🦊Chapter twenty-nine
El pelirrojo descansaba sus pies sobre el cómodo sofá en la sala de estar del Penthouse de Yoongi, —Ahora suyo también—
Había insistido en que fueran a casa a hablar con su padre respecto a que debía mudarse y a traer algo de ropa pero número uno su padre no le resondió las llamadas y número dos Yoongi le dijo que no hacía falta que de seguro su padre comprendería si no llegaba a dormir y él podía prestarle algo de ropa.
Así que resignado Jimin dejó de insistir. Yoongi le había dicho que quizá su padre estaba con mucho trabajo.
A Yoongi no le estaba gustando mentirle a Jimin lo odiaba de hecho, pero si el señor Park no quería que Jimin supiera que estaba en el hospital él no tenía derecho de hablar pero Jimin si tenía derecho de saber que era lo que estaba pasando así que Yoongi se encontraba en una encrucijada. Por una parte quería la tranquilidad de su zorrito pero por otra quería que Jimin supera la verdad, era lo justo.
¿Qué pasaría si a su padre le pasaba algo más grave y él no estaba enterado?
Así que Yoongi decidió que al día siguiente que debía ir a ver al señor Park para lo de firmar la tenencia de la herencia intentaría persuadirlo de contarle a Jimin lo que había pasado con Daehyun, la razón por la cual estaba en el hospital.
—Ten bebé algo de ropa mía. —Yoongi bajó los escalones hasta donde estaba Jimin y le entregó la ropa.
Jimin tomó una camiseta lisa de algodón color blanca y un pantalón chándal de dormir, una bolsa con un bóxer nuevo y calcetines.
—Gracias Daddy. —
Yoongi ya se había duchado y con su cabello negro mojado se veía muy sexy, era extraño para Jimin verlo así sin su ropa normal para ir a trabajar, sin su saco costoso y zapatos relucientes. Ahora llevaba una camiseta similar a la suya pero tenía un pequeño logo de un lagarto en una esquina que Jimin reconoció como un marca Lacoste, y un pantalón gris a cuadros para dormir. Aún así en ropa de dormir Yoongi destilaba un aura fuerte y elegante Jimin estaba embelesado con eso.
—¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —Yoongi le sonreía con una ceja alzada.
Las mejillas de Jimin se tiñeron de rojas como su cabello.
—Of course Daddy, si no me gustaras no te habría secuestrado. —Respondió tragandose la timidez.
Yoongi le hacía sentirse tímido, eso nunca pasaba a excepción de Yoongi pero Jimin no lo demostraba muy amenudo.
El pelinegro resopló jalando el pequeño cuerpo del zorrito hasta que Jimin quedó sentado sobre Yoongi quien había tomado asiento en el brazo de su sofá.
—Que quede claro que no me secuestraste Minnie yo me dejé secuestrar es diferente. —Respondió ganándose un codazo de parte de Jimin.
—Eso no fue así, no seas tramposo Yoonie.
Yoongi soltó la carcajada y después dejó descansar su barbilla sobre el hombro de Jimin, se quedaron así por bastante tiempo solo disfrutando la compañía del otro hasta que el teléfono de Yoongi sonó sacándolos de la comodidad en la que estaban.
Con algo de dificultad Yoongi logró tomar su teléfono de su bolsillo y desbloqueo la pantalla y su corazón saltó de su lugar. Era del hospital.
Mirando a Jimin algo nervioso le hizo levantar.
—Ve a la ducha Minnie yo te alcanzaré en la habitación.
El teléfono seguía sonado y Yoongi abandonó la sala y salió por una de las puertas de cristal hasta donde estaba la alberca. Jimin se quedó extrañado por la manera en que Yoongi había evitado hablar frente a él, ya otras veces había respondido llamadas frente a él sin importar nada.
Miró a Yoongi a través del vidrio ir de un lado a otro mientras hablaba por teléfono y después subió hasta la habitación principal donde buscó el baño y se dio una larga ducha, como no tenía sus cremas y mascarillas no podía hacer su ritual como cada noche así que solo se metió un rato a la tina y dejó que el agua caliente jabonosa relajara sus músculos.
Mañana seria domingo así que tenía pensado ir a casa y ver a su padre.
Jimin tenía sentimientos revueltos respecto a ese tema. Se había casado con Yoongi y ahora debía vivir con él pero tampoco deseaba dejar a su padre solo. ¿Qué iba a hacer? Porque tampoco podía llevarlo a vivir con ellos no sería lo correcto. Pero alguna forma debía encontrar para no sentir que estaba abandonando a su padre.
Ahora se había vestido y se encontraba frente al espejo secando su cabello y Yoongi no había vuelto de su dichosa llamada. Se estaba sintiendo algo inquieto por ello. ¿Y si era Daehyun? ¿Y si su madre insistía en recuperar a Yoongi? ¿Y si Yoongi caía en ello?
—Creo que el cepillo ya no respira bebé lo has asfixiado. —Bromeó Yoongi.
Jimin no lo había visto, el pelinegro estaba parado ahí en el marco de la puerta observando a un distraído zorro con su nariz arrugada y un puchero en sus bonitos labios. Jimin tampoco se había dado cuenta que apretaba duro el mango del cepillo para cabello entre sus manos.
Como Jimin lo único que hizo fue soltar un suspiro Yoongi supo que algo estaba mal. Jimin ni si quiera lo miró a los ojos.
—Hey, bebé ¿Qué pasa?
Jimin dejó de cepillar su cabello y levantándose del taburete caminó hasta el pelinegro con un leve puchero.
—Me siento mal por mi Dad, Yoongi. Nunca había dejado de hablar con él, hablamos aunque sea por teléfono o mensajes pero he estado llamando y no responde. ¿Cómo le diré dónde estoy y que no llegaré? No soy un chico que no avisa a su padre donde está, él me enseñó a que aunque no llegue a dormir debo decir donde estoy por mi seguridad.
Yoongi le observó sin decir nada y Jimin mordia con insistencia su labio inferior.
—Yo se qué tú y yo estamos casados ahora Daddy y que mi deber tanto como mi derecho es estar donde estés tú, pero nunca me había imaginado que dejar a Dad sería duro.
Jimin desvío la mirada de Yoongi porque sus ojitos celeste cielo estaban algo húmedos, sabía perfectamente que su Jimin estaba más molesto que eso, quizá porque atendió aquella llamada del hospital en privado.
Le habian dicho que el señor Park dio su número como contacto directo
para cualquier emergencia y que estaba en ese momento en observación así que no saldría del hospital hasta nuevo aviso. Y él no podría soportar más días ocultándole eso a su zorrito.
Yoongi colocó ambas manos en las mejillas de Jimin y le hizo mirar directo a los ojos.
—¿Mi Pequeño Zorrito estará más contento si mañana lo llevo a ver a su padre? —Preguntó uniendo su frente a la de Jimin.
El pelirrojo cerró ambos ojos al sentir el contacto y asintió con una sonrisa, rodeó el cuello de Yoongi y luego cerró el contacto con un beso. No se esperó a ser alzado en los brazos del mayor para cargarlo, Jimin cruzó sus piernas por detrás de la cadera de Yoongi para sostenerse mejor.
—Esa es la sonrisa que amo bebé. —Susurró Yoongi caminando lentamente con Jimin hasta la cama.
Con un ligero y suave movimiento le depositó sobre el suave colchón y se enderezó para observarlo desde arriba. Jimin se veía simplemente tan tierno ahí. Era una imagen tan linda.
Pero Yoongi debía admitir que estaba deseando grabarse más imágenes de Jimin de aquella manera en la que había estado en la tarde cuando se besaban y tocaban, una imagen de Jimin jadeante, ruborizado hasta las orejas. Como una película erótica sólo para él.
Jimin estaba en ese momento bajo una mirada diferente de Yoongi, una que denotaba algo que siempre había estado ahí pero ahora sin miedo y sin restricción, un hambre irrascible con sus ojos dilatados como si su Maine Coon quisiera salir de su interior, como si el gato interno deseara hacerse presente y cazar al zorro. Aquellos ojos verdes que de apoco se tornaban ambarinos y lo detallaban tan minuciosiosamente, agazapado en un rincón esperando saltar de un momento a otro, esperando un gesto, un movimiento, una mirada del pelirrojo en esa cama.
Yoongi ladeó la cabeza tal y como habría hecho si estuviese transformado en su gato, curioso y ansioso por ver de que era capaz al estar Jimin a su merced, una necesidad de descubrir más de ese bello zorro que lo traía hechizado.
Con un movimiento lento casi como en cámara lenta dejó caer su fornido cuerpo en la cama, gateando —Como el gato que era— sobre el colchón hasta llegar cerca de Jimin, con la comisura de sus finos labios levemente alzada en una pequeña sonrisa ladina al ver que lo había tomando con la guardia baja.
—Miau. —Susurró con aquella voz grave que erizó todos los vellos de Jimin desde su nuca hasta su espina dorsal.
Jimin tragó la saliva que se le agolpaba en su garganta, casi sin aliento mirando a Yoongi como esperando lo inevitable.
Su cazador había salido a cazarlo y él no opondría resistencia.
Sonrió, eso era lo que él quería, sentirse así de diminuto e intimidado por aquel hombre mayor que dominaba todos sus sentidos y jugaba con su mente de manera peligrosa, porque Jimin odiaba lo aburrido y Yoongi para nada lo era.
Los labios del pelinegro no dudaron en acercarse y apoderarse de los suyos en un beso parsimonioso y seductor, donde se adueñó de todo ese sabor a fresa y frambuesa mezclado con su saliva y sus pequeños jadeos de deseo mientras que sus manos repasaban aquella delineada cintura hasta bajar y amasar los glúteos sobre la fina tela del pantalón de dormir.
—Estuviste muy tenso éstas últimas horas, necesitas relajarte un poco. —Yoongi siguió un camino de besos por su mandíbula luego por su cuello donde finalmente se entretuvo pasando su lengua por el bonito lunar sobre una de sus clavículas. —Y tengo el truco perfecto para hacer que te relajes bebé. —Añadió.
Jimin sonrió mientras una mano de Yoongi se deslizaba por debajo de la camiseta, un escalofrío le hizo estremecer al sentir ese tacto frío sobre su vientre que de a poco iba subiendo por su estómago hasta que jadeó de la sorpresa cuando dos dedos se cerraron sobre uno de sus pezones.
Inmediatamente una infinidad de cosquilleos invadieron su parte baja cuando aquellos leves pellizcos hacían su trabajo en su cuerpo y no podía quejarse o decir algo al respecto porque su boca estaba tan ocupada en ese momento con la lengua del pelinegro.
Después su pezon fue dejado para ir por el otro y el resultado fue exactamente el mismo, un cosquilleo, una ola de excitación, un jadeo ahogado en la boca contraria y su pene ya estaba totalmente despierto al igual que el de Yoongi. Una de sus manos tímidamente bajó hasta tocar de manera superficial aquella dureza y con ello Yoongi jadeo a gusto pero de inmediato su mano fue apartada de un movimiento.
—No. —Yoongi le Ordenó separándose solo un poco de él. —Primero quiero que tú te relajes, yo puedo esperar.
Eso le pareció tan lindo a Jimin pero estaba a punto de protestar y volvió a acercar su mano pero entonces ambas manos suyas fueron apresadas por una de las manos de Yoongi sobre su cabeza y la otra mano del mayor bajó una vez más hasta el borde de su pantalón por donde tanteó hasta poder bajar las prendas hasta la mitad de las piernas del pelirrojo.
Sintiéndose así de expuesto Jimin se ruborizó bajo la mirada profunda de Yoongi, quien dejó un último beso sobre sus labios.
—Deja las manos quietas. —Pidió.
Jimin obedeció solo observando aquellos movimientos de su pareja y abrió sus ojos en expresión de comprensión cuando supo que era lo que Yoongi pretendía. Un gemido escapó de sus labios cuando su pene fue succionado entero por la boca del mayor, provocandole sensaciones nuevas. Jamás nadie le había hecho un oral, él tampoco lo había hecho con nadie y ahí estaba siendo un virgen a punto de explorar más allá de sus conocimientos.
La lengua del mayor se movía al rededor de su eje con suavidad y después bajaba completamente sus labios para comerse su pene entero y así repetir la acción varias veces. Jimin era un mar de gemidos sobre su cama, la mirada de Yoongi se levantaba cada dos por tres solo para poder deleitar la vista de aquel zorrito excitado, estaba amando ver como Jimin se retorcía con cada succión de su pene y como se arqueada tratando de empujarse más hacia él, y sus manos que ahora apretaban las sábanas debajo suyo.
Volvió a repetir la misma acción ganándose ésta vez una mano sobre su cabello, Jimin jaló suavemente pero de manera demandante como pidiendo más de él en silencio y Yoongi no se lo iba a negar, volvió a bajar hasta engullirse todo el trozo duro de carne caliente y ahuecó sus mejillas para hacer succión.
—Ohh D-dady. —Chilló Jimin cuando comenzó a sentir aquel tirón reconocido.
Estaba en la gloria, disfrutaba como la boca de su hombre se estaba comiendo su pene como si nada, como si fuera algo de todos los días.
Deseaba venirse, necesitaba liberarse inmediatamente pero para su sorpresa Yoongi soltó su pene el cual rebotó contra su piel. Jimin estaba desesperado por que Yoongi se lo volviera a meter en la boca, necesitaba correrse ya así que abrio la boca listo para protestar pero de ella repentinamente salio nada más que otro gemido fuerte que llenó la basta habitación.
—¡Oh shit Daddy! —Soltó con la voz ahogada mientras veía infinidad de estrellas en su cabeza.
Y es que jamás en su vida imaginó que sentir una lengua húmeda edentrarse en su culo sería tan avasallante. Miró hacia abajo y pudo distinguir la cabellera negra de Yoongi moverse al ritmo con su cabeza mientras que Yoongi hundía sin piedad su lengua en el interior de su ano.
Yoongi se lo comía tan bien que Jimin lo estaba disfrutando tanto, aferró una vez más sus manos en el cabello negro de su pareja mientras disfrutaba de aquella maravillosa lengua. Su pene estaba rojo de la punta y goteaba abundante líquido pre seminal, a punto de estallar si Yoongi no se detenía y ¡Joder! No quería que se detuviera nunca.
Yoongi mantenía firmemente las piernas del zorrito abrirtas, sus dedos se enterraban en los muslos mientras metía y sacaba su lengua, después se detuvo un momento y pasó toda la lengua por la división de las nalgas del pelirrojo arrastrándola también por la entrada dilatada y se hundió una vez más. Escuchaba los lamentos desesperados de Jimin y sonrió satisfecho de saber que su zorrito era un desastre de gemidos por su culpa.
Sintió los sacos de Jimin ponerse duros y entonces aumentó sus falsas embestidas con su lengua en el interior del menor. Escucho un jadeo fuerte, una Maldición en inglés y luego vio como del duro pene de su chico saltaba aquella viscosidad blanquecina a borbotones.
Miró hacia abajo a su propio cuerpo, de su pantalón sobresalía un enorme bulto que no dudó en atender sacando su pene y bombeando con fuerza, sólo necesitó apretar un par de veces la punta de éste y entonces salió el chorro de semen disparado el cual dirigido estratégicamente hacia la entrada de Jimin derramándose ahí haciendo gemir una vez más su nombre a Jimin y provocando una oleada de satisfacción en él al haber marcado con su semen ese lugar en el cual quería enterrarse.
—¡Oh Joder! —Exclamó dejando salir hasta la última gota de semen que cayó cobre Jimin.
Cuando sus ojos ambarinos subieron se encontró con una imagen bastante alucinante de ver porque Jimin le veía extasiado y satisfecho.
—God, daddy eso fue increíble. —Sonrió.
Yoongi asintió acercándose lentamente mirando fijo el lugar donde había derramado su semilla. Estaba ido.
—Eres tan buen chico, mi pequeño zorrito. —Ladeó una sonrisa satisfecha.
Tomando varias toallas húmedas Yoongi limpio el desastre que era Jimin y cuando acabó arregló la ropa de ambos y atrajo la sabana para taparlos a ambos. Inmediatamente fue abrazado por Jimin y él también envolvió sus brazos al rededor de la cintura de su chico.
—Fue una excelente terapia para relajarme Yoonie. —Susurró Jimin con la voz tomada por el cansancio.
—Y tú sabes tan exquisito bebé. —Susurró Yoongi de igual forma que Jimin.
Acomodándose de manera perfecta ambos finalmente cayeron dormidos, relajados y tranquilos.
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