Prólogo

Las voces de sus padres le resonaban muy fuerte en la cabeza a Jimin así que se llevó ambas manitas a sus oídos para tapar los gritos.

Aun así no se callaban esas voces.

     —¿Por que nos haces esto?

     —No puedo más, yo me merezco algo mejor.

     —¿No es suficiente con lo que te doy Daehyun?

     —No lo es, creí que sí pero no, vas a gastar el poco dinero que tenemos en comprar esa vieja empresa en bancarrota solo porque un amigo te la está dando en ganga, terminarás arruinandonos a todos. Me largo, no soy para vivir así. Suerte con tu emprendimiento Soonyu.

     —Pero Daehyun, pensé que me amabas.

     —Te amo cariño pero creo que no lo suficientemente como para vivir en la pobreza contigo.

Los pasos de su madre inundaron el pasillo donde él estaba acuclillado tratando de hacerse invisible.  La mujer se detuvo con su maleta un momento para mirarlo.

     —Un día lo entenderás Jiminie, lo hago por todos. Te amo cariño.

Un beso fue lo único que recibió de su madre antes de verla partir para siempre de aquella humilde pero linda casa que lo vio nacer y crecer.

Una lágrima rebelde se le asomó por uno de sus celestes ojitos pero él la obligó a quedarse donde estaba. Jimin tenía 8 años pero era fuerte.

Sabía lo que estaba pasando, no era tonto. Sus padres se estaban separando o corrección, su madre los estaba abandonando.

     —Oh Minnie ¿Estabas ahí? —Preguntó su padre con sorpresa.  Su rostro denotaba agotamiento tanto físico como mental.

     —Papito ¿Mamá ya no nos quiere verdad?

     —Oh no cariño,  te ama solo que son cosas complicadas de adultos amor. Pero tú eres un zorrito muy listo así que cuando seas grande entenderás que hay cosas que valen mucho más que el dinero cielo.

Jimin asintió sin comprender mucho a lo que se refería su padre.

Eran una familia de híbridos de zorro rojo muy hermosos, bueno al menos Soonyu y Jimin eran zorros rojos, su madre no. Era una humana normal. 

A sus cortos años vio como su padre luchó por sacarlos adelante y todo el esfuerzo que hacía para tenerle las comodidades necesarias.

Soonyu   había trabajado por  5 años muy duro para levantar la vieja y acabada empresa que su mejor amigo le vendió por poco dinero y  7 años más tarde  Park Soonyu era  un exitoso hombre de negocios, era dueño de hoteles, restaurantes y tiendas de ropa.  Todo un magnate que le daba a su caprichoso zorrito todo lo que pedía.

Su zorrito rojo de recién cumplidos veinte años.

Jimin se convirtió en un chico hermoso de presencia fuerte, su cabello rojo como el fuego, labios rojos y ojos celestes le volvían una combinación casi mortal. Tenía una sonrisa hermosa, cuerpo delicado y elegante justo como un zorro altivo, astuto y envidioso.

Su padre Soonyu se encargó de que a Jimin no le faltase nada, desde lo primordial hasta lujos. ¿Cómo se los iba a negar si Jimin era la luz de sus ojos?

Y Jimin era muy noble a pesar de ser caprichoso.

Su madre por otra parte se había casado ya tres veces y divorciado la misma cantidad de veces. Nunca estaba conforme con sus matrimonios o simplemente el hombre no tenía lo suficiente, lo que ella buscaba.

Cuando vio que Soonyu tuvo éxito quiso volver pero por supuesto que él no se lo permitió. Él había aprendido a trabajar sólo, a  sacar a Jimin adelante sólo. Ella  no era imprescindible.

...🦊🐱...
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Jimin había recibido un mensaje de su madre para informarle que se iba a casar —Por cuarta vez— y que estaba invitado a la cena de compromiso el día sábado. 

Era viernes y él estaba pasándola bien con sus mejores amigos.

     —Entonces Lina se fue y dejó a Ros y a Mikeyli con mamá... mamá está preocupada porque a penas alcanza para nosotros.  Le dije que espere unos meses  ya voy a cumplir 18 y conseguiré un trabajo. —Taehyung se quedó callado mirando a su mejor amigo.

Jimin picaba la pantalla de su celular concentrado.

     —¿Me estas oyendo Minnie? —Taehyung le zarandeo un poco.

     —Si Tete, dijiste que se les vino encima tremendo problem, ya saldrás adelante ya veras  Don't worry  bebé.

     —Si, ya qué. —Taehyung era el mejor amigo de Jimin y aunque en definitiva no eran de la misma clase social se querían mucho.

     —¿Estás bien Mimi? Estás distraído. —Habló Suno a su lado.

     —Yes baby, es que quiero entrar ahí. —Jimin mostró la pantalla de su celular.

Era una prestigiosa academa de baile que también era Teatro. 

     —¿Seguro? Creo que las clases han comenzado hace tres meses no se si haya cupo.

Jimin arrugó la nariz en molestia evidente.

     —Le diré a mi Dad que lo haga. Él puede hacer que yo esté ahí.

     —No pierdes nada con intentarlo. —Soltó Suno dejando su té en la mesa.

Jimin dio un sorbo a su té de burbujas y miró para el frente.  Un anuncio de un hombre apuesto pasaba justo en ese momento en las pantallas Led del centro comercial.

     —Mira ese bombón.  —Soltó Suno. —Me lo quiero comer.

     —Está guapo pero no. —Soltó Jimin.  —No es mi tipo se ve muy excéntrico. Vamos, necesito unas botas nuevas. —Jimin guardó su teléfono y los demás se levantaron para seguirlo rumbo a las tiendas departamentales del centro comercial. 

     —¿Otras botas? ¿Y esas que tienen? —Señaló Taehyung a Jimin.

El zorrito llevaba puestas un par de botas de diseñador recién comparadas hacia dos semanas.

     —Salieron unas mejores y las quiero.

Entraron a una de las tiendas y comenzaron a ver todos los zapatos, Suno se compró un par de ellos y Jimin las botas nuevas que quería y Tae... él solo miraba.

     —Minnie... ¿me regalas tus botas viejas si ya no las vas a usar?

Jimin quien tenía su tarjeta de crédito en la mano le miró con el ceño fruncido. 

     —¿Para qué las quieres?

Taehyung se puso rojo de su rostro, estaba avergonzado.

     —No, para nada olvídalo.

Jimin tomó a Taehyung de la mano y lo arrastró por la tienda.

     —Tete si quieres un par de botas escoge unas nuevas, no te daré estas viejas. Vamos escoge.

Jimin se cruzó de brazos mirando a Taehyung quien estaba más avergonzado aún.

     —No Jiminie como crees, no...

     —¿Te gustan esas? —Jimin tomó un par de botas y las levantó al aire.

     —S-si pero

     —OK no problem, vamos a pagar.

Taehyung siguo a Jimin de nuevo hasta la caja para pagar los zapatos, Suno ya los esperaba.

Taehyung sonrió. Jimin siempre era así con él.

Había ayudado muchísimo a su familia de muchas maneras. Era un amigo muy especial aunque muy caprichoso eso si y astuto.

Siempre conseguía lo que quería.

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Min Yoongi por otro lado era un joven de 30 años muy serio y callado.

Tenía a su cargo varias empresas de su padre que a simple vista solo eran empresas,  pero en realidad solo eran fachadas pues el señor Min Jun-Seo era un Mafioso dueño de medio Corea y Euroasia.

Yoongi también lo era pero por el momento solo se encargaba de velar por las empresas que el señor tenía en Corea. No es que Yoongi no fuera capaz, en absoluto.  Era porque Yoongi no amaba tanto ser mafioso, le gustaba más crear sus propios retos. Pero si el trabajo sucio  llamaba tampoco se negaba. Después de todo un día él sería dueño de todo eso también.

Estaba comprometido recientemente con una mujer, más grande que él. Ella era bonita pero demandante y quizá por eso Yoongi la aceptó en su vida porque amaba los retos.

La mujer decía tener un hijo mayor de edad, pero que era todo un inútil y bueno para nada.

Yoongi no lo conocía, lo haría en la cena de compromiso.

Dejó los últimos papeles que estaba revisando sobre el escritorio y se estiró cual gato.

Si, Yoongi también era híbrido de gato Maine Coon, una raza de gato de gran tamaño muy gentil y noble a pesar de su aspecto feroz.

Su secretaria le informó que su padre estaba en la empresa así que se preparo para lo que venía. Su padre no estaba de acuerdo con el compromiso de Yoongi.

     —Hola hijo, ¿como va todo?

Yoongi enfocó sus gatunos ojos en su padre  quien estaba entrando en su oficina y sonrió dándole la bienvenida.

     —Padre buenas tardes.  Todo bien por aquí. ¿El viaje?

     —Todo bien hijo, ya sabes solo viene para eso.

Yoongi Alzó una ceja sin dejar de verlo a los ojos. Tensó un poco sus músculos bajo esa camisa de seda gris.

     —Se llama compromiso papá.

     —Sea como sea que se llame eso que estas haciendo no me gusta pero lo respeto. Iré a esa cena y volveré a Islandia.

     —Está bien papá, no te pido que aceptes a Daehyun ahora pero se que lo harás con el tiempo. Es una mujer muy linda.

Yoongi hablaba en serio, la belleza de Daehyun era inigualable. A pesar de tener 20 años más que él pero Yoongi era así. Siempre le gustaron las mujeres más grandes que él.

     —Bien hijo si tú lo dices. ¿Vamos a cenar?

Yoongi asintió aflojando su corbata.

Salieron del edificio y subieron al auto de Yoongi, al pasar por la avenida no pudo dejar de ver su fotografía en grande en varias pantallas Led.

Había sido elegido como el empresario del año hace unos días y su rostro estaba por toda la cuidad.

El día de mañana sería su compromiso y comenzaría una nueva vida.

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