▪︎ 019:𝐓he end ▪︎

EL FIN

▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄▀▄▄

LOS DÍAS HABÍAN PASADO, Yun llevaba por lo menos 2 semanas en aquella institución, que había sido todo un infierno, la pelinegra cargaba con unas ojeras tremendas, se veía más delgada por falta de apetito, además, había hecho bastantes tareas, que era de un grupo de tres chicas, ella quería negarse, pero sabía que si lo hacía, traería consecuencias y lo que menos quería, era enfrentarlas.

En estos días quien le había ayudado, era Anong, al principio creía que iba a burlarse de ella o insultarla, pero el chico quería escuchar su versión, al enterarse que ella no había hecho nada de lo que se rumoreaba, le ayudó a sobrevivir de algunas que otras malas circunstancias.

Caminaba hacia su salón, puesto las clases ya iban a comenzar, llevaba bastantes libretas y hojas, ya que era dichas tareas que tuvo que hacer, al entrar, fue rápidamente a dejar cada tarea a la chica que pertenecía, estas solo se reían de ella.

Lawan desde su lugar, viendo como aquella pobre chica sufría, se sentía mejor, ella pensaba que así Anong se alejaría de ella, se había convertido en toda una perdedora, cuando Yun se acercó a sentarse en su lugar, ella solo hizo una mueca.

-Apestas–Se quejó–¿No te bañas o algo así?–Tapo su nariz y miro a otro lado.

Uno que otro que había alcanzado a escuchar se burlaron de ella, mientras que Yun solo bajaba la cabeza, tenía muchas ganas de llorar, pero no lo haría, por que no quería verse más débil.

Y es que, todo cada vez se ponía peor, a tal punto que el grupo de tres chicas que la molestaban, la habían acorralado en una esquina del salón, mientras la líder grababa, las otras dos solo trataban de quitarle la blusa, argumentando que no tenía nada que ocultar, puesto todos los chicos ya la habían visto.

Tras ese amargo recuerdo, puso atención a la clase, la razón por la que no hablaba, era por que la tenían amenazada, habían dicho tantas cosas que ella se las había creído y no era para menos, ya habían rumores de que esas chicas habían hecho cosas atroces.

Al terminar las primeras aburridas y tediosas clases, Yun se encaminó al baño, puesto tenía ganas de ir, después iría a la azotea, la mayoría del tiempo libre que tenía se iba a ese lugar, era el único donde podía estar tranquila.

Entro al cubículo e hizo lo suyo, cuando terminó de acomodar su uniforme, escucho unas risillas afuera.

-¿Hola?–Dijo asustada.

Al poco tiempo, escucho un ruido encima suyo, al alzar la mirada, solo vio un montón de agua caer, empapandola por completo, cuando salió del cubículo sacudiendose, miro a esas diablillas riéndose.

-¿No te apetece ir a comer?–Le miro intimidante.

No era una invitación, era una orden, y Yun no tenía el valor de no obedecerle, camino hacia la cafetería, bajo la atenta mirada de todos, muchos se burlaban y otros ya la miraban hasta con pena, llego y tomo su charola.

Algunos le señalaban y murmuraban cosas entre sí, ella iba caminando a una mesa cualquiera, Lawan y Anong miraban aquello, Lawan con satisfacción y Anong con tristeza, le apreciaba y no quería verla así.

Al notar la chica el comportamiento de su amado, solo hizo una mueca, no importaba que tan mal se viera, a él seguía gustandole ella.

Yun puso la charola en una mesa y antes de que se sentase, alguien le lanzó puré de papá en la cara, la chica abrió la boca sorprendida mientras todo el alumnado allí se reían, con sus manos quitó el exceso con los ojos cristalinos.

Anong sin miedo y bajo la atenta mirada de Lawan, se levantó y caminó hacia Yun, tomó su muñeca y se la llevó de ahí.

-¡Eso amigo, así lo hará contigo!–Grito un chico varios grados mayor que ellos.

Yun sollozaba mientras era dirigida por Anong a la enfermería, al llegar allí el la sentó en una silla y comenzó a buscar con que limpiarla. Al encontrar unas toallitas húmedas, las tomo, se acercó a la chica y comenzó a limpiarla.

Entonces, ella le miró fijamente a los ojos, afligida y con lágrimas rodando por sus mejillas, el chico la vio y comenzó a animarla.

-Tranquila, no te pongas así–Tomo sus manos, Yun negó con la cabeza.

-Anong...–Fruncio el ceño con su cara triste–¿Yo te gusto?–La pregunta tomo desprevenido al chico, pero sin dudar respondió.

-Si, me gustas–Contestó, pero Yun solo se puso más triste.

-Anong, yo te quiero y mucho–El chico sonrió–Pero no de esa manera, yo... Agradezco mucho lo que has echo por mí–Una lágrima más salió–Yo te aprecio y no quiero lastimarte–Anong suspiro y rascó su entrecejo.

-Esta bien–Le sonrió–No necesitas corresponder mis sentimientos, pero quiero seguir siendo tu amigo–Yun hizo una media sonrisa y lo abrazo.

Pero esto había sido visto por Lawan, quien había malinterpretado absolutamente todo, apretó sus puños furiosa y al ver que el chico se levantaba se escondió, Anong se fue por un lado mientras que Yun por otro, es por ello que aprovecho y comenzó a seguirla, el pasillo estaba vacío y ya comenzaba a atardecer.

-¡Oye!–Llamó molesta apretando su hombro volteandola–¿Quién te crees que eres?–Preguntó.

-¿Qué?–Le miró asustada–Yo no...–.

-¿Te crees muy bonita, no?–Yun negó con la cabeza–¿Te crees mejor que yo zorrita?–Le tomó del cabello y Yun dió un jadeo adolorida.

-Basta, no te eh hecho nada–Dijo con voz temblorosa.

-¿Qué no me has hecho nada?–Preguntó disgustada, soltando bruscamente a la chica–Lo que hiciste mal, fue nacer maldita perra–Le dió una fuerte cachetada, haciendo sangrar su nariz y sobar la zona enrojecida–Desde hoy, haré tu vida un infierno, tenlo por seguro–Y se marchó furiosa.

Yun quedó atónita en su lugar, mientras tocaba su mejilla, esta misma le dolía, no entendía que le había hecho a Lawan para que la tratara tan mal, comenzó a sollozar soltando miles de lágrimas, apenas pasaban 2 semanas y las sentía una total eternidad, tal vez Lawan tenía razón, lo malo que había hecho...

Era nacer.

(...)

Anong caminaba enojado hacia el salón de artes, la última clase del día era esa, la maestra no había venido, así que quienes estuvieran allí era por gusto.

El atardecer ya estaba presente, con sus colores naranjas, azul, amarillo y rojo mezclados, sabía que Lawan iba a estar allí, a ella le encantaba el arte y al abrir la puerta, no se equivocó.

Dicha chica estaba allí, pintando en un lienzo tranquilamente, giró su cabeza hacia Anong que aún seguía en la puerta, esta sonrió y dejó de pintar.

-Anong, que bueno que estás aquí–Se paro y camino hasta él–Hace mucho no pasamos tiempo juntos–Ella trato de abrazarlo.

Pero el se alejó, la sonrisa de Lawan se desvaneció y lo miro confundida, allí se dio cuenta que estaba enojado y con cara de pocos amigos.

-¿Sucede algo?–Dijo triste.

-¿Fuiste tú, no?–El chico sonaba molesto–¿Fuiste tu quien inventó esos rumores de Yun?–Preguntó furioso.

-¿Qué?–Rió nerviosa–No, claro que no, yo jamás...–Anong le interrumpió.

-Deja de mentir Lawan, se cuando mientes–La miro sin expresión.

-Si, fui yo–Dijo con una cara de disgusto–Es que, no entiendo Anong, estábamos bien solos nosotros dos, viene esa perra y te aleja de mí–Fruncio el ceño molesta.

-Esa, tiene nombre–Dijo con voz severa–¿Te das cuenta de lo que ocacionaste con tus celos? ¡Le arruinaste la vida! Todos la molestan, la agreden y sus padres creen que es una cualquiera ¡¿Cómo pudiste?!–Gritó.

-¡¿Por qué te importa tanto?!–Alzo sus brazos y los dejo caer–¡¿Qué tiene ella que yo no?!–.

-Empatía, amabilidad, es honesta–Contó con los dedos–¿Crees que haciéndola sufrir estaré contigo? Créeme, después de esto, no quiero saber nada de ti–El la miro decepcionado y se marchó.

-Anong–Llamó–¡Anong!–Gritó jalando sus cabello frustrada.

No, no la había hecho recapacitar, solo alimentó su enojo, gritó irritada y comenzó a golpear las paredes, tirar floreros, lienzos y pinceles, fue en su desastre, que miró en el suelo un brilloso y filoso cúter.

Acercándose lento, lo tomó entre sus manos y sacó aquella cuchilla poco a poco, el metal brillo antes sus ojos embelesandola, apretó el objeto y comenzó a caminar hacia la azotea.

Sabía bien que allí se escondía aquella basura humana, escondiéndose como una total cobarde, esperando lo hora de salir de aquella infernal escuela, Lawan comenzó a subir las escaleras rápidamente, mientras sostenía el cúter con fuerza.

Abrió la puerta de acceso, alarmando a Yun quien estaba mirando el atardecer como suele hacerlo siempre, miro temerosa a Lawan, quien camino hasta ella y se detuvo a una poca distancia.

-Por tu culpa–Susurro con la voz agitada–Por tu culpa el se olvido de mi–Yun le miro con el ceño fruncido.

-No, nunca...–Le calló.

-¡Callate!–Exclamó–Eres una maldita imbécil, ¡El se alejó de mi por tu culpa!–Gruñó molesta–Estábamos tan bien hasta que tu llegaste, solo te vio y el simplemente... ¡Me olvidó!–Comenzo a sacar la hoja filosa de aquel cúter–Es culpa tuya–Susurro.

-Creo que confundes las cosas, yo jamás...–Volvió a callarla.

-¡Si jamás hubieras aparecido seríamos una pareja feliz!–Yun comenzó a sollozar con sus ojos cristalinos–Así que si te vas, todo volverá a ser como antes–Aquella chica caminaba hacia Yun.

-Por favor... No me hagas daño–Su labio temblaba de las lágrimas que soltaba y sus sollozos contenidos.

-Hasta aquí llegaste–Comenzo a correr hacia ella.

Por inercia, Yun camino hacia atrás rápidamente, pero un grito salió de su garganta cuando sintió aquel bajo barandal temblar, su cuerpo resbaló y sintió el aire en todo su cuerpo, sus cabellos se movían a los lados por la caída.

Unos escalofríos recorrían su cuerpo, el miedo le carcomida su ser y volvió a gritar, unas lágrimas salían de sus ojos irritados de tanto sufrir, deseaba volver el tiempo y no irse para atrás.

Estaba callendo de aquella azotea, estaba apunto de estrellarse con el piso y eso le asustaba, no quería esto, nadie querría aquello.

Entonces, un golpe en seco se escuchó, Lawan miró desde arriba sorprendida a la chica, un pie estaba estirado, el otro estaba doblado, su cabello había tapado algo de su cara, pero no lo suficiente para tapar la sangre que salía de su boca.

Un charco de aquel líquido carmesí comenzaba a rodear su cuerpo, Lawan se fue de aquella azotea asustada, mientras, Yun estaba sufriendo, su cuerpo dolía, sentía algo molesto en su interior, eran aquellos huesos rotos, sus lágrimas seguían saliendo y le faltaba el aire.

Sabía que iba a morir, pero Yun no quería, no podía aceptarlo, si todos aceptaramos la muerte seríamos más felices. Pero la mayoría de personas no lo hacen... como Yun, no quería morir, ella aún tenía mucho por delante, deseaba crecer, deseaba mucho tener un título, deseaba tanto cumplir sus sueños, pero una persona se lo arrebató y no estaba lista para irse, ahora, ya no sentía dolor, tristeza o preocupación... Sentía odio, rencor, ira, todo lo que le pasaba había sido culpa de Lawan, solo por que sentía... Envidia. Dicen que el rencor es como una piedra en el corazón, pero el de ella, ya no latía y por ello, no le importo pedir un último deseo antes de soltar su último suspiro... Quería devolver el dolor.

La noche comenzó a caer, el cielo ya estaba tornándose por completo de un oscuro azul marino, el frío inundaba su cuerpo, sus ojos pesaban, y fue entonces, que una sombra se acercaba a ella, Yun no podía distinguirla, su visión estaba borrosa por el poco tiempo de vida que le quedaba.

Aquel hombre portaba un traje de gala negro, un sombrero del mismo color y un maletín, Yun no sabía si era por la caída, pero los ojos de aquel individuo se volvían de un rojo intenso cada vez que se acercaba, apuntó de cerrar los ojos, sintió como el desconocido se agachó, sacó algo brillante de su chaleco y lo pasó por su mano, aquella fue acercándose a su boca.

Hasta que la chica sintió un líquido entrar a su cavidad bucal, era espeso, caliente y ardía, ella sin saber por qué, lo tragó.

Sintió como aquella sangre recorría su garganta hasta su estómago y de allí, viajar por todo su cuerpo, una última lágrima resbaló de su ojo izquierdo, viendo como el hombre se iba.

Y entonces, soltó su último suspiro, cerrando sus ojos, así, dejando de sufrir por fin aquel tormento que llamaba vida.

(...)

Lawan corrió al baño inhalando y exhalando con dificultad, sudaba frío y estaba pálida, el día anterior creyó que encontrarían el cuerpo de la chica e iniciarían una investigación, pero aquello no sucedió, ni siquiera había rastro de sangre y en vez de que aquello le alegrará, le hacía sentir más nerviosa.

Desde la noche anterior sintió que la perseguían, soñaba con sangre y ella delirando del dolor, entró al baño temblando y se miró al espejo, fue entonces, que las voces volvieron.

-¿Por qué lo hiciste?–La voz de Yun susurraba en su oído–¿Te sientes satisfecha ahora que me asesinaste?–La chica tapó sus oídos.

-No soy una asesina–Sollozo–No lo soy–Sorbio su nariz y abrió la llave de agua.

Unió sus manos para que se llenaran de agua y así, comenzó a lavarse la cara, de pronto, escuchó la puerta del cubículo que estaba tras suyo abrirse, se quedó paralizada, aunque tenía miedo, comenzó a alzar la mirada y cuando tuvo el valor, miró el reflejo del espejo y lo que mostraba, le llenó de miedo.

Yun estaba allí, con una sonrisa macabra, llena de sangre y traía un cúter en su mano.

-Hola... Lawan–Y la chica gritó hasta desgarrar su garganta.

Para mala suerte suya, aquel grito, fue el último que dio en su miserable vida, muriendo de una forma sádica y desgarradora.

Yun de ello aprendió muchas cosas...

La humanidad, la naturaleza humana puede ser comprensiva y a la vez no, nunca sabes que piensan y que tan malévolos pueden llegar a ser por tan solo conseguir algo de poder, ser egoístas, cínicos, narcisistas, envidiosos, vengativos y rencorosos es algo que nunca dejarán de sentir y por el impulso, dejar de hacer el mal, las personas son fáciles de controlar, al fin y al cabo, son hechos para ser gobernados y arrodillarse ante un Dios, crean religiones y tradiciones que dejan dominarlos y mantener a línea sus deseos e impulsos.

Pero aún con leyes o castigos, siguen haciendo el mal.

Por ello, se han creado demonios que se encargan de hacerles llegar lo que sembraron, son personas creadas para infundir justicia o caos, son seres omnipresentes, pueden estar en todos los lugares o en ninguno, simplemente hacen el trabajo que se le es asignado, por que los humanos son como animales sin adiestrar, que creen hacer justicia por propia mano y ese es el mayor problema, que confunden la venganza con la justicia, por ello, es que hay seres hechos para castigar, que imparten la justicia por el mundo.

Hasta el ser más malvado puede llegar a comprender los sentimientos humanos, por ellos, por las emociones, las personas cambian, entienden y sienten, eso es lo que te hace cuestionar tus acciones.

Existen dos caminos en la vida, el camino del bien y el camino del mal, pero este solo existe desde tu perspectiva, puedes hacer el bien por medio del mal, como también puedes hacer el mal por medio del bien, por eso, aunque otros piensen que eres malvada, solo tu sabes que eres y no puedes dejar que esas opiniones influyan en tus decisiones.

Se que soy el caos, que soy la destrucción, el abismo negro y el sentimiento más potente, suelo ser llamada "Malvada", clasificada como un monstruo por el simple hecho de mostrar la verdadera cara que tienen los humanos, nunca eh obligado a alguien a matar o perjudicar a otros, ellos mismos toman su decisión.

Como yo tomé la mía, por ello soy lo que me convertí hoy en día y no me arrepiento, soy y siempre seré:

Yun, el demonio de la envidia.

SWEETGIRL

AAAAAAHH!! Nombre ando llorando banda, ya aquí termino de contar el pasado de Yun y debo decir, que es sad unu.

Pero bueno, aquello pasó por algo y si no hubiera sido así, no estaría su shipp fav, YUNNO :3.

No borren esto de su biblioteca que tengo una sorpresita 7u7.

En fin, lxs amo y cuídense mucho.

Vota y comenta, gracias.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top