Felicia
—¡Lo sabía! Ese hijo de puta me engañaba. —grito a todo pulmón en mi cuarto mientras que Amy se sienta en la cama frente a mí.
La boda ha terminado mal.
Bueno, muy mal La verdad no ha habido boda.
El vestido de novia que usé está guardado en su caja nuevamente, las decoraciones se han ido recogiendo; podría decir que lo único que queda intacto es la comida pero mentiría porque ya nos la acabamos.
—Nos iremos todos a Las Bahamas. —Acato en lo que me encaramo sobre mi silla dirigiéndome hacia la maleta.
La verdad todos estamos cansados de esta semana. Las cosas obviamente no salieron como esperábamos, y tengo el dinero suficiente (y el viaje ya pagado) para relajarnos en esa isla tropical como merecemos.
—Fel, ¿crees correcto irnos todos para Las Bahamas?
—Es mi "No luna de miel". Nos vamos hoy en la noche, y ni un pero más. Diles a todos que esa es mi decisión, a Alejandro también.
—¿Y Kevin?
Al escuchar su nombre una sensación extraña se apodera de mí haciendo que todo mi cuerpo se erice de pies a cabeza. ¿Debería venir él también? Tenía razón sobre Marcos después de todo y no le he agradecido lo suficiente por ayudarme...
Cierro los ojos y suspiro con pereza antes de volver a girarme hacia la maleta:
—Sí, que venga también. —Me dedica una sonrisa malvada, le pongo los ojos en blanco mientras se ríe. Chocamos los puños y se levanta con el móvil en la oreja preparada para llamar a todos.
Me dispongo a darme un baño para aliviar mi cuerpo de tensiones; no quiero estar con esta sensación de que he perdido mucho tiempo en mi vida que nunca podré recuperar, cuando me sorprende un mensaje al móvil.
Número desconocido:
Hola. Quería saber cómo estabas y que sepas que si necesitas hablar aquí estaré.
Kevin.
Me sorprendo al sentir una sonrisa asomarse en mi rostro. Guardo su número y le contesto.
Yo:
En realidad estoy bien, gracias por preocuparte. No sé si ya Amy te llamo con la noticia de que nos vamos a Las Bahamas. Espero que puedas venir. Te veo en mi casa.
Le envío el mensaje y me marcho al baño. Al salir escucho a alguien tocar la puerta, me visto y bajo. Frente a la puerta me arreglo un poco el cabello y al abrir lo único que veo es al tío que me ha hecho sentir cosas extrañas desde que llegó a mi vida.
—Hola, Felicia.
¿Por qué mi nombre en su boca suena diferente?...
—Hola, Kevin —Logro decirle después de intentarlo infinitas veces. ¿Qué me pasa?—. Llegaste rápido.
Me vuelvo a toquetear el pelo con las manos, estoy nerviosa y él lo nota. Sonríe de medio lado y entreabro un poco más la puerta para que logre entrar.
—Hubiera llegado más rápido si no tuviera que armar la maleta. —Comenta adentrándose mientras me ayuda a cerrar la puerta—. Tú te ves hermosa.
Siento que las mejillas me arden y abro los ojos sorprendida conmigo misma.
"¿Me sonrojé? Esto debe ser una broma..."
Regaño a mi conciencia por eso, ahora mismo lo único que interesa es que todavía queda una hora para irnos y no ha llegado nadie más, así que nos espera un tiempo en casa.
Juntos.
Y solos.
—¿Quieres tomar algo? —Pregunto mientras nos movemos hacia la sala.
Se sienta en uno de los sofás antes de dirigirme su mirada con otra de sus sonrisas que me ponen de los nervios.
—Agua fría estaría bien.
—¿Por qué? ¿Tienes calor? —Veo que se sorprende por mi arranque que no ha venido al caso.
Eso me ha sonado mal hasta a mí.
—Sí, tengo mucho calor.
Y eso ha sido aún peor.
Siento las mejillas más rojas que nunca mientras ruedo a la cocina para buscarle el agua en un intento de dejar este tema de conversación en el aire y se la traigo; cuando me dice que no me preocupe, que él mismo la llevará. Me quedo esperándolo en la sala y cuando se sienta en frente de mí me observa con cara de tener curiosidad por saber algo y yo quiero saber qué es.
—¿Me quieres preguntar algo? —alza las cejas sorprendido y luego asiente.
—No sé cuál es la mejor manera de preguntártelo.
—Dímelo como si nada.
—Está bien —mira al piso para tomar aire y luego regresa su mirada a mí—. ¿Sigues enamorada de él?
Mi corazón se acelera y me quedo por unos segundos sintiendo el dolor que me ha nacido en el pecho. Bajo mi cabeza dejando los ojos clavados en mis manos a lo que él me interrumpe.
—Sé que acabas de cancelar tu boda, también sé que has visto a la persona con la que soñabas casarte siendo infiel levanto mi mirada hacia él frunciendo el ceño. También sé que es imposible que desaparezca un sentimiento así de momento pero...
—¿Qué quieres? —Interrumpo en un susurro.
—Nada.
—Sé que me tienes deseo. Me di cuenta el día en que nos conocimos, y me estoy dando cuenta ahora.
—¿A qué viene eso, Felicia? —Espeta molesto haciendo que de la molestia decida acercarme a él sin apartar la mirada de sus ojos.
—A que no te atrevas nunca más en tu vida a meterte en la mía. No te conozco y tampoco quiero hacerlo así que por favor métete en tus asuntos si no quieres que esto acabe mal —Noto como alza las cejas sorprendido y me alejo intentando que el ambiente se relaje un poco—. Intentemos llevar este viaje en paz.
Miro la hora dándome cuenta que ya debemos irnos. Una llamada entrante de Amy me confirma que se han adelantado y que nos esperan allá; Kevin reacciona y me ayuda a buscar mi maleta, mientras voy hacia el taxi que hemos llamado para que nos lleve.
El viaje hacia el aeropuerto ha sido un asco. No hemos mediado una sola palabra y cuando llegamos, nos encontramos con todos y al verme llegando con él todas (Amy, Vicky y Lily) tienen un cartel en la frente diciendo: "¡Cuéntame todo!" Me dirijo hacia ellas con una sonrisa, saludo a todos y nos adentramos al aeropuerto.
Nos demoramos unas tres horas para abordar el avión. Los vuelos largos me estresan, la presión en mis oídos, todo el trabajo que pasan conmigo dentro de esta máquina por mi condición física, y ver a Kevin preocupado por si me estoy sintiendo bien, hace que me empiece a cuestionar si fue realmente una buena idea irnos de viaje.
Ahora lo tengo justo en frente de mí, con una camisa ajustada y esa sonrisa socarrona que me ponía los pelos de punta cada vez que se acercaba a mí.
—Pero ahora no —respondo cortante mientras me alejo con pesar de él a una zona más segura—. ¿Viniste hasta aquí sólo para verme o quieres algo más?
—No, no quiero nada más. Sólo vine a saber cómo estabas y a decirte algo importante.
—¿Qué sucedió ahora? —Pongo los ojos en blanco y camino apoyada en las muletas hasta sentarme en uno de los sofás cerca de ambos.
—Amy y Alejandro van a hacer una fiesta por la pedida de mano.
—Primera vez que la fiesta no la planeo yo —Contengo una sonrisa nostálgica y vuelvo a girarme hacia él—. ¿Cuál es el problema?
—La fiesta será un viaje a Las Bahamas, otra vez, me han pedido que te avisara porque se van pasado mañana —me sorprende escuchar eso, ¿pasado mañana?
—¿Nos vamos a Las Bahamas? ¿Otra vez? —indago incrédula y este asiente divertido—. Espera, ¿se van? ¿No vienes?
—He ahí el problema —responde sarcástico y me empiezo a poner inquieta—, tengo trabajo este fin de semana y quizás pueda ir o no. Depende de cómo estén las cosas.
—Vaya, sí que la pasaremos bien entonces —Kevin se echa a reír a carcajadas logrando que con el dolor del mundo me levante mostrándole la salida—. Ahora vete es hora de que te vayas de aquí, hoy fue un día largo y necesito descansar así que adiós.
—¿Sabes algo? —Se levanta del asiento, acercándose a mí vuelve a apoyarme en la pared de antes, toma mi mano y roza su nariz con la mía causando que suelte un suspiro—. Creo que haré todo lo posible por no perderme este viaje.
Le abro la puerta aguantando la respiración y cuando hace el intento de salir me retiene subiendo mis brazos sobre mi cabeza. Se queda mirándome con la misma expresión de siempre y de hace seis años cuando siento como pega sus labios a los míos. Me devora el labio inferior dándole libertad para que haga con mi boca lo que quiera y entreabro los labios para que su lengua pueda avanzar y probar la mía.
“Se me había olvidado lo bien que huele y sabe este hombre...”
Me suelta de los brazos y comienza a morderme el cuello para cuándo me doy cuenta de lo que está pasando. Lo empujo y me despego de él, le abro la puerta y le exijo que se vaya esta vez con más fuerza. Sale con una sonrisa que se puede leer desde la luna Victoria” y cierro de un portazo molesta conmigo misma.
Se sintió tan bien. Mierda.
Subo las escaleras hacia mi dormitorio maldiciéndome una y otra vez camino al baño para cepillarme los dientes y me ponerme el pijama. Me acuesto en la cama mirando hacia arriba pensando en que fue lo que pasó. Niego con la cabeza y me quedo dormida mirando fijamente aquel brazalete dorado de hace unos años puesto sobre la mesa de noche.
—Seguro se le cayó a alguien —comenta mostrándome un brazalete dorado que acaba de encontrar en la playa, lo miro a los ojos extrañada sin creer lo que pasa. ¿Te gusta?
Asiento con la cabeza mientras sonrío y observo como me coloca el brazalete en la muñeca. Le agradezco por el regalo tan extraño que me ha hecho, asiente con una sonrisa y vuelve a posicionarse detrás de mí para continuare el paseo en la playa.
Mientras nos alejamos cada vez del mar reviso el brazalete notando que tiene una pequeña inscripción en él: "te amo".
¿Será?
🌻<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top