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Las veces que te volví
a ver...

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ㅡVeras que te repondrás prontoㅡ le dijiste a tu abuelo quien se mantenía acostado en tu cama debido al fuerte dolor que tenia en su espada.ㅡTe haré un poco de té medicinal.

Lo dejaste descansar y bajaste hasta la cocina para encontrarte de nuevo con el muchacho albino solo que ahora estaba algo mallugado, no tanto pero lo suficiente como para notar algunos cortes en su rostro.

ㅡSeñoraㅡ le miraste mal y él lo noto ya que no dijo nada más.

ㅡMi abuelo esta mal asi que no puede ayudarteㅡ le dijiste y seguiste tu camino a la cocina, pusiste agua y la miraste por unos segundos para lentamente asomar tu rostro a la sala y notar que aún seguía él ahí.ㅡNo podemos ayudarte, además ni conocemos tu nombre. Lo siento pero tienes que irte.

Volviste a tu labor de hacer té medicinal, cuando terminaste e ibas a subir lo volviste a ver aun en la sala, eso te incómodo pero ya le habías dicho la situación asi que continuaste tu camino hasta mitad de las escaleras.

ㅡGarouㅡ dijo y tu volviste a donde estaba él.

ㅡEso no cambia las cosasㅡ añadiste.

ㅡSolo quería que lo supieras, me haz ayudado varias vecesㅡ dijo alzando los hombros.ㅡ¿Cómo te llamas?

ㅡ(Nombre)ㅡ respondiste y él sonrió pero aún así lo ignoraste y volviste con tu abuelo. Cada día empeoraba su condición y luego aquel muchacho que venía de vez en cuando desde hace más de tres meses por que tu abuelo había sido amable con él, diciendo que sólo era un niño que necesitaba volver al buen camino y que si era necesario debían ayudarlo a volver a casa.

Él era molesto.

Se aprovechaba de la forma de pensar de tu abuelo y no parecía negar nada con esa sonrisa socarrona y siguiendo llamarte "señora"

ㅡ¿El viejo está bien?.ㅡsuspiraste al aún verlo ahí -después de más de dos horas que cuidabas a tu abuelo- parecía no inmutarse de la hora y la verdad, no sabias que quería ya.ㅡ¿Señora?

ㅡÉl tiene ochenta años. Me sorprende más que aún tenga energía para pelear con monstruos como si fuera un quinciañero.ㅡañadiste sirviendo té para ambos, él joven sólo se sento en el tatami escuchandote atentamente. Era la primera vez que estaban solos y hablabas más de cinco palabras.ㅡ¿Qué quieres niño?

Él hizo mala cara, tal vez por el apodo.

ㅡ¿No es agradable que te llamé así?.ㅡél lo comprendióㅡ. Tengo diecinueve, no soy tan grande ¿Qué edad tienes tu niño?

ㅡDiesisiete.ㅡrespondió.

No era para menos su formalismo hacia ti pero ninguno de los dos se llevaba ni tres años como para tratarse de esa forma. Ambos eran igual de jóvenes.

ㅡ¿Por qué vuelves?.ㅡle preguntaste y con tristeza miraste el altar de tus padresㅡ. No hay, ni habrá más un dojo.

ㅡYa se.ㅡrespondio de igual manera mirando hacia donde lo hacías tuㅡ. Pero tampoco se del por que vuelvo.

ㅡ¿Por qué venias a golpear a los discípulos?. ㅡañadiste pero él sólo se levantó sin más, no queriendo responder tus preguntas. Lo viste volver hacia la ventana, mirarte de reojo y sonreirte.

ㅡAdios (Nombre).ㅡ y desapareció.

ㅡAdios... Garou.

¿Por qué volvía?

No había más dojo. El viejo ya estaba más para la muerte que para la vida y la mujer...
Bufo recargandose en la banca y mirando al cielo se siguió preguntando del por que de sus acciones al volver a ese lugar. No una o tres veces. Si no que había perdido la cuenta.
El viejo era amable pero lo trataba como lo hacía el otro viejo del que no quería saber nada y ella...

Su rostro cambió a molestia.

Ella.

¿Acaso volvía por ella?

No hablaba mucho con la mujer. Sabía su nombre, edad y del por qué estaba con su abuelo pero nada mas; no entendía nada. Además ya había pasado dos semanas desde que no iba a verlos para pedir que le alimentarán, sanarán o tener un contacto con otro humano normal.

¿Estaría mal si volvía?

¿Ella se alegraría?

No lo creo.ㅡsonrio al siempre verla un tanto molesta, no sabía si era por su presencia o del en que circunstancias volvía. El verla... Le agradaba.

¿Qué era ese sentimiento?

¿Qué diablos le pasaba?

¿Por qué... No quería verla llorar?

ㅡSeñora...ㅡno lo había dicho con mala intención, tan solo no sabía que decirle. Verla tan triste, llorando a el altar de sus muertos en donde ahora también residía la foto del viejo lo hizo comprender todo y no solo eso; los desordenados papeles que decían "pagaré" o el golpe incesante de la puerta.

La única persona que la protegía, que le intentaba dar una buena vida se había ido.

Dejándola sola.

Como él.

No quería hacerse más preguntas de las que ya tenía. No tenía por qué hacer nada pero aún así lo hizo.
Golpeó a los idiotas que molestaban la morada de ella, les amenazo, golpeó a un tipo raro y ahora se hacía pasar por este solo para ganar el premio de ese tonto torneo de artes marciales.

¿Para qué?

Solo por no verla llorar.

ㅡ¡Wolfman pasa a la final!

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