⁰⁴-"𝓕𝓲𝓷𝓪𝓵𝓵𝔂 𝓽𝓸𝓰𝓮𝓽𝓱𝓮𝓻"

Acto 1

"ᶠⁱⁿᵃˡˡʸ ᵗᵒᵍᵉᵗʰᵉʳ⁽ᴹᵘᶠᵃˢᵃ'ˢ ᴾʳⁱᵈᵉ⁾"

┌────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────┐

└────── ⋆⋅☆⋅⋆ ──────┘

El sol comenzaba a salir nuevamente sobre las dulces praderas, tiñendo el horizonte de tonos cálidos que acariciaban la hierba. Scar despertó abruptamente al escuchar los insistentes trinos de los pájaros. A veces deseaba estar en la otra cueva, aquella en la que los ecos del mundo exterior no lograban filtrarse, permitiéndole un descanso más profundo, libre de interrupciones. Se estiró con un bostezo pesado, pero al mirar a su alrededor, su corazón se hundió al notar que Sarafina no estaba acurrucada a su lado.

Un vacío familiar lo invadió. Era una constante: cada vez que bajaba la guardia, el abandono volvía para recordarle que no podía permitirse amar. Sin embargo, se sacudió el pensamiento con un gruñido bajo. Caminó hacia el estanque más cercano, dejando que el rocío matutino humedeciera sus patas. Frente al agua, su reflejo le devolvía una mirada cansada, mientras trataba de desenredar su melena, que el viento nocturno había dejado hecha un desastre.

Habia pasado todos estos dias analizando la situación del reino. Las hienas estaban volviéndose una amenaza seria, y ahora como lider de la Guardia del León no sabia que hacer, ya que ésta carecía del liderazgo y la fuerza que alguna vez la caracterizó.

Scar sabía que debía actuar antes de que el caos se desatara. Necesitaba aliados fuertes, leones que entendieran el peso del deber y no se dejaran intimidar fácilmente.

A lo lejos, vio a las leonas de la manada, moviéndose con agilidad mientras comenzaban a organizarse para la caza. Sarabi, la líder del grupo, estaba al frente, dando órdenes firmes y claras, como siempre. Scar no se acercó a ella de inmediato, no tenía ganas de enfrentar esa presencia tan dominante y centrada.

En su lugar, se encaminó a la cueva donde la mayoría de los demás se agruparían en la mañana, buscando a Sarafina.

Al acercarse a la entrada de la cueva, vio la silueta de Sarafina entre las sombras, medio dormida, pero aún alerta. Cuando la vio, una ligera sonrisa apareció en el rostro de Scar. No era solo la belleza de Sarafina lo que lo atraía, sino también su confianza, su agudeza. En el fondo, él sabía que, de alguna manera, ella era igual a él.

Sarafina lo miró, una chispa de sorpresa brillando en sus ojos, pero rápidamente se disipó, reemplazada por una sonrisa juguetona.

-¿Vas a seguir escapándote de la caza, Scar? -dijo Sarafina, su tono ligero pero con una evidente indirecta de que debía hacer algo.

Scar se acercó a ella con paso lento, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y diversión.

-No me gusta cazar, Sarafina. Prefiero estar donde las decisiones se toman, no donde las presas corren -respondió él, su voz suave pero con ese toque de desafío que siempre lo acompañaba.

Sarafina levantó una ceja, claramente entretenida por la respuesta de Scar. Se acomodó mejor en la roca, mirando al león con una mezcla de admiración y algo más.

-¿Así que prefieres que otros trabajen por ti? -dijo ella, su tono ligeramente burlón.

Scar sonrió ampliamente, acercándose un poco más.

-Nunca he sido fan de ensuciarme las patas, Sarafina. Pero, si lo deseas, podría acompañarles... si prometes que me darás la mejor parte del botín.

Sarafina rió suavemente, un sonido que resonó con frescura en el aire de la mañana.

-No te hagas ilusiones, Scar. Tú no eres tan valioso en la caza. Pero siempre puedo ahorrarte un par de... morderes si decides quedarte en las sombras.

Scar observó cómo Sarafina se levantaba, estirando su cuerpo con gracia. Ella no era ajena a la atención que atraía, y él, de alguna manera, disfrutaba ser parte de ese juego.

Antes de que pudiera responder algo más, el sonido de unos pasos interrumpió su conversación. Sarabi, con su firmeza habitual, apareció en la entrada de la cueva, observando a los dos con una mirada tranquila pero inquisitiva.

-¿Sarafina, Scar? -preguntó Sarabi, con una leve sonrisa en sus labios, aunque su tono dejaba claro que no estaba ahí solo para charlar-. La caza comienza ahora.

Sarafina asintió, dejando escapar un suspiro divertido.

-Ya vamos, Sarabi. No te preocupes por nosotros, solo cuida que Scar no se quede atrás, como siempre.

Sarabi miró a Scar con una leve sonrisa en sus labios. No dijo nada, pero la mirada que intercambiaron fue suficiente para que ambos supieran que la líder de la caza no era tan confiada sobre las intenciones de Scar. Sin embargo, en ese momento, parecía que todo estaba en calma, al menos para Sarabi.

Scar, por su parte, no pareció darle demasiada importancia.

-¿Vas a quedarte todo el día observando, Scar, o finalmente decidirás moverte? -le dijo Sarafina, mientras ya se estaba moviendo hacia la salida de la cueva.

-Me gustaría ver cómo se mueve el resto de la manada, pero... -Scar hizo una pausa, su tono divertido-. Quizá me quede observandolas desde acá

Y con eso, se alejó, observando cómo Sarabi y las demás leonas comenzaban a alejarse para la caza. Scar, sin prisa, se acomodó en la cima de la Roca del Rey, dejando que el viento despeinara su melena mientras observaba el vasto paisaje ante él.

Desde allí, todo parecía más pequeño, más manejable, pero las preocupaciones seguían siendo las mismas. A pesar de todo, esa sensación de estar en la cima, de ser parte de algo más grande, lo atraía con fuerza.

La sombra de Mufasa apareció junto a él, y Scar se giró ligeramente, reconociendo el paso pesado y solemne de su hermano. Mufasa se acercó, con una sonrisa relajada, como siempre. Sin embargo, Scar notó que su hermano parecía de buen ánimo, más que de costumbre.

-Pensé que te encontraría aquí -comentó Mufasa mientras se acomodaba junto a Scar, mirando el paisaje con él-. Aquí arriba puedes ver todo el reino,incluso hasta las Lejanias, deberias venir más seguido , que en vez de encerrarte en tu cueva,¿o no es así?.

Scar asintió en silencio, el tono de Mufasa era más ligero que el suyo.

-Es una vista impresionante, lo admito -dijo Scar con una leve sonrisa-. Aunque a veces preferiría ver todo esto desde otra perspectiva.

Mufasa se echó hacia atrás, observando el horizonte con interés. Parecía no tomarse demasiado en serio lo que Scar acababa de decir. Después de unos momentos, se volvió hacia él, adoptando un aire juguetón.

-¿Sabes? Hablando de vistas y perspectivas... -dijo Mufasa con una sonrisa cómplice-. Me he estado preguntando algo. ¿Qué pasa entre tú y Sarafina?

-¿Sarafina? -respondió Scar con una sonrisa forzada-. No pasa nada. Es solo... que ella es una leona muy atractiva. No es mi culpa que los cielos hayan decidido regalarme tan buenos ojos.

Mufasa rió con suavidad, pero no se dejó engañar tan fácilmente. Sabía que su hermano no era tan despreocupado como intentaba aparentar.

-No me refería a eso, Scar. Estoy hablando de lo que realmente pasa. -dijo Mufasa, inclinándose un poco hacia él, su tono más cercano, más casual-. No crean que no tienen ojos curiosos sobre ustedes.

Scar se tensó ligeramente, aunque intentó ocultarlo tras una sonrisa astuta.

-Mufasa, ¿acaso crees que soy un león fácil de leer? -respondió Scar, buscando esquivar la pregunta con humor-. Sarafina y yo... tenemos nuestras charlas, nuestras bromas. Nada más. Es una leona interesante y eso me atrae.

Mufasa lo miró un momento, y luego asintió, pero su mirada no se apartó de Scar. Sabía que había algo más, algo que Scar no estaba dispuesto a admitir en voz alta, pero no insistió. No aún.

-Bueno, no hay nada de malo en eso ¿no? -comentó Mufasa con tono divertido-. La manada necesita un poco de chispa de vez en cuando.

Scar soltó una risa baja, aunque por dentro estaba algo inquieto. Mufasa tenía esa capacidad de ser amigable, sin importar lo que sucediera entre ellos. Pero Scar no podía negar que había algo en la forma en que Sarafina lo miraba que lo perturbaba, algo que despertaba su instinto más primal.

La conversación cambió de tono cuando Mufasa, con un giro de la cabeza, habló del futuro de la manada.

-Hablando de cosas importantes -dijo Mufasa, volviendo a mirar al horizonte-. La Guardia del León, Scar. La creación de este grupo de élite de leones es fundamental. Sin la Guardia, las fronteras estan expuestas a amenazas constantes.Admito que estoy preocupado,¿Qué tienes pensado?.

-Me he estado martillando la cabeza,no creo que sea muy seguro que adopte a nuestras leonas en mi guardia, no ahora más bien...-dijo el melena negra estirándose- Tenía pensado en recorrer las praderas por la siesta,los leones solitarios pueden ser una mejor ayuda,¿No?

-Puedes estar en lo cierto Scar,si me necesitas para ello, solo ve a buscarme,aveces los solitarios son agresivos-Mufasa respondió alejándose de él abriendo su boca para percibir el olor fresco de su almuerzo-Creo que hoy comeremos más que bien,lo sientes?

Scar intrigado empezó a oler la briza que corría, Mufasa tenía razón,las leonas había cazado algo grande,y la idea de una buena caminata después del almuerzo venía más que perfecta.

El sol se ocultaba detrás de las colinas, tiñendo el cielo de un naranja intenso.

En la frontera oriental, donde el río seco marcaba el límite del reino, un rugido rompía el aire pesado del crepúsculo.

Jabari, un león de imponente tamaño, golpeaba un tronco muerto con sus garras, astillándolo en mil pedazos. Sus músculos se tensaban bajo su pelaje oscuro, y cada movimiento revelaba cicatrices que eran testigos de las batallas libradas. Estaba solo, como siempre, pero eso no le importaba.

Desde las hierbas altas, Scar lo observaba. No era la primera vez que oía hablar de Jabari: un león fuerte, desterrado de su antigua manada por su temperamento explosivo. Los rumores decían que había vencido a tres leones en una sola pelea, pero su falta de control lo hacía tan peligroso como un aliado que como enemigo.

Scar dio un paso adelante, asegurándose de que sus movimientos fueran audibles.

-Impresionante,bon appétit-dijo con calma, su tono lleno de admiración fingida.

Jabari levantó la cabeza, sus ojos de un dorado intenso se clavaron en él.


-¿Qué quieres? -gruñó, su voz baja pero cargada de amenaza.


Scar avanzó un poco más, manteniendo una distancia prudente.

-Quiero hablar contigo, Jabari. He oído historias sobre tus hazañas. La fuerza que tienes no es común. Me sorprende que no estés liderando una manada.


Jabari soltó una carcajada seca.


-¿Una manada? -repitió con desprecio-. Las manadas son para leones que necesitan un grupo que los proteja. Yo no necesito a nadie.


Scar inclinó la cabeza, su sonrisa apenas perceptible.

-Quizás no necesites a nadie, pero el reino sí necesita a alguien como tú.


-¿El reino? -Jabari entrecerró los ojos, desconfiado-. ¿Y qué tiene que ver eso conmigo? Solo soy un solitario que va y viene por todas las tierras.


-En realidad todo tiene que ver . -Scar dio un paso más cerca, su voz ahora un susurro persuasivo-. El reino está bajo amenaza, Jabari. Los descendientes de Kiros, los leones blancos del norte, han cruzado nuestras fronteras antes. Hienas hambrientas rondan nuestras tierras. Y pronto, si no hacemos algo, todo esto será un campo de batalla.


-Entonces que Mufasa lo resuelva. -Jabari volvió la mirada al tronco destrozado.


-Mufasa no puede hacerlo solo -replicó Scar, su tono endureciéndose levemente-. Por eso estoy formando una élite de leones dotados,No para seguir sus órdenes, sino para proteger lo que es nuestro.


Jabari lo miró de reojo, su interés apenas perceptible.


-¿Una élite? ¿Qué tipo de élite?


-La Guardia del León. Una fuerza destinada a defender estas tierras de cualquier amenaza. No estoy buscando leones obedientes; estoy buscando leones fuertes, inteligentes y con la determinación de proteger lo que importa.

El silencio se extendió entre ellos. Jabari lo estudió con atención, como si intentara desentrañar sus verdaderas intenciones.


-¿Y qué gano yo con esto? -preguntó finalmente, sus garras hundiéndose en la tierra seca.


-Respeto. Poder. Y un lugar donde tu fuerza no será vista como una amenaza, sino como una virtud.


-Ajá,¿Y si me uno, quién estará al mando? -Jabari se acercó, sus ojos ardiendo con desafío.


-Yo lideraré -dijo Scar señalando su marca en el hombro -. Pero esto no significa que serás un seguidor. En la Guardia, cada uno tendrá un propósito. Y el tuyo, Jabari, será ser el más fuerte,el león más temible. Ven,acompáñame a la Pride Rock

Jabari no respondió,y juntos se pusieron en camino a la Roca del Rey. Jabari no dejaría que Scar marcara su hombro tan fácil,el odia estar rodeado de leones débiles.

Mientras caminaban juntos hacia Pride Rock, Jabari rompió el silencio con un tono inesperadamente serio.


-Fui desterrado de mi manada porque desafié a mi padre. Era un líder débil, y no podía soportar verlo tomar malas decisiones.


Scar lo escuchó en silencio, notando el peso en las palabras del león.


-Lo enfrenté en combate, como dicta la tradición. Gané, pero no fue suficiente. La manada me rechazó porque... porque les daba miedo.


-Es difícil ser fuerte entre los débiles -comentó Scar con suavidad-. Pero aquí no tendrás que preocuparte por eso. Aquí, la fuerza es todo.

-Más te vale que sea así -gruñó Jabari-. Porque si veo una sola señal de debilidad en ti, Scar, no dudaré en reclamar tu cabeza como trofeo.

Scar sonrió para sí mismo, satisfecho. No esperaba menos de Jabari.

Antes de llegar a Pride Rock, Scar y Jabari encontraron un rastro inconfundible: las marcas de las hienas.

-No esperaba encontrarlas tan lejos de las lejanías -dijo Scar, olfateando el aire.

Jabari avanzó sin dudar, sus garras listas para la pelea.


-Déjamelas a mí. Se ve que con molestarme en mi cena no les fué suficiente y vinieron a molestar más lejos.


Las hienas aparecieron poco después, lideradas por Shenzi. Su risa resonó como un eco burlón.

-Mira lo que tenemos aquí, chicas -dijo Shenzi, mostrando los dientes-. El príncipe sombrío y su nuevo juguete.

Jabari rugió con fuerza,en modo de advertencia

-Esto no ha terminado, Scar. Dile a tu hermano que desde las sombra siempre lo estan mirando.

Cuando se retiraron, Jabari giró hacia Scar.


-Si ellas están cerca, significa que algo grande está por suceder.


Scar asintió, su mente ya trabajando en los próximos pasos.

-Entonces será mejor que nos preparemos. ¿Aceptarías si te doy lugar en mi manada? Quiero decir,no en mi manada,sino... tu me entiendes.

Jabari lo miró con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Sus ojos oscuros evaluaron cada palabra de Scar, como si tratara de descifrar sus intenciones ocultas. Finalmente, soltó un bufido.

-¿Unirme a tu manada? -dijo con una media sonrisa burlona-. ¿Y obedecer órdenes como un cachorro bien entrenado? No soy de los que siguen reglas, Scar. Pero... -su tono cambió ligeramente, más serio- ...admito que trabajar contigo podría ser interesante. Siempre que no trates de controlar cada paso que doy.

Scar sonrió, casi satisfecho con esa respuesta. Sabía que Jabari no sería fácil de manejar, pero su fuerza y actitud eran exactamente lo que necesitaba para fortalecer la Guardia del León.

-No espero que sigas cada orden al pie de la letra, Jabari -respondió Scar con voz tranquila-. Solo que cumplas con tu parte. Las hienas no se detendrán, y alguien tiene que enfrentarlas antes de que arrasen con todo.

Jabari lo miró fijamente, su expresión endurecida. Parecía sopesar las palabras de Scar, evaluando si ese león melena negra realmente era digno de su confianza. Finalmente, asintió con un movimiento lento.

-Haré mi parte, pero te advierto algo, Scar: no soy de los que siguen a ciegas. Si veo que tus decisiones nos llevan al fracaso, no dudaré en irme.

-Acepto tus condiciones -dijo Scar con una inclinación de cabeza-. Pero no te preocupes. No estoy planeando fracasar.

Ambos leones siguieron caminando en dirección a Pride Rock, el viento frío del atardecer acariciando sus melanas. A pesar de las tensiones iniciales, Scar sentía que había ganado una pieza clave en su juego. Jabari podía ser impredecible, pero su habilidad en combate y su carácter feroz serían activos invaluables.

Cuando llegaron a los alrededores de Pride Rock, el cielo ya estaba pintado de tonos oscuros, y la luna comenzaba a asomar entre las nubes. Las leonas estaban reunidas alrededor del botín de la caza, mientras Mufasa, imponente como siempre, se mantenía de pie observando a la manada con una sonrisa tranquila.

Mufasa levantó la mirada al ver a Scar y a Jabari aproximarse. Su expresión pasó del alivio a la curiosidad.

-Scar -dijo Mufasa,mirando algo desconcertado a tal forastero-. Veo que has traído compañía. ¿Quién es?

Scar adelantó un paso, su voz firme pero con un aire casi despreocupado.

-Este es Jabari. Lo encontré en las fronteras. Es fuerte, capaz, y... está interesado en unirse a la Guardia del León.

Jabari se mantuvo en silencio, observando a Mufasa con intensidad. No parecía intimidado por la presencia del rey, aunque había un respeto implícito en su postura.

Mufasa lo evaluó por un momento antes de asentir con una sonrisa.

-Si Scar confía en ti, entonces confío en que serás una adición valiosa para proteger nuestro reino. Pero recuerda, Jabari, la Guardia no se trata solo de fuerza. Se trata de lealtad y servicio a la manada.

Jabari respondió con un breve asentimiento, sin comprometerse demasiado con palabras.

-Hago las cosas a mi manera, pero no traicionaré a quien me dé un lugar digno.

Mufasa pareció satisfecho con esa respuesta, aunque no pudo evitar notar la tensión sutil entre Jabari y Scar. Había algo en la forma en que ambos interactuaban, un equilibrio precario entre respeto mutuo y desconfianza latente.

-Entonces, Jabari, bienvenido a Pride Rock -dijo Mufasa, antes de dirigir su atención a Scar-. Hablaremos más sobre esto en la mañana. Por ahora, asegúrate de que tu amigo se acomode.

Scar asintió, sintiendo la victoria en su interior. Había dado un paso importante para consolidar su liderazgo dentro de la Guardia. Sin embargo, mientras Jabari caminaba a su lado hacia una de las cuevas para descansar, no podía ignorar el presentimiento de que esto era solo el comienzo de algo mucho más grande. Algo que podría cambiar el destino de todos en el reino.

La noche envolvió a Pride Rock con su manto de estrellas, pero en las sombras, el eco de las risas de las hienas resonaba como un recordatorio de que la paz nunca duraría demasiado.

Scar caminaba junto a Jabari, guiándolo hacia una de las cuevas donde podría descansar. La conversación entre ellos fluía con la misma tensión sutil que desde el principio. Scar trataba de medir hasta dónde podía confiar en aquel león impredecible, mientras Jabari mantenía su actitud despreocupada, como si nada realmente le importara.

-Entonces, Jabari -dijo Scar, rompiendo el silencio-, dime, ¿qué esperas de todo esto? No pareces el tipo de león que simplemente sigue a alguien sin un motivo.

Jabari dejó escapar un bufido bajo, pero antes de responder, Scar notó un movimiento al borde de su visión. Se detuvo, y para su sorpresa, Sarafina apareció entre las sombras. La leona parecía perdida en sus propios pensamientos, murmurando algo para sí misma mientras caminaba sin darse cuenta de su presencia.

-¿Sabes qué es lo peor de todo? -decía Sarafina en voz baja, sin notar a Scar ni a Jabari-. Que siempre lo defiende, como si Scar fuera un cachorro que necesita cuidado."Oh, no te preocupes, Scar lo hace todo por el bien de la manada". Por las estrellas, es ridículo. No importa lo que haga, Mufasa siempre está ahí, listo para salvarlo.

Scar alzó una ceja, entre intrigado y ligeramente irritado. Jabari, que hasta ahora había permanecido en silencio, soltó una risa baja que no pasó desapercibida.

-¿Y esa quién es? -murmuró Jabari, con un tono burlón mientras observaba a Sarafina.

Sarafina, al escuchar la risa, se detuvo en seco y giró rápidamente la cabeza, sus ojos celestes encontrándose con los de Scar. Su rostro pasó de la sorpresa al bochorno en cuestión de segundos, y cuando notó a Jabari a su lado, su expresión se volvió aún más incómoda.

-Oh... no sabía que estabas acompañado, Scar -dijo, tratando de recuperar la compostura, pero el rubor en sus mejillas la delataba.

Scar ladeó la cabeza, disfrutando el momento más de lo que debería. Sus ojos brillaban con una mezcla de burla y curiosidad mientras daba un paso hacia ella.

-Sarafina, qué agradable sorpresa. Aunque, debo decir, tus pensamientos en voz alta son aún más fascinantes. ¿Algo que quieras compartir con nosotros?

Sarafina bufó, claramente molesta consigo misma, pero decidió mantener una apariencia digna. Su mirada se endureció ligeramente mientras se dirigía directamente a Scar, ignorando deliberadamente a Jabari.

-No tiene nada de fascinante, Scar. Solo pensamientos sueltos. Nada que te concierna.

Jabari, que hasta ahora había estado observando la interacción con una sonrisa divertida, decidió intervenir.

-Bueno, es un alivio. Pensé que hablabas de nosotros -dijo con tono burlón-. Aunque, si lo hubieras hecho, me habría encantado escuchar más.

Sarafina lo miró, confundida por un momento, antes de darse cuenta de que ni siquiera había notado su presencia al principio. Sus ojos se abrieron un poco más, y su incomodidad regresó con fuerza.

-Y tu eres...? -dijo, tratando de sonar más tranquila-. Mufasa mencionó que un león se uniria a la Guardia del León. Pero no esperaba que te unieras a la manada.

-El mismísimo Jabari, un gusto-respondió Jabari con una sonrisa ladeada-. Aunque parece que mi llegada pasó desapercibida. ¿Acostumbras a hablar sola cuando no sabes quién está escuchando?

Sarafina entrecerró los ojos, su orgullo herido.

-No suelo hacerlo, pero parece que hoy no es mi mejor día.

Scar, que había permanecido callado disfrutando de la tensión, decidió intervenir antes de que la situación se saliera de control.

-Jabari, ¿por qué no sigues adelante? Estoy seguro de que puedes encontrar la cueva sin mí. Sarafina y yo necesitamos hablar... a solas.

Jabari lo miró, sus ojos oscuros brillando con algo que parecía una mezcla de desafío y diversión.

-Claro, Scar. Pero no tardes demasiado. No querrás que me pierda en este "gran reino" tuyo.

Con un último vistazo a Sarafina, Jabari se alejó, dejando a los dos leones en un incómodo silencio. Cuando estuvo fuera de oído, Sarafina soltó un suspiro frustrado.

-Lo siento, Scar. No fue mi intención... bueno, decir todo eso. No sabía que había alguien más contigo.

Scar la miró con una expresión que mezclaba diversión y un leve reproche.

-Deberías tener más cuidado, querida. Las paredes tienen oídos, y nunca sabes quién podría estar escuchando. Aunque, debo admitir, tus palabras tienen algo de verdad. ¿Mufasa siempre me defiende? Qué conmovedor.

Sarafina rodó los ojos, sabiendo que no iba a ganar esa conversación.

-Scar, por favor. Solo... olvídalo, ¿sí? No fue nada importante.

-¿Olvidarlo? -dijo Scar, inclinando la cabeza mientras sus ojos brillaban con malicia-. ¿Y perderme la oportunidad de recordártelo más tarde? Jamás.

Sarafina bufó, pero no pudo evitar sonreír ligeramente. Por mucho que Scar pudiera ser frustrante, había algo en él que siempre lograba desconcertarla.

Scar dejó que el silencio flotara un momento más, disfrutando de cómo Sarafina intentaba mantener la compostura. Finalmente, dio un paso hacia ella, su voz adoptando un tono más suave, casi íntimo.

-Sarafina, hay algo que debo decirte... -empezó, con ese aire teatral que siempre lo acompañaba.

Sarafina alzó una ceja, cruzando las patas delanteras con un gesto de expectación.

-¿Qué ahora, Scar? ¿Otro comentario mordaz o una lección sobre cómo pensar antes de hablar?

Scar esbozó una media sonrisa, pero sus ojos se movieron brevemente hacia el lugar donde Jabari se había marchado, volviendo luego a encontrar los de Sarafina.

-Esta noche no podrás quedarte en mi cueva.

Sarafina lo miró, confundida.

-¿Qué? ¿Por qué no?

Scar alzó una pata, haciendo un gesto perezoso en dirección al lugar donde Jabari descansaría.

-Porque nuestro nuevo amigo estará ahí. Jabari se quedará conmigo esta noche.

El rostro de Sarafina pasó de la sorpresa a una mezcla de desconcierto y ligera irritación.

-¿Vas a dejar que ese desconocido duerma en tu cueva? ¿El mismo que no sabes si está aquí para ayudarte o clavarte las garras mientras duermes?

-Es una cuestión de... hospitalidad -dijo Scar, con un destello de diversión en su voz-. No querrás que nuestro "invitado" piense que no sabemos tratar a los forasteros, ¿verdad?

Sarafina bufó, sacudiendo la cabeza incrédula.

-Hospitalidad. Claro. Esa es una palabra nueva en tu vocabulario.

Scar se inclinó hacia ella, su voz bajando a un susurro lleno de ironía.

-Oh, querida, sabes que siempre hay espacio para ti. Pero por esta noche... tendrás que buscar otro lugar para soñar conmigo.

Sarafina dejó escapar una risa seca, rodando los ojos.

-Estás imposible. Bien, buscaré otro lugar para dormir. Pero si ese tal Jabari intenta algo, no me culpes por decir te lo dije.

Scar la observó alejarse, con esa sonrisa enigmática aún dibujada en su rostro.

-Sarafina, siempre tan práctica. Que tengas una noche tranquila... lejos de las sombras -dijo, más para sí mismo que para ella, antes de girarse hacia la dirección de su cueva.

Mientras caminaba, sus pensamientos giraban en torno a lo que Sarafina había dicho antes, y también a lo que Jabari representaba. La noche prometía ser interesante, incluso si no era la que había planeado.

Scar avanzó hasta su cueva con Jabari pisándole los talones. La noche empezaba a envolver la sabana, y el aire fresco traía consigo un silencio extraño, solo interrumpido por los ecos lejanos de animales nocturnos.

Cuando llegaron, Scar se detuvo en la entrada y giró hacia Jabari, con una sonrisa algo forzada que intentaba disimular su incomodidad.

-Bueno, aquí estamos... mi humilde morada -dijo, haciendo un gesto amplio con la pata hacia la oscura abertura de la roca.

Jabari asomó la cabeza con curiosidad, sus ojos evaluando rápidamente el lugar. La cueva no era particularmente grande ni lujosa. Había un lecho improvisado de hierba seca en un rincón y algunos restos de huesos cerca de la entrada, testigos silenciosos de comidas pasadas. Sin embargo, tenía un aire acogedor, con la roca protegiendo del viento y una vista privilegiada del cielo nocturno desde la entrada.

-No es gran cosa, lo sé -continuó Scar, con un tono de disculpa que rara vez usaba-. Pero cumple su propósito. Al menos no tendrás que preocuparte por las hienas aquí.

Jabari soltó una pequeña risa, su cola agitándose con diversión.

-No esperaba encontrar un palacio, Scar. Tranquilo. Es... funcional.

Scar levantó una ceja, claramente no muy convencido de que eso fuera un cumplido. Caminó hacia el lecho de hierba y se dejó caer con un suspiro exagerado.

-Lamento haber tardado tanto en traerte aquí -dijo, apoyando la cabeza sobre sus patas-. Ya sabes, asuntos imprevistos.

Jabari se acomodó cerca, pero manteniendo cierta distancia, como si respetara el espacio de Scar.

-Asuntos como una leona que no deja de hablar, ¿verdad? -preguntó Jabari con una media sonrisa.

Scar lo miró de reojo, un destello de diversión cruzando sus ojos.

-Ah, ¿lo escuchaste? Qué sorpresa. Sarafina siempre tiene algo que decir, pero es inofensiva. Aunque, debo admitir, a veces logra hacer que las cosas se compliquen.

Jabari apoyó la cabeza contra la roca, mirando hacia el cielo visible desde la entrada.

-Todos tenemos complicaciones en nuestras vidas, Scar. Y tú pareces tener más de las que dejas ver.

Scar soltó una risa baja, seca, y cerró los ojos por un momento.

-Digamos que la sabana no es tan tranquila como aparenta. Pero eso ya lo descubrirás tú mismo.

El silencio se asentó entre ellos, cómodo pero lleno de pensamientos no dichos. La cueva podía ser sencilla, pero esa noche sería testigo de alianzas, secretos y sombras que empezaban a moverse en la vida de Scar.

Jabari, tras evaluar el entorno de la cueva con cierta satisfacción, avanzó hacia el único lecho de hierba disponible. Sin esperar demasiado, se dejó caer sobre él, dejando escapar un suspiro al sentir la suavidad bajo su cuerpo.

-Esto no está nada mal, Scar. La verdad, me esperaba algo más... áspero -comentó con un tono despreocupado mientras cerraba los ojos, acomodándose.

Scar, que había estado observándolo desde la entrada, alzó una ceja, algo incrédulo.

-¿En serio? Así, sin preguntar ni nada -murmuró para sí, antes de levantar la voz-. Jabari, ese es mi lecho.

Jabari abrió un ojo, con una sonrisa tranquila.

-Lo suponía. Pero tú eres un anfitrión, ¿no? Y un buen anfitrión cede lo mejor a sus invitados.

Scar suspiró profundamente, resistiendo la tentación de soltar algún comentario sarcástico. En cambio, simplemente giró hacia la salida de la cueva.

-Está bien, está bien. Quédate ahí -dijo, sacudiendo ligeramente la cabeza-. Iré a buscar más hojas para hacer un lecho para mí.

-Ah, no hace falta que te tomes tantas molestias -respondió Jabari, aunque su tono despreocupado no parecía muy convincente.

Scar lo ignoró, murmurando para sí mismo mientras salía:

-Esto será más fácil que intentar discutir contigo.

La noche estaba fresca, y aunque no era el momento ideal para andar recolectando hierba seca, Scar sabía que no podría dormir sin un lecho propio. Mientras buscaba, no pudo evitar reflexionar sobre lo extraño que era tener a otro león en su cueva, un espacio que había sido exclusivamente suyo durante tanto tiempo.

"Jabari podría ser útil... pero tiene que aprender a no tomarse tantas libertades", pensó, arrancando un puñado de hierba seca de un claro cercano.

Cuando regresó, Jabari ya parecía estar medio dormido, su respiración lenta y tranquila. Scar dejó caer el montón de hojas cerca del rincón opuesto y comenzó a formar su propio lecho, más pequeño y sencillo, pero suficiente para pasar la noche.

-Espero que aprecies el esfuerzo -murmuró en voz baja, aunque sabía que Jabari probablemente no lo escuchaba.

Finalmente, se acomodó sobre su improvisado lecho, mirando hacia la entrada de la cueva y el cielo estrellado más allá.

-Supongo que esto es mejor que dormir solo... por ahora -dijo para sí, dejando que el cansancio lo envolviera poco a poco.

𓆝 𓆟 𓆞 𓆝 𓆟𓆝 𓆟 𓆞 𓆝 𓆟
ˏˋ⋆ ᴡ ᴇ ʟ ᴄ ᴏ ᴍ ᴇ ⋆ˊˎ-

Jabari me esta empezando a caer mal,¿será el león indicado? ¿O traicionará deliberadamente a Scar,la manada y a todo el reino?

Por qué Sarafina habrá dicho esas palabras?¿ Mufasa defendiendo actitudes de Scar?
Mejor quédense con las dudas de las respuestas Jajsja

Con cariño luvvstp ^᪲᪲•°

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