𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮
FLASHBACK (Un año atrás):
—El giro Chaînes.— Mew decía en una práctica para un recital. Parado frente a la pared de espejo con los brazos cruzados. Frente a él bailaba Chicha, una hermosa bailarina de cabello corto (ahora atado) vistiendo una camisa negra de mangas largas suave con unas medias blancas y usando zapatillas. Ella se posiciona con su espalda bien derecha apuntando a la derecha con su rostro, apuntando a la izquierda con sus manos unidas y con su pierna derecha delante de la otra, comienza a rotar en puntillas. Desplazándose hacia la izquierda. Manos frente a su pecho.
El profesor Mew la observa detenidamente. Sujetando su propio mentón con los ojos entrecerrados. Seguido de ese movimiento, el siguiente son los giros Pique. Para ese cambio de giros, ella se pone derecha en sus puntillas con las manos tendidas a los lados de su cuerpo y alza la punta de su pie derecho contra la rodilla (detrás de la rodilla) de su pierna izquierda, gira usando ambas piernas, y vuelve a alzar la punta derecha. En cada giro uniendo sus manos frente a su pecho por un corto lapso de segundos.
La música clásica reproducida aumenta sus impactos de violín. Chicha esta sudando, pero ella prosigue a hacer un demi- pointe que es sostener todo su peso con un solo pie en puntilla con un brazo arqueado elegantemente frente a su rostro. Hace un giro con los brazos cerca a su pecho en un corto segundo antes de volver a alzar su elegante brazo y llevar la pierna derecha hasta la altura del brazo (sin dejar de sostener todo su cuerpo en un pie de puntilla).
La música queda en una nota suspensiva así que ella deja de girar para mantenerse en puntillas, un pie detrás del otro, y así mismo se desplaza con ellos hacia la derecha. Espalda bien recta. Un brazo frente a su pecho con el otro tendido. Esta haciendo un Pointe.
Se deja de mover y se mantiene en Pointe moviendo sus pies como si fingiera temblar con el dramático violín de la música clásica. Hasta que la música termina y ella se tira al piso en modo Estrella, que es dejarse mortalmente caer sobre la espalda y de rodillas.
El profesor Mew aplaude mientras se mueve a su silla (en la que deposito su teléfono con la música) y quita la música. Los estudiantes estaban alrededor sentados contra las paredes del aula.
—Maravilloso como siempre, Chicha. Sorprendente.— Halaga el profesor Mew. La presumida bailarina sonríe. Enderezando su espalda para ponerse de pie. Ella mira a todos con una sonrisa.
—Estoy seguro de que el recital te será maravilloso.— El profesor Mew dice, y ella agradece con la voz de zorra que tenía. Una hipócrita total. Mira a los estudiantes sentados frente a ella que aplauden y entre ellos está Chaleeda. Chaleeda no aplaudía, tenía un moretón feo en el labio inferior. Púrpura inclusive. La bailarina presumida cambió su rostro al mirarla. Le dio una mirada mortal de odio antes de irse a sentarse con algún otro grupo de estudiantes.
—Chaleeda, si no es mucho pedir, quedate conmigo después de la clase, ¿sí? Debemos hablar de algo.— Pide el profesor Mew mirando con preocupación a la alumna de baja estatura que se encogía de hombros. Ella miró al profesor con algo de miedo.
Luego de una plática que no llego a nada por parte de Chaleeda con el profesor, ella salió del aula con mucho nerviosismo abrazándose así misma. Siendo una víctima total del bullying. Frente a ella (en mitad del pasillo de la academia) se apareció Chicha con otras dos perras seguidoras más.
—¿Qué le dijiste al profesor?— Chicha exige respuestas con su rostro desganado.
—¿Qué importa? Obvio no le dije nada de ti.
Chaleeda le responde de malhumor pues esa tipa siempre la golpeaba. Trato de pasar de ellas, pero Chicha la agarro de la suave chaqueta negra de la chica de baja estatura. Devolviendo a la chica frente a ellas de un solo jalón. —Wow. Woah. ¿Y nuestras tareas? La universidad es un dolor en el trasero, "hermana mayor".— Chicha se burla. —Debes ayudarnos, "hermana mayor", somos tus "menores".— La chica sigue burlándose respecto a las edades de ambas. Chicha tenía 18 mientras que Chaleeda 19.
—No las hice.— Murmura Chaleeda con miedo.
—¿Disculpa?— Chicha dice. Ya tornandose agresiva. Abultando un cachete con su lengua. Entrecerrando sus ojos.
—¡Que no las hice, maldita zorra!— Chaleeda trata de defenderse con esas palabras. Mirándola a la cara con un rostro desafiante. La bailarína presumida dejó a un lado su rostro burlón para mirarla toda seria a la chica de baja estatura.
—¿Cómo fue que dijiste?
•─────⋅☾ ☽⋅─────•
Chicha, con sus dos seguidoras iguales de zorras que ella, no tardaron en llevar a Chaleeda a la biblioteca de la academia. Esa biblioteca a la que casi nadie va. Sus dos seguidoras sostuvieron a Chaleeda de los brazos contra una estantería mientras que la bailarina presumida le pegó en sus fosas nasales dos tubitos conectados a un pote de pasta de enjuague. Chicha sostenía el pote mientras que Chaleeda chillaba.
—¡No! ¡No! Por favor.— Chaleeda chilla con sus ojos bien en grande.
La bailarina presumida acerca sus rostros bien pero bien de cerca. Con una sonrisa mezquina mientras que una de sus dos secuaces zorras le cubre la boca a Chaleeda. Con tal de que sus gritos no sean escuchados. La de baja estatura se retuerce.
—Creo que esto... Te enseñará a tenerme las tareas listas para la próxima. Tú haces que yo te haga estas cosas. Si me hicieras las tareas, yo no tendría por qué hacer esto.— Chicha le tira en cara como si la bailarina de baja estatura realmente tuviera la culpa. Chicha presiona el pote de pasta, llevando la pasta dental blanca a subir por los tubos.
Chaleeda los presiente y pega un grito más fuerte que el anterior a través de esa mano. Sus ojos bien en grande.
FIN DEL FLASHBACK.
Zee y Saint bajaron del bote cuando Saint le dijo a Zee de la llave que abría las esposas (en su bolsillo trasero). Con las miradas cabizbajas. El detective podía admitir que estaba defraudado. No se esperaba que su ayudante fuese un asesino. Así que ahora incómodamente estaban en silencio. Incluso cuando Chaleeda llegó hacia ellos toda animada con Gulf a su lado.
—¡Vaya! Qué ejercicio para nuestras piernas. ¿No lo cree, detective?— Ella dice con una sonrisa agotada, agachándose para sostener sus rodillas. Gulf ríe, viéndola.
—Yo... Ya debo de irme. Zee vendrá conmigo. Debemos hablar sobre unos asuntos.— El detective tira una seria indirecta mirando con seriedad a su ayudante. Chaleeda y Gulf los miran con pena pues no saben qué ha pasado que ha puesto en ese tenso humor a los chicos. El detective trata de despedirse de Chaleeda lo más humilde que puede, pero sigue estando tenso por lo de su compañero.
Los chicos se van a ir, cuando de repente escuchan gritos ajenos. Los cuatro de ellos. Chaleeda y Gulf se dan la media vuelta para ver por qué tanto escándalo, y ven unos elefantes corriendo por ahí sueltos. Corren bastante rápido además de que se supone que no estén sueltos. El zoológico cerca del parque se supone los tenía cerrados.
—Mierda. ¿Cómo está tu rodilla?— Saint le pregunta a Zee.
—Puedo correr algo.— Zee dice.
Un elefante va acercándose a ellos. —Hay que correr.— El detective les avisa.
Entonces todos comienzan a correr. Huyendo del animal que salvajemente los persigue. Hay tres elefantes currentemente y todos siguiendo a las personas. Las personas claramente están huyendo con gritos desesperados sin saber lo que está pasando. Chaleeda mira detrás de su hombro y ve como una persona que se cae por un tropiezo de pies, es aplastada por la pata de un elefante. Eso hace que Chaleeda se asuste el doble.
Todos corriendo sin detenerse hasta que ven frente a ellos al profesor Mew llamándolos parado en el borde de un museo de arte. —¡CHICOS! ¡POR AQUÍ!— El profesor Mew avisa.
Los elefantes están pasando por las calles súper rápidos. Como si algo los hubiera espantado a ellos y les hubiera activado algún tipo de defensa.
Todos corren hacia Mew y se meten ahí. Mew sigue vigilando a por más de sus estudiantes, pero no los ve. Así que vuelve a meterse dentro del museo y cierra la puerta. Él mira detrás suyo a los estudiantes que ha reunido en ese pequeño museo. El detective Saint estando con los otros tres. —Parece que escaparon del zoológico.— Anuncia Mew. —Deberemos esperar a que se tranquilicen.— Él dice con una voz serena. —¿Hay alguien herido?
Pregunta. Todos están normales excepto uno que otro estudiante asustado llorando del miedo o abrazando sus rodillas. —Lo lamento, hice esta expedición para algo divertido y no resultó así. Últimamente todo en esta academia está siendo una locura--—Mew iba diciendo, pero Gulf posó su mano sobre uno de los hombros del profesor.
—No es tu culpa. En realidad es como si nos hubieran maldecido.— Ríe el piel café clara ante toda la incomodidad. El profesor lo mira. Asintiendo brevemente con la cabeza.
Escuchan un gruñido de animal. Un gruñido mortal. Así que todos se dan la media vuelta, el detective con un rostro petrificado. Harto de las sorpresas. Cuando miran arriba de ellos, al piso de arriba que tiene una estructura sobresalida como la de un balcón fuera de un edificio, un tigre posa sus enormes patas sobre la barranda con sus garras sobresaliendo de la barra.
Todos siguen alzando la mirada desde esas patas hasta que ven a un hermoso tigre posando aterradoramente sobre la barra con un gruñido mostrando esos aterradores colmillos sedientos de carne humana. Aquel tigre tiene los ojos en blanco. Todos se le quedan viendo con miedo.
—Esto no puede ser...— Murmura Saint.
—¡Vamos a morir!— Grita otro estudiante, y Chaleeda se queda viendo los ojos blancos del tigre porque sabe que no son normales y que la fantasma lo está controlando. Sí, ahora todo tiene sentido. Ese zoologico fue abierto a propósito y la causante obviamente fue la fantasma. Es más que claro. La fantasma también se le queda viendo.
«Incluso después de morir,» La voz de la fantasma retumba en los oídos de Chaleeda. Ambas viéndose a los ojos con odio. «sigo siendo una perra.» ella le sigue diciendo solamente a la chica de baja estatura.
Los teléfonos celulares de todos tintinearon con sus sonidos de notificación. Todos ellos hasta el del detective Saint. Sacan sus teléfonos de los bolsillos de sus prendas o simplemente los alzan a sus rostros si ya los sujetaban. Ven que les llego un archivo adjunto en un mensaje de texto. Abren el vídeo adjunto, y es un vídeo erótico en el que se ve una habitación púrpura de luces neones con dos sombras rebotando en la cama.
Esos son la difunta Nara con uno de los estudiantes de ballet. Están teniendo relaciones sexuales. Nara cabalgando su regazo con suaves brincos mientras que se miraban al rostro con sonrisas.
—¿Nara se acostaba con el ex de Chicha?— Una de las estudiantes murmura y todos en secuencia alzan sus miradas de sus teléfonos para ver a uno de los bailarines que lo acompañaba. Era el mismo chico que grabó a Gulf durante su insomnio también. El chico era de piel blancuzca con un cabello moreno de hebras rubias.
—Chicos,— Él sonríe todo nervioso. —Eso fue mucho antes, pero Chicha y yo estábamos peleados ese día.— Él sigue riendo. —¿No creen que ella me se habrá acostado con alguien a mis espaldas?— Él trata de defender sus propias acciones con risas lunáticas por la adrenalina de tener a un tigre trepado a unos pocos pasos arriba en la baranda. Todos se le quedan viendo serio. Porque saben que esa no es excusa para serle infiel a alguien. Los ojos del alumno siguen buscando a por alguien que lo conforte, pero no hay nadie de acuerdo con lo que hizo. Todos lo miran con seriedad.
—¡Ella era una perra--!— El grita en todo el silencio, y el tigre se abalanza de la baranda para caerle encima. Comiéndole parte del rostro cuando están acostados. El chico grita mientras que la sangre vuela por los lados de la cabeza del tigre.
Saint toma la mano de Zee y corren a las puertas para abrirlas de nuevo. Quitándole las cerraduras. Gulf, Chaleeda, y Mew los siguen al igual otros estudiantes más. Se van corriendo de ese lugar inmediatamente.
Dejando atrás a la fantasma que estaba metida en el tigre. Como los chicos se fueron corriendo, dejando la puerta abierta, la puerta se fue cerrando por si sola y el tigre alzó el rostro con sus ojos blancos... Viendo a los chicos irse.
•─────⋅☾ ☽⋅─────•
Después de esa expedición infernal (con varios alumnos sobrevivientes a pesar del que murió comido por el tigre), Saint se estaba llevando a Zee a la comisaría. Ambos caminando bajo la noche estrellada. Ambos hombro a hombro. Por un sendero que llevaría a la comisaría en unos minutos más. El bailarín estaba esposado. Y el detective no estaba del todo convencido.
—Dime la verdad. ¿En serio eres el asesino?— Vuelve a preguntar Saint. Deteniendolos. El bailarín suspira por enésima vez antes de mirarlo.
—Ya le dije que sí. ¿Por qué sigue insistiendo?
—No tienes los ojos de un asesino.— Saint le sujeta los párpados y se los alza más de lo normal. Jugando con ellos.
—¿Qué hace?— Zee murmura.
El detective crea dos círculos con su pulgar y el dedo índice, dejando tres dedos al aire, y los pone alrededor de los ojos del bailarín.
—¿Qué hace?— Vuelve a repetir el bailarín con histeria. Sujeta las manos del detective para bajarlas a sus pechos.
—No tienes los ojos de un asesino.— Juega el detective con una sincera sonrisa. —Así que dime de una vez, ¿qué fue lo que pasó la noche que murió la bailarina entonces? Porque otra cosa es haber estado en la escena del asesinato y otra cosa es hacerlo.
Ambos permanecen viéndose con seriedad a los ojos.
—¿Quieres saber qué fue lo que ocurrió?— Zee pregunta.
—Sí, quiero saber qué fue lo que ocurrió.
Insiste el detective con seriedad.
De repente, el bailarín rodea los hombros del detective. Sus manos encadenadas detrás de la cabeza del detective en cámara lenta. Y lo empuja a su rostro a por un beso. Esta vez el detective no tuvo escapatoria, pues fue jalado hacia sus labios.
En el momento del beso, todos los carros que cruzaban en las carreteras tras el sendero, se veían como luces que pasaban y iban en movimientos demasiado veloces para contar. Toda escena se veía iluminada tras los chicos.
El detective permanece con los ojos bien abiertos en el beso. El bailarín lo está mirando a pesar de que lo beso.
Se quedan así por unos segundos.
Zee es quién otorga otro beso a esos esponjosos labios. El detective lo recibe, pero aún no se mueve. No sabe qué hacer.
Hasta que va tomando confianza y decide agarrarse de uno de los hombros del bailarín y devolverle el beso tranquilamente. Cerrando sus ojos. Se besan una y otra vez. Suavemente. El bailarín cambia su rostro de dirección para un beso más intenso. El detective ladea su cabeza para responder con otro intenso.
Separan sus rostros suavemente. El detective aún con los ojos cerrados y su labio inferior abultado. Abre sus ojitos con párpados lentos antes de mirar al bailarín.
—El asesino no puedes ser tu.— Sigue insistiendo el detective, pero ahora con una voz suave. Tocando aquel pecho con una mano.
—Tienes razón. No soy completamente yo.— Dice Zee en una voz rasposa. —Sucedió por mi culpa, pero... Por favor, te pido que seas comprensivo en que aún no te podré decir toda la verdad.
Le dice Zee. Saint mira a la dirección en que estaría la comisaría con detenimiento antes de volver a mirar al bailarín.
—Vamos a casa mejor.— Dice el detective. Se agacha para salir del "abrazo" en literal del bailarín y vuelven a caminar hombro con hombro por ese sendero hacia el auto de Saint que estaría estacionado por ahí.
*N/A: ¡Primer beso de nuestros protas! 🔥✨🙈, lo del Brightwin 🔞 lo dejaré para el otro jajaja. Este cap se me alargó y pos no quise que tuviera parte dos así que espero les haya gustado💖✨*
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