🐱Chapter twenty eight
El sol anaranjado brillaba en el borde del horizonte con un resplandor casi sosegante dando un toque bastante cálido a la escena que tenía lugar en los bastos prados de la propiedad Min más alejados de la casa principal.
Suga el "inmontable" se paseaba de un lado a otro totalmente despreocupado mordisqueando y olisqueando la hierba y comiendo dientes de león, resoplando feliz cada vez que conseguía uno mientras que más allá a la sombra de un frondoso cedro, sobre la hierba fresca Yoongi se comia a besos al bello zorrito.
El aire tan fresco revolvía sus cabellos por todos lados, Jimin permanecía recostado boca arriba y a un costado estaba Yoongi tan entretenido besando sus labios, preocupado por saborear cada rincón de aquella dulce boca. Su fino traje estaba decorado ahora con hojas secas de cedro y ramitas cafés pero ésto no podría importarle menos al pelinegro. Besar a Jimin era más importante que nada, un arte fascinante del cual no podría cansarse nunca.
Su lengua se movía tan experta saboreando y succionado todo a su paso, mordiendo los suaves belfos que estaban ya rojos por tanta mordida y succión. El sonido gratificante de las dos bocas buscándose una a la otra con esmero se perdía entre el sonido del viento y las aves que volvían a sus nidos antes de ponerse el sol.
Llevaban ya varios minutos así donde los besos eran los protagonistas de todo, el fornido cuerpo de Yoongi se posicionaba perfectamente casi sobre Jimin, sin llegar a estar del todo sobre él. Las mejillas del zorrito estaban adquiriendo un tono rojizo como su cabello.
—Mmmm, Dddy. —Jadeó el zorrito a puras penas porque Yoongi parecía no querer liberarle la boca.
—¿Mmm?
Jimin abrió la boca para poder tomar aire y hablar pero fue cruelmente interrumpido por otro devastador beso. Jimin se quejó —Solo para no parecer débil—Porque la verdad amaba que Yoongi lo besara de aquella manera. Pero la cuestión era otra, su cuerpo ya comenzaba a dar las primeras señales positivas de ese encuentro. Las cosquillas instalándose en su vientre bajo alentaban con cada beso feroz y el calor ya comenzaba a ser insoportable.
Trató de moverse y alejarse un poco con un suave empujón de su pierna para poder zafarse de Yoongi pero eso fue un error fatal. Su rodilla había rozado algo duro ahí abajo que hizo a Yoongi soltar un gruñido ronco y a Jimin abrir sus ojos con sorpresa, porque supo que no era el único que estaba de aquella manera.
Un nuevo tono rojo se apoderó de su rostro imposiblemente ya escarlata.
Su mente comenzó a maquinar varias cosas que decir para disculparse por ello pero Yoongi ya se había levantado y estaba ahora sentado con su espalda recostada en el tronco del cedro y sus rápidas manos lo atrajeron hacia él con lo cual Jimin quedó sentado sobre su regazo con sus piernas flexionadas a cada lado. Su boca una vez más fue tomada a la fuerza y él no hizo nada para defenderse al contrario dejó que la pasión de aquellos besos lo consumieran una vez más.
¡Diablos!
Jimin jamás había besado así a alguien y tampoco había dejado que alguien lo besara así a él, eso era algo tan nuevo e íntimo como desbordante. No era la primera vez que se besaba así de una manera bastante caliente con Yoongi porque ya lo habían hecho una vez en el auto cuando fue por él a la fiesta, también en el Penthouse. Pero esta vez era diferente simplemente porque era el propio Yoongi quien buscaba ese contacto físico.
La dureza que sentía ahora en su trasero le hacia sentirse más sofocado que antes y por acto reflejo sus caderas comenzaron a moverse de manera circular sobre Yoongi quien jadeo mirándolo a los ojos y apretando su cintura con aquellas manos grandes.
El pelinegro soltó sus labios para tomar una respiración pero no fue por mucho tiempo, una ves recuperado el aliento sus labios fueron en busca de más piel que poder besar, era el caso de su cuello bajando por su barbilla dejando leves mordidas por todo el camino que hacían a Jimin sentir infinidad de cosquillas es su piel, haciendo a un lado su cabeza para dar más acceso a su cuello a los labios del mayor.
—Daddy. —Gimoteó inquieto.
En él estaba creciendo aquella necesidad imperiosa de sentir más de ello, más de esos besos y esas caricias que Yoongi ahora dejaba por toda su cintura parte de su espalda y sus muslos. Así que aumentó el movimiento de sus caderas sintiendo como golpeaba el duro pene de Yoongi. Podía sentir el calor que emanaba de sus cuerpos.
—Mmm Minnie. —Respondió el pelinegro mordiendo traviesamente una de sus clavículas dejando una marca rojiza en esa zona y recibiendo como premio un jadeo de excitación de parte de Jimin. —Si no dejas de moverte así, estarás en problemas pequeño travieso. —Añadió con la voz jadeante ante los ligeros movimientos de Jimin sobre su regazo.
—N-no me importaría Daddy. —Susurró en su oído provocando un gruñido profundo por parte de Min.
Las manos de Jimin se aferraron directamente sobre los anchos hombros de Yoongi mientras continuaba con sus sensuales movimientos, podía sentía la hinchada erección de su hombre y la suya apretarse en su costoso pantalón. Nunca se había sentido de esa manera tan desesperado por sentir a alguien cerca, es más, aún era un virgen sin experiencia sus unicos encuentros sexuales eran entre su mano y él o sus dildos en casa.
Jamás aceptó irse con ningún chico con los cuales salía a divertirse, a bailar y a beber.
Pero es que Min Yoongi era otro caso, él era un hombre maduro y con experiencia en muchas cosas, algo gruñón y frío como el hielo pero eso era precisamente lo que a Jimin le llamaba la atención porque quería ir descubriendo capa por capa las diferentes personalidades de Yoongi, descubrir por sí mismo que emociones le dominan y que lo hace feliz o enojarse, Jimin lo quería todo de él incluso su exclusividad para estar con él en la intimidad. Estaba seguro que había encontrado a la persona correcta con la cual quería dejar de ser virgen.
—Cariño. —Dijo Yoongi. —Si no dejas de hacer eso me harás venir así de fácil y créeme eso herirá mi ego masculino. —Sonrió pero tampoco tenía intención de soltar la cintura del pelirrojo.
—Oh Daddy.
Para Yoongi estaba siendo una cruel tortura, él desearía tumbar a Jimin en el césped bajo ese puto árbol y tomarlo ahí mismo tan duro hasta hacerle gritar, pero se estaba conteniendo con todas sus fuerzas porque simplemente era Jimin, su pequeño zorrito rojo de fuego y no quería ser una bestia con él, al menos aún no. Yoongi era un insaciable semental experto a la hora del sexo pero su linda pareja, un pequeño zorrito que aún era virgen no, debía aún ir despacio y hacerse a su ritmo.
Después sería otra historia pero por el momento debía controlar sus impulsos felinos de penetrarlo con fuerza y derramarse adentro de él mientras le mordía con fuerza por el cuello.
Pero el calor era insoportable, su pene estaba caliente y duro a punto de explotar y su zorrito parecía ido del placer por culpa de sus húmedos besos que había repartido en su cuello, debía hacer algo. No querría decepcionar a su lindo chico.
Así que con sus manos expertas introduciéndose entre ambos cuerpos logro sacar el botón de su pantalón y bajar su cremallera, después una de sus manos se introdujo en su interior rodeando su dura erección, jadeo de placer al sentir por fin aquella presión, se contuvo de mover su mano hasta que logró sacar su pene fuera de sus pantalones bajo la mirada atenta y curiosa de Jimin quien parecía más sonrojado aún si era posible.
—E-es tan grande Daddy. —Tartamudeó Jimin a duras penas viendo ido aquel tamaño, la dureza, las venas marcadas y la punta lisa y enrojecida desprendiendo líquido transparente. No se percató cando su lengua delineó sus labios saboreando con al vista fija en su objetivo.
Yoongi gruñó cuando vio como Jimin se pasaba la lengua por sus labios, deseaba enterrarse tanto en esa boca pero no, tenía otros planes que involucraban a ambos. Sería lo mejor para dar el primer paso. Así que se apresuró a desabrochar el pantalón del zorrito quien le dejó simplemente hacer lo que quería, cuando Yoongi logró tomar el miembro también duro de Jimin entre sus manos y lo acarició por una fracción de segundos Jimin soltó un grito ahogado.
El pelinegro también sacó el pene de su chico fuera de la ropa y lo detalló con la vista tal y como había hecho Jimin. Era un poco más pequeño que el suyo, de piel tan suave y lisa también se le marcaban las venas pero no tanto y la punta rosada también brillaba por el líquido pre seminal.
Una vez más la boca de Jimin fue tomada con rapidez. El pelinegro hundió su lengua en la cavidad bucal a la vez que su mano diestra tomaba ambos penes y los unía, Jimin pudo sentir lo caliente que estaba el miembro de Yoongi y viceversa. Cuando el mayor comenzó a mover ambas erecciones a un ritmo bastante intenso los dos jadearon en sus bocas. Eso era bastante caliente para Yoongi y bastante bueno para Jimin.
El pelirrojo devolvía los besos con lujiria desordenada jadeando cada vez que Yoongi apretaba con su dedo pulgar ambas puntas y después volvía a bajar hasta la base y subía repentinamente. Era la primera experiencia sexual para él y la estaba disfrutando mucho.
Cuando finalmente Yoongi bajó de su boca a su cuello una vez más para morder y besar y su mano no se detenía por ningún motivo Jimin gimió sin control, estaban lejos de la civilización y el único ahí era Suga que seguía en lo suyo así que desesperado a punto de liberarse comenzó a mover sus caderas al encuentro de la mano de Yoongi prácticamente follandole la mano.
Yoongi tenía una vista maravillosa, su zorrito estaba tan desesperado jadeante y con sus mejillas rojas, se veía tan sexy así. Sintió el tirón en su vientre y sus bolas ponerse duras también sintió a Jimin tensarse mientras mordia su labio inferior con fuerza.
—Oh Y-yoongi estoy casi cerca. —Soltó de pronto.
Yoongi Gruñó en respuesta porque estaba igual, después de eso el pelinegro sintió como el pene de Jimin se ponía más rígido, su palma de la mano de poso sobre la erección haciendo que el chorro de semen impactara directamente en su manos y con ello logró hacer de lubricante para que su propio pene se deslizará más fácil y así después de unos segundos también soltó su esperma en su propia mano.
—¡Oh Mierda! —Hablaron los dos al mismo tiempo, Yoongi dejando caer su cuerpo hacia atrás en el tronco del árbol y Jimin cayendo sobre el pecho del pelinegro.
—No deberías decir groserías pequeño zorro. —Soltó Yoongi regulando su respiración.
Jimin sonrió observando a su hombre, estaba con su pulcro cabello oscuro algo desordenado, unas cuantas hojas secas le daban un toque desaliñado, su frente perlada en sudor y supuso que él debía estar igual o peor ya que él sí estuvo recostado sobre la hierba. Yoongi se veía tan adorable así.
De pronto Jimin tuvo un deseo que dejó salir al ver a Yoongi.
—Haz aparecer tus orejas Daddy quiero jugar con ellas. —Susurró meloso sobre su pecho.
Yoongi transformó sus labios en una línea recta y negó.
—¿Por qué? Son tan lindas me gustan. —Jimin hizo un puchero con sus labios que Yoongi atrapó entre sus dedos de la mano limpia y besó castamente.
—No me gusta dejar aparecer mi parte felina, lo sabes. —Respondió sacando de su saco tirado a un lado un pañuelo con el cuál limpio su mano derecha donde su semen había impactado para no ensuciar su ropa, estaba seguro que su madre le pediría quedarse a comer y no deseaba preguntas curiosas sobre su atuendo desaliñado y sucio.
—A mi me gusta. —Repitió Jimin dulcemente. —Please daddy. —Pidió en inglés.
Yoongi sonrió de lado.
Esa parte de Jimin también le gustaba mucho, cuando salía con sus frases en inglés le parecía único y divertido.
—Lo haré si dejas salir tu cola y tus orejas también. —Pidió él.
Jimin no se hizo de rogar, rápidamente aquellas llamativas orejas rojas y la esponjosa colita aparecieron. Yoongi las admiró por un momento. Esos detalles en Jimin también le habían gustado desde el principio. El zorrito no ocultaba su naturaleza híbrida en ningún lado, adoraba ser él mismo y eso cautivó al frío y gruñón gato.
Negando resignado cerró sus ojos y concentrado hizo aparecer dos grandes orejas de gato, peludas color negro con toques dorados.
Jimin soltó un chillido cuando comenzó a tocarlas, eran tan suaves. El pelaje de Yoongi era muy suavecito y bonito. Yoongi cerró sus ojos recibiendo gustoso las caricias de Jimin. Podía quedarse ahí todo lo que restaba de la tarde y la noche solo dejándose mimar por Jimin.
Se relajó tanto que no supo en qué momento había comenzado a soltotam sutiles ronroneos.
Jimin estaba extasiado, jamás había escuchado a Yoongi ronronear de esa manera, era suave, ronco y vibrante.
—¿Esos son ronroneos? —Preguntó emocionado.
Yoongi abrió sus ojos y dejó de ronronear observando con sus ojos felinos de color ámbar a Jimin.
—No se de que hablas. —Respondió volviendo sus ojos a la normalidad. Su verde claro.
Jimin sonro unas risitas y comenzó a picar sus costillas haciendo a Yoongi quedarse.
—Lo escuche Daddy, estabas ronroneando. Se oyó tan lindo deberías hacerlo más seguido. —Pidió entusiasta.
Yoongi negó, se enderezó acomodando su ropa y una vez terminó de acomodar la suya ayudó a Jimin a acomodar la de él.
—Vamos pequeño zorro, debemos volver a la civilización. —Anunció poniéndose de pie.
—Ay nooo Daddy, ¿No podemos quedarnos aquí? ¿Y si les llamas y les dices que nos hemos perdido en el bosque y que no vengan a buscanos por hay un lobo feroz hambriento por aquí?
Yoongi resopló con diversión mientras tomaba su mano y lo jalaba para hacerlo caminar.
—Me encantaría hacer eso Minnie pero tú no has comido y aquí no tenemos comida. Vamos no seas testarudo bebé.
Jimin cruzó sus brazos resignado siguiendo el paso a Yoongi quién ahora llamaba a Suga haciendo una especie de piquito con sus labios para reproducir un sonido con su lengua golpeando el cielo de su boca, al instante el Warmblood Silla Francés de Yoongi llegó trotando hasta ellos elegantemente.
—Ven campeón llevanos a casa. —Dijo Yoongi mientras acariciaba a su caballo.
Pero de pronto Yoongi soltó la rienda que tenia sostenida porque su celular comenzó a sonar en tono de llamada. Sacando su celular observó en la pantalla. Miró a Jimin quien le devolvía una mirada entre inocente y curioso y contestó.
—Dime. —Respondió con su voz autoritaria mientras seguía acariciando la orejas de Suga. —No me importa, quiero a ese hijo de puta muerto. —La mirada de Jimin se desvío de él entendiendo que no era su asunto.
Jimin se subió a Suga y comenzó a cabalgarlo cerca del lugar dejando a Yoongi en su llamada seguro eran cosas de trabajo.
—Si, y también lo del asunto de la propiedad que está en construcción, y todo lo demás. Y lo de Daehyun, si trae a su abogado mucho mejor, la quiero lejos de mi o de Jimin. —Ordenó Yoongi por teléfono.
Después de un par más de instrucciones Yoongi colgó la llamada para enfocarse bien en Jimin, él zorrito risueño corría un poco con Suga.
Quien iba a decir que su viejo amigo se llevaría muy bien con él, a Suga no le gustaban los extraños, era brusco con ellos hasta los tiraba de su grupa, no les dejaba montarlo. Pero al parecer Jimin le había agradado mucho.
Un sonriente Jimin llegó cabalgando despacio hasta él con su rostro pintado de pequeñas sonrisas.
—Es tan lindo.
—Lo es, recuerdo el día que mi padre lo compró para mi. Fue el más bonito de todos y congeniamos enseguida.
Jimin hizo espacio y así Yoongi pudo montar en su caballo para poder volver a los establos de la Mansión Min.
—Seguro tu temperamento gruñón y el suyo fue lo que ayudó. —Jimin soltó una risita cuando Yoongi le picó las costillas.
—No soy un gruñón. —Replicó.
—A veces lo eres Daddy. —Yoongi puso sus ojos en blanco mientras avanzaban por la pradera, ya el sol se había puesto por fin y pronto iba a oscurecer.
—Tú montas muy bien pequeño ¿Tomaste clases o algo?
—Con mi Dad, cuando era pequeño íbamos mucho a Las caballerizas y pracricabamos. —Contó alegremente. —Después de que le detectaron su enfermedad del corazón ya no hicimos tanta actividad física y cuando le pusieron su marcapasos todo se volvió tranquilo en nuestra vida. Pero espero que algún día podamos volver a esos tiempos. Podría venir aquí y montar a alguno de sus caballos. —Concluyó de manera efusiva.
A Yoongi solo le provocó una punzada en su pecho al escucharlo hablar así, tarde o temprano Jimin debía saber que su padre no estaba muy bien de salud.
Pero tenía que encontrar el momento perfecto para poder hacerselo saber.
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