Capítulo 22

Llevamos cuatro días aquí y las cosas han estado bastante calmadas. Nos estamos divirtiendo mucho, aunque nos vamos mañana por la tarde y aunque no queramos pronto volveremos a chocar con la realidad y sobre todo con la escuela.

Hace ya un rato decidí salir a tomar un poco de aire después de dejar a todos junto a la piscina. Caminando hacia acá vi que Felicia se dirigía a nuestro cuarto y le pedí que me esperara… pero obviamente no pasó. Llego hasta la puerta del mismo y escucho de repente el grito de mi amiga. Me apresuro a abrir la puerta con el corazón casi en la boca y mis ojos pasan desde Fel hasta una figura de lo más inoportuna.

— ¿¡Pero qué estás haciendo aquí, Marcos!? —grita Fel desesperada mientras Marcos le extiende los brazos.

No tengo idea cómo pudo saber que estamos aquí. Quizás porque intuyó que no perderíamos el dinero de la luna de miel y lo mejor sería irnos a vacacionar.

—Por favor, Felicia, vuelve conmigo. Yo te amo. — de repente vemos como se arrastra por el suelo mientras le aguanta las piernas a mi amiga.

—¿Me amas? ¿¡En serio?!  No me hagas reír. ¿Por qué mejor no vuelves con tu pastelera?  Seguro te hace un cake para endulzarte la cara tan dura que tienes. — hace una mueca de disgusto mientras intenta sacárselo de encima moviéndose de un lado a otro.

¿Y yo? Pues estoy para como toda una tonta mirando el espectáculo porque no tengo idea de qué hacer.

—Pero Felicia después de tanto tiempo juntos... Yo...

La puerta se abre de un portazo haciendo entrar a Kevin y Alejandro al cuarto. Ambos dirigen su mirada a mí con cara de sorpresa y no tengo idea de que responderles. Así que me alzo de hombros y volvemos a dirigirnos a Felicia que sigue arrastrando a Marcos como una alfombra por todos lados.

—¿¡Es que no me has oído!? ¡Largo!—  un sonido estruendoso se escucha al ver como Felicia cae al suelo junto a la silla por culpa del agarre haciendo que todos soltemos un grito ahogado.

Kevin se les acerca con los puños cerrados haciendo que Marcos se levante del suelo de un salto.

—Te ha dicho clarito y en español que te vayas. —gruñe dejando a todos perplejos mientras Marcos bufa desentendido.

—¿Y tú quién eres?

—Alguien con más vergüenza que tú me imagino. —el chico frunce el ceño molesto mientras Kevin se cruza de brazos.

—No tienes derecho a tratarme así.

—¡A callar los dos! —el grito de Felicia nos hace ver que se ha levantado del suelo como ha podido y me apresuro hasta llegar a ella para ayudarla. El silencio que vino después fue demasiado incómodo. Las miradas de ellos dos parecían hacer cortocircuito hasta que la pelirroja se les acerca y mira molesta—. Kevin, no tienes que ayudarme en nada. Es mi relación y mi problema así que no te incumbe y tú, Marcos, espero que tengas un poco de vergüenza en tu vida y que al fin me dejes tranquila.

Sale a toda marcha de la habitación y dirijo mi mirada a cada uno antes de seguirla. Corro hacia ella, que ya ha entrado en la cabaña donde están las otras chicas. Abro la puerta y la veo frente a todas intentando que no se rompa frente a nosotras. Suelta un suspiro y nos muestra una sonrisa de oreja a oreja.

—Como ya mañana es el último día que estaremos aquí, ¿por qué no nos vamos a la disco del pueblo?

—¿Segura? Hoy es fin de semana y debe estar al reventar. —dice Vicky preocupada haciendo que asintamos con la cabeza mientras Fel niega una y otra vez.

—Nunca he estado más segura en mi vida y se apuran, porque no esperaré a nadie.

~~°~~

Son las seis de la tarde y ya aquí es de noche asombrosamente. Felicia y yo junto a los chicos estamos esperando a las otras chicas para irnos de fiesta. Luego de que terminan de maquillarse y peinarse nos vamos a la discoteca más cercana.  Es conocida por tener extranjeros en gran montón y lo mejor es que dejan entrar a menores de dieciocho años pero mayores de quince. Entramos a la disco y sentimos esa sensación muy mala de que todos te miran, ¿saben a la que me refiero? Nos sentamos en una de las mesas cercanas a la salida, dejamos las cosas y nos ponemos de inmediato a bailar. Luego de media hora la sed se apodera de mí y le digo a Ale que me acercaré a la barra a tomar algo.

Este asiente y camino hacia esta pidiendo una cerveza sin alcohol mientras observo a mis chicos pasándola bien. Me entregan la botella casi de inmediato y desvío mi mirada a alguien que me ha tocado el brazo.

—¿Lucas? ¿Eres tú?— Me sorprendo al ver a Lucas a mi lado sonriéndome de oreja a oreja . Trae una camisa y unos shorts. Su pelo rubio está ondeado, me imagino que por el mar y está un poco quemado por el sol, lo cual junto a sus ojos verdes hipnotizan a cualquiera.

—El mismo. ¡Cuánto tiempo sin vernos! Casi no nos vemos en la escuela.

—Sí, es cierto, ¿cómo va todo?— me acomodo en el asiento y giro mi cuerpo hacia él para estar más cómodos.

—A mí muy bien, disfrutando de las vacaciones. Vine con unos amigos hace como una semana. ¿Y tú que haces aquí? Me sorprende verte— se sienta a mi lado y le pide al camarero algo de tomar. Se ve relajado, con un aire desinteresado y divertido que confunde seguramente a cualquiera de las chicas que están aquí presentes.

—Estamos aquí con una amiga celebrando su “No Boda” —respondo y le señalo al grupo de amigos que de pronto se nos han quedado viendo. Frunzo el entrecejo al no ver a Ale y me vuelvo a centrar en Lucas.

—¿“No Boda”? — pregunta intrigado.

—Es una historia larga, pero sí. Nos estamos quedando en las cabañas de la playa — giro mi cabeza hacia atrás para señalarle el lugar y él comienza a asentir.

—¡Ah! Entonces están cerca de nosotros. ¿Cuándo regresan?

—Mañana por la tarde — tomo un sorbo de mi cerveza y vuelvo a dirigir mis ojos hacia él.

—¿Mañana? ¿Tan pronto?

—Ya llevamos aquí cuatro días, es hora de regresar. Además, Alejandro tiene cosas importantes que hacer en la ciudad.

—¿Alejandro? ¿Vino contigo?— pregunta curioso mientras desvía los ojos hacia la pista como buscando a alguien.

—Sí, vinimos juntos. —asiente desinteresado haciendo que un silencio incómodo se sitúe entre nosotros. Bajo de mi asiento luego de pagar la bebida, me despido agitando mi mano y dirijo sorprendida mis ojos a su agarre en mi brazo—. ¿Quieres bailar?

—Es que…

—Solo una canción.

Bailamos no solo una sino cuatro canciones. Terminamos cansados y locos por otra cerveza. Me acompaña toda la noche hasta que le digo que me tengo que ir. Me despido de él y llamo a Lily y a Vicky para que busquen a Fel. Al final nos encontramos todas en la salida de la discoteca sin Felicia, quien al parecer se fue antes. Justo cuando estamos saliendo me llama Lucas alzando una mano en el aire.

—¿Podemos hablar un segundo?— se acerca a nosotras haciendo que las demás frunzan el ceño.

—¡Sí, claro! Chicas, vayan adelantándose. — Lily me jala de la manga de la blusa y comienza a hablar.

—No me gusta nada ese tipo —dice con desprecio en un susurro.

—Ni como te mira. Ten cuidado —la sigue Vicky preocupada.

—Tranquilas las dos, me sé cuidar sola. Vayan ya a las cabañas y asegúrense de que Fel está allí para estar tranquilas. Me llaman cualquier cosa, ¿sí?

—Está bien —dicen ambas y las veo alejarse.

Me acerco a Lucas, el cual tiene una sonrisa en su rostro.

—¿Me quieres decir algo?

—Sí, es que... —titubea  apenado mientras vuelve a mirar hacia todas partes—. En realidad es una pregunta.

—Te la responderé.

—¿Hasta cuándo voy a esperar para que te des cuenta que al que quieres es a mí?  —No puedo creer lo que acabo de escuchar. ¿Desde cuándo yo había dado la imagen de que me gusta Lucas?

—¿Cómo? ¿De qué hablas?— pregunto desconcertada y en respuesta él se acerca más a mí invadiendo mi espacio y haciendo que me ponga nerviosa.

—¿Hasta cuándo te vas a mentir a ti misma?

—Lo siento, Lucas, pero yo creo que nunca te he dado razones para pensar eso. Además, estoy con Ale. —sorprendentemente comienza a reír en mi cara haciendo que me moleste.

—¿En serio crees que te voy a creer que te gusta ese... ese...?

—¿Ese qué? —le interrumpo enojada. ¿A qué se debe todo esto?

—Ese pandillero de barrio bajo.

—No te dejo que le digas eso. Él es mejor que tú,  imbécil. — alzo mi dedo índice indignada y lo pego contra su pecho mientras alzo las cejas sorprendida.

—¿Vas a perder esta oportunidad? — se señala a él mismo y  comienzo a carcajearme delante de él haciendo que su sonrisa engreída poco a poco se vaya convirtiendo en un ceño fruncido.

—¿En serio crees que me gustas tú?

—Es un poco obvio —contesta alzando los hombros.

—Nada en esta vida es obvio. —Me mira con furia y empiezo a pensar que escupirá fuego dentro de poco.

—No sabes con quién te metes.

—No te tengo miedo, eres sólo un niñato engreído que alguna vez pensé que sería buen amigo.

—¿Segura? —pregunta hecho una furia.

—Demasiado

—Entonces no te va a importar esto...

En ese momento quise que la tierra me tragara. Luca presionó sus labios contra los míos y me separé al instante entendiendo a qué se debía todo eso. Alejandro nos miraba desde la otra acera como si le hubieran pegado en lo más profundo de su alma. Esto no me puede estar pasando.











































🌻   <3

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