Capítulo 6
Amy
El sábado tuve una de las mejores noches de mi vida y no recuerdo cuál fue la última vez que había ido a la playa con alguien. Casi siempre mis visitas a la playa eran con mi familia cuando íbamos de vacaciones, nunca sola. Aunque tampoco fui sola ayer sino con él. ¿De qué forma supo que me encantaba la playa? ¿O solamente fue amable y me llevó a un lugar donde pudiera relajarme? ¿O quizás...? Nada, no vale la pena seguir buscando pretexto para eso.
Pero siendo sincera esa no es la causa de que haya tenido la mente ocupada este fin de semana. Todo por la sorpresa gigante de Felicia: el estúpido de Marcos, su novio, le ha pedido matrimonio con solo dieciséis años y lo peor es que ella ha aceptado. ¡Aceptó! Y no sé por qué me sorprende, desde que la conozco siempre ha hecho lo que le da la gana con sus artimañas pero esta vez se ha sobrepasado.
Felicia es discapacitada física, no tiene porqué casarse tan rápido. No va a poder ser feliz con ese tipo y de eso estoy bastante segura, desde el día en que lo conocí supe que no sería bueno. Ayer intenté hablarle del tema nuevamente , intenté mostrarle que eran demasiado jóvenes para todo lo que están planificando y que por mucho que se amaran no es el momento ni lo será para ese paso tan grande.
¿Me hizo caso? Pues no, como era de esperarse. Llegué a la conclusión de que definitivamente no me va a llevar a ningún lado intentar que cambie de opinión , porque no lo hará.
Suelto un suspiro y me enfoco en subir las escaleras rápidamente para no llegar tarde. Dentro de unos minutos es la clase del Coro Escolar, una de las agrupaciones más importantes del instituto donde debo dar el máximo. Llego al aula , que se encuentra casi vacía y veo en uno de los asientos a Lily, la chica nueva de hace unos días que ahora es casi una hermana para mí. Camino hacia ella y me siento justo a su lado.
—¡Lily! Me alegra tanto que también estés aquí, ya no me siento tan sola —la saludo mientras le doy un abrazo.
—Igual digo, sabes que me cuesta un poco de trabajo hacer amigos —me dice un poco apenada—. Así que prefiero que estés aquí.
—Tú tranquila, ya estamos juntas en esto y no te escaparás de mí tan rápido.
Asiente con la cabeza entre risas y nos acomodamos mejor para comenzar la clase. Me fijo en el aula en la que estamos hasta que mis ojos llegan a la puerta y la primera cara que veo al entrar es la de Alejandro. Su cuerpo se tensa al notarme, baja la mirada y se encamina a una de las sillas que está detrás de nosotras .
Siento su mirada sobre mí hasta que escucho la voz de Frank , uno de sus amigos, haciendo entrada triunfal.
—¡Hey! No te vi el fin de semana. ¿Dónde estabas metido? —interroga divertido y me remuevo en mi silla incómoda.
—Tenía cosas que hacer. —se limita a decir y suspiro tranquila.
—¿Pasa algo? —la voz de Lily hace que me gire hacia ella y niego rápidamente con la cabeza.
—No, es que...
El sonido de la puerta abriéndose y el profesor entrando —que para mi sorpresa es el mismo que me da las clases de instrumento— hizo que toda el aula cayera en completo silencio esperando por lo que sea que tuviera que decir.
— Atención muchachos, vengo a darles una noticia; les comento que dentro de tres semanas nos vamos al Concierto Internacional de Coros por una semana —dijo este con aire de alegría mientras se acercaba a nosotros.
—¡Sí! —respondimos todos a coro. Luego de toda la algarabía el profesor continuó.
—Necesito que por favor me den todos sus datos personales para preparar los pasajes. También deben aclararme con quién se van a ir en el tren, para que no haya confusiones, principalmente porque me voy antes que ustedes y por lo tanto viajarán solos. —los murmullos de todos empezaban a salir a luz y Lily me miraba una y otra vez con cara de preocupación.
¿Viajar solos?
—¿Solos? —cuestiona nerviosa una de las chicas sentada junto a nosotras.
—Sí, necesito irme antes para poder mantener todo en orden desde allá. Tú Jenny—manda el profesor dirigiéndose a ella—, estás encargada de que todo sea hecho correctamente. ¿Entendido?
—Entendido. —asiente con la cabeza y el profesor da una palmada al aire.
—¡Muy bien! Si todo está claro vamos a ensayar. —todo el coro nos acomodamos en nuestras sillas y comienza el primer ensayo antes de la fecha especial.
Terminado el ensayo me despedí de todos y salí hacia afuera para poder irme a mi casa. Casi en las escaleras sentí como alguien me llamaba.
— Oye, Amy —escucho a Alejandro acercándose a mí—, ¿quieres que vaya junto contigo?
Lo miro extrañada ladeando mi cabeza y señalo hacia el aula donde estábamos antes.
—Pensé qué irías con Frank —admito confundida. Veo como se ríe por lo bajo y frunzo aún más mi ceño.
—Sí, pero se me adelantó Lily —responde riéndose avergonzado.
—¡Pero si ella iba conmigo! —exclamo y me pongo a observar por sobre sus hombros para ver si la puedo encontrar.
—Pues parece que ya no, se le adelantó Frank —dirijo mi mirada hacia Ale otra vez mientras él se alza los hombros—, y ella aceptó, pero si no quieres ir conmigo no importa. Es entendible, solo pensé que sin ella irías sola.
Bufo sin poder creermelo aún. ¿Es que acaso ahora todo sera así? Subo la mirada hacia arriba, me cruzo de brazos mientras suelto un suspiro cansado y me vuelvo a fijar en él.
—Está bien, supongo que no me queda opción. —me alzo de hombros y su sonrisa se ensancha. Pongo los ojos en blanco yme desido a irme por fin.
—¿Te vas ya? —curiosea mientras poco a poco baja junto conmigo los escalones hasta llegar a la salida.
—Sí, creo que es tarde —respondo sin más y veo como le brillan los ojitos de emoción. ¿Qué está pasando aquí?
—¿Quieres que te acompañe?—pregunta un poco inseguro por mi respuesta.
—No, gracias. Vienen a recogerme. —me alzo de hombros y le muestro una sonrisa sincera—. Nos vemos mañana.
—Está bien. Hasta mañana. —veo como se aleja de mí y vuelve a subir los escalones hacia arriba.
Una sensación extraña apareció en mi estómago y rápidamente desvié la mirada y comenzé a caminar hacia la salida. Al llegar mi padre me monté en el auto y nos dirigimos hacia la casa. Por el camino de vuelta siento mi móvil sonar.
—Hola, Fel —respondo contenta.
—¡Déjate de saludos que esto es importante! —dice cortante y abro los ojos expectante de la sorpresa.
—¿Okey? ¿Qué pasa? —le pregunto confundida mientras mi padre curiosa a mí lado. Tapo el teléfono con la mano para que ella no pueda escuchar nada. Le respondo que es Felicia y lo veo un poco más tranquilo así que me dispongo a seguir con la conversación.
—¡Respóndeme! ¿Serás madrina de la boda?
Otra vez ese tema. Ya no tengo ni idea de qué decirle para que se dé cuenta de que es una locura.
—Pero Fel, ¡somos menores de edad! —exclamo lo primero que se me ocurre.
—¡Yo no te pregunté eso! ¡Respóndeme o si no me busco a otra!
¿Por qué tiene que ser tan chantajista?
Me lo pienso un momento pero al final cedo a su petición.
—Sí, Fel. Mientras eso te haga feliz...
—¡Perfecto! —grita interrumpiéndome—. Ahora sólo falta que pienses quién será tu acompañante.
—¿Cómo? ¿Acompañante? ¿Qué? —le pregunto confundida mientras me bajo del auto para llegar al porche de mi casa.
—Lo siento, me tengo que ir. Hay mucho que organizar. Hablamos mañana. ¡Adiós y gracias por aceptar! ¡Te quiero!—grita desmedida mientras escucho como comienza a dar órdenes a todo tipo de personas.
—¡Espera, Fel! ¡Felicia! ¡No te atrevas a colgarme!
Escucho como se ríe por el otro extremo y me cuelga dejándome con la duda de qué es lo que se supone que deba hacer.
¿Pero qué acaba de pasar? ¿Boda? ¿ Dama de honor? ¿Acompañante?
Necesito dormir un poco o esto terminará matándome.
~~°~~
Acompañante, acompañante, acompañante...
Llevo casi dos horas intentando pensar en una persona que me acompañe como pareja de dama de honor a la boda de Felicia, pero es que las opciones se me acaban. Rayan odia las bodas, Matías no creo que acepte, Lucas dudo mucho que lo haga porque me imagino que no sea algo normal acompañar a una persona que conociste la semana pasada y Jean anda de viaje.
¡Madre de Dios! ¿Qué hago? Esto es increíble, yo con ganas de cancelar la boda y ahora estoy buscando a alguien que me acompañe a ella. Esto es patético.
Camino en mi cuarto de un lado a otro como loca intentando pensar quién sería capaz de ir conmigo. Vencida me siento de un tirón a la cama y tiro mi cuerpo hacia atrás para terminar acostada. Observo el techo con atención y una idea pasa por mi cabeza en segundos. ¿Qué tal Ale?
¡No! Ni pensar, no lo invitaré a algo tan importante como eso. Aunque la verdad , es la unica persona que conoce a Felicia entre todos. Pataleo sobre la cama con furia y me convenzo de que es la unica opción que me queda. Agarro el móvil, abro los mensajes y le envío uno explicándole lo que pasa.
No sé por qué algo me dice que estoy cometiendo el error de mi vida.
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