Capítulo 20
Alejandro
Ya llevo tres llamadas perdidas y un mensaje, y Amy no da señales de vida ni me coge el teléfono. Estamos en la tienda probándonos los trajes para mañana y ya es la cuarta vez que me levanto para revisar el móvil.
—Relájate, ellas están bien. Se están divirtiendo un rato, deja que sean felices —aconseja Kevin mientras se mira en el espejo una y otra vez.
Ella se fue desde las ocho de la mañana y no estoy seguro si está bien o no. A veces puede ser un poco inestable y más cuando la fiesta de solteras es de Felicia.
—Sí, lo sé, pero es que me preocupo por las locuras que puedan hacer —respondo preocupado mientras me levanto por antepenúltima vez del asiento y camino hacia el espejo para admirarme. Si seguimos así estrujaré el traje de tanto levantarme y sentarme.
—Pues despreocúpate, que si estas así a la diez de la mañana no quiero saber cómo estarás a las once de la noche —me dice despreocupado. De repente el corazón me da un salto.
— ¿¡Crees que regresen tan tarde!? — exclamo alzando la voz más de lo que hubiera querido. Observo como todos nos miran y de pronto siento como Kevin me pone la mano en el hombro y lo miro a los ojos.
—O peor, pero relájate y, además, no grites que esta locura del traje me altera y si sigues gritando voy a enloquecer. —Me relajo un poco porque tiene razón, en estos momentos no voy a poder solucionar nada y todavía nos queda un poco más que hacer hoy.
—No te había dicho lo bien que te ves en traje. —señalo en tono burlón y él se ríe de buena gana.
—Tú no te quedas atrás. —me guiña un ojo y comenzamos a reír. De verdad nos vemos bastante bien. Los dos trajes son negros y ceñidos al cuerpo, cada uno acompañado por una corbata de color rojo rubí, muy llamativa si me preguntan.
Después de dar una última mirada al traje decidimos irnos. Nos despedimos de las trabajadoras y nos encaminamos a la supuesta fiesta que va a hacer Marcos. Sinceramente no tenemos la menor intención de ir, pero esto lo hacemos por las chicas. Al llegar nos fijamos en el tamaño de semejante mansión. Es de un color blanco marfil y se huele desde la esquina olor a ricos que se bañan en plata y no les importan las personas de baja economía, más si vienes del barrio como nosotros. Tocamos la puerta que ya estaba entreabierta y como notamos que nadie nos iba a recibir pues nos adentramos sin permiso. Dentro percibimos un fuerte olor en el ambiente que nos hizo estornudar. No sé qué es lo que... ¿Droga? ¡Huele a droga! Oh, no. Esto no es bueno.
Marcos nos ve llegar drogado, el tío nos sonríe con cara de idiota y nos invita a pasar a la sala. Dentro de la casa hay tanto humo que no se distingue ni dónde está nada. Sólo se escucha la música de Bob Marley y se ve claramente que todos están drogados. Nos miramos Kevin y yo, nos alzamos de hombros, cogemos un porro y hacemos lo mismo que ellos. Solo lo hacemos porque las chicas no estarán junto a nosotros hoy, y también porque necesito bajar la ansiedad.
Son las nueve de la noche y la fiesta acabó hace una hora, hora que he pasado en la casa de invitados que tenían preparada para los más importantes. Hace una hora Amy tenía que haber aparecido y aún no ha dado señales de vida. Lo mejor es que no fumé tanto porque estoy consciente de que ella no regresará en las mejores condiciones pero básicamente sí estoy drogado. La cabeza me da vueltas y eso me ayuda a recordar que a mi chica le he hecho como treinta llamadas perdidas.
Pasan las horas y no llega, por lo que me quedo dormido hasta que escucho la puerta principal abrirse y a todas las chicas riéndose de una manera descontrolada, por lo que da la impresión de que van muy borrachas e imagino que hayan despertado a todos los demás. Escucho como Amy va entrando al cuarto, entre risas y dando tumbones.
— ¡Hasta que al fin! Me tenías preocupado, no vuelvas a hacer eso jamás. —aclaro serio mientras ella me mira con cara de desconcierto.
— ¡Ay por favor que no es para tanto! ¡Son sólo las dos de la mañana!— grita a todo pulmón y seguidamente se empieza a reír.
— ¿Puedes dejar de gritar? Vas a despertar a todos. — susurro intentando que me haga caso.
— ¡Pues que se despierten, mi amor! ¡Vamos bailar anda! —alega mientras se lanza sobre mí. Tiene las mejillas sonrosadas y huele a alcohol. ¡Dios que pedo lleva! ¿Cuánto habrá tomado?
—Mejor vete a bañar, porque tú no te encuentras bien. —Voy hacia el baño para prepararle las cosas para que se bañe y siento como me abraza desde la espalda.
— ¿Estás molesto? —susurra con tono triste y no puedo evitar sonreír un poco.
—No, solo no quiero dormir con mi novia ebria. —Suspiro, me giro de frente a ella y me abraza.
—Está bien, pero espérame. No te vayas dormir, —dice con una sonrisa pícara y entra a bañarse.
Cuando termina se acuesta en la cama y se queda dormida a mi lado hacienda que la risa tonta me venga y comienzo a acariciar su cabello.
—Descansa princesa, mañana es un gran día.
~~°~~
Casi todos nos levantamos a las ocho de la mañana. Digo casi todos porque las chicas no se han levantado todavía, lo cual no es algo de extrañar y posiblemente la resaca de todas será algo complicado para pasar el día. Lo único extraño aquí es que Marcos no aparece desde ayer y eso el día de su boda es preocupante. Nos preparamos el desayuno y en todo ese trance me encuentro con Kevin al cual le pregunto cómo está y me dice que no ha podido dormir del todo bien por la desesperación, pero que está listo para hoy.
Me dirijo a mi cuarto y me ocupo de levantar a mi novia ya que ella es la que organiza a los invitados, aunque en realidad todos están aquí, pero igual hay que despertarla. Tomo un vaso con agua y una de las pastillas para aliviar el dolor de cabeza y me encamino hacia las escaleras. Cuando llego al cuarto no la encuentro por ningún lado. Me dispongo a buscarla por toda la casa y la escucho a través de una puerta hablando con Felicia.
— ¿Estás segura, Fel? Recuerda que ayer llegamos tarde aquí y... —escucho decirle preocupada.
— ¡Qué sí, Amy, que sí! Estoy segura de que él no durmió aquí ayer, no durmió con su futura esposa, no durmió conmigo... Y ahora, ¿en dónde está? —indaga Felicia entre sollozos.
—Seguro fue a ver a su familia Fel. Recuerda que ellos también tienen derecho a verlo. — señala Amy intentando que mantenga la calma.
—Lo sé, pero podría haberme avisado, ¿no? Un mensaje, una carta, una paloma mensajera, señales de humo, ¡o cualquier cosa! — Felicia está alterada, y esto no va a salir bien. ¿Marcos no regresó con nosotros anoche?
— ¿No te enseñaron en tu casa que no se escucha conversaciones detrás de la puerta?
¡Oh, mierda! Cuando miro hacia atrás veo a Vicky con los brazos cruzados viéndome un poco molesta.
—Es que... Este yo... —divago intentando pensar en una escapatoria y le muestro el vaso con agua junto a la pastilla que llevo en cada mano.
—Sí, ya me imagino. — Se agacha junto a mí y toma cada cosa antes de guiar con la cabeza hacia la derecha que es donde están todos—. Será mejor que te vayas ya. Los demás se están preparando para irse.
—Está bien. Le puedes...
—Sí, no te preocupes yo se lo digo y le doy esto. Vete ya. — dice interrumpiéndome y asiento con la cabeza.
Salgo corriendo de allí y cuando logro alcanzar a los demás veo que se van todos a vestirse. La boda empieza a las cuatro de la tarde y es la una, así que hay que apurarse. Cuando todos los chicos estábamos listos nos fueron a buscar en muchos autos grandes que alquilaron para eso y llegamos todos al edificio donde se efectuará todo, mientras que las chicas llevaban ya un rato allí. Estuve esperando un tiempo, pero vi que el novio no llegaba y me empecé a preocupar.
Los invitados van llegando poco a poco hasta que todo se llena de una manera espectacular. Marcos aún no ha aparecido por aquí así que los amigos de este nos empezamos a impacientar y créanme no es nada bueno. No aguanto más la espera y voy de camino hacia donde sé que se encuentran la novia y la dama de honor. Al llegar allí veo a Amy ayudando a Fel a ponerse el traje de novia mientras que las demás ayudan con el peinado y el maquillaje. Todas están muy hermosas y la novia está espectacular al igual que la madrina.
Toco la puerta para que sepan que estoy aquí y todas saludan con la mano, así que entro y me quedo viendo como la preparan. Y ahí queda, en su silla de ruedas con su vestido magnífico y una sonrisa de oreja a oreja una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Cuando estamos a punto de partir llaman a Amy por el móvil.
— ¿Qué? ¡Pero eso no puede ser! ¡Que aparezca ya! Porque sin él no hay boda. La novia ya está lista así que búsquenlo. Cuando aparezca me llaman. —Cuelga el teléfono y todos nos quedamos esperando a que explique lo que han dicho, que por su cara no es nada bueno.
— ¿Qué sucedió?— pregunta Felicia preocupada.
—Marcos no ha aparecido y dicen que no lo encuentran. Lo están buscando —responde Amy con un tono de enojo que se nota en su voz y le tomo la mano para intentar tranquilizarla.
—Está bien, vamos a esperar un poco más. Él aparecerá, lo sé —asegura Felicia y todos nos miramos preocupados.
—Eso espero, Felicia — le dice Lily apenada mientras todos nos miramos unos a otros intentando pensar en algo.
Esperamos otra hora más y las chicas deciden adelantarse como invitadas. Solo quedamos Felicia, Amy y yo. De pronto vuelven a llamar a mi novia.
— ¡¿Cómo que nada?! Pero...— la escuchamos gritar enojada.
—Amy, ya sé dónde está —le interrumpe Felicia con lágrimas en los ojos. Amy asiente y yo lo único que puedo hacer es estar de espectador.
—Nos vemos en la boda, Felicia tiene una idea de dónde está. — Cuelga la llamada y se dirige a Felicia—. ¿Sabes dónde está?
—Tengo una idea. Vamos al apartamento que compramos.
— ¿Segura? —indaga Amy preocupada.
—Nunca lo he estado más en mi vida. — Asiente la novia con tristeza y coge su silla de ruedas mientras se nos adelanta.
Nos montamos en el auto de casados y Felicia nos guía hacia el apartamento que habían comprado por recién casados. Llegamos hasta la puerta principal y la novia la abre con una seguridad envidiable. Sinceramente, me esperaba cualquier cosa de ese tipo menos que engañara a su futura esposa con la chica de la pastelería. Pero lo que menos me esperaba era que Felicia reaccionara de la manera más extraña: ¡riéndose! Ya se imaginarán la cara de los susodichos. Literalmente Felicia se empezó a reír como si lo que nos hubiéramos encontrado hubiera sido un circo.
— ¿No te da vergüenza? Sabía que eras estúpido, pero no que cayeras tan bajo, Marcos — riñe mi novia furiosa mientras la cara de Marcos refleja desconcierto.
—Déjalo, Amy. Tenemos una boda que concluir. — indica Felicia de pronto con lágrimas en los ojos.
— ¡Espera, Felicia! ¡Te puedo explicar! —vocifera Marcos y yo, adivinen, estoy tipo espectador pero que conste, con muchas ganas de darle un puñetazo.
— ¿Explicar qué? ¡Hazme el favor! Ten vergüenza por lo menos y quédate a terminar lo que empezaste. —Felicia gira su silla y escuchamos a Marcos gritar desde el apartamento, pero seguimos caminando hasta llegar al auto.
En el camino hacia la boda nadie dice una sola palabra y para cuando llegamos a la celebración Felicia entra sola hasta el altar. Las miradas de todos caen en nosotros que llegamos detrás de ella, rueda hasta lo último de la iglesia donde le pide permiso al padre para ocupar el micrófono y comenzar a hablar.
—Gracias a todos por estar aquí un día tan importante como hoy, de verdad se los agradezco. Agradezco a mis amigas por la fiesta de soltera que me regalaron. Chicas, son las mejores. — Todas las chicas comienzan a gritar, incluida Amy. Felicia sonríe y continúa alzándose de hombros. —El único problema de esta boda es que no hay novio.
Kevin que estaba de lejos me mira impresionado y emocionado. Le digo que sí con la cabeza y alza las manos en señal de alegría. Los invitados empiezan a preguntar y cuchichear por lo bajo mirándose unos con otros.
— Decidió que a partir de ahora se va dedicar a ser crítico gastronómico con su nueva pareja, pero eso no va al caso. Lo siento mucho a todos por estar aquí y venir por nada. De verdad quería que se hiciera una boda hoy. —se excusa Felicia más apenada que decepcionada y alza los hombros para demostrar que en realidad no tiene más nada al poder.
Los invitados de Marcos empiezan a protestar y a salir por la puerta principal con una cara de no entender nada y de estar molestos, mientras que los de Fel nos quedamos junto a ella.
—Otra cosa, todos mis invitados no se piensen que escaparon de mí. Todos estamos invitados a pasar mi "No Luna de Miel" juntos. Chicos nos vamos a Las Bahamas dentro de una semana. Prepárense y nos vemos. — Deja el micrófono en su sitio y baja de la tarima para seguidamente enfrentar las preguntas de todos.
Al terminar la "No Boda" nos despedimos de Fel y nos vamos juntos a la casa de invitados otra vez. Al llegar nos dirigimos a nuestro cuarto, Amy se sienta en la cama y mientras ambos nos cambiamos la escucho decir.
—Es una pena —dice con expresión triste y haciendo puchero.
— ¿Qué cosa, amor? — pregunto intrigado.
—Que no pudimos decir el "yo me opongo”, me quedé con las ganas —admite decepcionada, lo que me causa mucha gracia.
— ¿No crees que lo que pasó fue mejor?— pregunto divertido mientras me acuesto a su lado y comienzo a acariciarle la espalda.
—Sí. Definitivamente no me lo esperaba, aunque yo sabía que no había nada bueno en él. Pero tenemos un plan B para que Felicia sea feliz.
— ¿Tenemos un plan B? —pregunto arqueando las cejas.
—Pues claro, tontito. ¡Kevin! —me responde alegre con una sonrisa en la cara.
— ¿Kevin? —digo entre risas.
— ¿Me ayudarás? —curiosea mientras se sube a horcajadas sobre mí.
—Pues claro. — respondo con una sonrisa pícara.
—Eres el mejor compañero de complots que existe. —me da un beso en los labios y me sonríe.
Comienzo a reír. Es demasiada ternura acumulada. Le doy un beso en la frente y su sonrisa se agranda.
— ¿Sabes? Todavía está todo el material de la boda colocado en la iglesia y estoy seguro que el vestido de Felicia te quedaría bien. —mi chica abre los ojos como platos y no puedo resistirme a morderme el labio inferior para aguantar la risa.
— ¿Qué quieres decir? —la voz le sale tan apagada y veo como sus mejillas se comienzan a poner rojas.
—Que si quieres puede haber boda hoy. —le guiño un ojo y ella sale huyendo de encima de mí como si mi cuerpo fuera lava.
—Muy gracioso de verdad. Me voy a dar un baño. —gira sobre su eje y camina al baño tensa intentando que no lo note.
Mi corazón da un salto y eso me da miedo. Quizás no estaba del todo bromeando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top