𒅒≽ 8 ≼𒅒

Esperaba con aburrimiento la llegada del más joven de los Nakahara, aun faltaban algunos minutos para que este llegara, todo estaba completamente ordenado. Chuya y Dazai estando fuera completando una mision cualquiera en Tokio, mientras a Chuury le dio el día libre, Arthur y Ozaki estaban encargando se de otras cosas el joven pupilo de Dazai, había sido enviado a una misión conjunta a la agencia. Todo completamente ordenado donde lo quería, nadie iba a interferir con sus planes y eso era lo que deseaba

Miraba a la pequeña rubia quien estaba acostada dibujando con sus creyones de lo más tranquila mesiendo sus pies de manera delicada mientras murmuraba pequeñas melodías.. — Dazai se va a enojar – le escucho decir, el por su lado soltó una pequeña carcajada no le importaba si el castaño se enojaba o no..

— si no me sirve de nada es mejor que muera, no necesito a otro mocoso inservible encerrado en el sótano..

Espeto mientras dirigió su mirada a la rubia esta solo sigio dibujando con total tranquilidad como si nada, al menos le había dado recursos para esta misión no sería tan bandido en enviar a un pobre niño ignorante del mundo que le rodeaba a su muerte como si nada. Le daría las armas para salir victorioso y si de plano sus esfuerzos terminan siendo inútiles el chico no valdría la pena..

Caminaba con la mayor lentitud del mundo hacia la oficina del jefe, estaba nervioso y aterrado por lo que sea que le manden hacer. No sabía que esperar sus hermanos habían salido, Chuya tenía una misión con Osamu, Chuury tenía el día libre y tampoco es como si dejaría lo que hacía para ayudarle a él, en esta situación se encontraba solo, el pánico en su cuerpo era evidente

A penas habían pasado dos días desde aquel día, después de enterrar los restos de aquel cachorro quiso buscar a Osamu más no le encontró ni a él ni a Chuya supuso qué estos se habían ido a su departamento no tenía a nadie mas con quien recurrir, con quien hablar, con quien buscar consejo o pedir intervención.

Por más que no quería pensar a así no podía evitarlo, sus nervios estaban a flor de piel y con cada paso que daba era una tortura y alimentaba su ansiedad momentánea. Contuvo el aire de sus pulmones por un momento al encontrarse frente a la puerta de la oficina del jefe, su respiración se aceleraba sintiendo que en cualquier momento podría desmayarse.

— buenos días Jefe..– murmuró algo bajo más sabía que el mayor le había escuchado, de manera respetuosa se agachó frente al escritorio del mayor apoyando uno de sus brazos sobre su rodilla y su otro brazo estaba flexionado tocando la superficie del suelo con su puño lo hacía en señal de respeto hacia el adulto.

— buen día, espero que estés listo para tu primera misión, espero muchos resultados de ti – se levantó de su asiento tomando aquella carpeta entre sus manos extendiendose la al menor quien veía un poco la información – te hice el trabajo más fácil, como ya sabes la Port Mafia detesta el fracaso y el incumplimiento, y este señor de aquí es alguien que a faltado a su acuerdo para con nosotros, tu misión es ir al lugar que te indico en la carpeta y cobrar el dinero que nos debe ¿entendiste?

Asintió con su cabeza ante el saludo y las palabras que siguieron, realmente no sabía que decir el nerviosismo no le dejaba reaccionar, okey, habia escuchado sus ordenes y repasaba cada una de ellas en su cabeza, fallar no era una opción por su propio bien y el de sus hermanos aunque más el suyo que el de ellos ¿verdad? — que tu habilidad no sea impedimento para que cumplas con tu misión, e pedido un favor muy grande para que puedas tener al menos mejor control de esta, así que no desperdicies el esfuerzo que estoy poniendo en ti

No respondió solo asintió con la cabeza, ¿había pedido un favor? Era algo ilogico, al menos para el, no tenía sentido que este dijera que tendría un buen manejo de su habilidad solo por pedir un favor a alguien ¿Acaso realmente eso se podría?. No le dio más vueltas, solestaba retrasando esto y por supuesto que no solo tenía ganas de escapar si no que también tenía ganas de nunca regresar a ese lugar , levantándose lentamente le dio una última mirada al azabache — con su permiso me retiro Mori-san prometo darles resultados

¿Que lo prometía? Estaba Demente! No saldría vivo de esa misión sin importar le aquel hecho de que solo debía cobrar un dinero, ¿por que debía pasarle todo esto a él?.. Cuando salió de la oficina fue que dejó salir todo el aire retenido su corazón latía con prisa estaba nervioso abrumado, y sentía demasiada presión

¿Realmente podría cumplir las espectativas del jefe? Y era claro que no solo las del jefe. No podía dejar que sus dudas le dominaran en ese momento así que simplemente se dirigía a la salida del edificio mientras trazaba un plan en su mente lleno de muchas opciones en caso de contratiempos

Se acercó a su moto y subió en esta volvió a suspirar dándose ánimos al menos podría salir y si cumplía la misión con exito quien sabe y le den más permisos para salir. Se desplazaba a toda velocidad en su moto había memorizado la dirección del sujeto asi que no le daría problema.

Aceleró un poco no podía permitirse fallar debía cobrar el dinero e irse, solo eso no tenía por que complicarse.

Pestañeo un par de veces al ver ese lugar, tenía un letrero muy llamativo y por alguna razón le daba un mal sabor de boca estar allí. Solo cerro los ojos tratando de respirar si acababa la misión volvería a casa y todo estaría bien. Eso es lo que se repetía constantemente en su cabeza, bajo de su moto adentrando sus manos en los bolsillos de su chaqueta caminando hasta el interior de ese lugar, jamás había estado en un sitio así, habían hombres de seguridad estos solo le vieron de pies a cabeza. Quiso intentar entrar pero uno de los hombres le tomó del brazo deteniendo su entrada

— lo siento mocoso pero no aceptamos niños.. Vuelve cuando tengas treinta

El tono burlesco de aquel hombre le hizo rabiar, le estaban haciendo perder tiempo, simplemente rodó los ojos intentando soltarse de su agarre.

— eh venido hablar con su jefe, así que sueltenme..

Eso fue todo lo que dijo estaba molesto, los hombres se echaron a reír y el solo le dio un golpe para que ya le soltara. Esto desató el enojo de aquellos idiotas Esquivaba los golpes qué eran dirigidos a él usaba su habilidad para moverse con más agilidad, no era el mejor en combates como sus hermanos debía empeñarselas como podía
Además seguía siendo un mocoso de quince años, obviamente sus golpes no tendría la suficiente fuerza para noquear a esos imbéciles.

Esquivo aquella patada que iba dirigida a él deteniendo el puño del otro hombre con su habilidad, lo lanzó lejos contra la pared de un salto  tomo impulso para darle una patada en el rostro al otro idiota aunque no fue tan potente con su habilidad le derribó. Suspiro entrando al lugar todo apestaba cada rincón infestado de muchas personas, el sonido estruendoso de la música alta mientras aquella pista de baile enorme llena tanto de mujeres como hombres quienes bailaban tomaban, fumaban muchas mesas y los olores allí eran tan repulsivos que se sentía mareado.

Se apresuró yendo a la oficina del tipo en cuestión para ya acabar su misión, tapaba su nariz mientras caminaba encerio qué lugar más horrible. Había llegado a un pasillo lleno de habitaciones pero solo una llamo su atención esta era la del fondo la puerta estaba abierta y la luz estaba apagada. Corrió hasta esta para ingresar notando como todo estaba destrozado, tomo su teléfono para iluminar la habitación y sintió su respiración cortarse mirando a sus pies el gran charco de sangre los muebles de aquella oficina estaban destruidos papeles regados sangre esparcida en las paredes y el suelo. Claro la cereza del pastel el cuerpo del tipo al que iba a cobrarle sobre toda esa destrucción. El hombre estaba sin vida, necesitaba pensar que hacer ahora, antes de siquiera dar un paso escucho las voces de los tipos con los que se enfrentó en la entrada no lo pensó dos veces y corrió a esconderse, sintió tanto terror, ¡el jefe no había dicho lo que pasaría si ese idiota estaba muerto!
Escapando por la puerta de atrás fue por su moto volviendo a las instalaciones de la Port Mafia, su corazón no dejaba de latir a mil por hora.

¿Será su culpa verdad? ¿El tendrá que pagar? ¿Que es lo que debía hacer?

Su cabeza estaba saturada de muchas preguntas sin respuestas ¿debía ir a avisar al jefe? Era demasiado de noche ¿devia ir ahora? ¿Devia llamar a sus hermanos? Que es lo que podía hacer.. Estaba aterrado todo era tan abrumador, aun no entendía como con lo alterado que estaba aún no se había estrellado con cualquier auto.

Estando en el edificio simplemente camibaba de un lado al otro buscando una solución, algo que le ayude encontrar una salida a todo este problema ¡sería castigado por esto! Peor aun ¡no solo se ganaría la decepción del jefe si no que la de sus hermanos también! Quería llorar de la frustración que estaba comenzando a sentir, oh genial su primera misión y ahora será enviado al deshuesadero

No tuvo el valor suficiente para encarar al jefe ni a nadie en ese momento juraba que si tenía a ese hombre cerca solo pondría a llorar en ese momento pidiendo perdón o una segunda oportunidad y no necesitaba hacer del problema un drama peor, menos verse más patético de lo que ya se encontraba, sus hermanos seguramente le reprochen ¡osa y dazi le iban a regañar por haber fallado en algo tan simple! Era tan débil y tan inútil que no podía cumplir con una misión tan pequeña como esa.

Ante ese momento de desesperación y terror solo hizo lo único que haría un adolescente de quince años encerrarse en su habitación, donde caminaba de un lado al otro mientras comenzaba a sentir pánico.. Y no era para más su terror estaba justificado 

— con suerte tal vez y me pida investigar lo que sucedió

Intento ser positivo hasta que se tiro a la cama tratando de asficciarse con la almohada. Oh vamos a quien iba a engañar sabía perfectamente que estaba completamente perdido, no era como sus hermanos, jamás seria como ellos, si tuviera un cuarto de su fuerza tal vez hubiera completado la misión con éxito, pero como se trataba de él simplemente terminó fallando y decepcionando las espectativas del jefe

— y como la vida me odia se que me esperan cosas malas..

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