Capítulo 8
Amy
Doy un grito abrumador contra mi almohada al recordar lo que ha pasado pasado hoy. La mirada desentendida de Lucas, su entrecejo fruncido tras todo aquel espectáculo que ha hecho Alejandro y yo sin poder hacer absolutamente nada. ¡Dios! ¿Qué se ha creído? Lo ha vuelto a hacer, prometió que no lo haría más. ¿A qué juega?
Ya cuando llegué a mi casa no soporté más todo lo que él hace sin importarle los demás. Agarré mi teléfono y le escribí a Lily lo más rápido posible pidiéndole que por favor olvidara a Frank y se fuera conmigo. Obviamente las preguntas no faltaron de su parte. Quería saber qué había pasado pero solamente respondí que quería irme con ella.
Escucho mi móvil sonar y al girarlo hacia mí veo que es Felicia. Me siento en mi cama de un tirón e intento parecer lo más normal posible.
—¡Amy! —saluda nada más atiendo a la llamada y una sonrisa se me cuela en la cara—. ¿Cómo estás?
—Hola, Fel. —respondo de forma corta y tiro de mi cuerpo para volver a acostarme.
—¿Ya conseguiste acompañante para la boda?
Vuelvo a sentarme al momento que recuerdo lo del acompañante. ¡Se me había olvidado por completo! Alejandro me dijo que sería él, ¿y ahora? ¿Cancelo también eso para no tener que mirarlo a la cara? Y si no es él entonces, ¿quién me acompañaría?
Coloco mi mano en la frente y bufo para mí misma. Esto es increíble—. ¿Hola? ¿Estás ahí o te acordaste ahora? —la voz de Fel me llama otra vez al prensente y agito la cabeza para concentrarme en lo que hablamos.
—Sí, tengo a mi acompañante —respondo escueta y espero que solamente se contente con eso, porque no quiero volver a recordar otra vez lo de hoy.
—¿Y quién será la persona capacitada para el cargo? —pregunta divertida y pongo los ojos en blanco.
— Alejandro.—dejo escapar sin pensarlo mucho y aguanto la respiración esperando que no exagere con su reacción.
—Creí que no querías nada relacionado con él y ahora me dices eso. —suelto un suspiro frustrado y antes de comenzar mis excusas ella continúa—. A mí me cayó bien. No entiendo por qué hablas de él tan mal.
—Porque él con los demás es diferente.
—¿O sea que me estás aceptando que te trata de forma especial? —vienen a mi mente los recuerdos de hace unas horas y niego con la cabeza.
—No, solo estoy diciendo que conmigo muestra su verdadera cara —acato con desdén—. Aún así, no me quedaba más ninguna opción.
—Lo sabía, si hubieras investigado algo más quizás no tuvieras que "sufrir esa pena" de soportar a Alejandro. —niego cansada por su sarcasmo y continúa hablando—. ¿Algo nuevo que me quieras contar?
Me pienso unos segundos si debería relatarle mi tarde y me alzo de hombros. Es Felicia, no hay más que decir—. Hoy iba a irme junto a Alejandro, nos pusimos de acuerdo después que le expliqué todo lo de la boda. Cuando iba saliendo para esperarlo, Lucas se ofreció a hacerme compañía mientras llegaba y cuando llegó: hizo una escena de celos, me cargó en el hombro y me dejó en ridículo frente a Lucas.
—¡Oh por Dios!
—Y por si fuera poco, luego me bajó media calle al hombro y cuando me bajó quería besarme. ¿Pero qué carajos le pasa?
—Vaya. ¿Y se besaron?
—¡No! —respondo incrédula y escucho el bufido de Felicia.
—¡Oh, vamos! ¿Me vas a decir que no tenías ganas?
—¿¡Qué!? ¡No!
—Por favor, ¿en serio me vas a mentir a mí? Que te enseñé a hablar —reacciona entre risas—. Sé que aún te gusta Alejandro y que estás utilizando a Lucas para olvidarte de él—frunzo el ceño tras escucharla y suelto una risa incrédula.
—Eso no es cierto. Me gusta pasar tiempo con Lucas. Alejandro y yo nos pasamos el día entero en desacuerdo, por lo menos con Lucas tengo paz.
—Te recuerdo que aprendí de ti cómo olvidar a las personas y me sé todos tus trucos, así que no me engañas. — sanja el tema dejándome claras las cosas, de que no le voy a quitar esa idea de la cabeza.
—Ya claro, lo dice la que se va a casar con su "príncipe" .
—No comiences, por favor. —pide cansada y se me ocurre una buena idea.
—Hagamos una apuesta —comienzo a decir y su silencio me da la señal de que puedo continuar—: apuesto a que no llegarás a casarte. Si yo gano, me debes un viaje para diez personas mínimo de tu luna de miel.
—Acepto —la sonrisa de la victoria se abre paso por toda mi boca hasta que vuelvo a escucharla—, pero si yo gano vas a darle un beso a Alejandro.
Abro los ojos de par en par y me levanto de la cama negando la cabeza descontroladamente—. ¡No! Ni loca.
—Amor, ya estás loca. Además, hemos hecho cosas peores, eso no es nada.—abro la boca de par en par sorprendida y de solo pensar en la imagen del beso se me va la sangre a la cara.
—Pe-pe-pero...
—Ahora me tengo que ir, te quiero. Me encanta hacer apuestas contigo —comenta riéndo y siento el corazón a punto de salir.
—¡Felicia! —grito antes de escuchar el tono mostrando que la llamada a terminado y me vuelvo a sentar derrotada en mi cama.
Ella no tiene remedio se salva de un asesinato solo porque la amo y nos conocemos desde que tenemos pañales.
~~°~~
Miércoles de la segunda semana y sorprendentemente ya comenzaron a realizar pequeños diagnósticos. Todo por el dichoso Festival de Coros; ya que estaremos lejos dos semanas , los profesores decidieron que sería muy buena idea adelantar algunas evaluaciones para así no atrasarnos. Estoy en una de las aulas de la especialidad (música) junto a Ana Laura , que me está ayudando con todo esto, sentada en una de las mesas cerca de la ventana.
—¿Así que te vas de viaje? ¿Por dos semanas me dijiste? —me pregunta esta intrigada.
—Sí, Ana —comento intentando no sonar demasiado emocionada y a la misma vez culpable ya que ella no podrá acompañarme.
—Pues qué bien, me alegro por ti —escucho decir en un tono extraño y dejo mi libro de historia para mirarla extrañada.
—¿Pasa algo? Te siento rara.
—No, nada.
—¿Segura? —la presiono un poco más para ver si me dice algo más. Suelta una de las libretas que tiene en su mano acompañada de un suspiro cansado.
—Hablé ayer con Lucas sobre lo que pasó con Alejandro y todo lo que hizo. —observo como se frota las manos una con otra. Está nerviosa, pero eso no le quita lo directa que es.
—No quiero saber nada de eso —le digo cortante y me vuelvo a enfocar en mi libro.
Ni siquiera hoy he tenido la fuerza de pararme delante de Lucas a pedirle una misera disculpa, por lo menos algo para que vea que estoy apenada por todo lo que pasó. Pero la vergüenza hace que me sienta mal y me hace ver que ni siquiera deberñía hacercarme a él.
— Amy, vió cuando Alejandro intentó besarte. —la miro asustada y pude ver en sus ojos la comprensión y lo apenada que se encontraba.
—No puede ser. —apoyo mi frente contra la mesa y río histérica. ¿Qué más puede suceder?—. ¿Te dijo algo más?
—Si quieres a Alejandro se quitará de tu camino. —levanto la mirada hacia ella y frunzo el ceño.
—¿Por qué piensa eso?
—¿Qué tienes con Alejandro? —me enfrenta con una ceja alzada y cierro mi libro para concentrarme mejor. Esta conversación se está poniendo incómoda.
—Nada, ¿por qué?
—Conocemos a Alejandro desde que es un niño, sabes que no es bueno para relaciones estables, sabes qué Ale es de esos...
—¿Como Luis? —pregunto cruzándome de brazos y me apoyo en el espaldar de la silla. No me gusta que juzguen a nadie y menos sin conocerlo bien. Aunque tampoco es que lo conozca mucho yo, pero si conozco a Luis.
—No quería tocarte el tema.
—Ana, de algo estoy segura , y es de que Ale no se parece en nada a Luis. Tranquila yo sé lo que hago. —le muestro una sonrisa y vuelvo a girarme hacia el libro.
—Para mí, Lucas es mejor que los dos. —suelta de repente y voy sintiendo que la paciencia comienza a llegar al límite.
¿Es mi imaginación o quiere que yo tenga algo con Lucas?
—Ana, ¿qué es lo que te preocupa? —interrogo girándome hacia ella hacienda que la misma de un respingo.
—Nada, es que los dos juntos...
—¡No me gusta Lucas! Si lo que estás intentando es ayudar a Lucas para que tenga una oportunidad estás perdiendo el tiempo. —me levanto de mi asiento y comienzo a caminar de un lado a otro para calmarme—. Además, como tú dijiste, las dos conocemos a Ale desde hace mucho al igual que a Frank y sabes que no son malos chicos. ¿Por qué dices esas cosas?
—¿Te gusta Alejandro? —la voz de Rayan se hace presente y ambas nos giramos hacia él.
—¿Tú también me dirás que no es bueno para mí? —pregunto sarcástica cruzándome de brazos.
—Bueno...
—¿Saben qué? —agarro mis cosas y me acerco a la puerta para irme de allí—. Estoy cansada de que siempre opinen, pero eso no es lo malo, porque en realidad me gusta saber su opinión. Lo que no me gusta es que siempre le hechan mierda a la persona que les conviene. Me voy de aquí.
—¡No, Amy, espera!—escucho a Ana Laura gritar mientras salgo del aula. Luego de cerrar la puerta de un portazo me dirijo al cuarto piso.
Este problema ya me está hartando. ¿Qué importa quién me guste? A nadie le interesa saberlo más que a mí. Y, ¿por qué el mismo Lucas no habló conmigo de frente? Por lo menos Alejandro, con todos sus defectos que puede y tiene, habla las cosas de frente sin ningún problema y sin importarle nada más.
Comienzo a llorar al sentarme en la "escalera desierta" del Instituto, ya que por aquí no pasa nadie y eso para mí en este momento es lo mejor que tiene. Todo se me juntó, la boda de Felicia, el viaje, los pequeños diágnosticos, las clases, lo que no siento por Lucas y lo mucho que siento por Ale.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top