𝟎𝟕
❝ I Could Treat You Better But I'm Not That Smart  ❞

Viernes.

La farmacia no estaba lejos de su casa. A esa hora ya estaba abierta. Había encontrado un plantilla de receta en el internet y, con cuidado, había falsificado la firma del doctor de su familia. La receta decía que su madre debía tomar esas pastillas, pero ella nunca compraba nada en esa farmacia, así que no se tendría que enterar.

Las compró y fue a la escuela. Era un medicamento fuerte, se lo había dicho la encargada y le pidió le dijera a su madre que solo debía tomar una por noche o las cosas saldrían mal.

¿Aún peor?

No creo que sea posible.

Sus ojeras eran visibles desde lejos, igual que sus ojos hinchados. Había estado llorando desde la tarde anterior.

El plan era guardar las píldoras en su mochila y usarlas hasta la noche, pero las cosas no funcionaban así, ¿Cierto?

Lo había visto, caminar como si nada hubiera pasado. Casi pensó que en cualquier momento se iba a girar y saludar como si nada. ¿A dónde iba, de cualquier forma? En ese momento su frágil voluntad se rompió. Sacó las píldoras y las miró con algo parecido a determinación.

No es como si no lo merecieras.

Un puñado. Las puso en su mano y las miró nuevamente.

Pero antes de poder tomarlas, algo lo golpeó.

Y se tiró llorando en ese instante.

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Jueves.

Tom había entrado en un estado pensativo desde que, el día anterior, había dejado la casa de Edd.

¿Lo quieres?

Claro que lo quiero. Es mi amigo.

¿Lo amas?

Las clases pasaban y él seguía preguntándose la misma cosa.

¿Lo amas?

¿Lo amas?

¿Lo amas?

¿Qué es amar?

No lo sabía. Sabía que lo quería, que el día que había aparecido en su casa llorando, se había preocupado por él. Eso era amor, ¿No?

¿No?

¿No?

¿Y por qué no? La realidad era que Tom no sentía una atracción romántica hacia Matt, y lo había notado cuando le robó el beso. Había sido como besar cartón, seco y sin sentimientos.

Pero le dejaste continuar.

¿Y quién no lo habría hecho? ¿Quién que hubiera visto a Matt pasar de un niño alegre a alguien que se había derrumbado en el centro comercial no iba a dejarlo?

Además, fue mi culpa lo que pasó.

¿Lo fue?

Fui quien le dijo del vacío, si no lo hubiera hecho, no habría comenzado a sentirse mal.

¿Y no lo habría notado también él en otro momento?

No lo sé.

Cuando las clases acabaron, Matt acompañó a Tom a su casa.

Inauguremos el club de hermanas molestas.

Divertidísimo. Caminaron en silencio y solo intercambiaron palabras cuando Tamara apareció, gritando de nuevo, para que Tom guardase la compra que había hecho su madre. Le dijo a Matt que lo veía en su cuarto y fue a la cocina.

Había cervezas entre las compras. ¿Por qué diablos había alcohol? Nunca compraban, ni siquiera para las fiestas o algo así.

A veces las malas decisiones llevan a tomar más malas decisiones.

Guardó todo menos las cervezas, a las que se les quedó observando un momento pensando qué hacer.

Y la manera de evitar afrontarlas es con peores decisiones.

Las metió al refrigerador. Todas menos una.

Subió a su cuarto unos minutos después. No llevaba nada en las manos, pero, entre los papeles de la basura, estaba oculta una lata vacía. Su mente también estaba vacía, o al menos en su mayoría. Un pensamiento le perseguía, llenaba su mente y corrompía todo lo demás.

¿Qué si eso es lo que quiero?

Mierda

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Cuando Tord vio a Matt comenzar a llorar, se paralizó. Le había dejado una marca en el ojo y ambos se habían golpeado al caer al suelo.

La gente observa.

Tardó un instante en reaccionar, pero lo hizo. Vió a Edd acercarse a la multitud y a Tom a lo lejos, y por algún motivo supo que tenía que alejar a Matt de ambos.

— ¿Estás bien?— se levantó rápidamente y, con la misma rapidez (acompañada de un dolor de brazos causado por los cortes), ayudó a Matt a levantarse— Vamos.

Matt, sin poder hablar, fue jalado contra el torrente de gente hasta un lugar más vacío. Apenas podía respirar y las lágrimas no paraban. ¿Dónde lo arrastró Tord? Uno de los callejones cercanos a la escuela.

Tord se tomó un momento para respirar y levantar las mangas de su hoodie. Las vendas se habían desacomodado y habían jalado la cicatriz en formación con ellas. Dolía. ¿Por qué diablos lo hiciste?

wala kaming alam

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— ¿Qué diablos tratabas de hacer, Matt? ¿Perdiste la razón?— dijo, una vez recuperó el aliento. Pero Matt no respondió, en su lugar siguió llorando como un niño regañado. Tord no estaba de humor para eso—. ¿Tienes idea de qué son esas pastillas? ¡Paul las usaba para dormir después de la guerra y lo dejaban tirado por más de medio día! ¿Sabes lo que te harían a ti?

Matt, recargado en la pared, se dejó caer mientras seguía llorando.

— ¡Carajo, Matt, contesta!

— ¡Claro que sé lo que habría hecho!— gritó, lo que sorprendió aún más a Tord. ¿Qué pasaba? ¿Por qué estaba así?

Respiró. Trató de calmarse y se sentó junto a Matt.

— ¿Qué diablos te pasó, Matthew?

¿Te estás preocupando por el que te dijo insoportable?

Trató de matarse, puedo ignorar eso ahora.

Жалкий

— Nada— murmuró el pelirrojo—. Estoy bien.

— Matt, estabas a nada de hacer algo horrible: Claramente algo pasó— dijo, un tanto exasperado. No estaba hecho para ser delicado, pero, por un instante, se trató de controlar—. ¿Qué pasó?

Matt lo volteó a ver y, con tristeza en su ser, dijo lo que pasó.

El rostro de Tord pasó por muchas fases. Primero sorpresa, después confusión y, finalmente, asco y repulsión

¿Por qué?

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Sentado en la cama de Tom, Matt comenzó a cuestionarse si estaba bien lo que hacían.

Besarse.

(Oh dios, no lo había hecho antes).

Tomarse de la mano.

(Ni siquiera sabía que tenía otro contexto).

Usarse.

(Si no me siento completo solo, tú serás mi pieza faltante).

No estaba bien.

No se sentía bien.

Cuando Tom entró, entró con un aroma extraño que Matt no reconocía.

Pobre niño inocente.

— Matt— dijo, y el mencionado se levantó.

— ¿Qué pasa?— el ambiente se sentía gris. Tom se acercó a Matt y, por sorpresa, le besó.

¿Qué es ese sabor?

Se separó. ¿Qué era eso? Iba a decir algo, pero cuando abrió la boca para hablar, Tom volvió a arrebatarle un beso.

Sintió su lengua chocar con la suya.

Ésto no está bien.

Cayeron en la cama y Matt supo que ese era el momento en que debía parar. Sin embargo, no pudo hablar por dos motivos.

Su boca estaba llena.

Algo le estaba tocando su intimidad.

La sangre subió a su rostro rápidamente y trató de separar a Tom de él, pero no pudo.

¿Qué estás haciendo?

Lo estaba tocando, maldita sea. ¿No sé supone que hay algo llamado consentimiento mutuo? ¿Por qué se sentía como un niño? Su respiración se agitaba, y su espalda se arqueaba.

Basta.

Tom separó su boca por un segundo y, en lugar de las muchas quejas que tenía Matt, lo que salió de su boca fue un gemido.

Basta, basta.

Siguió tocándolo y Matt comenzó a llorar. Sentía las manos de su amigo tocar su cuerpo, manosear su pecho, sus caderas, su trasero, su virilidad y se sentía vulnerable.

— Basta— dijo, entre lágrimas, con un hilo de voz.

Basta, basta.

Cuando Tord escuchó las palabras 'No quería eso' de la boca de su amigo y vio las lágrimas caer de sus ojos, se sintió mal, genuinamente mal por Matt.

Sin saber qué más hacer, lo abrazó.

Ésto no está bien.