Prólogo

Victoria


Observo mi casa una última vez para volver a constatar que me encanta. He trabajado y estudiado muy duro para conseguir un sitio como este que no puedo ocultar lo orgullosa que me siento.

Agarro la llave de mi nuevo hogar con fuerza y me adentro en este. Es perfecto; las puertas, las ventanas, los sillones que adornan la sala principal, todo,  absolutamente todo es perfecto. Tiro una foto a cada cosa que veo y la mando al grupo de las chicas que tenemos en WhatsApp.

Me he mudado hace dos semanas pero hoy fue que pude comprar la casa,  intenté pasar navidad con Amy, Felicia y Lily pero me fue imposible. Ahora estoy en Alemania, disfrutando del dinero que he recaudado y esperando a comenzar de profesora de piano en la Universidad de Berlín.  Eso me recuerda que llevo un tiempo sin hablar con las chicas, ahora a nuestros veintisiete años, aún seguimos pensando por momentos que tenemos quince. Se molestaron mucho cuando les dije que tenía que mudarme de inmediato. Amy lloró, Felicia me dijo unas cuantas barbaridades propias de ella y Lily me abrazó tan fuerte que estoy casi segura de que mi pulmón no es el mismo.

Agarro la maleta y la llevo hasta mi cuarto. Al entrar me doy cuenta que la cama es enorme, lo que era un requisito principal para mi estadía en Alemania. Dejo la maleta en el suelo y me tiro hacia el colchón con toda la rapidez posible. Ya extrañaba sentirme en casa otra vez después de pasarme tantos días en un  hotel.

No me malentiendan el hotel era impecable, pero saben que no es igual a sentirte en tu propia casa.

El sonido del móvil me llama la atención y sonrío al instante, son las chicas.

Felicia: ¡Oh My God!  Por favor un minuto de silencio para admirar esa belleza de la arquitectura.

Amy: Anjá... Creo que alguien está histérica en el día de hoy. ¿Estás durmiendo bien Felicia?

Felicia:  Me ofendes, yo siempre soy así. Ahora, que hace una semana que no vienes a mi casa puede ser que hayan algunos cambios que tú no hayas percibido.

Lily:  ¡Wow! Vicky, adoro la casa. Se ve increíble desde aquí, dinos cómo estás.

Sonrío al ver los mensajes, tan diferentes entre sí, así como ellas y no puedo evitar emocionarme por no estar y al mismo tiempo sentirme tan cerca.

Yo: Hola, chicas. Acabo de llegar a la casa, ahora mismo estoy tirada en la cama mientras hablo con ustedes. Estoy bastante bien y en unos días empiezo a trabajar en la Universidad. Felicia, ¿cómo es eso de que no duermes? Amy, dime por fin como estás con lo del embarazo de los jimaguas. Lily, ¿qué pasó con el trabajo que te dieron?

Felicia: Ya extrañaba esto, los mensajes extralargos de nuestra querida Victoria. No le hagas caso a Amy. Sí estoy durmiendo lo que pasa es que con Lía y Kevin más la silla de ruedas, no tengo mucho tiempo para descansar.

Amy: ¡Vicky, te extraño mucho! Ahora no tengo a nadie que me regañe  cuando hago alguna cosa mal. Pues con los jimaguas, ando no muy bien. La barriga es enorme y Alejandro me tiene sin hacer nada que tenga por nombre "esfuerzo físico", así que se está encargando de todo. Hasta de Marena, que cada día crece más y por lo tanto (jode más). Me aburro como una pasa  pero nos las estamos apañando.

Lily:  Se nota que eres la mejor de las pianistas, te deseo mucha suerte con la Universidad. El trabajo fue un fiasco, pagan muy poco por trabajar mucho, no es lo que estaba buscando.

Yo:  Se las ve atareadas chicas, no dejen de escribirme y contarme todo lo que harán en Navidad.  Yo me lo pasaré sola, como ustedes saben, pero no se preocupen, haremos vídeollamada para poderlas ver. Ahora me tengo que  ir  a terminar de desempacar y ustedes deben irse a dormir que ya son las tres de la mañana ahí. Las quiero.

Felicia: No te preocupes que ya nos vamos. Cuídate mucho y come saludable, voy a ver si mi esposo me dedica unas horas de amor intenso. Te queremos.

Amy: Poco a poco te contaré todo lo nuevo, ahora me voy a dormir que ya Alejandro está molesto porque estoy despierta a esta hora. Muchos besos, Vicky.

Lily: Yo me voy a quedar despierta un poco más leyendo un libro que estoy loca por terminar. Cuídate mucho.

Me desconecto después de eso entre risas, porque de verdad ya las extrañaba.

Miro hacia el techo, respiro profundo y me levanto rápidamente para empezar el día.

Es mi momento...

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