Capítulo 25

Alejandro

De todas las personas de esta escuela, ¿me tenía que caer encima la que estoy intentando ignorar?

No sabía que era tan tonta como para tropezar con todo de esa manera. Quisiera saber en qué estaba pensando ella en ese momento que creyó que la mejor idea era entrar sigilosamente. ¿En serio pensó que no me daría cuenta?

Me fijo en ella y veo que mira hacia el suelo avergonzada mientras caminamos hacia nuestra perdición. De pronto agarro su mano haciendo que me mire sorprendida y sonrojada, le guiño un ojo para que vea que todo está bien y esta asiente en respuesta aún ruborizada. Pasados unos segundos llegamos a la puerta de la dirección, pero—para nuestra suerte —en ese mismo momento llaman a la directora desde el otro lado del pasillo. Agarro su mano bien fuerte y comienzo a correr hasta perder de vista a la directora. Cuando llegamos a unas de las partes más lejanas de la escuela nos sentamos en el suelo a descansar. Está agitada y mira al suelo como si estuviera procesando lo que pasó. Luego de unos minutos se levanta, me da las gracias y se va. Me quedo en el suelo viéndola caminar moviendo sus caderas hasta que se me pierde de vista.

Un rato más tarde me levanto yo también  y comienzo a caminar por los pasillos de la escuela de un lado. No quiero mentirme, estoy buscando a Amy por todos lados, aunque no la encuentro. Es como si se hubiera desaparecido o escondido. Paso las horas entre clases y búsqueda hasta la hora de salida. Comienzo a caminar hacia la parada del bus cuando siento mi móvil sonar.

—Oye, ¿dónde estás? —escucho a Kevin decir agitado. Debe estar corriendo.

—Estoy llegando a la casa. ¿Sucedió algo?

Me siento en la parada y me coloco el móvil en la otra mano. Veo de pronto al frente de mí un grupo muy grande de chicos de mi escuela caminando hacia La Bajada (una de las calles de por aquí) lo que me hace fruncir el ceño. ¿Hoy se celebra algo?

—Nada, era para decirte que iré a la fiesta de hoy.

—¿Hay fiesta hoy? — Kevin resopla y me monto de inmediato en el autobús que se dirige a mi casa.

—¡Por Dios, Ale! ¿En qué mundo habitas? Hoy es la fiesta de “La Cuadra”.

Pongo los ojos en blanco y coloco mi mano en la frente apoyándola en esta. La fiesta de “La Cuadra” es donde se reúnen chicos de todas las edades en un lugar inmenso, para pasarla bien y demás.

—No creo que vaya.

—No me digas que aún andas de luto “post-relación”. —El bus se estaciona en mi parada y me apuro a bajarme y así de fácil llego hasta la puerta de mi casa—. No entiendo por qué te alejas de todo.

—Sabes muy bien por qué me alejo de todos. —meto la llave en el picaporte para abrir la puerta y la empujo con suavidad antes cerrarla y comenzar a quitarme los zapatos.

—¿Cuándo se lo dirás? —pregunta atónito.  Suelto las llaves arriba de la mesa y pongo la mochila del piso de un tirón mientras corro al refrigerador para tomar agua, me lleno un vaso entero y continúo con la conversación.

—No estoy seguro. Creo que nunca —digo sin más sentándome en el sofá.

—¡¿Y te irás sin decirle nada?!—cuestiona molesto y tengo que apartarme un poco el teléfono del oído por lo alto que grita.

—Pues sí, ese es mi plan hasta ahora.

—Es una mierda de plan. Solo te digo que ella irá hoy, ya que Felicia es la que planeó todo —dice intentando no sonar emocionado.

—¿Felicia está planeando la fiesta de “La Cuadra”?— pregunto asombrado.

—Pues sí, ya sabes cómo es. No debería sorprenderte.

—¿Cómo sabes que es ella la que planea la fiesta? —una sonrisa de medio lado se me pone en el rostro y escucho a Kevin toser a posta.

—Me lo dijo ella —responde nervioso.

Eres demasiado obvio Kevin.

—Sabes que quiero que todo te vaya bien, pero tienes que poner de tu parte— digo intentando ser razonable con él, pero como siempre, estoy seguro que no me va a escuchar.

—No sé de qué hablas. Me tengo que ir. ¿Te paso a recoger?

—No, iré solo —le digo con pesar y cuelgo al momento.

La casa es grande y espaciosa. Parece ser que es de la misma Felicia. Nos adentramos, miro a mi alrededor y observo que hay personas de todas las escuelas y barrios cerca de aquí. Diviso a lo lejos a Kevin que habla con un grupo de chicos y me acerco a saludar hasta que nos despedimos. Nos sentamos en una de las mesas cercanas a la barra, cuando de pronto la vi. Tiene un vestido rojo ajustado a la cintura que le queda espectacular. Se está riendo con esa risa contagiosa que solo tiene ella y a su lado está Felicia. Parece que están hablando de cosas de la fiesta.

Veo que Kevin se dispone a saludarlas y me sumo. Me paro frente a Amy haciendo que suba la mirada para que nuestros ojos por fin se encuentren. Se sonroja.

Debe ser por la forma en la que la estoy mirando, pero es que enserio se ve muy hermosa...

Primero saluda a Kevin y luego se dispone a saludarme a mí, pero me adelanto y le doy un beso en la frente. Saludo a Fel con la mano y me dispongo a salir de allí, estás tan cerca de ella comienza a darme taquicardia. Las manos me sudan, y sin pensarlo mucho doy una andada hasta el frente de la casa.  Me siento en las escaleras y unos segundos después siento como alguien se me acerca por la espalda.

¿Qué hace ella aquí?

Se sienta a mi lado y aun sin mirarme comienza a hablar.

—Aunque me duela decirlo: Te he extrañado demasiado y me duele que no acabes de entender el efecto que tienes en mí y después de todo lo que ocurrió me he sentido peor. Creo que te debo una disculpa por lo que pasó más temprano en la escuela y no sé cómo mirarte a la cara ahora, pe... — interrumpo callándola poniendo el dedo índice sobre sus labios.

—No tienes que disculparte por nada. Sabes que te tengo mucho aprecio y con respecto a lo que pasó en la escuela no pasa nada, tranquila. Todo está bien. —Ella se sonroja y mira al suelo.

El silencio después de esto es demasiado incómodo, pero la inseguridad está acabando conmigo.

—¿Estás con Lucas? —me decido a preguntarle de una vez. La intriga me está dominando.

—¿De dónde sacaste eso? —pregunta atónita y nerviosa.

—Es sólo una pregunta —admito  avergonzado.

—Y aquí está tu respuesta: No, me gusta otra persona, pero ya debes imaginarte quién —aclara entre risas y sin pensarlo mucho la tomo de las manos.

—Lo siento.

—¿Por qué? —pregunta sorprendida.

—Por acabar todo y por hacerte sufrir de más.

—En este momento no me importa. Además, ya sabía. —Al escuchar eso último la miro sorprendido. ¿Qué es lo que sabe?

—¿Qué sabías?

—Sabías perfectamente que no había sido culpa mía lo del beso con Lucas.

El corazón me late demasiado rápido. Abro los ojos de una manera descomunal y no soy capaz de hacer que salga ni una palabra de mi boca. ¿Ya sabes mi secreto?

—Tranquilo, aunque no sé por qué lo hiciste no hay ningún rencor. Te amo demasiado como para odiarte. —Siento un alivio inmenso al escucharla decir eso. Aún no puede saber sobre lo mío, todavía no.

No tengo idea de qué hacer, así que la beso siguiendo un impulso. Hacía tanto tiempo que no la besaba que sinceramente ya ni recordaba ni su olor ni su sabor, que por cierto es muy dulce.  En medio de este llegamos a notar como la música se detenía y vimos como llegaba Kevin con una expresión para nada amigable. ¿Qué pasó?

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