esto me costó un webo, pero quedó! ¿qué opinan?

Esta nota es más que nada para que vean el nuevo separador y decirles que la traducción de la canción la encuentran en el primer comentario del párrafo donde está jsjsj<3, así que yap. Nos vemos el miércoles, no olviden votar, comentar y eso, lxs quiero!

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