🦊Chapter thirty-three
El cuerpo de Jimin sumergido entre la espuma se relajó por completo que se había quedado dormido.
Se despertó cuando su propio ronquido divertido lo despertó. Bufó entre avergonzado y enfadado por haberse despertado así.
Se habían entrado muy tarde después que se había metido el sol, también se habían quedado dormidos en aquel árbol de duraznos, rodeados de frutos y flores rosiblancas que desprendían un aroma fenomenal que les apasiguaba el latido de sus corazones. Yoongi había despertado un par de veces por el aletear de algún ave que se aventuraba a volar cerca buscando frutos frescos, se quedaba atento al movimiento y los sonidos y después de contemplar al zorrito dormido entre sus patas volvía a quedarse dormido.
Jimin había abierto los ojos mucho rato después deleitándose con las suaves patas del Gato Maine que lo tenia bien sujeto como si fuera una presa a la que no quería dejar ir.
Luego de que Yoongi despertara y que se volvieran a su figura humana habían decidió tomar una ducha, Yoongi había ido primero porque Jimin quería arreglar sus cosas antes así que el pelinegro le dijo donde colocar sus cosas porque de todos modos había espacio de sobra en el walking closet.
Ahora estaba ahí disfrutando el baño, pero estiró sus brazos al aire y echó la cabeza hacia atrás. Era suficiente de relajamiento por ahora. Yoongi debía estar afuera esperándole pacientemente ya que le dijo que solo se iría a dar una ducha de burbujas y saldría para poder hablar de lo que le había estado molestando a lo largo del día, a lo que Yoongi estuvo de acuerdo.
Así que muy su pesar —porque amaba la enorme tina de Yoongi— salió, se metió a la ducha y dejó caer el agua de lluvia sobre él. Todo su cuerpo quedó libre de jabón.
Después se colocó un albornoz y secó su cabello con la toalla y salio del cuarto de baño al cual él estaba decidido a bautizar como "santuario" ya que sus rituales de belleza eran más extensos y satisfactorios ahí.
En efecto, Yoongi permanecía recostado en la cabecera de la cama con su laptop sobre sus piernas. Jimin tuvo que contener un jadeo de asombro al verlo ahí tan casual sin camisa y solo con su pantalón de dormir y sus manos tecleando agilmente sobre el aparato y el toque final eran aquellos anteojos de marco negro que le provocaron cosquillas en algún lugar del cuerpo cuando enfocó su vista en él.
Como el contacto visual no logró sacar alguna palabra de la boca de Jimin, Yoongi arrugó un poco el ceño.
—¿Pasa algo zorrito?
Jimin asintio, después negó y al poco tiempo volvió a asentir.
—Si pasa Daddy... —y ahí estaba una vez más el apelativo que hizo a Yoongi regocijarse de nuevo—. Pasa que... tú deberías estar prohibido luciendo así.
Jimin le señaló con el índice y Yoongi se miró a su mismo. Con una ceja alzada cuestionó a qué se refería Jimin.
—Aish así, así como estas ahora sin camisa y solo con ese chándal de dormir y además los anteojos y el cabello mojado... No, deberías estar prohibido.
Yoongi soltó una risa y negó dejando su laptop a un lado y llamándole con una mano para que tomara asiento a su lado, o sobre sus piernas, como Jimin lo prefiriera.
Jimin de inmediato se sentó a su lado, no sobre él porque si no, no podría concentrarse en lo que iba a decir. Su rostro se torno lo más serio posible tratando de ignorar lo tremendamente sexy que Yoongi se veía así, queriendo con todo su ser que sus mejillas dejaran de estar rojas lo cual era casi imposible.
Apretó un poco sus labios antes de querer hablar para calmarse un momento. Porque Jimin creía que con semejante visión seria una tarea muy difícil.
—Primero que nada Daddy, quiero darte las gracias —empezó Jimin mirando a los ojos ámbarinos de Yoongi y después bajó su vista a los labios que dibujaban una pequeña sonrisa y tragó saliva—. Y-yo necesitaba eso, realmente me ayudó mucho que estuvieras a mi lado en silencio además de esa pequeña siesta. —Finalmente terminó soltando un suspiro.
Yoongi ladeó su rostro, porque Jimin aún tenía más que decir e interrumpir estaría de más y el zorrito entendió así que prosiguió:
—Tengo un carácter muy explosivo lo sé —Jimin desvío la vista una vez más de los ojos de Yoongi y por casualidad —realmente no— se fijó sobre sus pectorales. De inmediato sus mejillas se volvieron a encender.
Jimin negó y después se puso de pie para recorrer un camino corto hasta el closet y rebuscó una prenda de vestir blanca la cual tomó apresuradamente y entregó cuando volvió al lado de la cama.
Yoongi alzó una ceja observándo la prenda que Jimin le entregaba.
—Vamos Daddy tómala y póntela, por piedad —Jimin se desesperó.
Yoongi sonrió de lado tomando la polera blanca y se sacó los anteojos para poder meter la cabeza por la abertura de la prenda y después deslizó sus brazos, Jimin volteó hacia otro lado en esa parte porque evitaba ver los músculos del hombre tensarse cuando movía los brazos hacia arriba.
—Listo Minnie, ¿Entonces así estoy bien? —Yo volvió a colocar sus anteojos pero no borraba aquella sonrisa arrogante de sus labios.
Jimin lo analizó un momento, ya no tenía el torso desnudo esa era la distracción mayor pero aún seguía siendo muy sexy solo así, además con los anteojos. Pero eso podía soportarlo, así que asintió.
—Si mucho mejor bien... decía qué, sé que tengo un carácter explosivo y que a veces me cuesta canalizar mis energías, estuve de mal humor hoy pero espero me comprendas, enterarme que mi Dad estaba en el hospital fue muy duro, además me sentí traicionado por tí por no decirme, luego... ese doctor lindo con su sonrisa bonita que no dejaba de mirarte de manera intensa, y por último saber que mi Dad te eligió como mi albacea ¡Todo eso me sacó mis casillas!... lo siento si fui así de duro contigo, sé que no es culpa tuya. Lo lamento Daddy.
Considerando que Jimin era un zorrito bastante orgulloso eso debía haber sido difícil para él de expresar, así que Yoongi sonrió tomando una de las manos de Jimin para luego dejarle un suave beso. Eso hizo sonreír a Jimin.
—Todo está bien Minnie, lo entendí en su momento y lo entiendo ahora bebé, así que por eso no dije nada. Para mí era mejor esperar a que tú estuvieras bien para poder hablar. Y como ya lo estás quiero aclarate un par de cosas. En primera, no te lo dije porque el señor Park así lo pidió por tu bien pero luego consideré mis opciones y tus derechos, así que finalmente lo hice, te lo dije —Jimin asintió—. Lo del doctor Yang Yi Jeong... bueno fuimos amigos en la universidad y tuvimos una relación efímera que no resultó.
Jimin formó una pequeña "o" con sus labios ante la revelación.
—Ahora entiendo por qué esas miradas tan intensas de su parte, lo tomaré como miradas de apreciación —Se encogió de hombros—. ¿El sexo era bueno?
Yoongi unio sus cejas ante la repentina pregunta, mirando con detenimiento a su lindo zorrito y respondió.
—No estaba tan mal. ¿Por qué?
—Pregunta. ¿Y entonces?
Yoongi volvió a besar la mano de Jimin que seguía en la suya y prosiguió.
—Lo del albacea, bebé, yo no quiero que creas que me voy a quedar con tu dinero y herencia, eso no está en mis planes. Tu padre Soonyu cree que si le pasa algo a él, no debería dejar todo a tu nombre porque Daehyun sería capaz de lastimarte para obtener lo que ella cree que le corresponde, y yo la creo capaz así que para evitar que se acerque a ti para hacerte algo me nombró tu albacea. Recuperarás todo en cuanto estemos seguros que Daehyun no podrá hacer nada al respecto.
—Daddy, sé que no aceptaste ser mi albacea por querer quedarte con mis cosas, eso lo sé. Estuve molesto porque si ella se entera que eres tú quien maneja todo mi dinero querrá acercarse una vez más a ti para tratar de seducirte y sacarte todo o en el peor de los casos tu vida correría más peligro que la mía. Eso fue lo que me hizo enojar. El que hayas tomando una responsabilidad mía poniéndote en peligro tú.
Jimin formó un puchero con sus labios bajando la mirada, esa era la verdad. Jimin no era tonto, sabía lo que implicaba que Yoongi se conviertiera en su albacea, y por lo mismo él se había negado. No quería que nada malo le pasara a Yoongi.
—Tranquilo Minnie no me va a pasar nada y tampoco dejaré que algo malo te pase a ti —Yoongi se acercó un poco para poder acariciar con más facilidad el rostro del zorrito.
—Promete que no dejarás que nada nos pase Daddy, por el meñique.
Jimin extendió su dedo meñique y Yoongi hizo lo mismo para después enredarlos uno con el otro cerrando así su la promesa.
—Lo prometo —Respondió con la voz gruesa.
Después de ello, Yoongi se sacó los anteojos y los dejó a un lado y acto seguido se sacó la polera blanca y la lanzó a la alfombra ante los ojos estupefactos de Jimin, se fue inclinando poco a poco hasta que el cuerpo de Jimin quedó recostado totalmente sobre el colchón.
—Ya no necesito la ropa por que acabamos de hablar —Ronroneó el pelinegro peligrosamente cerca de los labios rojos de Jimin.
El pelirrojo tragó saliva con su respiración acelerandose de a poco y sus mejillas calentándose por la cercanía y la desnudez del torso de Yoongi, con sus pectorales y abdominales marcados. Deseó pasar la lengua por todos los lugares que estaban a la vista.
Sus ojos celestes conectaron con los verde ámbar por una fracción de segundos antes de que Yoongi se enfocara en mirar intensamente sus labios los cuales por inercia Jimin separó un poco y dejó que su rosada lengua se paseara sobre ellos humedeciendolos, dilatando aún más los ojos del gato.
Sin previo aviso entonces Yoongi fue al ataque, devorando así los apetitosos labios del zorrito quien jadeo de gusto y aceptación al ser besado de aquella manera, abrió más su boca y atrajo con sus manos a Yoongi agarrándole por sus hombros para que cerraran toda la distancia entre sus cuerpos.
El calor los invadió por completo y los besos provocaban chasquidos llenos de fogosidad, rápidamente las manos de Yoongi se metieron bajo el albornoz rosa de Jimin y se dirigieron directamente hasta los pezones y no perdió tiempo en comenzar a pellizcarlos.
El cuerpo de Jimin comenzaba a reaccionar ante las caricias y los besos, era tan receptivo y eso volvía loco a Yoongi, su pene ya goteaba duro entre su chándal y sus boxers.
Abrió ligeramente las piernas de Jimin y pudo apreciar que debajo del albornoz no traía ropa interior, eso haría más fácil el trabajo, mientras una mano jugaba con sus pezones la otra bajaba buscando el pene contrario el cual encontró rápidamente y palpó, ya estaba también duro entre sus manos.
Jimin jadeo bajito con su rostro rojo cuando la mano de Yoongi comenzó a acariciar su pene con parsimonia pero soltó un jadeo más profundo cuando un dedo se rozó por su agujero el cual comenzó a palpitar en excitación.
Su corazón comenzó a latir de prisa, los ojos de Yoongi decían mucho y sus besos más aún. Sabía que Yoongi lo deseaba y que estaba esperando el momento adecuado. Jimin le había dicho que era virgen lo cual era cierto pero, solía jugar con su intimidad utilizando diferentes consoladores de todos tipos y tamaños, así que lo único que a Jimin le faltaba a decir verdad era un pene real de piel y carne dentro de él.
Y lo único que debía perder —aparte de la virginidad con un pene real— era la timidez.
Yoongi había admitido que el sexo con el doctor no había estado mal. ¿Cómo sería con Daehyun? Él no se quería quedar atrás en el arte del sexo, no quería que siempre Yoongi sí decidiera que Jimin era solo un niño con el cual la experiencia sexual no era tan buena ni placentera como imaginó.
La inseguridad le carcomida por dentro, aún se preguntaba a donde mierda se iba toda aquella seguridad que poseía cuando estaba con Yoongi. Porque el pelinegro tenía ese don de volverlo tan tímido.
Un gemido escapó de sus labios cuando sintió los labios húmedos de Yoongi bajar por su cuello y morder suavemente porciones de piel donde dejaba marcas rojizas. Estaba amando cada sensación, eso le hacía mover su cabeza para un lado como acto reflejo de sumisión al darle acceso total a Yoongi y cuando las mordias y besos se combinaron al unísono con la intromisión de un dedo solo a medio centímetro dentro de él, su espalda se arqueó en una descarga eléctrica que le caminó por todo el cuerpo.
Su propio miembro ahora al aire libre, porque el albornoz se le había subido, goteaba de líquido transparente.
Y mientras él se debatía internamente sobre si estaría a la altura y superaría las expectativas de Yoongi, el pelinegro sólo se deleitaba con Jimin.
Jimin era tan virginal aún, se le veía en sus ojos aquella timidez pero también se le veía el fuego que lo consumía de a poco y eso llamaba mucho la atención de Yoongi, Jimin era tan receptivo y le encantaba que cada roce, cada toque y caricia suya obtuviera como recompensa una respuesta positiva. En definitiva, estaba amando eso.
Como cerraba sus ojos y abría su boca en busca de aire, como arqueaba su espalda y movía sus caderas. Como se teñía de rojo cuando sus gemidos salían sin permiso. Era simplemente deleitable a la vista y a su ego.
Jimin era maravilloso hasta en eso y él estaba a punto de ver ese lado ardiente y disfrutarlo por completo.
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