𝟎𝟏

𝟎𝟏
You Carried On Without A Doubt

— Odio la escuela— Matt Lobster se quejó amargamente de la nada. Estaba sentado en su pupitre junto con sus tres amigos. Faltaba rato para que el maestro apareciera, pero estaban ahí. Hacía frío y el pelirrojo había olvidado su estuche en casa. ¿Cómo, si nunca abría la mochila salvo que hubiera exámenes? Ni él lo sabía.

Matt. Un narcisista que carece de neuronas.

— Sinceramente, no sé cómo llegaste a la preparatoria —el acento noruego de Tord Larskin le respondió mientras, casi preparado para eso, sacaba una pluma extra—. Si la pierdes, no te vuelvo a prestar una —dijo antes de lanzarla por el aire, algo que no era necesario, pues Matt estaba al lado de él.

Tord. Estereotipo. Controlador. Llama la atención por motivos incorrectos y lo disfruta.

— Thomas, ¿hiciste la tarea?

— ¿Cuál de todas? —el chico sin ojos respondió a Tord, sin mucho interés. Pronto se dio cuenta de que las miradas de sus amigos se posaban sobre él—. ¿No se supone que la mamá es la que hace y pasa los deberes?

Pese a sus quejas, pasó un cuaderno a Tord y Matt.

— ¿No se supone que los amigos se ayudan entre sí? —Tord siguió el juego, causando un suspiro de parte de Thomas.

— ¿No se supone que la gente madura y empieza a hacer las cosas, noruego idiota?

Tom. Egoísta. Grosero. El único con un poco de sentido común.

— Dejen de pelear — Edd se unió al grupo para copiar la dichosa tarea, ocasionando una mirada de disgusto de Thomas, fácilmente abreviado como Tom—. Si tanto te molesta que copiemos tus trabajos, deberías dejar de prestarlos.

— Lo intenté, y Tord y tú se organizaron para robar mi mochila.

Matt dejó caer su cabeza sobre su cuaderno. De la nada, habló: — Matilda estuvo llorando toda la noche. No me dejó tener mi sueño reparador.

— Agradecido con Paul y Patryck por no adoptar a nadie más —Tord, sin quitar la vista del cuaderno, bromeó sin muchos ánimos..

— Seguro estás siendo draMATTico— dijo Edd, acentuando a manera de chiste la segunda sílaba, restando importancia al asunto. Seguía copiando, formando una sinfonía del papel siendo rasgado con su pluma.

Matt no parecía satisfecho. Miró a Tom, que resopló antes de hablar sosegadamente—: Es solo una bebé, Matt. Seguro que no sabe que tiene un hermano que quiere dormir. Cuando crezca, cuéntale historias de terror y ella ya no dormirá. Yo hice eso.

— Pobrecita —dijo Tord—. Con hermanos como ustedes, me alegro de ser adoptado —Edd río por esto último pronunciado.

Edd. Payaso. Insensible. Distraído. Ni siquiera tiene gracia.

— Abramos el club de "Hijos únicos", Tord — Edd guardó su cuaderno, ya con la tarea copiada—. Nos reuniremos los jueves y agradeceremos a nuestros padres por no maltratarnos.

— Me parece bien —el susodicho también guardó su cuaderno—. ¿En tu casa o la mía?

Yo no quería una hermana —Matt se quejó nuevamente—. ¿Por qué mis padres son así?

— No es tan malo, Matt —dijo Tom con tono consolador, ignorando la discusión de Tord y Edd sobre la casa donde sería la reunión del club recién aprobado.

— ¿No puedo mudarme contigo? Tu hermana ya no es tan molesta —su receptor se había olvidado de copiar los deberes.

— Qué va. Es como un grano en el culo, la detesto— la mirada azul de Matt se posó en él, como un cachorro pidiendo comida. Incluso con años de conocerlo, Tom no tenía manera de negar algo a esa mirada—. Bien, puedes venir el jueves.

Una exclamación alegre salió de Matt, como si de un niño pequeño se tratase. Tom rió.

Todos forman un grupo de raros, pero inseparables. No saben cómo vivir sin estar juntos.

El maestro entró al salón.

Los cuatro chicos y el resto del salón, el cual entró mientras Tord y Edd discutían, se callaron.

— Tom, ¿qué toca? —consultó Tord.

— Orientación.

¿Por qué tocaba esa materia tan aburrida a tan tempranas horas de la mañana? Al menos no era Física, eso habría sido deprimente.

Todos se acomodaron en sus pupitres. Mantiendo una 'tradición', Edd comenzó a dibujar en una hoja suelta, Tord tiró la cabeza en el pupitre sin mucho cuidado y observaba la clase a través del cabello que le había caído sobre el rostro, Matt buscaba la manera de dormirse sin llamar la atención y Tom pensaba en las múltiples maneras de golpear su cabeza contra la mesa. Todos, sin falta alguna, estaban fastidiados.

Autoconcepto.

La palabra apareció escrita en la pizarra blanca.

— ¿Qué es el autoconcepto? —preguntó el profesor dando inicio a las clases.

— Si usted no sabe, ¿por qué nosotros deberíamos? —murmuró Edd al oído de Matt, que contuvo una risa. Alzó la voz participando—. Es la imagen que tenemos de nosotros mismos.

— Muy bien —anotó el maestro—. Nosotros transmitimos algo al mundo, pero también transmitimos una imagen a nosotros mismos. Suele ser distinto lo que pensamos de nosotros a lo que los demás piensan de nosotros, pero el equilibrio está en que la gente vea lo mismo.

— ¿Me recuerdas por qué tenemos que ver esta clase?— preguntó Tord en voz baja.

— Ni idea — contestó Tom—. Les gusta llenarnos de conocimiento inútil.

— No es inútil. Yo tengo muy buen autoconcepto.

Ninguno del escuadrón distinguió si era una broma o si de verdad Matt se sentía orgulloso de sí mismo.

— Claro, señor Narcisista— dijo Edd. El maestro seguía hablando.

— Ustedes cuatro —el licenciado señaló con su dedo a los chicos que, ante la mención, levantaron las cabezas—, llevamos tres clases y en ninguna se mantienen callados. ¿Pueden decirme qué tipos de autoconceptos existen?

— No —dijo Edd como si nada ante la furia creciente de su superior—. ¿Por qué, si sabe que no pusimos atención, nos pregunta algo que claramente no escuchamos?

Las risas se escucharon en el salón por la respuesta.

Dos minutos después, Edd estaba en el pasillo afuera del salón, vetado de la clase.

Como se dijo, el payaso.

No pasaron cinco minutos y Tord ya estaba sentado en el suelo junto a él.

— ¿Y tú qué hiciste?

— Le dije Hold kjeft, dritt sønn —repitió, orgulloso de su acento noruego, presumiendo lo que no debería.

Edd río. Llevaba suficiente tiempo conociendo a Tord como para no saber qué significaba aquello. Un mensaje indescifrable para muchos, para Edd era lo más divertido que podría escuchar.

Otro rato después, Matt apareció junto a ellos.

— Déjame adivinar: hiciste caras graciosas cada vez que abría la boca el maestro —aseveró Tord.

Matt asintió, con una sonrisa en los labios. E incluyó—: Y le enseñé el dedo.

— Eso es, soldado —Tord chocó las manos con el bromista, entre carcajadas—. Solo nos queda esperar al idiota de Thomas.

Sin embargo, el maestro salió antes que Tom.

✤╼╍╍╍╍╍╍❛⚘❟╍╍╍╍╍╍╾✤

— ¿Te han hipnotizado? ¿Te amenazaron de muerte? ¿Te sobornaron?

— No, Edd —Tom rodó los ojos.

Al fin había una hora libre. El grupo se encontraba en las escaleras de emergencia, viendo el hermoso paisaje de cemento a lo lejos. Estaban, también, cuestionando el hecho de que Tom había sobrevivido toda la clase —todas las clases hasta el momento—, sin haber sido vetado como era costumbre.

— Nada de eso —contestó.

— ¿Entonces por qué no te sacaron?

Tom lo pensó un poco antes de contestar.

— Tengo sueño. Demasiada pereza como para pensar en un desastre

Bastante válido.

Pronto cambió el tema de conversación hacia los padres de Tord, que seguramente se estarían arrepintiendo de haber adoptado al noruego muchos años atrás. Aunque, siendo sinceros, tampoco se habían esforzado demasiado en educar al noruego para que no fuera así y no parecía ser mucho de su interés mientras no usase armas o tomara alcohol. Principios básicos.

Tom estuvo callado la mayor parte del tiempo, observando a los inmaduros de sus amigos burlarse de Edd.

Algo estaba mal. Él lo sentía y, en vano, trataba de ignorarlo. Si lo ignoraba, habría problemas, pero si no... ¿Qué?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top