𝟎𝟓
𝟎𝟓
❝ My Ego Is Talking Too Loud While My Heart Is Numb ❞
Pese a que no habían mentido en absoluto a Tord y Edd, ni Matt ni Tom habían contado la historia completa. Matt no había contado cómo había robado las llaves de repuesto ocultas en la parte detrás de la casa y había despertado a Tom casi tirándole de su cama. No había contado cómo Tom se sorprendió de verle ahí y como se calmó al ver sus ojos hinchados de tanto llorar. Tampoco cómo se había acurrucado junto a Tom o que se había quedado dormido mientras lloraba en silencio y Tom acariciaba su cabeza. Y él no había contado que se había sentido culpable por el estado de Matt, ni que no le despertó con el propósito de que el pelirrojo descansase lo que no podía en su casa y mucho menos que, cuando finalmente despertó, mintió diciendo que también se había quedado dormido.
Y, obviamente, tampoco contaron la plática que habían tenido en el centro. Tom no pudo contar cómo Matt se derrumbó al pensar que su propia familia no le prestaba atención y que, sinceramente, comenzaba a pensar que no merecía esa atención. Y Matt no se atrevía a mencionar que Tom aceptaba que si se sentía mal era por sus propios errores y que, constantemente, sentía la necesidad de culparse mientras nadie miraba.
Mucho menos iban a contar que, tras volver del centro y llegar a la casa de Tom, dispuestos a entrar por la puerta trasera para fingir que todo estaba bien, Matt había robado un beso a su amigo sin ojos. No contaron que no fue el último ese día ni que había un motivo triste para eso. Mucho menos hablaron de ese motivo.
No sé cómo llenar ese vacío.
¿Y si lo llenamos con el otro?
No lo habían dicho así, pero estaba implícito en esa extraña relación que comenzaba a formarse.
Relación egoísta, cabe aclarar.
El lunes, rato después de la escuela, Matt se había encontrado a sí mismo caminando hacia la casa de Tom. No quiero estar en casa. El fin de semana había estado huyendo, caminando por las calles de la ciudad por horas, evitando llegar a su casa. No sonaba, era triste. Apenas el lunes era que su orgullo le permitía aparecer de nuevo en casa de Tom.
Si esto va a suceder, tenemos que limitarnos.
Habían quedado desde la escuela. Cierta hora, en el lugar de la otra vez. Cuando apareció, Tom ya estaba ahí.
Edd y Tord no pueden saber.
Comenzarían a hacer preguntas.
El insoportable de Tord nos molestaría.
— Hola, Tim— dijo, sin saber cómo actuar. ¿Qué somos? Se había preguntado en la escuela, mientras hablaba con Tord de lo insoportable que es la maestra de historia. ¿Por qué?
— Es Tom— dijo. Tampoco él parecía tener mucho ánimo.
— ¿Qué vamos a hacer?—
Ambos lo preguntaron a la vez. Ninguno se refería a esa tarde con exactitud. Matt preguntó si no era mejor entrar. Tom dijo que Tamara era como un perico y que, si entraban, escucharía y empezaría a gritar sus palabras por toda la casa.
Pero si lo hubieran hecho, no habría podido escucharles.
A un lado de la casa, oculto entre plantas y basura, Tord observaba lo que pasaba. Había estado siguiendo a Matt en silencio todo el rato, esperando el momento para sacarle todo lo que pudiera. Sin embargo, aunque el momento llegó, no lo hizo el valor. Las palabras de Paul aparecían en su mente, palabras que había escuchado toda su vida. A muchos les cuesta aceptar quienes son. Si alguno de tus amigos pasa por eso, no lo presiones, Tord. Nunca había mencionado nada de espiar. Y, aún así, sentía que no jugaba justo.
Ni siquiera te gusta jugar sin trampas.
— No podemos ignorar que pasó— dijo Matt, de pronto. Contra lo que Tord creía, no actuaba como un estereotipo asustado y nervioso. Estaba nervioso, si, pero podía ver desde lejos la determinación en sus ojos—. Y tampoco podemos ignorar por qué pasó, así que...
— Está bien— Tom también estaba asustado.
Querías más. ¿No te basta con esto?
Maldito egoísta.
— Podemos seguir con eso— dijo—. Con una condición.
Edd no se puede enterar.
No sabía que tú también lo sabías.
— Tampoco Tord— dijo Matt, para sorpresa de el mencionado. Matt apretó los puños y Tom lo notó—. Es insoportable. Incluso con sus padres, sería imposible librarnos de sus bromas.
— Al menos sé que no soy el único que no lo soporta.
¿Pasamos?
Tord de pronto se había olvidado de por qué estaba ahí. Esperó lo suficiente para pensar que ambos habían llegado a la habitación de Tom y salió de su escondite.
Vió una maceta en el suelo. Las raíces apenas comenzaban a brotar. Casi sin pensarlo, la pateó tan fuerte que hasta a él le dolió. Después se fue, corriendo, hacia su casa.
Violento.
¿Realmente soy insoportable?
¿Quieres saberlo o solo preguntas porque sí?
— Dritt.
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— Tom, ¿Puedo hablar contigo?
La pregunta sorprendió a Tom. Recién había salido de su casa para ir a la escuela y ya se había encontrado con Tord.
— Lo vas a hacer de cualquier forma— dijo, caminando. Tord le persiguió.
— ¿Hace cuánto conoces a Matt?
— ¿Te parece relevante justo ahora?
Si no fuera por ti, no me preocuparía en absoluto.
— Me parece curioso— dijo el de cuernos—. Los conozco a los tres desde que llegué a la escuela, pero tengo entendido que ustedes dos se conocen antes incluso que Edd apareciera.
— Nos conocemos casi desde bebés— dijo, sin detenerse. Tord solo lo seguía—. Nuestras madres son amigas y se les ocurrió que nosotros nos llevaríamos bien también.
¿Y no lo hacen?
— ¿Y a Edd? ¿Cómo lo conocieron?
— Nos pusieron en el mismo grupo de la primaria y los tres hacíamos desastres. Era cuestión de tiempo que nos hiciéramos amigos.
¿Qué crees que estamos en un capítulo de orígenes o por qué preguntas?
— Y, Thomas— dijo, Tord, de nuevo.
No presiones.
— ¿Ahora qué, maldita sea?
— ¿No piensas que Matt ha estado actuando raro?
Tom se detuvo. — ¿A qué te refieres?
— No lo sé. Siento que ha estado un tanto más callado y más cerca de ti— dijo. Por favor, suelta algo. Lo que sea está bien—. ¿Pasa algo o...?
Tom se quedó pensativo por un momento antes de responder.
— Matilda, eso le pasa— si, claro—. No sé si lo has notado, pero tiene una hermana y eso es más que no poder dormir: Va estar ahí toda la vida y, por si tampoco lo has notado, te la has pasado molestando con el privilegio de ser hijo único desde que la niña apareció.
Tord hizo un puchero.
— Tiene sentido— dijo.
El resto del camino fue en silencio.
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