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Desde la partida del albino había transcurrido unos cuantos días o incluso semanas, no tenía fuerzas siquiera para levantarse con fiebre demasiada alta teniendo a sus hermanos preocupados y a todos allegados a él. Incluyendo al joven castaño que todos los días le preparaba algo rico como sopa o cualquier otro platillo que le gustase al igual que siempre le preparaba dulces, postres, se esforzaba demasiado en hacerle sentir cómodo

Más el, realmente no se sentía completamente animado como para incluso sacarle de su habitación, no queria comer sintiéndose por supuesto cada vez más débil, inclusive sus hermanos le preguntaban acerca de lo que realmente había pasado con él Albino más no se atrevía a contarles, primero por miedo a algún regaño de parte de ellos, segundo por que no tenía energía para hablar de ello.

Estaba sentado en la cama manteniendo su mirada fija en las ventanas escucho la puerta de su habitación ser abierta por el joven castaño quien llevaba postres como siempre, le hacia enojar un poco su presencia tal vez por la irritación que todo esto le generaba o por el hecho de que le obligaba a comer, literalmente ese chico le a estado obligando a comer aunque sea de apoco, si no fuera por en hace rato y hubiera muerto

—traje unos pastelilos de chocolate – le escucho decir más el jamás apartó la mirada de la ventana.

El joven castaño leía su lenguaje corporal, todo esto era complicado, no se quería imaginar lo que realmente sentía el chico, tan rebosante de alegria y energía aunque aquella actitud tan pro activa no era dirigida a él, si debía admitir que, habían veces en las que el pequeño Omega si se mostraba agusto con su presencia pero hasta allí, miraba aquellos ojos azules tan apagados antes rebosando de un hermoso brillo inmenso tan cautivador que le parecía tierno ahora se reducida en cenizas.

Tomo asiento aun lado suyo manteniéndose en silencio tal vez para acompañar al pelirrojo en su pesar y darle algo de consuelo silencioso — ¿el no volverá verdad?

Le escucho decir al pelirrojo menor, quien le miró con pequeñas lágrimas en sus ojos, se mostraba demasiado vulnerable en ese instante tan sensible, no había quedado mucho de aquel chico impulsivo que no dudaría en golpearle y siendo cincero, le gustaba su actutu altanera y difícil, siempre portando un espíritu indomable, le hacía sacar lo mejor de él aunque no lo pareciera y verle así, tan roto y débil de alguna manera le rompía a él también

— me temo que no –murmuró el abrazando al menor acariciando su cabellera rojiza tratando de calmarlo, el chico no respondió, le escucho ahogar un pequeño sollozo, su rutina de esas semanas se definian en, sacar cosas despectiva de el mismo, negarse a comer, negarse a descasar, para luego llorar hasta quedarse dormido.

Le daba rabia la verdad ¿como podía seguir aferrado a alguien que le había hecho daño? Solo se portaba de esta manera tan patética por alguien que no valía la pena le daba tanta rabia quería matar al albino por dejar al menor en esta situación. Escucho el sonido de la puerta abrirse y miro como Chuya había entrado a la oficina al ver al menor dormido sobre la cama soltó un suspiro largo — no quiso comer tampoco .. – murmuró, no sabía nada de relaciones y esta situación le parecía complicada y demasiado compleja, más había una cosa que era clara, el pelirrojo sufría se había acostumbrado a la presencia del alfa aceptando lo e su vida de manera inconsciente una cosa era separarse de manera delicada y otra de la manera tan abrupta que pasaron las cosas

El pelirrojo miraba a su pequeño hermano en esa condición y le partía el corazón para esto ya estaba demasiado claro la situación, a demás Osamu no pudo callarse por más tiempo al tener la presión de todos sobre el y por todos nos referimos a ambos pelirrojos de veinticuatro y veintidós años Arthur y Ozaki sin contar a Osaru quien también tenía claro que el sabia los hechos

— gracias por todo lo que has hecho por el Saru, no es algo que te corresponde y aquí estas

Exclamo Chuya tomando asiento junto a él en la cama mirando a su hermano quejarse por el pequeño malestar muscular y solo soltó un profundo suspiro dándole una sonrisa al castaño menor

— no tienes que agradecer Chuya – expreso dándole una pequeña sonrisa, apartó su mirada al pelirrojo quien dormitaba de lo más absorto a esa conversación – es lo que hacen los amigos, se cuidan mutuamente..

— Chyu tiene mucha suerte de tenerte,se que suele ser difícil su carácter es demasiado explosivo, en parte supongo que es nuestra culpa antes no era así

— solo intento ayudarlo y hacerle compañía aun si el no haría lo mismo por mi, quiero hacerlo por que me importa

El pelirrojo le sonrió dándole un pequeño abrazo donde acariciaba sus cabellos con gentileza y suavidad, era un chico muy noble pese a que ambos niños tuvieron un pequeño tropiezo en sus inicios, esperaba que al menos ambos tengan una amistad bonita — eres un buen chico.. – murmuró dejando un pequeño en sus cabellos, este tiempo conviviendo con el se había encariñado mucho era alguien muy dulce, muy cariñoso, muy gentil, de buenos sentimientos – si quieres puedes irte pequeño, yo me quedo con el

El castaño le dio un última mirada al pelirrojo menor y simplemente asintió con la cabeza para irse, puesto que había prometido llegar a tiempo para verse con alguien. El pelirrojo solo miraba como el menor se marchaba de la habitación y soltó un suspiro pesado, no sabía que le habria dicho el albino a su hermanito tampoco se había dado cuenta de esta situación no podía evitar sentir culpa, de haber sido un mejor hermano mayor tal vez su pequeño no estuviera pasando por esto.

Cuando una persona no se siente querido y llega otro sujeto a darle algo de afecto, atención y cuidados puede ser contraproducente, Osamu y Osaru le mostraban afecto a su hermano menor más no estaban las veinticuatro horas con el, las veces que podían estar juntos era cuando Osaru visitaba a Chuury una visita al mes cuando mucho, Osamu la mayoría del tiempo estaba por allí lidiando con su trabajo ayudando a Mori-san, claro cuando el menor iba a buscarle aunque sea por pocos minutos pasaban tiempo juntos.

Pero no era lo mismo, el menor solo encontró un punto de apoyo en el albino ya que estaban juntos las veinticuatro horas incluso hasta le cuidaba si se enfermaba, era un asco como hermano mayor ¿como podría ser buena madre para el bebé que estaba esperando?

— y el mini bastardo – enfocó su mirada en su hermano quien apenas estaba durmiendo, soltó un suspiro pesado ante en apodo para nada bonito con el que se refería al menor de los Dazai.

— fue a descansar un rato, a estado cuidándote desde temprano..

— bueno..– miraba hacia la ventana con atención aún sabiendo que su hermano mayor estaba a su lado. Sintió como este le abrazo con fuerza liberando sus feromonas para calmarle

— perdoname.. – le escucho decir, el por su lado no dijo nada, estuvo callado por el momento – de estar más al pendiente de ti esto no habría pasado

Correspondío el abrazo del mayor ocultando su cara en su pecho, no estába del todo bien como para decirle algo que le haga sentir mejor — no importa.. – murmuró intentando restarle importancia a eso – ¿estaré enfermo siempre?

— hasta que tu Omega se acostumbre a ya no tener a Atsuki cerca – murmuró el acariciando sus cabellos, le dolía verle así tan débil y vulnerable – dolerá pero, eres fuerte.. Pero mientras más te aferres más dolerá.. Y aistlarte de las personas que te quieren tampoco ayudará

No respondió, no queria aislarse, pero tampoco sentía energía como para tolerar a más personas, la presencia del castaño era más o menos soportable y por que este se mantenía en silencio la mayoría del tiempo pero cuando no lo hacía se sentía irritado y lo sacaba de su habitación, no podía evitarlo de por si estaba demasiado sobre cargado con todos estos sentimientos que azotaban con fuerza a su ser

Miraba como el mayor abandonaba la habitación y solo soltó un suspiro, tomaba su celular tal vez para buscar entretenimiento escuchaba el ruido ensordesedor de la lluvia azotar con fuerza una tormenta violenta el viento golpeaba las ramas de los árboles causando un ruido fuerte, las gotas de lluvia chocaban contra los cristales de la ventana. No le gustaban los días de lluvia le parecían deprimentes haciéndole sentir más miserable de lo que ya se sentía

Se cubrió con las sábanas decidiendo seguir durmiendo, no es como si tuviera muchas cosas que hacer en ese momento ¿verdad?

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