𝟏𝐎/𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞/𝟐𝟎𝟎𝟓

Si había estado asistiendo a la escuela como normalmente era porqué poco después de que salió de la correccional, su padre se dio a la tarea de pasarse por casa, amenazar con tomar la custodia y un sinfín de tonterías más. Él y su madre habían prometido cumplir con lo que el hombre decía, no porque le guardara algún grado de respeto a su padre o porque disfrutara de vivir con su madre, si dependiera de él se hubiera ido solo, pero sabía que siendo un recién salido del reformatorio con quince años no iba a conseguir sustento. El dinero que aún guardaba era parte del que había llegado a guardar cuando era más pequeño y fantaseaba con huir de casa. Al fin y al cabo, prefería vivir en una casa donde hubiera indiferencia a una en donde hubiera golpes al por mayor.

Llegó a la escuela montado en su vieja Rocket, provocando que las miradas de alumnos y profesores se posaran sobre sí. Le fastidiaba la atención, sabía que el asunto del reformatorio había sido comentado por todos los pasillos desde el momento en el que llegó, pero intentaba ignorarlo hasta donde le era posible. Caminó hasta el piso de tercer año y entró a su salón, aún era temprano, pero la mayoría de las personas ya estaban ahí. Incluida Dai.

La muchacha estaba sentada en su asiento, con el cabello amarrado en una coleta y parecía revisar algo de su rostro en un pequeño espejo de mano.

¿Sería buena idea hacerle caso a Baji y enmendar lo que había dicho el día anterior? Sin duda no quería que nadie que lo conociera lo tuviera a él en el mismo concepto asqueroso en el que él mismo tenía a aquellos que odiaba, por lo que después de dejar la mochila en su asiento caminó al asiento de la rubia.

— Eh — el sonido de la voz del muchacho la sobresaltó — ¿puedo hablar contigo?

— Hablé con el señor Ayuzawa antes de irme ayer, va a dejarme hacer el trabajo sola.

— No hace falta — Dai arqueó una ceja — Voy a trabajar contigo.

Ella le volteó el rostro

— No, gracias. Tengo una prorroga para hacer un proyecto más pequeño y recibiré una nota distinta, pero ya no importa. Ya hablaré con mi papá sobre eso, sin duda preferirá eso a que...

— Escucha, Hayashi. — el muchacho se rascó la nuca — lo lamento por lo de ayer. No quiero dar la impresión de ser ese tipo de persona, no soy así.

— ¿Entonces por qué te comportas así conmigo? — la muchacha le dirigió la mirada, poniéndolo más nervioso.

En esos dos días, Kazutora no se había percatado de un pequeño detalle que sería capaz de diferenciarla de los demás. Sus ojos. Eran grandes, pero destacaban por ser de colores distintos, no era tan radical, pero si era notable que uno de sus iris era de color verde y el otro era un café bastante oscuro, además de que tenía debajo de uno de sus ojos el mismo lunar que él. Al contrario de los demás, la mirada de la muchacha parecía tener un brillo especial, nunca había conocido a nadie así.

— Lo lamento. Fue una tontería de mi parte.

Dai se quedó en silencio. — No sé que hice para caerte tan mal en dos días, lo entiendo de parte de los demás, pero tú ni siquiera me conoces... Lamento si te di una mala primera impresión, Hanemiya.

— Yo también, déjame enmendarlo. Trabajaré contigo y no voy a rechistar, te lo debo.

La chica dirigió el rumbo de su mirada hacia su cuaderno, pensando en si debería aceptar o no. Pasados unos minutos, escribió algo rápidamente y arrancó el trozo de papel, entregándoselo al muchacho.

— Vivo aquí. Podemos trabajar en mi casa después de la comida, no hay inconvenientes. Por favor no rompas la hoja esta vez. También te dejé mi teléfono por si lo necesitas.

Kazutora se rio, avergonzado. — no lo haré, llegaré ahí a las cuatro.

— Bien — Dai miró hacia la ventana y al escuchar los pasos de él alejándose miró en dirección al asiento de él — ponte hielo debajo del ojo, te va a ayudar con el golpe.

Kazutora le sonrió y también se enfocó en la ventana hasta que el profesor hizo acto de presencia.

...

— ¿Entonces... dónde está?

— Cállate, Ima. Me dijo que venía, tiene que cumplir con su palabra.

Dai se asomó por la ventana de la sala de su casa, Ima se había ofrecido a hacerle compañía ese día mientras Kazutora llegaba, pero ya eran las 4:30 de la tarde, había pasado media hora y no había hecho ningún acto de presencia, ni si quiera la había llamado para avisarle que no podría ir o algo similar.

— Ya pasó media hora, Dai. — la castaña se acomodó las gafas y tomó su mochila del piso — tengo que irme a casa o mi mamá va a gritarme, dije que llegaría a las cuatro y aún tengo que caminar.

La rubia suspiró y caminó con su amiga para acompañarla a la puerta.

— Algo me dice que vas a tener que aceptar la prorroga del señor Ayuzawa.

La rubia miró con decepción hacia su amiga — Gracias por los ánimos, Ima... nos vemos mañana.

Las muchachas se despidieron y Dai subió a su habitación para por fin quitarse el uniforme y de paso bajar la caja de material eléctrico que su padre le había conseguido para el trabajo. Se dispuso a leer el instructivo que indicaba el libro de ciencias; resignada con aceptar la prorroga y perder las décimas que un primer lugar le hubieran dado.

Odiaba eso de trabajar con gente que no fuera Ima, usualmente terminaba haciendo las cosas sola, sus exigencias y su falta de paciencia cuando no se hacía lo que consideraba como lo mejor terminaban ahuyentando a todos sus compañeros de trabajo, siendo su amiga la única capaz de tolerar y calmar su carácter. Y aunque le hubiera encantado hacer la opción más complicada, no podría, no tenía idea de cómo armar circuitos fuera de lo más básico, y pedirle ayuda a Ima era demasiado humillante, así que sería una más del montón que llevaría el circuito indicado en el libro.

Había comenzado a leer las instrucciones hasta que el sonido de una motocicleta comenzó a colarse dentro de su casa, pensó que probablemente sería uno de sus vecinos, por lo que no le tomó mucha importancia hasta que escuchó el motor apagarse y después a alguien tocar el timbre. Desconcertada, se levantó del sofá, y se asomó por la mirilla antes de abrir. La sorpresa la invadió cuando al otro lado vio los cabellos amarillos y negros, por lo que quitó el seguro de la puerta y abrió.

— Hola.

— Creí que no ibas a venir — la muchacha tardó pocos segundos en darse cuenta de que la ropa y cara del muchacho estaban sucias, como si hubiera estado jugando con algo similar al carbón — ¿Te pasó algo, Hanemiya? ¿Estás bien?

— Soy una persona de palabra, y por esto no te apures — sonrió — ¿puedo entrar a tu casa?

— Sí, claro— Dai se hizo a un lado, dejándolo pasar.

Kazutora se detuvo un momento para apreciar las paredes de la casa, pulcras y con algunos retratos colgando de ellas. Era una casa bastante sencilla, pero se mantenía limpia y emanaba una esencia hogareña. Dai aun contemplaba la silueta ahora de pie en el pasillo principal de su habitación.

— Dai — La voz del muchacho la sobresaltó

— ¿Sí?

— ¿Puedo pasar al baño? Me gustaría lavarme la cara

— Ah, claro... es hacia el fondo, la puerta de la izquierda. Te espero en el salón.

Ella volvió al salón mientras él se retiraba hacia el tocador. ¿Estaba nerviosa? Sí, más que nada porque un casi-extraño estaba dentro de su casa, aunque por otra parte se sintió aliviada, al menos eso significaba que no iba a tener que hacer todo ella misma, aunque no entendía por qué tenía hollín en la cara.

Dai jugueteaba con sus dedos sobre el sofá, en un intento por relajarse, hasta que Kazutora llegó al salón.

— Tienes una casa bastante bonita — el muchacho se dejó caer al lado de ella en el sofá — ¿y bien?

— ¿Eh?

— ¿Qué vamos a hacer? No me dijiste nada, solo dijiste que trabajaríamos juntos.

— No leíste lo que te pedí el primer día, ¿verdad? — Kazutora se encogió de hombros y negó. Dai tomó su libro y buscó las instrucciones para el proyecto — Tenemos que hacer un proyecto funcional que implique lo que hemos estado revisando en el temario y tomar evidencias de que fue realizado por nosotros y yo había planeado que, bueno, podríamos hacer una bombilla de agua, estaba en los ejemplos del libro y creo que puede ser algo bueno y no tan complejo...

Kazutora extendió los brazos a lo largo del sillón y cruzó una de sus piernas sobre la otra — Suena muy simplón, ¿no crees?

— ¿Cómo? — habló ofendida ¿estaba intentando decirle que sus ideas eran simplonas?

— Mira, para hacer esa cosa necesitas un motor ya hecho ¿no? solamente es comenzar a ensamblar y ya. No tiene mucha dificultad, y si quieres mantenerte como el promedio más alto, yo creo que podemos hacer algo más divertido.

— ¿Cómo qué?

— Hagamos un motor de cero, y usemos ese motor para hacer funcionar tu bombilla de agua.

— ¿Cómo vamos a hacer un motor según tú?

Kazutora se rio — Sé de esas cosas, sabes en donde estuve antes de entrar a la escuela, ¿cierto? — Dai asintió a la par que un escalofrío le recorría los huesos de la columna

— Sí, todos lo saben.

— En la correccional llevamos clases de cosas diferentes a las de la escuela, nos enseñan algunos oficios y aprendí algunas cosas sobre electricidad y sé armar motores desde cero. Además, suelo reparar la motocicleta por mi cuenta cuando se avería.

— Bueno, si tú sabes de eso creo que puede ser una buena idea. Si quieres tú puedes comenzar a armarlo y decirme cómo hacerlo también, tengo una cámara digital en mi habitación que podemos usar para tomar nuestras evidencias. — la muchacha miró de manera amenazante al chico — Pero como eso quede mal y no saque mi nota alta tú vas a ser el único culpable.

Kazutora ignoró lo último y para tomar la caja de materiales que estaba en la mesita del salón, hurgando en ella.

— Faltan muchas cosas para hacerlo, pero sé de un lugar en donde podemos conseguirlas. — el muchacho se levantó del sofá — Vamos

— ¿Eh? ¿A dónde?

— Por las cosas que hacen falta, pídeles permiso a tus padres

— El centro de la ciudad está lejos, se va a hacer tarde... — sincerándose, no le molestaba la tardanza, solo le parecía incómodo y hasta peligroso salir con él a solas.

— Tengo motocicleta, iremos en un dos por tres

— ¿Es seguro?

— Sí, si lo es. Vamos, deja de ser tan miedosa y pide permiso.

Dai frunció el ceño — No me llames miedosa... vámonos de una vez, mi papá no está. No quiero que se haga más tarde.

La muchacha tomó las llaves de la puerta y ambos salieron. Kazutora movió la motocicleta para que ella pudiera subirse, y ya sobre esta el muchacho le extendió el casco para que se ella lo pusiera. Dai lo tomó y lo colocó sobre su cabeza, aun temerosa de subirse al vehículo.

— ¿Estás seguro de que sabes conducir estas cosas?

— Conduzco desde que tengo doce, ¿Qué te causa tanto pánico sobre una motocicleta?

La rubia desvió la mirada — Nunca me he subido a una, y mi papá dice que son muy peligrosas.

—Estás a salvo, intentaré conducir despacio para que no llores en el camino. — Dai hizo una mueca mientras el muchacho sonrió y extendió su mano para ayudarla a subir. Después de unos segundos, tomó la ayuda y subió al vehículo, aferrándose rápida y torpemente al torso del muchacho con sus brazos. Él se sonrió y arrancó.

Las motocicletas no eran tan desagradables como ella podría haber pensado, aun cuando Kazutora conducía despacio, la sensación de adrenalina que producía el estar sobre estas era bastante divertida y hacía que el estómago le cosquilleara, no sabiendo si esto era por el miedo o emoción, mirar hacia los lados y ser capaz de ver el paisaje tranquilo sin que un cristal o la puerta de un coche te bloqueara la vista era hasta poético, y aunque el aire de otoño podría provocar algo de frío en un primer momento, después se tornaba en algo hasta agradable sentir las corrientes recorriéndole los brazos.

Disfrutaba el trayecto más de lo que pudiera haber pensado, tal parecía que ni las motos ni tener al muchacho nuevo como compañero era tan mala idea como pudo haberlo pensado en primer momento.

...

— Entonces, ¿no necesitaremos nada más?

Habían recorrido varios lares de la ciudad para encontrar las cosas necesarias para poder armar su proyecto, acordando que comenzarían el ensamblaje al día siguiente. Al final habían terminado encontrando la mayoría de las cosas en una vieja ferretería cerca de donde vivía el muchacho, lugar que quedaba lejos de casa de Dai.

— No — Kazutora subió a la motocicleta, nuevamente extendiendo la mano hacia Dai.

— ¿Qué?

— Súbete, voy a llevarte a casa.

— Ah, sobre eso... es algo tarde, creo que sería mejor idea que volviera por mi cuenta, si mi papá me ve llegando en una de estas — señaló a la motocicleta con el dedo — me mata.

— Bueno, en ese caso puedo dejarte cerca de casa para que no tomes el metro — Dai miró hacia otro sitio con duda — anda, son casi las siete, creo que es algo tarde como para que vayas tú sola. Te dejaré a una calle de tu casa, no más cerca, si tu papá te pregunta dirás que llegaste en metro.

La rubia pensó unos segundos sobre su decisión. Finalmente le tomó la mano nuevamente para poder subir.

— ... Está bien. — Kazutora sonrío, extendiéndole el casco y espero a que ella se lo ajustara. Una vez que la muchacha estuvo lista, volvió a aferrarse al torso de él con los brazos y la motocicleta arrancó.

Hola! Vengo a dejar esta nota para hacer una aclaración. Este fanfic NO es el spicy, ese es un one shot que subo mañana, en este fanfic Kazutora y Dai son ✨wawas✨ así que no habrá contenido +18. Solo quería dejarlo claro pq creo que hubo una confusión en tik tok.
Gracias x leer, lxs quiero. 🤍

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